viernes, 10 de septiembre de 2021

PARTICIPACIÓN EN MICRORRELATOS DE CAPITEL (CUADERNO CAPITEL NÚMERO 7)

 

 CAPITEL

Antonio J. Quesada

Un mal profesor puede causar daño a su alumnado (generalmente, tampoco son daños irreversibles), pero un buen profesor puede ser el origen de muchos beneficios. Es el caso de Capitel, aquel profesor de Historia del Arte que tuve la suerte de encontrar durante mi Bachillerato.

Capitel, en realidad, era un artista. Un artista que mantenía su taller, sus viajes y sus vicios (“generalmente, por desgracia, confesables”) como Profesor de Enseñanza Secundaria. Generaciones de alumnos tuvimos la fortuna de aprender a amar el Arte gracias a Capitel, tanto en el Aula como en su estudio, durante bastantes tardes. El Arte no era otro saber pasteurizado que empaquetaban en un Manual, sino un modo de ser y de estar en la vida. Una muleta que te ayudaba en tu camino. En el fondo, la justificación de la vida. Le llamábamos Capitel, pues podía dedicar una clase entera a detenerse en la belleza de algún capitel que mereciera la pena.

Nunca olvidé a Capitel. Hace años que vivo en Roma, realizando sesudas investigaciones en el Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado, en Via Panisperna, pero… no es casual que viva en Roma, sin interés en mudanza alguna.