jueves, 25 de octubre de 2018

EL DÍA DE LA MUERTE DE DAVID BOWIE

Se publica el segundo número de "Oropeles y guiñapos", y tengo el inmenso honor de participar en él con un poema, "El día de la muerte de David Bowie".
Espero que les agrade.



 
El día de la muerte de David Bowie
A Cristina Consuegra y Antonio Jiménez Millán
El día de la muerte de David Bowie
madrugué, como cualquier otro día,
para llegar temprano al trabajo
y comenzar a resolver todo eso tan esencial
que siempre me espera en el despacho.
Javier Salvago alegraba mi trayecto
y me sentía especialmente creativo
(me sucede cuando alguien me regala creatividad).
Todo parecía lo de siempre.
Mis compañeros del autobús de las siete
eran los de siempre:
la señora ucraniana que apenas habla español;
las altivas funcionarias de los Juzgados;
el tatuado lector de Juan Luis Panero
(él no lo sabe, pero somos cómplices);
la chica que abre el jardín de infancia todavía de noche;
el pintor, con sus coloreados pantalones viejos;
algún estudiante medio dormido con papeles en la mano…
¿Qué pensarán ellos de mí?
“Ese joven tan triste al que vemos envejecer pegado a un libro”,
puede que piensen.
Y llevarán razón.
Antes de comenzar mi jornada,
moderadamente somnoliento,
repasé la prensa en el ordenador,
como cada mañana.
Y fui consciente de que, ya, nada importaría hoy:
ha muerto David Bowie.
No era otro bulo macabro de la red. No.
Esta vez, no. Ha muerto David Bowie.
Inevitable:
todo eso tan importante que cada día me acosa
pasará a un segundo plano
hoy.
Hoy:
el día de la muerte de David Bowie.
(Antonio J. Quesada)

lunes, 15 de octubre de 2018

BEATRIZ PÉREZ ARANDA

La adoro.

https://www.abc.es/play/television/noticias/abci-nuevo-error-directo-beatriz-perez-aranda-201810151308_noticia.html

sábado, 13 de octubre de 2018

...Pero el alma se pobló de moho


...Pero el alma se pobló de moho
 
Llámame nostálgico, romántico,
soñador o inocente,
pero qué bonito era pensar
que con la palabra podíamos
cambiar el mundo.
Que el hombre era bueno, a pesar de todo.
Cómo convivíamos con las imágenes de esos desgraciados
que quedaron atrapados en sus fotografías
y
que nos ayudaban a seguir adelante
y a encararlo todo, por duro que fuera.
Todavía no sentíamos moho en el alma
y todo estaba por hacer:
la mañana acababa de empezar.
Todo era posible.
No habíamos asimilado que del hombre
nada cabe esperar como colectivo
(no esperes nada de persona alguna, ni de Dios, de Estado
o de Iglesia alguna: así no serás defraudado nunca).
Que de lo que se trata es de multiplicar los números
y que haya más euros en el banco
(antes contábamos en pesetas),
para que la gente me mire como a un triunfador.
Aunque el moho se apropie de mi alma. Da igual. No se ve.

(Antonio J. Quesada: "Desde el otro lado del espejo")

domingo, 7 de octubre de 2018

BIOLOGÍA, HISTORIA

BIOLOGÍA, HISTORIA

Por fin.
Ha sido este fin de semana, cuando he podido disfrutar del bello libro de mi querido y admirado Antonio Jiménez Millán, "Biología, Historia" (Visor, 2018).
Por fin.
Y he tenido la sensación de ser cómplice de tantas andanzas creativas que ha sido de los trayectos más bellos que he vivido en mucho tiempo. He paseado por ciudades en las que nunca había estado (o he vuelto a ellas, pero de otra manera), he arriado banderas a deshoras (no creo en ellas, no fue ningún trauma), he reflexionado sobre mi posición en el mundo (pequeña, alejada de los poderes: mi único poder soy yo, y aunque parezca ínfimo a mí me basta), he revivido la muerte de mi padre, he paseado junto a Juan Carlos Rodríguez, Kafka o Jaime Gil de Biedma, he utilizado cines como refugios, he... He gozado, que es lo más importante.
Y, perdonen mi puntito sentimental, pero... es mágico que un poeta tan querido y admirado me dedique un poema tan bello como "La casa de las palomas".
GRACIAS, querido Antonio. Gracias por tanto. Revisitaré "Biología, Historia" con frecuencia: para gozar y para intentar entenderme a mí mismo algo mejor.