jueves, 24 de octubre de 2019

MUERTO SIN SEPULTURA


Suelo repetir hasta la saciedad que me he jubilado como poeta. Que soy un ex-poeta, y cosas así. Y más o menos llevo razón, aunque juegue con la inexactitud, claro: no creo que jamás deje de escribir, porque para mí es como respirar, pero sí que he dado de lado a intentar publicar libros, a calentar la cabeza a nadie con mi maravillosa obra inédita o a ir de poeta, por la vida y/o por la Historia. Ir de Agente 007'5 con licencia para leer versos en salas y salones ya no me atrae ni me ilusiona. De eso sí que estoy jubilado.
Pero, en todo caso, tengo que intentar gestionar adecuadamente mis contradicciones: sin ir más lejos, hoy me ha surgido, por una parte, la posibilidad de leer poemas en un evento público y, por otra, la oferta de participar en un libro colectivo con un poema. En ambos casos me alegró que se acordaran de mí, no puedo negarlo y, después de considerar inadecuado declinar tan amables invitaciones, he aceptado. ¿Se puede ser más incongruente?
Soy una especie de muerto sin sepultura sartreano de la actividad creativa. Y es bien sabido: cuando a un muerto no se le entierra diligentemente acaba apareciendo cuando menos te lo esperas. Y, si encima, es más o menos poeta, al final acabará leyendo versos por alguna parte.

(Antonio J. Quesada: entrada del Diario en el que, de vez en cuando, escribo cosas; en concreto, 24 de octubre de 2019)

2 comentarios:

  1. a ti como poeta no hay quien te mate, ni tu mismo.

    ResponderEliminar
  2. jejejeje, ahí ando, viviéndolo mucho y ejerciéndolo (por fortuna) poco, jejeje. Abrazos, querido Víctor

    ResponderEliminar