sábado, 18 de mayo de 2013

UN VIEJO POEMA, PERO TODAVÍA NO MOHOSO

Hace muchos años, en mi primera gran imprudencia ("Destellos de una existencia") hice un guiño al gran César Vallejo. Lo incluyo aquí, por si a alguien interesara.
Feliz fin de semana.


No encontraba las palabras exactas...

El rico nos dice
que el dinero no hace la felicidad
y que se necesita mucho más para ser feliz.
El inteligente nos reconoce
que serlo está bien, pero que
quisiera tener otros dones
que le adornasen.
El esbelto asegura,
con un mohín de desagrado,
que la belleza es algo secundario en la vida.
En todos esos casos no termino de saber
si a los oradores citados
les inspira un egoísmo infinito,
una falsa modestia (es decir, egocentrismo)
o están llorando de oído.
Llorar de oído:
las lágrimas del hombre feliz
indignan al triste, y con razón.
Llorar de oído.
Gracias, Maestro Vallejo,
pues no terminaba de dar
con la expresión.

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