domingo, 25 de mayo de 2014

LEOPOLDO MARIA PANERO O... FRAY LEOPOLDO DE CARNABY STREET


El Diario Sur tuvo ayer domingo la gentileza de publicar un trabajo mío sobre Leopoldo María Panero. Agradezco, como siempre, dicha cortesía y atención  y... les dejo el trabajo, por si quieren echar un rato,
Gracias por estar cerca.
 
 
 
Fray Leopoldo de... Carnaby Street

 
Antonio J. Quesada

En España la envidia y la mala uva son deportes nacionales, tampoco estoy descubriendo el estrecho del Bósforo con este comentario. Hay algo en lo que somos expertos en esta triste piel de toro triste: matamos a balazos, por aburrimiento o de asco a nuestros grandes creadores y luego les dedicamos alguna estatua, celebramos a bombo y platillo sus efemérides y, con suerte, nos vanagloriamos de que fuimos incluso amigos en libros, conferencias y demás eventos con público. Uña y carne que éramos, vaya, no sé como no se enteró usted de ello (hablamos de “Gabo”, de “Madiba”... ya saben).

Alguno tiene más suerte y disfruta el homenaje póstumo estando todavía moribundo, y puede así asistir a su propio funeral, algo que resulta como de relato de Macondo. Por cierto, hablábamos antes de estatuas y, sobre estatuas, mejor, sin comentarios. No somos conscientes de que en el mundo posiblemente faltan tantas estatuas como las que sobran (“lo comido por lo servido”), y de que en el fondo una estatua es un pedazo más o menos artístico de no sé qué al que mean los perros y cagan las palomas.

Ahora toca Leopoldo María Panero, el maldito más maldito de todos los malditos al este del Manzanares. Aquel señorito de Astorga al que es imposible reducir a varias líneas, a quien dejamos morir en los psiquiátricos pero sacábamos a ratos casi como si fuese un mono de barraca de feria (con o sin cámaras: mejor con ellas, por lo que pudiera pasar). Con suerte ejercía de super-maldito-far-west, orinándose encima, mojando churros en charcos de la calle, rompiendo botellas u opinando con destellos de lucidez apabullantes (generalmente los locos y los niños dicen algunas verdades).

En “El desencanto” los Panero se interpretaron a sí mismos y pasaron a la historia de lo que sea (cine, poesía, literatura, España; de algo de eso, en cualquier caso): se disfrazaron de sí mismos, que fue como llevar sus personajes a sus últimas consecuencias y… a rodar. “Los Panero hicieron una película de escándalo, “El desencanto”, que les filmó Chávarri, donde venden toda su intimidad, haciendo almoneda de privacidades y recuerdos, de intimidades y otras cosas, porque no tenían nada que vender, para seguir viviendo y bebiendo, como no fuera el arcón visceral de la familia. Todo esto da como un poco de asco. Es el único asesinato del padre que se ha filmado jamás y a Freud le hubiera gustado mucho verlo, aunque está todo tan explícito que no hay gran cosa que deducir. / Leopoldo Panero era buen poeta, mejor que sus hijos” (Francisco Umbral dixit). Con el tiempo vendría otra película, menos conocida. Pero todavía falta mucho por analizar, entre tanta sordidez. Creo, por ejemplo, que no se ha hecho una revisión de la vida de los Panero desde la óptica de esa desquiciada mujer, maltratada por cuatro presuntos desalmados, que pudo ser Felicidad Blanc. A lo mejor así entenderíamos aquella presunta pasión por Luis Cernuda, carcomida tabla de salvación que era puro despropósito, se mirara por donde se mirara.

Visor publicó las poesías completas de Leopoldo María en dos tomos bellísimos (estilo Visor): los ves en las librerías tan limpios, tan sin rastros de grifa, de orines, de alcohol, de cristales rotos de botellas mal bebidas, tan inmaculados, sin nada que haga torcer la nariz, que entran ganas de besarlos. Versos pasteurizados y en edición elegante: perfecto. Tras la muerte y canonización literaria, llega la devoción por Leopoldo María, homenajes aquí y allí, y se disparan las ventas. ¿Leopoldo? Fray Leopoldo, más bien. No  el de Alpandeire, claro, pero sí el de… Carnaby Street.

Adoro el titulo de su libro “Así se fundó Carnaby Street”: suena a adelantado, a aire fresco, a británico en tiempos de boina mental franquista (“Gibraltar español”, la “Pérfida Albión” y todo lo demás, con Fraga Iribarne como embajador del “Centinela de Occidente” en Londres, pero al margen de “Sohos” y experimentos de indeseables) y, además, suena como a cannabis, casi. Poesía, alcoholes, medicamentos, drogas, paraísos artificiales de gentes de mal vivir: todo eso que rodeó al genial Leopoldo María. Incapaz de freír un huevo, compensaba recitando a Pound en inglés, reconfortando el alma, mientras el cocinero de turno freía huevos para reconfortar el cuerpo. Genio y figura. Sublime.

Inevitable, la devoción por Fray Leopoldo de… Carnaby Street.

6 comentarios:

  1. Leo por alguna parte que llega a las librerías "Rosa enferma", poemario póstumo con titulo muy como de William Blake, por lo que veo.

    http://www.heraldo.es/noticias/ocio_cultura/cultura/2014/05/25/rosa_enferma_testamento_poetico_leopoldo_maria_panero_las_librerias_289872_308.html
    http://www.diariodesevilla.es/article/ocio/1780727/llega/las/librerias/rosa/enferma/poemario/postumo/panero.html

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    1. Se puede adquirir ya en las tiendas? Enhorabuena por tu artículo.

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  2. Gracias, estimado Francisco, por visitar este vecindario y por el mensaje. No podría dar una respuesta exacta sobre si está o no, pero yo no lo he visto todavía.
    Al menos en dos de las más importantes librerías malagueñas no había llegado nada.
    Pero ya se encargarán de trabajar este tipo de textos, muchos son así.
    ¡La de juego que dio el disco duro del ordenador de Bolaño, por ejemplo!
    GRACIAS, Francisco, bienvenido,

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  3. Me refiero a las editoriales, buscando debajo de las informáticas piedras de la memoria ram...
    un abrazo,

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  4. Enhorabuena por la publicación, ahí ha tenido un acierto el Diario Sur.
    Siempre que tengo tiempo doy una
    paseo por aquí.Espero que todo te vaya muy bien.
    Un abrazo

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  5. gracias por tu fidelidad, querida Maria, eepero que nos veamos pronto por la facultad...
    Un abrazo

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