viernes, 19 de mayo de 2017

DANGGIT



Danggit.
En Palawan desayuné en diversas ocasiones danggit con arroz y, aunque a las personas les suele parecer raro, me gustó bastante este extraño pez.
Tanto que lo incluí, como homenaje a mis queridas Filipinas, en un relato que se publicará en breve (no es el único homenaje a Filipinas: en el relato aparece también mi admirado e inevitable Rizal). "Dos cervezas", titulé el relato.
Pongo en boca de uno de los protagonistas el siguiente texto: "He lavado platos en Londres y vasos en París, he vivido todavía no sé de qué en Roma (loco de felicidad, por cierto) y he huido de más de una ciudad alemana porque Alemania no está hecha para los bohemios (a pesar de la cerveza: mi cómplice, mi compañera, mi hermana; mi única aliada fiel en esta vida, la única que nunca me falló). He preparado kimchi en Corea, sushi en Japón y danggit en Filipinas (pez que me disloca desde que por primera vez lo desayuné en Palawan, con arroz; una mañana de resaca, frente al mar). En ningún sitio me han valorado ni las mujeres me han querido, en eso el mundo es unánime y no distingue de nacionalidades".
Danggit, sí.

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