jueves, 22 de marzo de 2012

ANDRÉ MALRAUX, EL GENIO DE LAS IDEAS PARA UN LADO Y EL FLEQUILLO PARA EL LADO CONTRARIO

Muy buenas, entre los calores de los debates (¡¡más madera, amig@s, Susana, Dani,...!!), rescato de otra esquinita de la red este trabajillo sobre otro de mis grandes referentes, André Malraux.
Ya hay que tener cintura para tener como referentes a Camus, a Sartre y a Malraux, pero uno es así.
Uno acaba siendo como así... ahí les dejo estas reflexiones.

"André Malraux", Antonio J. Quesada

Alguna vez he escrito, ya, sobre André Malraux, en algún sitio. Pero Malraux es tan apasionante para mí que tengo épocas en mi vida en las que vuelvo a leerle y vuelvo a repensarle (al ser un genio tan complejo, esto no sólo es perfectamente posible, sino gratamente enriquecedor). Ahora intentaré volver a aclararme a mí mismo acerca del genio, aprovechando estas líneas. En su día le califiqué como “el mejor imitador de sí mismo”, y creo que estaba en lo cierto, porque creó un estilo que otros han intentado imitarle con mayor o menor fortuna, pero nadie ha llegado a ser Malraux mejor que el propio Malraux (el que lo intentó con más ahínco, afrancesado hasta en eso, fue Jorge Semprún/Federico Sánchez; ese mal guionista francés del que hablara alguna vez “Pacumbral”).

Posiblemente no haya habido mayor ejemplo en el siglo XX de escritor-aventurero a lo grande. Una “Antoñita la fantástica” de las letras y de la política, pero a lo grande siempre. Un Byron con acento gabacho. Un simple repaso por sus obras nos da idea de que, literariamente, es uno de los más grandes del Siglo XX: desde su obra maestra, “La condición humana” (Premio Goncourt), hasta sus míticas “Antimemorias”, pasando por “La vía real”, “Los conquistadores” (debate con Trotski incluido, al hilo de este libro), “El tiempo del desprecio” (despreciada por él mismo, cuando cambió de acera política), “La esperanza”, dan idea de que estamos ante un gran escritor. Si a ello unimos que traficó con obras de arte en Oriente y fue condenado por ello (aunque sus mamarrachadas orientales sirvieron para salvar un templo khemer), que capitaneó una escuadra de aviones en España sin saber volar (que le pregunten a Hidalgo de Cisneros), que fue un resistente antinazi extraño, que él mismo llevó al cine un libro suyo, que se enamoró de De Gaulle y siempre estuvo en sus gobiernos, que escribía de arte sin ser experto y que quería irse a pegar tiros a Cachemira al final de sus días, comprobaremos que posiblemente su mejor personaje novelesco fuese sí mismo. Tras veinte años peleándose con sus ex-coleguillas, los comunistas, va a China a ver un rato a Mao, lo logra y se queda extasiado delante de él. Luego verá su foto en La Sorbona, junto a las del Che, Lenin y Fidel, y le entrarán ganas de destrozar tanto icono subversivo. Sus ideas, como su flequillo, iban ya para el otro lado. “Oiga, que yo combatí en España”, espetaba un anciano a una estudiante que le impedía la entrada a las jornadas subversivas de la universidad. “Sí, como Malraux”, contestó la puñetera sabionda.

Con él nunca se sabía si lo que contaba era realidad o ficción, pues iba inventando sobre la marcha su propia realidad y releyendo su propia historia (de modo parecido a como describiera Orwell en “1984”). El momento sublime de estas invenciones llegó con las “Antimemorias” (alguien capaz de escribir unas “antimemorias” es capaz de cualquier cosa). En ellas realiza esbozos de cosas, personas o libros. Y cuando la realidad no le gusta, se la inventa y asunto terminado: así se inventó al Mao que le dio la gana, y la entrevista descrita en el libro fue como él hubiera querido que fuera, no como sucedió en realidad. Pero ya se sabe que el artista es un Dios a su manera, que crea como le parece oportuno.

Nunca tragó a la Beauvoir ni a Sartre, y tuvo con ellos tanganas importantes, por cuestiones políticas y de otro tipo. Decía algo en lo que tenía razón (y yo, sartriano sentimental, debo reconocerlo): el exceso de inteligencia perjudica a las novelas, pues la realidad no está a la altura de esa sobredosis de cultura que describen algunas novelas. Y a Sartre le pasaba.

Camus, cuando recibió el Nobel, comentó que debía haber sido para Malraux. El Ministro se infló de orgullo como un globo gigantesco a punto de echar a volar. A los comunistas, desde que se acomodó bajo el ala derechista de “Chalsdegol”, ese dictador blando o ese demócrata autoritario, como sea, les dedicó lo mejor de su visceralidad política. Tenía que hacer méritos entre las derechas, claro está, pues él venía de donde venía. Y cuando iban los comunistas a reventarles los actos a los gaullistas, Malraux se encaramaba a la tribuna y, lleno de tics, les gritaba por el micrófono “¡por fin llegáis, os estuve esperando en Guadalajara y no vinísteis”. Mentira todo, pero... ¡qué bien dicha! Decía Cela de Dionisio Ridruejo que era un señor que había pasado toda su vida equivocándose, a lo mejor se le puede aplicar a Malraux. O no, que diría un gallego.

Al final de sus días casi se va a pegar tiros por Cachemira: ni su sobrepeso, ni el alcohol ni sus setenta años se lo impedían. Aventurero siempre. Llevó “la Gioconda” a Estados Unidos, obnubilado con Jackie Kennedy (después Onassis), y ésta montó una cena donde tuvo la precaución de no sentar a la mesa a ningún Nobel (era su espina clavada, claro). Firmó manifiestos contra nuestro Centinela de Occidente cuando éste, un mes antes de verle la cara a Dios, se llevó por delante a cinco chicos, fusilados al alba, como era costumbre aquí.

Poco después moriría el propio Malraux. Fue un vividor que acertó en lo literario y que tuvo tiempo de equivocarse en casi todo lo demás. Pero a lo grande. Un genio.

18 comentarios:

  1. Por cierto, aunque como esteta cito a Pacumbral con razón o sin ella, y su frase es la releche en prosa, no estoy de acuerdo con él. Semprún es mucho más que eso. Quizás quiso ser Malraux y se quedó en Semprún, pero... no es poco, bien sûr.

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  2. No se mucho de este pensador pero por lo que cuentas, para mi está claro que este es un ejemplo de como la vulnerabilidad y el sufrimiento lleva a la creatividad, que es mucho más que afirmar que el sufrimiento hace a las personas más inteligentes. Seguro que fue profundamente infeliz para que ahora los demás podamos aprender de él. Probablemente este es mi único interés de saber de su vida que más que equivocada, yo diría que fue simplemente excentrica.
    Gracias por descubirme a este autor. Intentaré averiguar más sobre él.

    Un abrazo, queridísimo Antonio.
    Susana.

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  3. Gracias, queridísima Susana, por pasarte por aquí. Malraux fue un gran creador, un gran farsante, un genio. ¡La que lió en España durante la guerra! Y la que montó desde el poder, con De Gaulle... Pero no dejaba indiferente. En la Facultad de Derecho tenemos las "Antimemorias" en francés, pero mi nivel de francés no me permite disfrutar de ellas. En Roma compré un "tentación de occidente" en italiano, una joyita (que, con mis mudanzas, no sé dónde está, pero confío en que esté en algún rincón de algún sitio, esperándome).
    Gracias, Susana, por pasarte,

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  4. Debemos de llevar cuidado y no confundir EXCÉNTRICO con GENIO. Tendemos a engrandecer las locuras de la gente. Fue un tipo con suerte dentro de su desgracia, no digo con esto que no tuviese sus genialidades, pero por menos, otros estaban entre cuatro paredes.
    Saludos.
    Fco. Zaragoza

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  5. Puede ser, amigo Francisco, es verdad que no debemos confundirlo, pero... basta abrir cualquiera de sus libros para ver que aquí hay genio. Pero es cierto que él ya se construyó su personaje, claro está,
    un abrazo, GRACIAS por venir por aquí

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  6. Conozco algo a Malraux, no tanto como Antonio, estoy segura, pero cuando te gusta Camus y vas tirando de hilos, llegas a Malraux. Recomendó a la editorial la publicación de la primera novela de Camus “El Extranjero”, buen motivo para que empiece a interesar. Lo encuentro bastante sugerente, se reinventaba una y otra vez, sobreactuaba, puede que gustasen sus actos o no, pero creo que por encima de todo sí era un genio. Son maravillosos sus libros referidos al arte, con una visión que puede que no compartamos, no sé si acertada, pero no te deja indiferente, te hace pensar y eso siempre se agradece.
    En cuando al comentario de F. Zaragoza… en este caso no se confunden, son compatibles, viven en armonía, ¿no le pasaba también a Dalí? (un ejemplo entre tantos) ¿y eso nos impide disfrutar de su obra? Cuidado!! Que perderemos más que ganaremos… Los genios, libres, que respiren, dejemos las cuatro paredes para otros menesteres...
    Muy recomendable siempre y cuando los prejuicios los dejemos guardaditos en un cajón.
    Un abrazo,

    Mamen.

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  7. Gracias, querida Mamen, por tu mensaje. Es un lujo poder seguir pensando con amig@s como los aquí presentes.
    Doy una vueltecica de tuerca más, no tiene que ver con el tema, pero hay cierto nexo. Estoy releyendo al Malraux español, Jorge Semprún, en concreto su "Federico Sánchez se despide de ustedes", y en un determinado momento recuerda las medidas que adoptó Napoleón, los primeros decretos: uno aboliendo el Santo Oficio, otro limitando la proliferación de las órdenes religiosas y regulando sus actividades, otro para abolir los privilegios feudales y un último que suprimía los aranceles interiores (creando las premisas para una economía de mercado de mayor envergadura). Bien, ¿y todavía seguimos reivindicando la lucha contra el invasor? (hay quien celebra a los héroes de la "guerra de independencia" como a mártires de la libertad, tiene miga). Tenemos lo que merecemos, supongo...
    GRACIAS, amigos, por ser y por estar

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  8. Con las prisas (¡siempre las prisas!) he olvidado apuntar que estas medidas las adoptó Napoleón al establecerse en Madrid. Luego llegaron nuestras guerrillas a defender "nuestras caenas", y para subir al Trono a Fernando VII, que defendía la necesidad de cerrar universidades y abrir escuelas de tauromaquia, más afines a la idiosincrasia española, según argumentaba...
    "Celtiberian show", "Spain is different" y todo lo demás, que inventen ellos, ¿no?
    Menos mal que teníamos a Goya...

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  9. Creo que estamos hablando de varias cuestiones a la vez. Estoy de acuerdo con Fco. y por eso he dicho que tenía creatividad y que era excentríco, porque eso es lo único que se deduce de lo ha escrito Antonio. Si además era un genio (no desde un juicio de valor sino que pudiera deducirse tras una evaluación que tiene un CI de mas de 160), no lo podemos saber sin analizar su obra. Parece que sí pero no tiene por qué estar relacionado con su peculiar vida.
    Por otra parte, pensando en los casos en los que no se llega a la genialidad, hay personas excentricas muy poco inteligentes y al revés. Los primeros acaban mal y los segundos suelen acabar dirigiendo grandes organizaciones y paises de todo el mundo. En su caso, parece que confluian ambas características y seguro que por eso no obtuvo los premios que deseaba y probablemente se merecia,porque todo el mundo juzgaba su vida y no su obra. Eso es comprensible pues las personas no aceptan bien a aquellos que se apartan del grupo pero esto no le convierte en genial.

    Respecto a si estaba equivocado no entiendo en qué sentido: ¿respecto a su vida privada, a sus ideas...? ¿por qué era un farsante? ¿es que en el fondo era un tipo aburrido y mediocre? Para mi, no siempre el que sobreactua está mintiendo, puede que incluso sea al revés. ¿No quisiste decir que era un provocador?

    Susana.

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  10. Muy buenas, Susana, un provocador ante todo, y de lo estar equivocado, etc., son juicios de valor y, por tanto, discutibles. Creo que mezcló realidad y ficción y no siempre de la mejor manera. Lo de farsante es maravilloso, parte de su genialidad personal: era capaz de vender hielo a un esquimal y sacarles petróleo, pero todo con una pátina literaria fantástica.
    He logrado por fin sus "Antimemorias" traducidas (en francés las tengo disponibles, pero mi nivel de francés no me alcanza),
    ya te contaré, feliz fin de semana

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  11. Entiendo. Pues de que era original e inteligente no cabe duda. Lo demás es discutible pero hay que leer su obra como haces tu para saber más. En mi opinión, respecto a los errores...parece que se equivocó al sufrir. Cuando uno es así debe asumir las consecuencias o adaptarse. También puede que se adelantara a su tiempo. A veces, las ideas y personas innovadoras si quieren influir no deben serlo demasiado y además ir con lo que llaman los alemanes "el espíritu de los tiempos".
    Mi francés tampoco llega. Espero tu descripción u opinión del libro. Buen fin de semana. Un abrazo, Susana.

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  12. Sí, su obra es un lujo, Susana, merece la pena. También hay fases en su vida pintorescas que no he querido tocar, como su condición de compañero de viaje del stalinismo en tiempos duros (de ahí salió "Le temp du mêpris", luego despreciada por él..., y algunas actitudes curiosas respecto a Trotski). No olvidemos que pudiendo ser Gide decidió seguir siendo Malraux, aunque luego se cobijase bajo De Gaulle.
    Pero un personaje grande. En España tuvimos a alguien hasta cierto punto parecido, Jorge Semprún, pero a Federico Sánchez lo dejamos para otro día, que no haya sobredosis, jeje
    feliz fin de semana!!

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  13. Primero, Antonio, felicitarte por el artículo. Conocí la obra de Malraux por motivos profesionales y me sedujo bastante.
    Dice Susana en un comentario que fue infeliz, me parece una apreciación muy atrevida, después de muchos años de estudio, ya soy perro viejo, no he encontrado aún un decálogo acertado sobre la felicidad. Me sumo a los que lo veis un genio, era una persona capaz de inventar algo distinto sin descanso, no tengo ni idea de su CI pero no van por ahí los tiros.
    Un saludo.
    J.J.

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  14. GRACIAS, Juan José, por tu comentario y por acompañarnos. Este antiguo es, como las cosas que escribía por aquella época (y como las que sigo escribiendo), un intento desenfadado de pensar o de dar a conocer a alguien que creo que merece la pena. Coincido contigo en esa idea de su consideración de genio, es un gran farsante, en el mejor sentido de la palabra: inventa Oriente, inventa China, inventa España, inventa Francia, y se reinventa a cada paso. Genial. Estoy deseando las "Antimemorias" como agua de mayo, me llegan esta semana,
    un abrazo, amigo, GRACIAS por venir por aquí

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  15. GRACIAS, Juan José, por tu comentario y por acompañarnos. Este antiguo artículo es, como las cosas que escribía por aquella época (y como las que sigo escribiendo), un intento desenfadado de pensar o de dar a conocer a alguien que creo que merece la pena. Coincido contigo en esa idea de su consideración de genio, es un gran farsante, en el mejor sentido de la palabra: inventa Oriente, inventa China, inventa España, inventa Francia, y se reinventa a cada paso. Genial. Estoy deseando las "Antimemorias" como agua de mayo, me llegan esta semana,
    un abrazo, amigo, GRACIAS por venir por aquí

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  16. Gracias Antonio. Te gustarán las "Antimemorias", las leí en francés, puro Malraux, un deleite. Vaya por delante que a nadie que sea políticamente correcto le va a gustar nunca este autor. Te recomiendo, al igual que Mamen en un comentario, que no te pierdas su relación con el Arte, desarrolla un pensamiento poético basado en la intuición -eso que nadie puede valorar-realmente fantástico.
    Un saludo.
    J.J.

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  17. Gracias, amigo Juan José, por tu consejo, espero tenerlas en breve (las tuve en francés, pero por mucho empeño que puse, mis mejores momentos en francés pasaron a la historia hace bastante).
    Efectivamente, en arte tiene páginas muy interesantes y, como bien dices, intuitivas. Recuerdo haberle leído algunas cosas sobre Goya verdaderamente interesantes,
    GRACIAS, un abrazo

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  18. Algunos enlaces bastante interesantes sobre las "Antimemorias":

    http://intothewildunion.blogspot.com.es/2011/03/andre-malraux-antimemorias.html?zx=15e90b7c1aa620f3

    http://descontexto.blogspot.com.es/2007/10/antimemorias-de-andr-malraux.html

    http://www.magicasruinas.com.ar/literatura/libros-andre-malraux.htm

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