martes, 10 de junio de 2014

TIREMOS SOBRE "EL PIANISTA"... DE MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN

Buenos días, amigos. El Diario Sur tiene hoy, miércoles 11 de junio, la gentileza de publicar un trabajito mío sobre "El pianista", de MVM.
Agradecido por su cortesía, lo cuelgo por aquí. Y si animo a alguien a leer este libro... habré triunfado.
Feliz miércoles.



Tiremos sobre “El pianista”… de Manuel Vázquez Montalbán


Antonio J. Quesada


“Tirad sobre el pianista” (Tirez sur le pianiste) es el título de una bella película del gran François Truffaut, del año 1960. Tras el éxito del año anterior con “Los cuatrocientos golpes”, Truffaut retorna con lo que los italianos llamarían un capolavoro, una obra maestra. Al menos, para mí. Personalmente sintonizo con el personaje memorable que interpreta el memorable Charles Aznavour (quizá porque Aznavour me agrada bastante): con su timidez y su soledad abrumadoras, con su capacidad de supervivencia frente a la derrota y frente a la victoria (¿habrá leído, aunque sea de reojo, “If”, de Kipling?), con su pretensión de huida hacia ninguna parte y con esa caracterización de antihéroe tímido con cierto poso hierático “bogartiano” que me encanta (cada día ligo más estética y ética en casi todo en la vida, ante la falta de ética y de estética que aprecio en general). Además, me obsesiona la intervención musical de Bobby Lapointe y su “Framboise”, que escucho hasta lo obsesivo. Debo hacérmelo mirar: esa música me tiene embrujado (menos mal que nunca acierto con la letra más allá del estribillo, de lo contrario sería difícil compartir espacio conmigo).
Tiremos sobre el pianista, no tengamos compasión. “El pianista” es una novela del genial Manuel Vázquez Montalbán, publicada en 1985 y que obtuvo, si la memoria no me falla, el Premio Recalmere. Gracias a los buenos oficios de mi cómplice y amigo Miguel Ángel (profesional excepcional con su “Libro errante”, allá por la calle Júcar, en la barriada de La Paz), tengo el libro en edición antigua de Seix Barral (me siguen dislocando estas ediciones de Seix Barral, tan diferentes de los insípidos formatos actuales): no es una primera edición, de marzo de 1985, pero sí una tercera, de abril (abril, aquel mes tan cruel que apuntara T. S. Eliot en “La tierra baldía”). “El pianista” refleja diversos momentos de la vida de Alberto Rosell, un gran artista que termina sus días tocando en un club de medio pelo, pues perdió una guerra, perdió la batalla del éxito y asumió la ética y la estética del derrotado (todo lo contrario que Luis Doria, el artista triunfador y con modos de triunfador, que decidiera sobrevivir y arrojara por el retrete los cincuenta gramos de posibles ideales con los que llenaba su cerebro). Rosell es fiel a sí mismo, y eso provoca que el mundo gire a otro ritmo para él. Doria hará una subasta con sus principios (“si no les gustan, tengo otros”) y se dedicará a eso tan humano de amoldarse a nuevos órdenes y salir a flote, siendo catalán universal y joseantoniano, seguramente no por ese orden. Luis Doria siempre ganará sus batallas, aunque no sepa en ocasiones en qué bando combate (como Pío Cabanillas), pero sabe vender su producto, es decir, él mismo, y acaparará éxitos y menciones oficiales mande quien mande; Alberto Rosell, por aquello de los principios, perderá sus guerras y defenderá su independencia en una pequeña reserva india que irá desde el bar oscuro en que toca hasta el oscuro domicilio en que vegeta. Cherchez la femme: Teresa también flota por estos mares. Pero la novela puede leerse casi como un western europeo de entreguerras entre dos pistoleros que saben lo que quieren y son fieles a ello. Pero no quieren lo mismo, claro.
“El pianista”. Una novela sobre el papel del artista en una sociedad. No sé la relación que pueda tener “El hombre del piano” que cantaba Ana Belén con la novela, pero cierto lazo de parentesco parece existir. Una novela sobre el papel de las convicciones, esos fardos del alma que a veces tanto pesan y te impiden salir volando. Sublime recreación de la Barcelona de la postguerra, derrotada por partida doble, triple o cuádruple (es cuento largo). Una novela sobre el papel del travestismo político necesario para sobrevivir y flotar en todas las aguas, como los buenos corchos. Una novela con demasiados papeles, por lo que veo, pero ninguno papel mojado. Una novela para leer, para gozar y para extraer alguna enseñanza.
Como me cae excesivamente bien, no incitaré a tirar sobre el pianista. Ya se encargó el resto del mundo de hacerlo. “El contexto”, que hubiese dicho Sciascia.

1 comentario:

  1. Aviso para navegantes (entre ellos, yo mismo): hay versión cinematográfica.

    http://elpais.com/diario/1999/03/12/cultura/921193211_850215.html.

    Habrá que hurgar por ahí, a ver por dónde podemos encontrarla...

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