martes, 6 de mayo de 2014

RETRATO (SIN FLASH) DE JAIME GIL DE BIEDMA

Me metí a fotógrafo, en tiempos de photoshops y demás gaitas.

7 comentarios:

  1. Hoy el Diario "Sur" tiene la gentileza de publicar mi esbozo de Jaime Gil de Biedma.
    Como mi ordenador portátil es algo antiguo, debo colgarlo como comentario, no como entrada en sí.
    Perdonen las molestias... Corren malos tiempos para la lírica.
    Gracias por estar cerca.

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  2. Retrato (sin flash) de Jaime Gil de Biedma

    Antonio J. Quesada

    “Retratos (con flash) de Jaime Gil de Biedma” es el título de un elegante libro de Luis Antonio de Villena, con prólogo de Ana María Moix, que publicó Seix Barral en su colección “Únicos” en 2006. Obviamente, el breve (pero no menos interesante) volumen está dedicado a Jaime Gil de Biedma. Jaime, el gran poeta, en retrato con flash de Luis Antonio: se tratan con bastante elegancia temas que pueden resultar escabrosos y este librito nos devuelve a Jaime, algo siempre de agradecer.
    Si se para uno a pensarlo, todo en torno a Jaime Gil de Biedma puede adquirir un tono escabroso, que es el que gusta a quien no ama al personaje ni a su obra. Algo que puede ser comprensible en este país de cotillas, este intratable pueblo de cabreros en el que los programas rosa y los papeles rosa terminan de asilvestrar al personal más de lo que ya está de por sí, que no suele ser poco. Hace unos años se hizo una película, incluso, sobre la vida del gran poeta (la única película dedicada a un miembro de número de la gauche divine, como tal, en la que Miguel Dalmau intervino, afortunadamente) y la llamaron “El cónsul de Sodoma”. El título entronca con la traducción al castellano de las “Gay Sunshine Interviews”, cierto, pero… ¿está al alcance del usuario medio de cines, cines de barrio, cines de verano, cines de centro comercial, etc., conocer los dos tomos que publicara Tusquets en aquellos tiempos, o era un guiño para enganchar por el sexo al espectador? Sin comentarios.
    (...)

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  3. (...)
    Jaime Gil de Biedma es autor de una obra poética breve pero exquisita, y posiblemente sea el poeta español más celebrado de la segunda mitad del siglo XX. Los adeptos de la secta sabemos que es ideal para llevar de viaje: un pequeño tomito que te hará disfrutar allá donde vayas, revisitando los santos lugares de la obra de Biedma. Las últimas ediciones de Seix Barral perdieron hace mucho tiempo el encanto de los originales volúmenes de la editorial, pero bueno, habrá que hacerse a la idea de que la vida, en efecto, iba en serio y esto no tiene vuelta atrás. Y Círculo de Lectores devolverá algo de belleza estética al volumen (la estética termina llevándonos, generalmente, incluso a la ética: puede ser un excelente primer paso).
    Es curioso cómo estamos ante un poeta que vio venir su “hoja roja” delibesiana de frente y lo asumió: llegó un momento en que dejó de publicar versos, quizás porque ya no se ponían pesados en su mente y, por tanto, no le obligaban a escribirlos. Se justificaba a sí mismo: “Les oeuvres cachent les hommes” (“Las obras ocultan a los hombres”), pero posiblemente estaba viviendo algo de aquello que escribiera en su “De vita beata”: “En un viejo país ineficiente, / algo así como España entre dos guerras / civiles, en un pueblo junto al mar, / poseer una casa y poca hacienda / y memoria ninguna. No leer, / no sufrir, no escribir, no pagar cuentas, / y vivir como un noble arruinado / entre las ruinas de mi inteligencia”. Tampoco es exacto: en el mundo de la poesía Jaime quizás dejó de ser actor principal, pero nunca abandonó el papel de espectador inteligente y de heredero de sí mismo. Aunque, eso sí, disfrutó de la “vie de château”, de su elegante pose de ex-poeta (máscara que ocultaba una cara real idéntica a esa máscara) que hablaba desde después de la muerte de Jaime Gil de Biedma y que estaba cómodo embutido en ese traje (siempre hizo de la conversación un arte, como el seductor Barral y otros amigos). Había muerto ese personaje poético que construyó (muy machadiano, por otra parte, aunque machadiano de Manuel y de su “mal poema”), y ya no tenía sentido escribir más poesía, pero siempre siguió dando cuerda literaria a su mente. Posiblemente dejó de ser poeta y se convirtió en poema, su secreta aspiración.
    Y hoy quiero recordarle porque sí. Porque soy agradecido con quien me hace este valle de lágrimas más llevadero. De ahí este modesto esbozo, este retrato incompleto (y sin flash).

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  4. Nota cotilla: remití este trabajo a Luis Antonio de Villena, inspirador del impulso de volver a JGB, y le pareció un artículo aceptable. Fue un bonito intercambio de mails.

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  5. "Apostilla / a la nota / cotilla": se nota que estamos en España. Inevitable el punto de chismorreo...

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  6. "Apostilla a la nota..." y "se nota". Mucha nota campa por ese comentario. Será que soy "de nota".
    ¡Ay pillín!

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  7. "Me metí a fotógrafo, en tiempos de photoshops y demás gaitas", escribí en la entrada, desde un ordenador como más moderno.
    ¡Qué gracia! Yo siempre a destiempo, como en casi todo lo que hago en la vida...

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