domingo, 29 de noviembre de 2015

BELLO PARÉNTESIS HAITIANO

Hace unos cuantos días que no lanzaba ninguna botella al mar de Facebook, e incluso alguno pensaría que me había ahogado en los mares del sur, que tanto me interesan como sitio de huida.
Había una razón de peso: he pasado unos días bellísimos como interviniente en el Festival Quatre Chemins, celebrado en Port-au-Prince, capital de Haití, durante esta semana pasada. Llevé a cabo diversas lecturas y encuentros creativos con un público muy sugerente y con poetas en lengua criolla (allí sonó el francés, más mal que bien por mi parte, pero in crescendo, el castellano, el criollo, el italiano y el catalán, incluso). He pasado unos días maravillosos, empapándome de la cultura haitiana, interviniendo en el festival y quedando con un recuerdo imborrable de esta estancia y con un hueco para Haití en mi corazón (gracias, amigos haitianos, Mèsi, zanmi ayisyen). Haití es una tierra hospitalaria a descubrir, y en estos días he intentado hacerlo.
Gracias, amigos del Festival, por la invitación. Ha sido un LUJO compartir lecturas con poetas en lengua criolla, así como conocer a Indran Amirthanayagam, un poeta maravilloso que se ha hecho un hueco muy interesante en mi altar de amigos creativos.
Hoy volví a Málaga, a seguir con el día a día. No queda otra: la razón la llevan los días laborables.
Lo sabemos todos.

martes, 17 de noviembre de 2015

EN EL AUTOBÚS

Lo tengo pensado y repensado: un autobús de línea antes de las ocho de la mañana es como un Máster de Filosofía donde no necesitas pagar matrícula alguna. No tienes más que pasar la tarjeta del bono y... comienza la sesión. Abre los ojos y aprende.
Me deslizo entre señoras que se quejaban de lo mal que funciona últimamente la línea y personas con la mirada perdida, a saber lo que les pasaría por la cabeza, y dirijo mis pasos hacia el final del vehículo (que es donde suele cocinarse lo mejor en un autobús). Asiento para cuatro. A mi lado, una chica escruta un tétrico manual vertebrado en torno a fotos de huesos y músculos, en inglés, escrito por un tal Muscolino, y me convence de que todavía existe la justicia poética (casi la única en la que creo, a estas alturas).
Frente a mí, una joven que no deja de mirar un móvil durante todo el trayecto (me bajé y allí siguieron, el teléfono móvil e, incluso, ella) y una pensativa chica con aspecto de funcionaria en espera de resolución de concurso de traslado (descendió, obviamente, en una parada ubicada frente a un organismo público).
Y yo, con mi amigo Mario Benedetti, camino de mi trabajo, tibiamente interesado en lo que me toca hacer hoy. En un determinado momento, Don Mario me regala ("Viento del exilio") el siguiente poema:

"La madurez
llega
con su relámpago
de sabiduría
cuando uno
ya no tiene
donde caerse
sabio"

Me bajé del autobús cuando me tocó bajar, como hace todo hijo de vecino.
Pensativo.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Con Juan de Mairena por Catalunya

Con Juan de Mairena por Catalunya

                                                                (Antonio J. Quesada)



Cuando uno ejerce como columnista de prensa intenta parecer ilustrado y sin pelo de la dehesa: aparenta que sabe lo que pasa en el mundo, cita la BBC, la CNN o algún periódico escrito de Nueva York o Londres, da a entender que conoce los trabajos del último politólogo de guardia en Berkeley o está “a la page”, que creo que dicen los franceses. Utiliza escrupulosamente las palabras de su tribu y emite las señales que se consideran correctas para seguir en su ronda de tertulias-columnas-opiniones-dogmas. Viviendo de la opinión, generalmente de vuelo gallináceo y plagada de tópicos, y defendiendo a su señorito, sea el que sea.
Intento que no sea mi caso: cumplidos los cuarenta años ya soy plenamente responsable de mi (más)cara y me gano la vida de otro modo, por lo que no debo recurrir a toda esa cacharrería para comer al día siguiente o para que me toquen palmas por aquí y por allá y me inviten a la Feria de Sevilla o a eventos oficiales. Nadie me va a quitar la columna en el periódico, pues no la tengo, y a estas alturas no busco el aplauso de nadie (estoy bregado en la indiferencia y el desprecio, no pasa nada por estar solo: no es novedad).
Recientemente, mientras en el Parlament de Catalunya rompen y/o fabrican patrias o no sé qué hacen exactamente, me fui de paseo con mi maestro Juan de Mairena por Catalunya, a inventariar los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa (en aquest cas, al carrer). Pasamos un buen rato, porque soy un gran amante de Catalunya i de la seva cultura. Y más todavía de mi Maestro, el incomprendido Mairena.
Hacíamos repaso de sucesos de actualidad en la zona, y ningún colectivo quedaba indemne. Por eso nos reservábamos para nosotros los comentarios, pues tampoco queríamos tener más líos de los que ya tenemos. Y, como ninguno de los gallos del corral salía bien parado de nuestros comentarios, teníamos todas las papeletas para que nos llovieran las tortas por todas partes.
Así, nos acordábamos de los soberanistas, y coincidíamos en que el patriotismo demasiadas veces (tampoco siempre) suele ser el último refugio de los canallas. Recordábamos cómo envolverse en banderas, esos trapos de colores que todo lo tapan, suele ser una huida hacia adelante para camuflar otros problemas (incluso corrupciones). Que si hay algo sagrado no es la Patria o la Unidad de la Patria o la Independencia de nuestra Patria, sino la democracia real y efectiva y el bienestar de la población (lo otro es convertir en metafísica una cosa administrativa). Que incumplir las leyes, abiertamente, no es una salida que suela tener visos de prosperar, y poco se construye de esa manera (pues la sartén la tiene por el mango otro). Que con menos del cincuenta por ciento de población a favor de una idea es muy atrevido lanzarse a todo trapo por ese camino (opción perfectamente respetable, por otra parte, pero no abrumadoramente mayoritaria). Que no nos gusta el concepto de nación, pues no es jurídico, y sí el de Estado, que sí lo es. Que aceptamos lo de la nación porque en fin…, pero que no nos gusta un concepto que parte de la base de que tú te consideras algo para que el resto del mundo te empiece a considerar también ese algo (pactamos, incluso, que a partir de ahora nos íbamos a considerar guapos a rabiar en todo foro en que alguien nos escuchara, a ver si así encandilábamos a las damas presentes, para que aceptaran nuestra condición de bellos).
A los no independentistas también los recordábamos, y pensábamos que había muchos que daban el abrazo del oso a la Patria, desde otro nacionalismo pero en sentido opuesto (la Unidad de la Patria es sagrada: no, amigos, sagrado es el bienestar de la gente, y luego lo articulamos administrativamente como sea). España, ese experimento que podía ser enriquecedor, es mucho más que Castilla y unos michelines folklóricos. ¿Por qué empobrecerla, reduciéndola a eso? La escasa sensibilidad hacia otras lenguas estatales y otras culturas estatales y, a lo mejor, hacia otras naciones dentro del Estado (¡ay, otra vez el concepto de nación, aplicado a España o a quien sea!), nos empobrece a todos. España no es un cortijo monolítico vigilado por la Guardia Civil, sino que debe ser un enriquecedor crisol, un rompeolas de lenguas, culturas, músicas y tierras. Debemos respetarnos, no tirarnos el concepto de Ley a la cabeza (ojalá lo hubiesen defendido con tanta firmeza en tantas otras ocasiones). Además, sería un grave error que, después de comprobar que casi la mitad de los votantes catalanes quiere directamente la independencia (no es un invento de Mas, esto, sino la utilización política de un sentimiento legítimo, se comparta o no), todo siguiera igual. Eso no puede ser: es un error y es injusto. Ya sabemos que hay que aplicar la Ley (ojalá la defendieran en todo caso con tanta vehemencia, repito e insisto), pero… ¿qué proyecto ilusionante se ofrece para estas personas que están en otra onda tan distinta, y a las que espero que no lancen al aigua? ¿No será que toca seducir y lo que quieren es violar, aunque siempre conforme a la Ley? Vencer, pero no convencer. No. No nos gusta eso. No. Ni a Mairena ni a mí.
Se está poniendo la cosa fea, porque no se ha sido capaz de reconducir la situación. Y en esta obra de teatro ya todos tienen su papel asignado en un guión con pinta de inamovible. Y seguirán como los teólogos del cuento de Borges: interpretando su papel y peleando hasta la muerte sin saber que ocupan el mismo cuerpo. Y Mairena y yo, incapaces de influir en lo más mínimo en todo este jaleo, sabedores de que lo primero que vuela en una guerra son los puentes (y de que todo combatiente te considerará del bando contrario), decidimos irnos a pasear por el puerto. Acercarnos a la mar, que no siempre es el morir, y enterarnos de cuándo sale el primer barco para donde sea.


 http://opinion2.tribunandaluza.es/antonio-j-quesada.html


sábado, 7 de noviembre de 2015

DE PASO




De paso

Siempre
extranjero.
Sempre
straniero.
Sempre
estranger.
Siempre
extraño.
Sempre
strano.
Sempre
estrany.
Siempre
integrado,
sin embargo;
pero
siempre
diferente.
Siempre de paso.
Liviano. Desconocido. Sin raíces.
Alguien que alguna vez llegó
sin organizar escándalo, como de perfil.
Alguien que todavía sigue por aquí
sin organizar escándalo, como de perfil.
Alguien que en algún momento partirá,
inevitablemente,
sin organizar escándalo, como de perfil.
Alguien
que pasó por aquí alguna vez
y ya está.
Alguien que estaba de paso.
Y no hay más.
Eso sí,
pasé
sin organizar escándalo
y,
eso sí,
pasé
como de perfil.
                           (Poema inédito que se publicará en un libro colectivo)

domingo, 1 de noviembre de 2015

NO MATARÁN A PASOLINI

Cuarenta años, se cumplen hoy, de la salvaje muerte de Pier Paolo Pasolini en un tétrico rincón de la Regione Lazio. El brazo ejecutor silenció la voz dulce pero firme de alguien que resultaba esencialmente incómodo para casi todo el mundo (porque él sabía, que es peligroso, y se expresaba, que es temerario).
Si veinte años no es nada, cuarenta años empieza a ser, ya, algo. A partir de los cuarenta años uno es responsable de su cara, según nos enseñó Pavese.
Como sociedad empezamos a ser responsables de que la muerte de PPP siga en esa nebulosa.
Pero no tenemos derecho a no recordar a alguien tan creativo, tan sugerente y tan renacentista.


 http://cultura.elpais.com/cultura/2015/11/01/actualidad/1446413575_577526.html