domingo, 10 de julio de 2011

RELATO "EL POETA"

Buenas tardes, amig@s, este relato mío se publicó en la Revista literaria "Tierra de nadie" (2009).
Un abrazo, GRACIAS por seguir por aquí todavía.


EL POETA

“La vocación no se elige: se logra o se fracasa”
(J. P. Sartre, “El aplazamiento”)

- ¿Se puede, Maestro?
- Pasa, pasa, Emilio. Por favor –respondía el poeta a los golpes que sonaron en la puerta-. Te estaba esperando.
Emilio entró en la estancia. El poeta estaba sentado a la mesa, repasando unos textos.
- Emilio, estos versos están, ya, a punto. Toma los folios –le acercó unas hojas-, y ahí he incluido, en rojo, las correcciones. Pásalo a limpio y mándalo a la editorial inmediatamente. Ya sabes que me pidieron mucha premura. De todas formas, llamaré personalmente a Pablo esta tarde, para anunciarle el envío.
- Muy bien –Emilio tomó los folios-.
- Por cierto, Emilio, ¿han llamado los del periódico?
- No, señor. ¿Por qué?
- ¿Por qué, preguntas? –le subió el color-. ¡Porque son unos estúpidos, por eso! Todas las semanas sucede lo mismo con mi columna: el artículo tiene que estar listo, pero nadie viene luego a recogerlo. Después hasta se quejan, pero la culpa es suya.
- Llamaré, entonces, a ver qué me dicen.
- Llama, y ponlos de vuelta y media. Por cierto, ¿se sabe algo de la revista aquella que me pidió un poema y una crítica literaria del libro del chico aquel de Toledo?
- No, señor, pero puedo llamarlos otra vez, a ver si tienen alguna novedad. Además, teníamos que cerrar la lectura poética que le propusieron.
- Es verdad, no me acordaba ya –se tocó la cabeza, distraído-. Perfecto, hazlo así. Y llama también a los de la antología, hay que preguntarles el número de poemas que debo enviarles. ¡Ah!, y si la biografía mía la escribo yo o la hacen ellos. Pregunta también eso, que me tiene inquieto.
- Muy bien –Emilio toma nota de todo-. Nada más, ¿verdad, Maestro?
- Por ahora nada más, hijo. Haz todo lo que tienes que hacer y luego me cuentas.
- Perfecto.
En ese momento, se abrió la rejilla de la puerta y asomó una cara que hizo un gesto como de aviso. Entonces, Emilio se dirigió al poeta.
- Maestro, quiero presentarle a un lector suyo que le admira mucho y que estaba interesado en conocerle personalmente –ante el gesto de satisfacción del poeta, le llamó-. ¡Pasa, Miguel! –gritó, mirando hacia la puerta. Entró un joven, tímido, a la estancia del Maestro.
- ¿Se puede? –preguntó, tímido, el muchacho.
- Adelante, adelante, hijo. Es un placer conocerte –se le notaba muy agradecido con su lector-. ¿Lees mis libros, hijo?
- Leo todo lo que usted escribe, Maestro. Y será un honor poder ayudar a Emilio en su trabajo y poder estar cerca de usted.
- Maestro –empezó a explicar Emilio-, es tanta su actividad literaria que yo no doy abasto, y necesito ayuda en mi trabajo como secretario. Por eso, le he pedido a Miguel que colabore conmigo. Es un gran aficionado a la lectura, muy culto, y puede realizar una gran labor por su Obra.
- Muy bien, hijos. Lo primero para mí, -cambió de tono, dirigiéndose a Miguel-, ya lo sabe Emilio, es mi Obra. Por eso, todo es poco para ella. Todo se supedita a mi Obra. Muy bien, Emilio, muy bien. Sé que puedo confiar en ti.
- Maestro, vamos a dejarle solo, que tiene usted que seguir con su actividad creativa y nosotros tenemos que terminar con los encargos y poner orden en todos estos entuertos.
- Muy bien, hijos, muy bien. No sé qué haría sin vosotros. Os lo agradezco muchísimo –y se volvió hacia su mesa, comenzando a escribir algo y actuando como si estuviera solo en la estancia.

Salieron los dos de la habitación. Justo al salir, Emilio guardó en una carpeta azul los folios que llevaba en la mano e hizo un gesto de circunstancias (“¡pobre hombre!”, parecía querer decir con su gesto). Miguel se dirigió a él, pues era la primera vez que estaba allí.
- No parece peligroso, ¿verdad, Emilio?
- ¿Peligroso? No, ni mucho menos. El pobre se cree un poeta importante, pero no se mete con nadie. No da nada de guerra, ya lo verás, ojalá todos fueran así: sólo hay que aguantar esas ínfulas que se da con las revistas literarias, los poemarios, los artículos del periódico y las lecturas poéticas. Pero nada más, cuando le conoces y le coges la medida a sus rollos, verás que es un santo. ¡Ah, eso sí!: si le ves mosqueado, alábale su obra y punto. Se calmará en seguida.
- Creo, Emilio, que voy a estar muy bien en este sanatorio.
- Vienes de una prisión, chico. Vas a estar mejor que allí estés donde estés –Miguel sonrió-. Pero es cierto: comparado con otros centros, este destino es un paraíso. Plantéatelo casi como unas vacaciones, ya lo verás.
- Casi como unas vacaciones, eso es. Exactamente eso.
Y salieron al patio, a fumar un cigarro. Allí se unieron a otros dos enfermeros del centro.
- ¡Anda que lo del Madrid anoche! –comentó uno de los enfermeros, mientras ofrecía a los demás un tabaco muy bueno que le habían traído del extranjero-. Con lo que cobran esos cabrones no se puede tirar fuera un penalti, coño. Si es que no tienen vergüenza.
- Si tuvieran que ganarse el sueldo cada día, ya verías cómo cambiaban las cosas –contestó Emilio, encendiendo un cigarro.

Siguió muriendo la mañana. En el centro psiquiátrico y fuera del mismo.

28 comentarios:

  1. Muy curioso, pero espero que no todos los poetas acaben así de mal.

    Un aspirante a poeta

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  2. Más nos vale, anónimo amigo aspirante a poeta.
    Gracias por inagurar este vecindario de esta olla de grillos que suena tan débilmente.
    No se pierda...

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  3. Buen relato. Al final de tanto pensar uno se acaba ahogando. No cambiemos el suelo por el mar e intentemos caminar por tierra firme el mayor tiempo posible. Uno se puede permitir ciertas etapas de naufragio, pero siempre con cuidado y acompañado de algún navío amigo, por si fuese necesario un rescate.

    Que los grillos canten alto no depende tanto de uno... Poco a poco, si deben ser escuchados, lo serán.

    Un abrazo.

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  4. Se puede ir volando sobre el mar, pero siempre está uno más seguro sabiendo que existen islotes por nuestra ruta. Mira que si no hay...
    A lo mejor conviene que no queden, no sé.

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  5. ¿Y algo intermedio? Ni volar… ni hundirse… sino flotar y dejarse llevar…

    ¡Que las olas me traigan y las olas me lleven,
    y que jamás me obliguen el camino a elegir!

    Manuel Machado, “Adelfos”

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  6. Posiblemente en el término medio suela estar la virtud, pero... ¿cabe ese término medio entre creadores?

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  7. Sin duda debe ser menos estimulante para la mente creadora, pero, quizá, no sé, esa mente de vez en cuando necesite ese término medio. Si vuela durante mucho tiempo por encima del mar y nunca encuentra el islote… o simplemente no existe, el agotamiento puede ser perverso y mostrar su lado más oscuro, entonces comenzaría un duelo en el que el más fuerte sobreviviría, pero… ¿en que condiciones?

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  8. No encontrar el islote puede ser agotador. Las condiciones pueden ser terribles para el creador... ¿página en blanco, incluso? ¿Mejor un creador en crisis que un no creador? Algo de eso nos contaba el gran Fellini en "otto e mezzo".

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  9. La angustia de Guido por no poder crear comenzó por la presión, todo el mundo esperaba lo mejor de él… y eso tiene que ser terrible para un creador, sin embargo, Guido supo aprovechar esa crisis creativa y convertir su “pagina en blanco” en obra… Pienso que, haciendo un guiño a Fellini, mejor un creador en crisis ¿no crees?.

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  10. Sin duda. Escribía alguien que sólo un poeta puede vivir sin escribir poesía, pero seguir siendo poeta, pues la crea a cada paso. Es distinto eso a rimar palabras, claro...
    Cómo se ve en el cine de Fellini esa huida a los cielos del creador. Necesita volar, es lógico. El artista es un escapista.

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  11. Claro que cabe el término medio entre creadores (suponiendo que este sea posible), yo mejor plantearía ¿Cabe ese término medio entre mentes inquietas? La figura del creador no creo que haya que alzarla tanto. Como ya dije en otro comentario en una entrada posterior, el creador no es mas que un canal, una vía que filtra su entorno y lo transforma en obra pasando por su interior, su mente que selecciona según su perspectiva. No idolatremos a los creadores, aunque en cuanto a sus obras podemos recrearnos en ellas, transformarnos, balanzarnos, descansar...
    Lo más sano es permanecer flotando pero las corrientes son inveitables, a veces te atraen y aunque con vértigo, uno se deja absorber (ya se describía el vértigo en "La insoportable levedad del ser" como mecanismo de desfensa ante el deseo de lanzarse al vacío, no como un miedo, y yo me quedo con esa reflexión) porque en el fondo uno sabe que esa corriente acabará arrastrandote a una orilla desde donde se podrá otear el horizonte y verlo todo con mayor claridad, siendo consciente de conceptos y realidades que antes se ignoraban. Uno debe estar preparado para eso y aceptarlo, porque así es como se alcanzan verdaderas enseñanzas (que si se tiene la capacidad, luego podrás transormar en obras nuevas y superiores a las anteriores). Es un aspecto más de la vida, no hay porque atribuirle connotaciones peyorativas solo por el hecho de que en esos instantes uno está sumido en la oscuridad. En fin...

    Como ya te dije más arriba... los grillos no dependen de uno, y ahora parece que están dando un buen concierto.

    Un abrazo

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  12. Daniel, hay algo que no me termina de encajar, dices que el creador es una vía, un canal, pero evidentemente, no todo el mundo tiene la capacidad de canalizar su entorno, transformarlo en obra y además, muy importante, hacer sentir a otros, esto es un don de unos cuantos solamente, por lo tanto, creo que les hacemos justicia idolatrándolos… no existe la obra sin ellos... nuestra vida, o al menos la mia, no sería igual sin su buena canalización...

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  13. Sí, es cierto que nuestra vida no sería igual sin muchas obras de artistas y que son imprescindibles. Pero a lo que me refiero es que a veces se magnifica a la persona demasiado; la persona y no la obra que es lo que verdaderamente importa. La obra no pertenece a la persona que la crea, pertenece a quien quiera quedársela (normalemente el creador también la quiera suya hasta que deje de sentirse identificado con su propia creación). El creador tiene una cualidad, esa que lo define (también tendrá otras). No es que no haya que admirar las obras y las personas que hay detrás de ellas, pero tampoco hay que transformar al ser en una especie de dios por el hecho de que haya creado algo que te hace sentir vivo/a, que te hace vibrar intensamente. Probablente te sientas muy identificada con ciertas obras de cierto artista, y un día lo conoces y no tienes nada en común con esa persona y encima resulta que el tío es un capullo, con perdón. Por ejemplo, a mi me gustan las canciones de Extremoduro, sin embargo el Robe (escritor y compositor de muchas) me parece un drogadicto lleno de intereses (a pesar de que se nota que las canciones y las letras salen de su interior), que seguramente si lo conociese no me llevaría bien con él. Conocer las creaciones de alguien no significa conocer a ese alguien.
    Es verdad que muchos artistas son admirables por su capacidad y porque se dejan la piel en ello, desgarran su herida más profunda para verter toda su sangre sobre el soporte que utilice, y luego decide compartirlo con el mundo, y encima resulta ser increible como persona. Pero es igual de admirable que otra persona con la que tengas mucho en común, te lleves bien, sea capaz de abrirte su corazón, y encima esté cargada de buenas intenciones y sabiduría, pero sin embargo no pueda crear grandes obras. A donde quería llegar es a que la cualidad de crear no hace a alguien ser ingrávido y estar por encima del resto de seres. Los seres extraordinarios no tienen por qué ser creadores, y no todos los creadores son seres extraordinarios.
    Así lo veo yo en estos momentos. No sé si he expresado bien como lo siento, ya se sabe que las palabras son limitadas respecto a las ideas.

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  14. Añadir, en este contexto, que no solo el creador es un ser frágil y sensible que se pierde en sus pensamientos y es atraido por la melancolía, la nostalgia, el sin sentido y demás perdiciones.

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  15. ¡Qué sugerente lo que comentas, querido Dani! Y qué pena ir flechado, como casi siempre, pues tendré tiempo de dejar pinceladitas. Estoy de acuerdo contigo en bastante de lo que dices: hay que diferenciar autor y obra. Posiblemente si conociéramos a la mayoría de los creadores no podríamos soportarlos (¿somos soportables nosotros mismos, que somos nada, casi nada o menos de nada?). Recuerda la frase de Antonio Gala a Borges ("leeré todo lo que usted escriba, pero a usted no le aguanto un minuto más"), pero lo bueno es la obra, claro está (salvo que te cases con el creador, que ya te queda).
    HOmbre, respecto a lo de Robe como drogadicto, creo que todos nos drogamos con lo que más o menos nos va (literatura, cocaína, patria, Dios...), supongo que todos somos drogadictos con nuestro juguete.
    Y me voy, pero... amenazo con seguir esta charla, y si puede ser con una cervecita delante, que este año compartiremos facultad,
    un abrazo

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  16. En cuanto a lo de Robe como drogadicto me refería a drogadicto en el sentido de que está dando un concierto y sin más deja de tocar y cantar para empolvarse la nariz u otras acciones de poco respeto con su público (aunque al fin y al cabo forma parte de su espectáculo), y en el sentido de yonqui, pero yonqui, yonqui (aunque la heroína creo que acabó por dejarla). Una vez en un concierto llamó a la policía porque había gente que podía verlos sin pagar desde un lugar alto fuera del recinto donde tocaban, la policía fue y los echó. Esa no es la filosofía...
    Sí claro, cada uno tiene sus drogas, tal vez no es el calificativo que pretendía.

    Acepto esa amenaza con gusto. Es más, yo te amenazo con insistir en llevar tu amenaza a término.

    Un abrazo.

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  17. Sí, el personaje es particular, ha logrado crearse ese personaje y está a gusto en él. Pero todo sea por los buenos ratos que tb. nos ha hecho pasar, ¿no?
    Que tiemble la Facultad de Económicas, que entre aire poco rentable...

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  18. Entiendo y me queda claro la idea de separar autor y obra, estoy de acuerdo con lo que dices, pero (solo un pero), cuando hablo de idolatrarlos no me refiero a ellos como personas, porque no tengo ni idea de cómo son y probablemente no los conozca nunca o hayan fallecido, sino, idolatrarlos por su creación, claro, aquí hay una línea muy delgadita que une las dos cosas y en nuestra adoración, según entiendo por tus palabras, es donde debemos llevar cuidado y no cruzarla.
    Por otra parte, y al hilo de este tema, me encantaría que me dieseis vuestra opinión sobre lo que sucede cuando se tiene endiosado a un autor y se duda sobre “su obra”, por ejemplo, hace unos años hubo un debate sobre unos cuadros de Van Gogh que estaban en el Museo de Orsay y no se sabia con certeza si eran de él o los había pintado su médico, todo eso después de estar valorados en “nosecuantosmiles” de euros…, también hay una polémica sobre la obra de Shakespeare, y más dudas guardadas en los sótanos de algunos museos, entonces… ¿Sabemos separar realmente obra y autor? Si la obra nos parece tan maravillosa… ¿Importa realmente el autor?... ¿El autor influye para que nos guste la obra?.
    Perdonad que sea tan pesada pero me parece un tema muy apasionante y vosotros unos excelentes tertulianos…, además, yo solo puedo tomar ciber-cervezas…

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  19. Principalmente me refería a eso, hay que tener cuidado. Además te puede cegar a la hora de aceptar otros autores, otras obras de otros autores posiblemente mejores.
    En lo referente a las cuestiones:
    No conocía los casos, aunque me suena al del famoso autorretrato de Van Gogh, que al final resultó ser un retrato de su hermano... Se desconoce mucho de los artistas más representativos y se cree conocer todo. Aquí ya estamos hablando más que de arte de negocio, la cara sucia y oscura que nunca debió alimentarse. Debido a este negocio y a los "críticos sabios", la mayoría de la gente, el hombre-masa (aunque en este caso es el hombre-masa disfrazado de culto), se deja guiar por el autor simplemente porque no se para a pensar, analizar y ver si realmente le dice algo la obra. Esto es lo que los carroñeros aprovechan para inflar los precios y sobrevalorar. El autor no debe influir en la obra, el autor en este caso es un prejuicio. Un mal prejuicio, porque si realemte esas obras pertenecen al médico, ¿qué se supone que debe hacer la familia de Van Gogh con todo el dinero obtenido a su costa? ¿Cuánto bajaría el valor de esas obras que tantos millones valen?
    En cuanto a uno mismo, lo mejor es no guiarse por los autores, intentar saber que obras son buenas y cuales son una birria dentro de un mismo autor. Hay que intentar librarse de esa carga y reconocer. Más que nada conocerse a sí mismo para saber que es lo que realmente te llega y te trasmite, lo que te permite rasgar entre las gritas e introducirte en la obra y pasearte a tus anchas por su interior, y que ésta se introduzca también en tí y te revuelva todas las entrañas.
    Hay autores que brillan mucho y solo dieron a conocer sus mejores obras y se nota, hay otros que se van por sendas grises, impostan, posan, e introducen mucha morralla a conciencia; lo saben, y engañan al resto de la gente mientras ellos y sus representantes se limpian el ojete con la pasta. Y por esto también, hay que tener cuidado.

    No hay nada que perdonar, aquí todos somos unos pesados y nos gusta plantear, pensar, responder... Agradezco el halago, pero has sido tú la que has sacado los temas interesantes para debatir y has hecho que la tertulia prenda la llama.

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  20. He estado buscando por la red algún foro, blog o algo con fondo literario para poder intercambiar intereses con personas como yo, llevo unos días algo empachado de tanto blog, todo sea dicho, pero hay algo en este lugar que me gusta y creo no equivocarme.
    Uno de los culpables de mi asentamiento es este relato y los comentarios posteriores, a ti, Antonio J., como creador del blog mi admiración sin lugar a dudas, pero también felicitar a Mamen y Daniel que me han enganchado con sus intervenciones. No iba a decir nada de esto, pero me ha parecido justo que sepáis que me hacéis pasar un buen rato entre todos.

    Sobre obra y autor creo que hay mucho que decir, yo solo quiero aportar una pequeña experiencia, mi mujer, persona culta e inteligente, presentó un cuento infantil a un concurso, se llevó el primer premio, en la fiesta posterior a la entrega de premios, uno de los jueces y organizadores se le acercó y le dijo: mira lo que pasa con los seudónimos, le damos uno de los premios a una limpiadora, así nunca vamos a tener ningún prestigio, lo debía haber presentado tu marido.
    Mi mujer trabaja en el servicio de limpieza de un Centro de Salud, yo soy el director de un Institudo del mismo lugar, el resto os lo podeis imaginar.
    Asqueroso.

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  21. Muchas gracias Daniel, es un verdadero placer pasear por este vecindario.
    Pensando en lo que dices sobre las cuestiones que planteaba, si lo vemos desde el punto de vista del autor, todo dependerá del respeto que se tenga a si mismo, a su obra y a los demás. Ese respeto corre el peligro de contaminarse con agentes externos, sobretodo cuando se trata de miles de euros, es una pena, porque al final todo eso influirá en la creación.
    Volvemos a la película de Fellini del principio, llega un momento en que se le exige al creador que cree…, mientras los demás esperan, por unos motivos u otros, pero casi siempre económicos, el creador y su obra pueden resentirse, porque no todos estarán preparados para escapar…

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  22. Gracias por tu mensaje, amigo Quique, me alegra mucho que sintonices con este modo de ver las cosas. Yo no podría vivir sin leer y escribir, pero... intento que eso no sea insoportable y envarado (a veces hay sitios en los uqe hay que ponerse el casco para entrar). Bastantes gentes así soportamos al cabo del día... Por eso, salvo cuando incluyo algo de creación, intento que las entradas sean breves, pero que sugieran algo y nos hagan opinar, sentir, indignarnos... pero que no nos dejen indiferentes. Conseguirlo es un lujo.
    GRACIAS, Quique y... es un lujo contar con amigos como Dani y Mamen, como tú y como los otros amigos que nos visitan.

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  23. Muchas gracias Quique por la parte que me toca, y gracias Antonio y Mamen.
    En cuando a lo de tu mujer, Quique, me parece una vergüenza de jueces y organizadores, asqueroso como bien dices, cualquier calificativo de desprecio se queda corto.

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  24. Querido amigo Quique, con las prisas no había leído completo el comentario que incluiste acerca de tu esposa. IMPRESENTABLE, qué decir. Se queda uno corto. Pero es lo bello de la literatura: hay que rendirse ante el genio no sólo de quien es promocionado. Sobre esto podría contar batallitas, pero no suenan bien, así que... me indigno con Dani y con cualquier persona sensible.
    Un abrazo, amigo Quique y... espero que ganemos a tu esposa tb. para este vecindario, jeje.
    Un abrazo fuerte,

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  25. Muchas gracias Quique, gracias a todos.
    Me queda un mal cuerpo después de leer lo de tu esposa, es un disparate, y me uno a la opinión de Daniel y Antonio… sin palabras, pero muchas y no buenas se me vienen a la cabeza.

    Creo que el tema obra-autor da mucho de si, es como un árbol y conforme vas hablando de ello van saliendo ramas, la más bonita, sin duda, cuando hablamos propiamente de la creación, de la relación del autor con su obra, ambos aislados del resto del mundo, flotando… o ese vuelo del autor intentando escapar. Es apasionante como el creador es capaz de ello y como los vampiros de los creadores somos capaces de flotar o volar con su obra. Pero claro, también hay ramas feas, como cuando pasan cosas como las que cuenta Quique, desgraciadamente están y estarán, por lo tanto, debemos ser lo suficientemente equilibrados como para que estas cosas no oscurezcan los sentimientos tan nobles que nos proporciona el arte.

    Después de lo hablado, sí, separaría obra y autor, aunque en determinadas artes esta separación se complique, pero es bueno para ambos, para el creador y para el admirador… así ninguno de los dos se dejaría llevar por el otro...

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  26. ¡Ojala todo el mundo pensase como vosotr@s! pero por estas cosas y más que no vienen al caso, me cuesta despegar los pies de la tierra, puede que ese sea uno de los motivos por los que me cuesta escribir, algo que antes, con menos influencias externas me resultaba reconfortante.

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  27. Buenas, amigo Quique. Prueba a darle la vuelta al argumento: en un mundo en el que siempre debemos transigir (relaciones profesionales, famliares, personales...), ¿te imaginas que eres Dios, omnipotente? Un creador es Dios...aprovecha y haz el mundo en 6 (ó 20, ó 100) días.
    Un abrazo,

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  28. Gracias Antonio. Es cierto, pero tendré que empezar a creermelo para poder ponerme manos a la obra. En ocasiones lo echo de menos.
    Un abrazo,
    Quique.

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