lunes, 23 de enero de 2012

SOBRE ECO Y EL PÉNDULO DE FOUCAULT

Es estos días he vuelto a releer "El cementerio de Praga", otra obra maestra del gran Umberto Eco. Eso me ha hecho recordar unas viejas líneas que alguna vez escribí sobre él, referidas a otro de mis libros de culto: "El péndulo de Foucault". Aquí las traigo, sencillas pero no menos intensas.


EL PÉNDULO DE FOUCAULT, UMBERTO ECO Y OTRAS HIERBAS ("Papel Literario", 18-1-2009)

Tengo bastante leído a Umberto Eco, tanto en su vertiente ensayística y periodística (e, incluso, científica, aunque menos) como, sobre todo, en su faceta como novelista. Como novelista culto, ahí sí que me llega Eco (tiene bastante eco sobre mí), y eso que no soy muy dado al barroquismo literario (pero esto es otra cosa). Novelista culto y novelista de culto, necesito sus libros para tirar adelante, para disfrutar (por mero placer estético) y, a la vez, para aprender. Tengo mi corazoncito, no cabe duda: “El nombre de la rosa” me sigue llenando como la primera vez (lo nuestro es amor eterno, ¡existe!), es redonda, debo releerla cada cierto tiempo y admirar sus páginas; “El péndulo de Foucault” también está entre mis libros preferidos, de él hablaré hoy; “La isla del día de antes” me resultó torturante (por el tema, no por el estilo) y no quiero volver a verla en mi vida (tengo un amigo científico que adora este libro, también mi hermano el biólogo; para ellos), y de ahí en adelante (Baudolino, la reina Liana o algo así, etcétera) sus libros son muy interesantes, bastante más de lo normal, aunque no llegan al nivel de sus dos primeras novelas, en mi modesta opinión. En cualquier caso, Eco siempre te trata como un lector inteligente y eso se agradece para volver a sentirte ser racional en una vida en la que cada vez somos tratados más como adolescentes.

Hoy quiero dedicar cierta atención a “El péndulo de Foucault”, novela culta y de culto para mí, como ya he dicho antes. Así como Cervantes se ríe de las novelas de caballerías escribiendo una gran novela de caballerías, Eco se mofa de los libros de esoterismo con una gran novela cargada de esoterismo. Fantástico, puede suceder con este libro como le sucedió a aquellos que, en tiempos del Centinela de Occidente, se hicieron comunistas leyendo el libro de no sé qué jesuita que describía el Mal Rojo mejor que Marx y Engels juntos y revueltos. Hay grandes libros que provocan que quiebre alguna de mis convicciones más arraigadas: así, si abrí un libro de autoayuda con Erasmo de Rotterdam (“Elogio de la estulticia”, un auténtico libro de autoayuda), me acerco periódicamente al esoterismo con este libro de Umberto Eco. Y no quiebro mis costumbres así como así, me sucede como a Rick en “Casablanca”, salvando las distancias (él es viejo y yo no tanto; él tiene una historia intensa a cuestas y yo algo menos; él es guapo y yo tampoco).

Como gran novela culta de Umberto Eco, los conocimientos reticulares abundan pero no agobian, y eso es magistral: templarios, rosacruces, animistas, etc., campan a sus anchas por el libro y ayudan a seguir la trama. No pesan, porque Eco no es como esos malos novelistas que se valen de lo mucho que saben de Historia, por ejemplo, para hacer un mazacote pseudo-científico donde incrustan una historia de amor y, con suerte, con algo de folleteo, en la corte de Felipe II. No, esto es otra cosa. La cultura, aquí, no pesa, es una levedad soportable. Posiblemente, la cultura sea eso, llevar encima todo el fardo sabio y que no atosigue. Como le sucede al Conde de Saint-Germain, que también aparece y desaparece por la novela, que no muere nunca y no agobia. El Conde de Saint-Germain ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma.

Gran lectura, te mantiene inquieto todo el tiempo y tienes en todo momento la sensación de ser tratado como un ser racional. Además, ya como nota lúdica, se agradece la explicación de lo que son los Autores Autofinanciados (AAF) y de cómo las editoriales con menos escrúpulos viven a su costa. Algunos nos vemos identificados, y sonreímos con una mueca amarga. ¿Quién no ha sido AAF alguna vez? ¿Quién no lo sigue siendo? Jodida vida…

“El péndulo de Foucault”. Sigo teniendo la necesidad de releerla de vez en cuando.

10 comentarios:

  1. Es un libro para lectores acostumbrados a lecturas complejas, conozco a varios que ese galimatías lingüístico les hizo cerrar el libro, una pena, porque seguro que no se hubiesen arrepentido del esfuerzo.
    Un abrazo.

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  2. Sí, es cierto, Quique, yo conozco a alguno que no fue capaz de detener el péndulo en las primeras páginas...

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  3. Yo soy uno de esos, lo acabé después de varios intentos, me pareció insoportable.

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  4. La verdad es que el principio es un poco durillo, árido, pero... merece la pena. Yo recomendaba a un amigo "sé capaz de sobrevivir al movimiento del péndulo, que merece la pena", jeje.
    GRACIAS por venir, anónimo amigo, un abrazo y bienvenido
    Antonio

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  5. A mí me resultó un poco densa al principio, pero como me lo habían puesto tan, tan complicado, pues por aquello de que ante las adversidades una se crece… logré digerirlo estoicamente y después me gustó mucho. Seguramente, en breve, la relea. Sin embargo, y que Antonio me perdone, Baudolino me costó más, había partes que me aburrían, el propio personaje me aburría a veces, no me dejó pensando que una segunda lectura puede que me quitara esas sensaciones, me dejó pensando que con una vez era suficiente.

    Ahora, U. Eco prepara o tiene preparada una nueva versión de “El nombre de la rosa”, más “ligera” para facilitar su lectura, entonces… ¿Va a dividir a sus lectores entre “inteligentes” y “no inteligentes”?... no sé, pero veo una cierta nube de tristeza en todo esto, y no caigamos en tópicos tan fáciles como “es que los lectores de hoy en día…”, pensemos en todas las partes implicadas, en fin.

    http://www.elpais.com/articulo/cultura/Umberto/Eco/prepara/nueva/version/agil/nombre/rosa/elpepucul/20110715elpepucul_10/Tes

    Un saludo.

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  6. Sí que es complejo, querida Mamen. "Baudolino" me llegó algo menos, lo reconozco, aunque "El cementerio de Praga" me ha devuelto al mejor Eco, desde mi punto de vista.
    HOy me saqué de biblioteca un libro de ensayos para un viaje, la próxima semana, "De los espejos y otros ensayos". Hace tiempo que no lo releo...
    UN abrazo, y gracias por seguir en este patio de vecinos.

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  7. Lo siento, no puedo con mi tocayo, me cansa su pedantería, su latín y la paja que mete para que salgan esos volúmenes infumables.
    Y si hace versiones de sus obras (por cierto, Mamen, gracias por el apunte, lo desconocía), será porque se ha dado cuenta de que algo fallaba.

    Firma: El Pato Donald

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  8. Eco me dejó tanto en "El nombre de la rosa" que nada me pareció a su altura, no obstante apuntó el péndulo como lectura interesante, lo que dices Antonio, no es que vaya a misa, pero casi jajajaj ¿bon voyage, caro amico!

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  9. jejeje, es una opinión, amigo Umberto. Ahora, no sé si es que miro a Eco con buenos ojos, pero... a mí, que suelo huir de lo enrevesado como del aguarrás, me tiene "encandilaíto". Ahora leo unas líneas suyas sobre Sue y... fenomenal.
    Pero ahí está la gracia de la literatura, ¿verdad?
    un abrazo, amigo Umberto

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  10. Grazie mile, amico Víctor, te aseguro que es una buena lectura. Hay que tener un poco de paciencia con el comienzo, pero... se suele decir que los comienzos son duros, jejeje
    un abrazo, querido Víctor

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