En "Desde el otro lado del espejo", una de las imprudencias de las que estoy menos insatisfecho, incluí un poema que suelo leer en los recitales a los que asisto, si es que me invitan por alguna parte. Debajo del mismo está el egocentrismo del creador, no cabe duda, que se cree único. Pero encierra también una verdad importante. En ocasiones la vida me pone en una tesitura en la que leo el texto y... me estremezco, incluso. Será que es un acto de tímido exhibicionismo excesivamente profundo. Feliz fin de semana.
Decidieron acabar conmigo, y cada uno tenía sus motivos para hacerlo. Unos por simpático, otros por antipático; unos por inteligente, otros por torpe; unos por creído, otros por modesto; unos por progresista, otros por conservador; unos por ángel, otros por demonio, resultó que todos tenían motivos para eliminarme. El caso es que, todos de acuerdo, acabaron conmigo no se sabe exactamente en nombre de qué.
No me tengo por orgulloso o creído, pero... me da que es inevitable al menos cincuenta gramos de algo parecido al egocentrismo en todo creador. Supongo que será como todo, que hay que saber ubicarlos en su sitio, para que la operació bikini no nos pase factura por esos gramos de más. Y que resulte benigno: soy el primero en huir del engolamiento, propio y ajeno. Pero quien más quien menos, si le escuchas hablar durante varios minutos, parece ser el meridiano de Greenwich a media mañana, o la última Coca Cola del desierto...
En "Desde el otro lado del espejo", una de las imprudencias de las que estoy menos insatisfecho, incluí un poema que suelo leer en los recitales a los que asisto, si es que me invitan por alguna parte.
ResponderEliminarDebajo del mismo está el egocentrismo del creador, no cabe duda, que se cree único. Pero encierra también una verdad importante.
En ocasiones la vida me pone en una tesitura en la que leo el texto y... me estremezco, incluso. Será que es un acto de tímido exhibicionismo excesivamente profundo.
Feliz fin de semana.
ResponderEliminarTodos en mi contra
Decidieron acabar conmigo,
y cada uno tenía sus motivos para hacerlo.
Unos por simpático,
otros por antipático;
unos por inteligente,
otros por torpe;
unos por creído,
otros por modesto;
unos por progresista,
otros por conservador;
unos por ángel,
otros por demonio,
resultó que todos tenían motivos para eliminarme.
El caso es que,
todos de acuerdo,
acabaron conmigo
no se sabe exactamente en nombre de qué.
... Y, encima, lo que llueve esta mañana de sábado.
ResponderEliminarAh, no, que hace sol...
No me tengo por orgulloso o creído, pero... me da que es inevitable al menos cincuenta gramos de algo parecido al egocentrismo en todo creador.
ResponderEliminarSupongo que será como todo, que hay que saber ubicarlos en su sitio, para que la operació bikini no nos pase factura por esos gramos de más. Y que resulte benigno: soy el primero en huir del engolamiento, propio y ajeno.
Pero quien más quien menos, si le escuchas hablar durante varios minutos, parece ser el meridiano de Greenwich a media mañana, o la última Coca Cola del desierto...