AntonioJetaQuesada
(literatura, música, cine y algún otro vicio más o menos confesable)
miércoles, 21 de mayo de 2025
"PERO A TU LADO"
miércoles, 30 de abril de 2025
"EL ODIO", DE LUISGÉ MARTÍN
Artículo publicado en "El Faro Astorgano" el día 5 de abril de 2025.
DUDAS ERUDITAS DE UN PARTICULAR SOBRE EL ODIO
Antonio J. Quesada
Profesor Titular Universidad de Málaga
Se habla, por algunas partes, en estos días de la polémica sobre una obra creativa que, de algún modo, permite conocer los entresijos mentales de alguien que ha sido condenado penalmente como un asesino repugnante. Un tal José Bretón. Los argumentos en el debate, obviamente, salen más del corazón y del bolsillo que, seguramente, de la cabeza, aunque a veces también salen de la cabeza. De alguna cabeza, al menos. “Están las cabessas perdíasssss”, contestaba mi vecina con su marcado acento andaluz cuando le contabas alguna barrabasada de alguien.
La novela se titula “El odio”, la escribe un tal Luisgé Martín y la publica Anagrama. Un servidor, que es Doctor Jeckyll (estudioso del Derecho) y Mr. Hyde (creador) a la vez, todo por el mismo precio (muy completito que es, uno), debate consigo mismo sobre el tema y... no termina de alcanzar certezas firmes. Se queda en las dudas eruditas, aunque no sea poco: menos mal que no vivo de las columnas de prensa, pues no sería muy solicitado un opinador que siembra dudas en vez de vender certezas.
El Doctor Jeckyll analiza el tema jurídicamente, y pese a ello tiene dudas (el intelectual es el hombre de las dudas, como nos enseñó Malraux). La libertad de creación artística, su contenido y sus límites, sobre todo cuando choca con el honor o la intimidad de terceras personas (¡anda, pero si esto lo he trabajado científicamente! ¿Sigo teniendo dudas, pese a todo? No tengo remedio...), la diferencia básica de que algo pueda resultar repugnante pero no necesariamente ilegal, las colisiones entre derechos y libertades fundamentales, etc. Las dudas que plantea “una libertad relativamente desconocida”, como llamé a la libertad de creación artística en un complejo trabajo científico, y la actualidad del tema, que ha sido revisitado con detenimiento incluso por el propio Tribunal Constitucional, recientemente (Sentencia del Tribunal Constitucional 1/2025, de 13 de enero). Cada vez que un tema jurídico que tiene estudiado sale a los medios de comunicación, ante tanta sandez, desenfoque o mentira como escucha, y ya que el Dr. Jeckyll no tiene quien le escriba y por tanto nadie le pide opinión, el Dr. Jeckyll se siente como el protagonista de “Huis clos”, de Jean Paul Sartre, y está convencido de que el infierno son los otros.
Mr Hyde, el creador, también salta a escena y, pese a que es persona antes que creador, y sabe que hay límites en la actividad creativa (se lo susurra al oído Jeckyll, pues ya no quedan caballos a los que susurrar nada por el cambio climático y no sé qué más), se queda perplejo ante la posibilidad de que se le quiera privar del ejercicio de reflexión con una obra creativa que puede tener interés, pues el autor de una novela no tiene por qué estar de acuerdo con todo lo que diga cada personaje de la misma (en un relato, un asesino en serie o un agresor sexual razonarán... como asesinos en serie o agresores sexuales, no como misioneros o médicos sin fronteras, sean las que sean, dichas fronteras), y eso no debería ser antijurídico, como podría serlo que una persona de carne y hueso estuviera manifestando una opinión antijurídica sobre algo, en ejercicio de su libertad de expresión. Además, no está dispuesto a renunciar a novelas como “A sangre fría” (Truman Capote) o “El adversario” (Emmanuel Carrère), y pese a no estar seguro de que la calidad creativa del autor de “El odio” pueda compararse a la de estas dos vacas sagradas de la Literatura, con mayúsculas, el impulso creativo y enfoque es muy parecido.
En conclusión, que el autor de estas líneas sigue teniendo dudas más o menos eruditas antes que certezas claras y rotundas. Mejor dicho, los autores de estas líneas, Jeckyll y Hyde, siguen teniendo dudas más o menos eruditas sobre el tema antes que certezas claras y rotundas. Sobre todo, a lo que no están dispuestos, esos autores, es a unirse a jaurías lobunas sin antes pensar con la propia cabeza. Aunque siga uno en la sombra, claro. Algo que es relativamente fácil de encajar, pues en la medida en que no es un columnista profesional, no deja de ser “un particular”.
martes, 10 de diciembre de 2024
EL MEU AVI (LLETRA)
El meu avi se'n va anar a Cuba
El millor barco de guerra
De la flota d'ultramar
I el meu avi enmig de tots
Varen morir a coberta
Varen morir al peu del canó
Els nois de Calella
Feien un cremat
Tocant la guitarra solien cantar (solien cantar)
Visca Catalunya! Visca Catalunya!
Visca el "Català"!
A bordo del "Català"
El millor barco de guerra
De la flota d'ultramar
I catorze mariners
Eren nascuts a Calella
Eren nascuts a Palafrugell
Els nois de Calella
Feien un cremat
Tocant la guitarra solien cantar
Visca Catalunya! Visca Catalunya!
Visca el "Català"!
De perfídies i traïcions
I en el mar de les Antilles
Retronaren els canons
I el meu avi enmig de tots
Varen morir a coberta
Varen morir al peu del canó
Els nois de Calella
Feien un cremat
Tocant la guitarra solien cantar
Visca, visca Catalunya! Visca, visca Catalunya!
I que visca el "Català"!
Cridava el meu avi
Apa, nois, que és tard!
Però els valents de bordo
No varen tornar, (no varen tornar)
Tingueren la culpa els americans
Tingueren la culpa
Tingueren la culpa els americans
Tingueren la culpa
Tingueren la culpa els americans
domingo, 25 de agosto de 2024
REGRESO A ÍTACA
“Regreso a Ítaca”, en el fondo, habla de uno mismo. De mí. De ti, amable lector. Sí. Habla del ser humano. Podríamos ser un contertulio más de esa reunión en la que se hace inventario de sueños que, en el fondo, se terminaron roncando, de fracasos, de algún éxito y de cómo casi todo se hizo añicos pero a lo mejor nos debemos considerar triunfadores o, cuando menos, supervivientes, pues todavía está uno en pie, a pesar de los pesares. Uno, que es un poco “lletraferit”, con “Regreso a Ítaca” percibe algo del perfume de aquella mítica terraza de Scola y, aunque prefiere las reuniones de Jep Gambardella frente al Colosseo y su brillantez creativa, es consciente de que podría ser otro contertulio que no desentonaría en La Habana de la película, pues aunque la trayectoria y las condiciones son distintas (afortunadamente para un servidor), también carga en el alma fardos parecidos y, seguramente, esa noche también se ahorraría el psiquiatra.
He sabido que Tusquets ha publicado un libro basado en esta obra (guión y no sé qué más), aunque la película está inspirada en parte de otra obra de Leonardo Padura, según tengo entendido. Lo buscaré. Quiero seguir un rato más en la terraza escuchando boleros. O cantándolos.
domingo, 10 de marzo de 2024
HOMENAJE A JACINTO ESTEBAN: ARTISTA Y HOMBRE BUENO
HOMENAJE A JACINTO ESTEBAN: ARTISTA Y
HOMBRE BUENO
Antonio J. Quesada
Cuando supe que
se preparaba un libro en homenaje a Jacinto Esteban, y se me planteó participar,
no pude decir que no. Corrijo: cuando supe que se preparaba un libro en
homenaje a Jacinto Esteban, y se me planteó participar, no podía decir que no.
La persona y el creador merecían ese homenaje, y para mí es un honor y un
placer tomar parte en él.
Conocí a
Jacinto, como a tantos otros creadores, en las reuniones de “Los Lunes del
Pimpi”, que dirigía el poeta José Infante. Mucho debe agradecer el mundo
creativo en Málaga a José Infante y a esas tertulias. Sí, sin duda: mucho
debemos agradecerle. En aquel entorno mágico, en el que la palabra y la
actividad creativa de todo tipo eran un fin en sí mismos, conocí a Jacinto.
Siempre amable. Siempre sonriente. Siempre cariñoso. Siempre creativo.
Aquellos que no
habíamos estado al tanto de su extenso curriculum profesional, tras
conocer a la persona, comenzamos a estarlo. Una dilatada trayectoria artística que
pasaba por haber trabajado, desde los años sesenta del pasado siglo, con los
más grandes del mundo del teatro (y de la televisión) en España. Nombres como
los de Miguel Ligero, Antonio Gades, Antonio Ferrándiz, Fernando Guillén, José
Tamayo, Manuel Dicenta, Genma Cuervo, María Dolores Pradera, Nati Mistral,
Guadalupe Muñoz Sampedro, Carlos Larrañaga, María Asquerino, Adolfo Marsillach,
Julieta Serrano, Pedro Osinaga, Luis Escobar, Eloy de la Iglesia, Silvia
Tortosa o Narciso Ibáñez Serrador, entre otros, acompañan la vida profesional
de Jacinto.
En 1968, año con
peso propio en la Historia, Jacinto se instaló en Málaga, sin que ello le
impidiera realizar visitas periódicas a otros sitios de España, para estar al
tanto de lo que se representaba aquí o allá. Y en Málaga regenta “El Corral”,
local ubicado en Calle Ollerías que será conocido por la celebración de
actividades intelectuales y creativas en él, y a cuyo nombre irán ligados los
nombres de artistas de la talla de José Infante, Pablo García Baena, Gloria
Fuertes, Pepe Bornoy, Rafael Pérez Estrada, Bernabé Fernández Canivell,
Francisco Ruiz Noguera, Mari Pepa Estrada o José María Prieto, entre otros (su
conexión con el Grupo Cántico no es de escasa importancia). Mítico lugar, “El
Corral”: no lo conocí, pero he oído hablar de él, a personas que merecen toda
mi credibilidad, con tanto cariño y respeto, que no tengo duda de su relevancia
y de su importancia para agitar culturalmente aquella España gris ceniza de los
últimos años de reinado del “Centinela de Occidente”. En tiempos en que,
oficialmente, por el Imperio se llegaba hacia Dios, por “El Corral” se llegaba
a la Cultura, tan necesaria como comer, para salir de aquella España que podía
ser Una, pero no era ni Grande, ni Libre (ya me lo confesaba mi admirado y
querido amigo, el Poeta José María Prieto: “España era una, sin duda, porque si
hubiera habido otra nos hubiéramos ido a esa otra”).
Después vendrán
interesantes actividades profesionales que le llevarán a Benalmádena, a
interesantes tareas en la televisión pública de Málaga y a seguir realizando
tareas creativas por aquí y por allá. Desde que tuve la suerte de conocerle, he
vivido desde cerca sus espectáculos y trabajos en Málaga, en los que ha sabido
demostrar su buen hacer. Recuerdo con especial cariño su brillante y exitosa
atención a la figura de Miguel de Molina, así como los homenajes poéticos que
diseñó en el Museum Jorge Rando, en los que tuve el honor de participar como
poeta, incluso.
Pero si tuviera
que destacar alguna cualidad de la persona, no del incuestionable gran creador
que también es, resaltaría de Jacinto su trato afable, su cordialidad y su
humildad. En tiempos en los que cualquier recién llegado que dobla una esquina
piensa que es la pierna derecha del Cid Campeador y que sostiene Occidente a
hombros en horario de oficina (e, incluso, fuera de él), Jacinto, pese a su
intenso y extenso curriculum artístico, es un buen hombre, en el sentido
machadiano, y un interlocutor gentil y cariñoso que no agobia a nadie con su amplia
trayectoria profesional, sino que le gana por su bonhomía.
Debo realizar
una confesión final: la mayor parte de los datos que he recopilado en mi exposición
no los he conocido por él, pues Jacinto no va por la vida contando estas cosas,
y lo que he sabido por él ha sido siempre descrito en un tono de amistad y
cercanía de tal intensidad que… era como contar aventuras comunes del día a
día. Como las que, seguramente, poseo yo o posees tú, amable lector de estas
líneas.
Jacinto, el
hombre y el artista, merece este homenaje. Y para mí es un placer y un honor
poder tomar parte en él.
sábado, 26 de agosto de 2023
"PEQUEÑO CANTO A LA SEQUEDA" (LEOPOLDO PANERO)
Pequeño canto a la Sequeda
jueves, 20 de julio de 2023
POEMAS "NOSOTROS"
Nosotros
Faltos de calor humano,
vivimos bajo un cartón
mi compadre Juan y yo.
¡Qué digo, compadre!
¡Hermano!
La vida nos dio de lado.
La vida y su personal.
Nos acogió el soportal.
Y aquí andamos, mano a
mano.
Tuvimos vida anterior.
Existió: nadie lo duda.
Mas toda aquella fortuna,
todo aquello, ya pasó.
Sólo nos queda, hoy, la
calle.
Sobrevivir, ¡qué patraña!
La vida: mucha montaña.
Mucho monte y poco valle.
Y habremos de hacer
camino.
¿Acaso existe otra
opción?
Mientras hay respiración
traigan pan y no mal
vino.
Faltos de calor humano,
vivimos bajo un cartón
mi compadre Juan y yo.
¡Qué digo, compadre!
¡Hermano!
(Antonio J. Quesada: poema extraído de la plaquette "Un hombre que espera quién sabe qué", Jákara Editores, 2021)