sábado, 13 de febrero de 2016

EL DISCRETO ENCANTO DE LA LUCIDEZ SOSEGADA

Que hay que volver periódicamente a Leonardo Sciascia no es ningún secreto. Me parece de lo más sensato que se puede hacer, como lector. A ver si, además de disfrutar estéticamente con sus textos, podemos asumir esa mezcla de lucidez, resignación, compromiso y escepticismo que, posiblemente, sólo pueda soportar con tanta elegancia un siciliano.
De una entrevista recopilada en el libro "Sin esperanza no pueden plantarse olivos" (Editorial Laia,1987), extraigo el siguiente texto, respondido a Le Nouvel Observateur en junio de 1978 (recordemos, un mes después de la aparición del cadáver de Aldo Moro en la Via Caetani; vicino Largo Argentina e Piazza Mattei, por cierto).
En tiempos de prepotencias varias, malos modos, postureos diversos de tantos colores y frivolidades en cuestiones con las que no deberíamos frivolizar (y lo dice alguien que cultiva su lado frívolo, allá donde considera que puede e, incluso, debe), impresiona tanta discreta lucidez.
Siempre me apabulló el discreto encanto de la lucidez
sosegada de Leonardo Sciascia.


"- Tal y como están las cosas podemos preguntarle algo muy importante: ¿estamos amenazados por los bárbaros?
- Sí, creo realmente que sí. San Agustín, Cipriano, Osorio y los otros escribieron sobre este tema hace veinte siglos y hay muchas semejanzas con nuestra propia historia. Sí, los bárbaros están en la puerta. O mejor, ya han entrado en nuestras ciudades, en nuestras cabezas; pero aquellos que quieren rescatarnos amenazando con la barbarie si no nos comportamos como ellos quieren, son ciertamente más peligrosos que la propia barbarie.
- ¿En quién está pensando?
- En aquellos, por ejemplo, que defienden la "democracia" o el "Estado" sin decirnos nunca qué ponen en esas palabras huecas".


Los "conceptos (jurídicos) indeterminados", que decimos a veces los que nos dedicamos a todo eso de las leyes. ¡Ay, los conceptos (jurídicos) indeterminados!

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