lunes, 14 de noviembre de 2016

JUAN LUIS PANERO: EL VICTORIOSO DERROTADO


JUAN LUIS PANERO: EL VICTORIOSO DERROTADO

 

 

 

Antonio J. Quesada

 

“El drama de Juan Luis fue un éxito literario tardío, una soterrada competencia con su hermano Leopoldo y un afán rebelde y destructor (incluso autodestructor) que no siempre halló cauce. (…) Fue un alto poeta de mundo reducido, elegíaco. Y un hombre inteligente que no culminó en sus modelos, que no llegó: ni Lowry, ni Montherlant, ni Drieu, ni Pavese, ni Borges, conservador en tantas cosas. (…) Necesitaba un peldaño más e ignoro por qué no lo subió o lo bajó. Algo faltó. Y ese es su drama”. Pese a que no creo que Luis Antonio de Villena sea del todo exacto en este ilustrado comentario sobre Juan Luis Panero, no se puede negar que bastante de cierto puede haber: es interesante comenzar la firme casa de Juan Luis por este inquietante tejado de Villena, e intentar saber qué puede haber de cierto en tan sugerente idea.

El mundo creativo marcará a Juan Luis desde que nace, en 1942, y todo ello se reflejará en su poesía, una poesía bastante autobiográfica (o, cuando menos, muy fiel al personaje que construyó). Así, el trato con T. S. Eliot y Luis Cernuda es capital (basta leer el poema que da título a su libro “Galería de fantasmas”), y desde muy joven es frecuente su relación con múltiples creadores (excelente balance de sus amistades en “Los mitos y las máscaras”, Tusquets, 1994, pp. 155-158).

La muerte de su padre provoca en él un confesado efecto: “Me quedé sin esa opresión y sin un símbolo personal del franquismo y, por tanto, mucho más ligero de equipaje”. Aunque su carrera creativa había comenzado antes de la muerte de su padre fue tras la muerte de éste cuando empezó a escribir poemas, influido por Quasimodo, Pavese y Cernuda. Visitó a Vicente Aleixandre, en un encuentro que él calificó como decisivo, pues le leyó sus poemas (como hará también con Dámaso Alonso y Rosales), y Aleixandre le dedicó aquella mítica frase, “Tú eres poeta”, que recogerá en el poema “Velintonia, 3”, de “Antes que llegue la noche”.

Publicó algunos poemas en Cuadernos Hispanoamericanos (1966), Ínsula y Papeles de Son Armadans, entre otras revistas, y hará una concurrida lectura en el Instituto de Cultura Hispánica en noviembre de 1966. En 1968 llega “A través del tiempo”, su primer libro, y “Los trucos de la muerte” saldrá el 21 de noviembre de 1975 (fecha señalada donde las haya, en la que muerte también hacía trucos por otras partes, jefaturas de estado incluidas). Son los libros publicados por Juan Luis antes del rodaje de El desencanto, a lo que hay que añadir diversas andanzas profesionales vinculadas con el mundo de la cultura. No era un desconocido, cuando se rueda la película, pero hay un antes y un después. Es inevitable: para todos habrá un antes y un después de un bombazo creativo de ese estilo.

En la película de Chávarri Juan Luis aparece sobreactuado, y tiene una explicación: asegura que intentó hacer cine y no fue entendido por nadie, porque allí cada uno hacía su película (desde Chávarri hasta Querejeta, pasando por Felicidad o cualquiera de los hermanos). Y a todo eso, junto y montado, se le llamó El desencanto. Sus constantes guiños creativos, en la película, no fueron entendidos, y apareció en la pantalla como una especie de cow-boy más del cercano este que del lejano oeste, sobreactuado e histriónico, y pertrechado de fotografías, libros y fetiches varios. Muy poco celebrado, por tanto. Y lo sabía: nunca estuvo muy satisfecho de su paso por el cine, y hablaba de que había rodado dos películas “testimoniales, que testimonian poco, bastante menos que algunos poemas” (en la película de Ricardo Franco, Después de tantos años, aparece también excesivamente sobreactuado, pero ya en su papel de solitario sin remedio, ese traje que construyó durante toda su vida y que tan bien le sentaba).

Tras El desencanto continuará con su carrera creativa, aunque saldrá bastante impulsado como personaje y seguirá creciendo como poeta. En 1984 se publicará su poesía completa bajo el título “Juegos para aplazar a la muerte”, algo que supuso su redescubrimiento, el éxito y gran cantidad de actividades culturales.

Recibirá el Premio Ciutat de Barcelona por “Antes que llegue la noche” en 1985, y en 1988 el Premio Loewe por “Galería de fantasmas”. “Los viajes sin fin” será su sexto libro de poesía, y sus “Poesías completas” se publicarán en enero de 1997. Unidas a  “Enigmas y despedidas” (1999) compondrán toda la poesía de Juan Luis (hay que añadir a su obra otro tipo de textos, como artículos en prensa, prólogos diversos, la edición de las Obras completas de su padre, unas memorias conversadas, etc.).

La poesía de Juan Luis tiene un tono que sintoniza perfectamente con esa imagen que ya ofrecía en El desencanto, a pesar de lo sobreactuado de la misma: culturalismo bien digerido, paso del tiempo, muerte, melancolía, soledad, fracaso, alcohol, suicidio, etc.: para entenderle basta con leer poemas como “A la mañana siguiente Cesare Pavese no pidió el desayuno”, “Un étranger”, “Frente a la estatua del poeta Leopoldo Panero”, “La gloria póstuma”, “En una estación de madrugada” o “Autobiografía”.

Con el tiempo compruebo que la poesía de Juan Luis es la que más me llega, de la obra de todos los creadores de la familia. La que releo con más pasión e interés, la que resulta más afín a mi modo de ser y de estar (Leopoldo María es más personaje y un gran poeta, pero su poética me resulta más lejana, y Michi es un genial diletante más dado a la prosa poética oral, brillante pero bellamente efímero, como lo es lo oral). Juan Luis es de mi familia creativa, y considero que, aunque va de derrotado, como creador es victorioso.

Juan Luis morirá en septiembre de 2013, bastante más reconocido de lo que lo estaba siendo hasta mediados de los años ochenta, y durante toda su vida continuará con la ceremoniosa ignorancia hacia su hermano Leopoldo María, lo que no deja de influir en su elaborado personaje.

Con el tiempo, al menos para mí, su estatura aumenta. No es nada infrecuente que me acompañe en mis viajes (voy rotando a Cavafis, Antonio Machado, Gil de Biedma, Juan Luis Panero o Vázquez Montalbán, generalmente). Juan Luis va de derrotado por la vida y por la Historia pero… estoy convencido de que es un victorioso derrotado.

 

2 comentarios:

  1. Permanente desengañado con su voz cavernosa creo que siempre trató de decirnos algo sin decirlo , lo cual inquieta a quien lo lee.
    Buen trabajo , buena defensa.Muchas Gracias.Lo comparto

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  2. Siempre de vuelta de no se sabe dónde... Pero me inquieta, pues posiblemente también vuelvo de ese dónde, que no sé en qué parte se ubica... Abrazos, amiga, gracias,

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