miércoles, 17 de mayo de 2017

MANUEL ALCÁNTARA Y URTAIN

He tenido varios retazos de conversación personal con Manuel Alcántara. No soy de apuntarme los goles que no me corresponden: los que hemos jugado fútbol sabemos que eso está muy feo. Como no soy de cazar fotografías, tampoco tengo imágenes de esos momentos.
Uno de ellos fue especialmente divertido. Le vi en un momento solo, en cierto evento (esto suele ser extraño, sin personas que busquen fotografías con él para subir a facebook), y me acerqué (esto suele ser más extraño: soy un exhibicionista muy tímido y me inquieta molestar a las personas). "Maestro, ¿puedo hacerle una pregunta?", le comenté. "Por supuesto" (o algo por el estilo), supongo que contestó, levemente desganado, esperando profundas dudas literarias, solicitud de consejos o no sé qué. "¿Qué opinión tiene usted de Urtain?", le pregunté. Como digo, no soy de apuntarme goles ajenos, pues no es ético, pero no creo equivocarme si confieso que, cambiando su semblante, apuntó: "hombre, Urtain", e hizo una serie de comentarios muy personales sobre su experiencia con el "morrosko" y su visión de él. Creo que le gustó la pregunta.
El boxeo me sigue interesando, pese a todo, quizás porque la vida se parece a este deporte (hay que cubrirse, atacar, sospechas de tongos, etcétera). Y he vuelto sobre Urtain, una historia que no deja indiferente (hace años, Animalario hizo una obra muy curiosa sobre él). De cuando era niño conservo el recuerdo de un ex-boxeador que se arrojó al vacío desde un balcón, harto de todo, y que tenía fama de conflictivo.
Urtain era bastante más, seguramente.

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