domingo, 11 de diciembre de 2016

CELA, EL HOMBRE QUE SUPO GANAR


Releo en estos días "Cela, el hombre que quiso ganar", de Ian Gibson (me gustaría conocer a Gibson...), y vuelvo a pasar muy buenos momentos. Me interesa Cela, con sus luces y sus sombras, y me interesa este libro de Gibson. Libro tan honesto que no pretende dar lecciones, sino exponer temas y apuntar ideas y posibles líneas de investigación, y eso se agradece (en otros libros Gibson da lecciones, y lo agradezco menos; será que me hago viejo, y cada día valoro más el tono de un libro). "Ahí les dejo eso, ustedes saquen sus conclusiones". Sí: es lo mejor.
Alguna vez dejé por escrito que, conociendo a Cela, el título debería ser "Cela, el hombre que ganó", pero hoy lo titularía "Cela, el hombre que supo ganar". Soy como el río de Heráclito, supongo que como nos pasa a todos.
Partiendo siempre de la base de que tenemos que determinar qué es la victoria y qué es la derrota, claro. Cuando empecé con esto de escribir quería que todo el mundo supiera de mis cosas, que la prensa escrita de Málaga sacara unas líneas cuando intervenía en algún evento, que el Ateneo me llamara para no sé qué, que se hablara de este o de aquel sarao en que intervenía, quería publicar otro libro... En fin... Hoy casi todo eso me parece gloria de provincias (aunque conozco incluso a quien ha muerto por no lograr eso) y me importa un pimiento de Padrón-Iria Flavia toda esa catetada (sobre todo desde que sé con más detalle como funciona la prensa escrita, al menos la que me toca de cerca). Cuando sucede algo de eso que cito suele ser a pesar de mí mismo (menos lo de publicar libros, donde al inestimable desinterés de los editores uno mi rampante misantropía convicta y confesa). Triunfar, hoy, es para mí dejar un texto narrativo o poético como quiero que quede, después de dura pelea: así, en ocasiones puedo triunfar un par de veces durante una tarde (no suele ser el caso: los textos se paren con dolor). Sin que nadie se entere: no tiene nada que ver.
Pero si algo me apasiona es atender al andamiaje creativo de autores a los que admiro, y eso lo tengo en este libro que cito. Siempre he pensado que Cela preparó las oposiciones para Nobel de Literatura durante toda su vida, y al final sacó la plaza, aunque el ejercicio es muy duro y hay que estar dispuesto a todo lo que implica. Hizo oposiciones a Académico de la Lengua y también sacó plaza, a Premio Cervantes (y también la sacó, aunque con más polémica)... Opositó a todo lo opositable, con éxito y, por tanto, cumplió sus objetivos. Ganó, conforme a sus objetivos. Supo ganar.
Cela, el hombre que supo ganar. Muy interesante trabajo, el de Gibson.








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