Hoy cerramos el año 2011, y mañana comienza nuevo año, a ver qué tal nos va en él. Hay una tradición que suelo conservar cada año y es la de asistir desde casa al Concierto de Año Nuevo de Viena, disfrutar con el repertorio escogido y seguir con las palmas, como si estuviera físicamente en Viena, la Marcha Radetzky (http://es.wikipedia.org/wiki/Marcha_Radetzky). No sé si como un niño, como un melómano o como un aficionado, sin más. Luego, con un poco de suerte, suele caer el Concierto de Año Nuevo organizado por mi Universidad.
Pero por si acaso, les dejo la versión del año 2009, dirigida por Barenboim (http://www.youtube.com/watch?v=wh1p5tEd2UE&noredirect=1).
Un abrazo, GRACIAS POR ESTAR CERCA.
sábado, 31 de diciembre de 2011
martes, 27 de diciembre de 2011
"DENTRO DE MÍ", UN POEMILLA COMO PARLAMENTARIO O ASÍ
Hoy creo que comienza una nueva legislatura o algo así, pues están montando jarana por la Carrera de San Jerónimo, y si fuésemos malévolos podríamos parafrasear al gran Reinaldo Arenas e imaginar a la muchedumbre "que danza, que bufa babeante / tan sólo porque han sido renovados los nombres / de sus estafadores". Pero como no somos malévolos, Dios nos libre, traigo aquí un poemilla que incluí en mi "Poesía a instancia de parte", y que se titula "Dentro de mí".
A ver qué pasa...
Dentro de mí
¡Qué gran complejidad!
Habita dentro de mí un Parlamento entero,
con su izquierda combativa,
su derecha reaccionaria
e, incluso,
su centro,
que viene o que va, pero siempre poquito y con timidez.
Incluso hay algún extraño
que mira con cara de estar de vuelta de todo.
Y me observa atentamente,
dándose cuenta del gran engaño
A ver qué pasa...
Dentro de mí
¡Qué gran complejidad!
Habita dentro de mí un Parlamento entero,
con su izquierda combativa,
su derecha reaccionaria
e, incluso,
su centro,
que viene o que va, pero siempre poquito y con timidez.
Incluso hay algún extraño
que mira con cara de estar de vuelta de todo.
Y me observa atentamente,
dándose cuenta del gran engaño
jueves, 22 de diciembre de 2011
FELIPE, QUE TE ESTAMOS ESPERANDO...
Hoy, entre gobiernos anticrisis, opinadores de los que reorganizan el universo desde su tertulia de televisión o radio, sabios de todos los colores políticos con tijeras a cual más larga, navidades a las que sobrevivir y todas esas cosillas del día a día, quiero hacer un alto para mandar un abrazo fuerte a un amigo y compañero de trabajo de los que da gusto tener cerca, Felipe, y desearle la pronta recuperación que ya va teniendo. Lo hago por medio de este blog porque sé que lo lee y echa su ratico con nuestras cosillas (era inevitable: cuando supe que lo leía estuve tentado de decirle... "¡ah, tú eras!"). No es tan frecuente encontrar en el trabajo a personas con las que dé gusto tener una conversación por su gran cultura, su agrado y su sentido del humor, por lo que tenerle lejos es un lujo que no tenemos por qué asumir. Así que Felipe, ya sabes, a ponerte bien o amenazo con regalarte las obras completas de Vizcaíno Casas. Tú verás, pero es muy grave mi amenaza...
Un abrazo fuerte, querido Felipe, y ya sabes que te esperamos. ¿Qué sería de una reunión o un curso de pedagogía sin aprender de ti?
Un abrazo fuerte, querido Felipe, y ya sabes que te esperamos. ¿Qué sería de una reunión o un curso de pedagogía sin aprender de ti?
domingo, 18 de diciembre de 2011
HA MUERTO EL DRAMATURGO VACLAC HAVEL
Ha muerto el dramaturgo Vaclac Havel, y ya se sabe que cuando un creador muere, somos un poco peores. El teatro de Havel fue un referente y merece la pena leerle, para detenerse en la condición humana y los excesos del totalitarismo, por ejemplo.
Por cierto, hay quien le conocerá por su labor como último presidente de Checoslovaquia y primer presidente de la República Checa, algo que tampoco es poca cosa. Pero prefiero dejar su labor política al margen, lo que me llena de él es su literatura.
Afortunadamente, en nuestro país Círculo de Lectores le ha tratado bien y podemos encontrar muchos de sus textos.
Cuando alguien a quien admiramos muere es como si muriésemos un poquito también nosotros. Eso me pasó hoy.
Por cierto, hay quien le conocerá por su labor como último presidente de Checoslovaquia y primer presidente de la República Checa, algo que tampoco es poca cosa. Pero prefiero dejar su labor política al margen, lo que me llena de él es su literatura.
Afortunadamente, en nuestro país Círculo de Lectores le ha tratado bien y podemos encontrar muchos de sus textos.
Cuando alguien a quien admiramos muere es como si muriésemos un poquito también nosotros. Eso me pasó hoy.
jueves, 15 de diciembre de 2011
Una altra cancó del noi del Poble Sec (per aprendre belles paraules)
Aprender una lengua siempre es bello. Hacerlo con una canción preciosa... encara mès.
Avui, la "Cançó de Matinada", de Serrat. Gràcies, noi del Poble Sec.
Ens ho ha de dir la veu tremolosa
y trista d'un campanar.
Un cop de llum i el crit de d'una garsa
que ha despertat amb fam i busca
per entre blats i civades
qualsevol cosa per omplir el pap.
O potser un gall
que dins la cort canta.
La nit és morta, i ja es fa clar,
la nit és morta, i ja es fa clar.
Mentre jo canto, de matinada,
la vila és adormida encara.
S'han despertat mullades les fulles
del camp d'alfals veí.
S'espolsen l'aigua de la rosada
mentre que arriba la matinada
i el sol que les escalfa
fins que les tallin d'un cop de falç.
Alcen la testa
mullada i fresca.
Per a caure a terra massa temps hi ha,
per a caure a terra massa temps hi ha.
Dintre la vila ja plora un nen
i pels afores corren els bens.
I amb el sarró i la bóta a l'esquena,
i amb un bastó a la mà,
se'n va el pastor i el seu gos d'atura,
se'n van cap unes altres pastures.
Trencant rius i cabanyes
a les muntanyes volen tornar.
Surt amb l'aurora,
cal sortit d'hora:
el camí que han de fer és molt llarg,
el camí que han de fer és molt llarg.
Cap a vila ja ve el pagès,
la bossa buida i el carro ple.
De roig tomàquet i de verdures
collides del seu hort.
La mula sua, el carro crida
i l'home tanca els ulls i somnia
mentre el sol es lleva
d'un llit d'alzines, enlluernant
a les velletes
que, pansidetes,
cap a l'església van caminant,
cap a l'església van caminant.
I ara jo canto de matinada,
la vila és adormida encara.
http://www.youtube.com/watch?v=tS6TskiEhEE
Avui, la "Cançó de Matinada", de Serrat. Gràcies, noi del Poble Sec.
Ens ho ha de dir la veu tremolosa
y trista d'un campanar.
Un cop de llum i el crit de d'una garsa
que ha despertat amb fam i busca
per entre blats i civades
qualsevol cosa per omplir el pap.
O potser un gall
que dins la cort canta.
La nit és morta, i ja es fa clar,
la nit és morta, i ja es fa clar.
Mentre jo canto, de matinada,
la vila és adormida encara.
S'han despertat mullades les fulles
del camp d'alfals veí.
S'espolsen l'aigua de la rosada
mentre que arriba la matinada
i el sol que les escalfa
fins que les tallin d'un cop de falç.
Alcen la testa
mullada i fresca.
Per a caure a terra massa temps hi ha,
per a caure a terra massa temps hi ha.
Dintre la vila ja plora un nen
i pels afores corren els bens.
I amb el sarró i la bóta a l'esquena,
i amb un bastó a la mà,
se'n va el pastor i el seu gos d'atura,
se'n van cap unes altres pastures.
Trencant rius i cabanyes
a les muntanyes volen tornar.
Surt amb l'aurora,
cal sortit d'hora:
el camí que han de fer és molt llarg,
el camí que han de fer és molt llarg.
Cap a vila ja ve el pagès,
la bossa buida i el carro ple.
De roig tomàquet i de verdures
collides del seu hort.
La mula sua, el carro crida
i l'home tanca els ulls i somnia
mentre el sol es lleva
d'un llit d'alzines, enlluernant
a les velletes
que, pansidetes,
cap a l'església van caminant,
cap a l'església van caminant.
I ara jo canto de matinada,
la vila és adormida encara.
http://www.youtube.com/watch?v=tS6TskiEhEE
lunes, 12 de diciembre de 2011
"NATURALEZA FRONTERIZA", UN POEMILLA
Me pidieron un poema para un libro colectivo que por ahí andará, no sé si publicado, en prensa, prensado o como simple proyecto. Sé que mandé este poemilla, que pretende resaltar mi naturaleza a medio camino de casi todo.
Naturaleza fronteriza
Y mientras
se construye el nuevo orden
yo
toco a la guitarra las cosas del Serrat.
Y mientras
todos buscan su hueco bajo el sol
yo
releo versos de Benedetti, con devoción.
Y mientras
se fabrican las alianzas y se reparten cargos
yo
disfruto de los relatos de Borges como el primer día.
Y mientras
todos los cañones me apuntan, desde todas las geografías
(por causa de mi naturaleza fronteriza)
yo
escribo este poemilla.
Naturaleza fronteriza
Y mientras
se construye el nuevo orden
yo
toco a la guitarra las cosas del Serrat.
Y mientras
todos buscan su hueco bajo el sol
yo
releo versos de Benedetti, con devoción.
Y mientras
se fabrican las alianzas y se reparten cargos
yo
disfruto de los relatos de Borges como el primer día.
Y mientras
todos los cañones me apuntan, desde todas las geografías
(por causa de mi naturaleza fronteriza)
yo
escribo este poemilla.
martes, 6 de diciembre de 2011
"LA BIOGRAFÍA", MICRORRELATO METAFÍSICO
Alguna vez escribí este microrrelato para algún concurso literario.
Alguna vez aspiré a ganar algún concurso literario.
Alguna vez...
Alguna...
LA BIOGRAFÍA
Alguna vez aspiré a ganar algún concurso literario.
Alguna vez...
Alguna...
LA BIOGRAFÍA
Ya se puede encontrar en las librerías una nueva biografía sobre mí. Otra. Otro intento de desvelar mi presunta vida y mis presuntos milagros. Otro intento más: si todavía me importara algo en la vida me sentiría cansado de suscitar tanta atención estéril. De un poeta sólo deben hablar sus libros: el resto es prosa.
Otra nueva biografía, ¡qué aburrimiento! Otra recolección de medias verdades, gruesas mentiras y alguna que otra verdad completa basada en una serie de hechos que se pretenden objetivos, y que son el hilo conductor que sirve al fulanito de turno para construir su trabajillo y venderlo. Otra más. ¿Justifica mi vida otro trabajo de este estilo? Parece que las editoriales consideran que sí, aunque yo estoy convencido de que son escasas las vidas que merecen tanta atención. En mi caso, estoy seguro de que mi existencia no merece la pena más que para mí y para unas cuantas personas a las que el azar colocó a mi lado. ¿Para qué tanto ruido?
Algún incauto pensará que, leyendo el librito (este librito o cualquiera de los libritos anteriores), será capaz de llegar a conocerme. ¡Qué empresas tan desmesuradas afrontamos en ocasiones! Ni yo mismo sé quién soy, ¿iba a ser alguien, desde fuera, capaz de conocerme? ¡Qué inconsciencia! ¡Qué atrevimientos provoca la ignorancia!
Soy lector asiduo de Pessoa, pero ya antes de serlo tenía muy asimilado que no se puede conocer, realmente, a ninguna otra persona, como a lo mejor es imposible conocer, en realidad, incluso a uno mismo. Somos islas, generalmente vírgenes, sin posibilidad de formar un archipiélago. Hace mucho tiempo que asimilé estas ideas, aunque no es prudente difundirlas. No serían aceptadas: preferimos las bellas mentiras antes que las descarnadas verdades (quizás por eso existen tantas religiones y tantos libros de poesía, entre otras farsas más o menos benignas).
Quizás por no estar asimilado mi modo de ver el tema, antes expuesto, cada librito que se publica sobre mí se vende como si fuera un pastel de fresa y chocolate. Allá cada cual con sus miserias. Que lean la biografía, si quieren. Al fin y al cabo, cada uno pierde su tiempo como le viene en gana.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
YO NACÍ, RESPETADME, CON EL FÚTBOL
Me gusta el fútbol, sí señor. Yo nací, respetadme, con el "Carrusel" como música de fondo: dibujaba porterías de fútbol en mis ratos libres en las clases ("Quesada, siempre pinta usted lo mismo", me dijo alguna profesora hace mucho tiempo, demasiado...), pateaba latas de zumos o piedras más o menos redondas (destrozando zapatillas sistemáticamente), jugaba de modo penoso aunque a ratos hacía mis cosillas bonitas, y así fui creciendo, hasta que llegué de la nada a las más altas cotas del más absoluto vacío. Pero me lo paso tan bien jugando que eso compensa mi falta de destreza, y eso me reconforta (sigo a Pessoa: pongo un poquito de mí en todo lo que hago). Y también soy un espectador canónico, cuando ejerzo de futbolero: no entiendo pero monto y desmonto alineaciones y critico tácticas, lanzo equipos al ataque o los encierro atrás según el caso, la cerveza me ayuda a soltar alguna que otra barbaridad al horizonte y, en fin, canalizo mis fanatismos hacia el terreno de juego (está calculado, es mi válvula de escape para no ser fanático en otros campos de la vida, como la política, la religión e incluso la literatura). Es una religión en busca de Dios, que escribía Manuel Vázquez Montalbán. Y poseo triple militancia, mi esquizofrenia es grande: Málaga, Barça y Roma se reparten mi cariño como buenos hermanos (por cierto, también me lo paso en grande viendo perder a Sevilla, Madrid y Lazio: dentro del terreno de juego les deseo todo tipo de males, aunque jamás seré tan estúpido como para sacar estas pasiones irracionales de la hierba, por supuesto).
Decía Galeano que el fútbol era el mayor de los placeres pequeños, lo más grande entre las cosas sin importancia, y llevaba razón. Alguna vez he escrito acerca de la misión terapéutica del "Marca", y estoy convencido de ello. Es largo de explicar, si alguien quiere debate arrojo el guante...
Luis García Montero sintetiza mi opinión profunda con bellas palabras: "Si se compara con los grandes males de la vida (la enfermedad, la muerte, la injusticia, el amor), el fútbol es un vaso de agua, sólo eso. Pero mentiría si no admito que ese vaso de agua me ha quitado muchas veces la sed". Bravo.
Decía Galeano que el fútbol era el mayor de los placeres pequeños, lo más grande entre las cosas sin importancia, y llevaba razón. Alguna vez he escrito acerca de la misión terapéutica del "Marca", y estoy convencido de ello. Es largo de explicar, si alguien quiere debate arrojo el guante...
Luis García Montero sintetiza mi opinión profunda con bellas palabras: "Si se compara con los grandes males de la vida (la enfermedad, la muerte, la injusticia, el amor), el fútbol es un vaso de agua, sólo eso. Pero mentiría si no admito que ese vaso de agua me ha quitado muchas veces la sed". Bravo.
domingo, 27 de noviembre de 2011
"NO SE NACE MUJER: SE LLEGA A SERLO". PRÓLOGO DE UNA MUJER CONCIENCIADA
Hoy incluyo aquí el prólogo que escribí para un estudio del feminismo malagueño, escrito por Aurora Gámez, y que se presentará en Málaga, Madrid y resto de la humanidad.
Reivindico mi lado femenino, mi condición de mujer concienciada de su género.
NO SE NACE MUJER: SE LLEGA A SERLO
Antonio J. Quesada
Poeta-poetisa
Ser mujer, posiblemente, es una de esas pocas cosas serias que todavía se puede ser en este mundo. Ya se sabe, además, que ser mujer, arzobispo de Manila o primera bailarina del Bolshoi son tareas que están al alcance de muy pocas personas en esta vida.
“No se nace mujer: se llega a serlo”, nos enseñó la mítica Simone de Beauvoir, tanto con “El segundo sexo” como con otras obras y con su propia vida, posiblemente su mejor obra (con permiso de mis amados mandarines). Simone, una mujer que tomó las riendas de su vida y que, además de ser una pensadora y una creadora de primer orden, nos enseñó a ser mujeres completas, personas inteligentes y dueñas de nuestras vidas sin necesidad de desarrollarnos gracias a tenerle la comida calentita al tarado de turno, las zapatillas en su sitio, la casa limpia o las cervezas frescas para los días de fútbol europeo. Algún machista con sentido del humor hubiese podido describir a Simone como una mujer “con dos cojones”, y debajo de la poco presentable terminología late una importante verdad. Misterios de la lengua (viperina), que en muchos casos todavía no entiende de estas cosas de género (ahora en serio: debemos asumir el problema, para guerrear también en este frente): mientras hombres públicos y mujeres públicas no tengan la misma o parecida connotación, mientras califiquemos con respeto a alguien como un zorro pero generalmente sea otra cosa hablar de una zorra, o mientras algo muy bueno sea cojonudo y algo muy aburrido sea un coñazo, queda trabajo por hacer. Y las mujeres debemos asumir el reto: nos va la condición en ello.
Por tanto, todavía a estas alturas debemos hablar de feminismo y de ideas de género, ¡cómo no!, pues cuando no se hacen los deberes a tiempo siempre hay que recuperar en septiembre. Ojalá (“Ojalá” cantaba el gran Silvio) no fuese necesario detenernos en estas cuestiones hoy, dejando esta tarea para los historiadores, pero desgraciadamente todavía hay que estar en ello porque la desigualdad se cuela por las grietas de la sociedad y por ahí no debemos pasar, ni la desigualdad ni nosotros (además, corren malos tiempos para algunas conquistas sociales, y no se nos debe olvidar que los derechos sociales no se regalan: se conquistan).
Por otra parte, si meditamos acerca de dónde venimos, la carretera tiene sus curvas: los de siempre ya se encargaron de concebir a la mujer como el reposo del guerrero durante siglos, la mayoría de las iglesias la consideraban la encarnación del pecado para el casto y santo varón (¡ay, Eva, qué guerra les das!), y la publicidad nos recordaba una y otra vez que “la mujer es cosa de hombres”, además de adornar mil y un productos estúpidos con cuerpos de mujer en todo momento. Los concursos de belleza hurgan en la llaga de la mujer empaquetada como un objeto de consumo, algo maquillado actualmente con la existencia de concursos de belleza masculina o con el adobo cultural en ambos tipos de certámenes (resulta peor el remedio que la enfermedad: no parece pretenderse erradicar la esclavitud, sino elevar el nivel de vida de los esclavos; no me gusta). Aristóteles llegaba a considerar a la mujer un hombre incompleto, y Freud, el curandero de Viena, rascó en dicha idea, conectándola con el “hijo predilecto” que el hombre suele lucir en salva sea la parte de su anatomía (con Freud casi siempre acabamos en lo mismo…).
En conclusión, que a estas alturas de la película todavía debemos seguir reflexionando sobre este tema y actuando enérgicamente para erradicar desigualdades por cuestión de género. Aurora, autora de este trabajo que tengo el honor de acompañar con estas modestas líneas, así lo hace, y nos ofrece un sugerente estudio que nos ayudará a entendernos mejor y a trabajar por un mundo mejor. Lo centra en Málaga, sabedora de que, como pretendía Sciascia, describiendo bien Sicilia, describía el mundo. Y eso hace más útil el libro de Aurora: describiendo Sicilia o Málaga bien descrita, seguro que un neoyorquino sabrá entendernos.
Una de las mayores virtudes del trabajo es lo didáctico que resulta en todo momento: estas páginas unen teoría, extraída de los libros más sabios, a práctica, lograda a pie de obra, y eso el lector lo agradece.
Aurora: gracias. Como mujer hecha y derecha te agradezco el esfuerzo que has realizado. Y espero que no te suene a recurso literario mi consideración de mujer: creo haber ganado dicha condición por meritos de guerra, como algunos llegan al generalato.
Gracias, Aurora, por formarnos e informarnos. Por acercarnos, a mujeres y compañeros de viaje, el fuego de los dioses. Con el maestro Benedetti debo terminar, por tanto, dándote las gracias por el fuego. De mujer a mujer.
Reivindico mi lado femenino, mi condición de mujer concienciada de su género.
NO SE NACE MUJER: SE LLEGA A SERLO
Antonio J. Quesada
Poeta-poetisa
Ser mujer, posiblemente, es una de esas pocas cosas serias que todavía se puede ser en este mundo. Ya se sabe, además, que ser mujer, arzobispo de Manila o primera bailarina del Bolshoi son tareas que están al alcance de muy pocas personas en esta vida.
“No se nace mujer: se llega a serlo”, nos enseñó la mítica Simone de Beauvoir, tanto con “El segundo sexo” como con otras obras y con su propia vida, posiblemente su mejor obra (con permiso de mis amados mandarines). Simone, una mujer que tomó las riendas de su vida y que, además de ser una pensadora y una creadora de primer orden, nos enseñó a ser mujeres completas, personas inteligentes y dueñas de nuestras vidas sin necesidad de desarrollarnos gracias a tenerle la comida calentita al tarado de turno, las zapatillas en su sitio, la casa limpia o las cervezas frescas para los días de fútbol europeo. Algún machista con sentido del humor hubiese podido describir a Simone como una mujer “con dos cojones”, y debajo de la poco presentable terminología late una importante verdad. Misterios de la lengua (viperina), que en muchos casos todavía no entiende de estas cosas de género (ahora en serio: debemos asumir el problema, para guerrear también en este frente): mientras hombres públicos y mujeres públicas no tengan la misma o parecida connotación, mientras califiquemos con respeto a alguien como un zorro pero generalmente sea otra cosa hablar de una zorra, o mientras algo muy bueno sea cojonudo y algo muy aburrido sea un coñazo, queda trabajo por hacer. Y las mujeres debemos asumir el reto: nos va la condición en ello.
Por tanto, todavía a estas alturas debemos hablar de feminismo y de ideas de género, ¡cómo no!, pues cuando no se hacen los deberes a tiempo siempre hay que recuperar en septiembre. Ojalá (“Ojalá” cantaba el gran Silvio) no fuese necesario detenernos en estas cuestiones hoy, dejando esta tarea para los historiadores, pero desgraciadamente todavía hay que estar en ello porque la desigualdad se cuela por las grietas de la sociedad y por ahí no debemos pasar, ni la desigualdad ni nosotros (además, corren malos tiempos para algunas conquistas sociales, y no se nos debe olvidar que los derechos sociales no se regalan: se conquistan).
Por otra parte, si meditamos acerca de dónde venimos, la carretera tiene sus curvas: los de siempre ya se encargaron de concebir a la mujer como el reposo del guerrero durante siglos, la mayoría de las iglesias la consideraban la encarnación del pecado para el casto y santo varón (¡ay, Eva, qué guerra les das!), y la publicidad nos recordaba una y otra vez que “la mujer es cosa de hombres”, además de adornar mil y un productos estúpidos con cuerpos de mujer en todo momento. Los concursos de belleza hurgan en la llaga de la mujer empaquetada como un objeto de consumo, algo maquillado actualmente con la existencia de concursos de belleza masculina o con el adobo cultural en ambos tipos de certámenes (resulta peor el remedio que la enfermedad: no parece pretenderse erradicar la esclavitud, sino elevar el nivel de vida de los esclavos; no me gusta). Aristóteles llegaba a considerar a la mujer un hombre incompleto, y Freud, el curandero de Viena, rascó en dicha idea, conectándola con el “hijo predilecto” que el hombre suele lucir en salva sea la parte de su anatomía (con Freud casi siempre acabamos en lo mismo…).
En conclusión, que a estas alturas de la película todavía debemos seguir reflexionando sobre este tema y actuando enérgicamente para erradicar desigualdades por cuestión de género. Aurora, autora de este trabajo que tengo el honor de acompañar con estas modestas líneas, así lo hace, y nos ofrece un sugerente estudio que nos ayudará a entendernos mejor y a trabajar por un mundo mejor. Lo centra en Málaga, sabedora de que, como pretendía Sciascia, describiendo bien Sicilia, describía el mundo. Y eso hace más útil el libro de Aurora: describiendo Sicilia o Málaga bien descrita, seguro que un neoyorquino sabrá entendernos.
Una de las mayores virtudes del trabajo es lo didáctico que resulta en todo momento: estas páginas unen teoría, extraída de los libros más sabios, a práctica, lograda a pie de obra, y eso el lector lo agradece.
Aurora: gracias. Como mujer hecha y derecha te agradezco el esfuerzo que has realizado. Y espero que no te suene a recurso literario mi consideración de mujer: creo haber ganado dicha condición por meritos de guerra, como algunos llegan al generalato.
Gracias, Aurora, por formarnos e informarnos. Por acercarnos, a mujeres y compañeros de viaje, el fuego de los dioses. Con el maestro Benedetti debo terminar, por tanto, dándote las gracias por el fuego. De mujer a mujer.
sábado, 19 de noviembre de 2011
PLATÓN Y LAS BELLAS ARTES, ALGUNAS VIEJAS IDEAS...
Platón y las bellas artes
Antonio J. Quesada
(Publicado en Papel Literario, 4-2-2009)
Suelo decir que no me interesa más filosofía que la necesaria para llegar a la noche, pues lo que me va realmente (y cada vez más) es disfrutar de la belleza literaria, y artística en general. Pero a veces se enreda uno en más disquisiciones de la cuenta, y si encima anda de por medio Platón, la cosa puede terminar regular nada más. Y hay que salir de ellas…
Releer a Platón es siempre un ejercicio excelente para la sanidad mental, pero a veces uno encuentra en sus textos argumentos que chocan, posiblemente porque no aguantan con total dignidad el paso del tiempo, y al leerlos te suenan las tripas del intelecto. No hablo de los comunismos platónicos, del mundo de las ideas, de la caverna mítica y de demás elucubraciones más o menos profundas. No. Quiero referirme a algo aparentemente menor en su obra, anecdótico (o no, ¡ay!) como es la consideración de las bellas artes en el pensamiento platónico. ¿Las apreciaba realmente? ¿No? ¿A ratos? ¿Cómo iba aquello?
Mal empezamos cuando ya expulsaba de su República ideal a la gran mayoría de poetas por razones metafísicas y morales: si “los himnos a los dioses y las alabanzas del bien son la única poesía que ha de admitirse en nuestro Estado” (“La República”, 607 a 2-5), la cosa se pone cruda, de entrada, para los creadores. Me clava la puntilla poco después: “nos encantaría recibirlas (a la poesía y demás artes), sabiendo como sabemos que nosotros mismos somos sensibles a sus atractivos; mas no por esto debemos traicionar a la verdad” (“La República”, 607 c 3-8). Ni Stalin lo hubiese hecho mejor con toda aquella tontería del realismo socialista, vamos, poco nuevo hay bajo el sol. Precedente clásico de aquello que, con el paso de los siglos, diría Fidel, de que “con la Revolución, todo; contra la Revolución, nada”. Pero claro, viniendo de alguien que nos dejó “El banquete” o “Fedón”, la cosa es más peliaguda. No se puede despachar en dos líneas.
En otros sitios habla Platón de que todo lo útil es bello (“Hipias Mayor”, 295 c 1 y siguientes), y esto me produce escalofríos metafísicos. La música bella, por tanto, es aquella que consiste en una imitación del bien (“Leyes”, 668, a 9 – b 2), y los que quieran la mejor clase de sones no deben buscar lo agradable sino lo verdadero. Hablamos distintos idiomas…
En lo que toca al arte (“La República”, 597 c 1 en adelante), los pensamientos de Platón están contaminados por su mundo de las ideas, como cabía esperar: si el arte es imitación, y se imita las cosas que se ven, estamos ante copias de segunda generación, pues las cosas visibles son representaciones de las cosas ideales que están en otro lugar. Por tanto, el menosprecio del arte en Platón parece evidente: el pintor es un mero imitador de apariencias, no de lo real, y por tanto su trabajo no es más que un modo más cómodo que otros de ganarse la vida.
No me gusta e, incluso, me inquieta este conjunto de textos, pese a venir de Platón: Platón desprecia el desinterés artístico, y a mí me gusta el arte en sí mismo. El arte porque sí. Si además tiene alguna misión educativa, mejor, pero yo quiero el arte por el arte. El arte por placer: no quiero dejar de gozar con el arte, lo necesito para sentirme ser racional. Si además Giotto me enseña las Sagradas Escrituras o Diego Rivera, Siquieros y los otros me forman en Historia, fenomenal. Pero las artes subordinadas a la correcta educación de la sociedad no me interesan: suena eso regular, nada más.
¿Funciones morales y educativas en las artes? Puede ser, pero no primordialmente. Platón, que te veo venir…
Antonio J. Quesada
(Publicado en Papel Literario, 4-2-2009)
Suelo decir que no me interesa más filosofía que la necesaria para llegar a la noche, pues lo que me va realmente (y cada vez más) es disfrutar de la belleza literaria, y artística en general. Pero a veces se enreda uno en más disquisiciones de la cuenta, y si encima anda de por medio Platón, la cosa puede terminar regular nada más. Y hay que salir de ellas…
Releer a Platón es siempre un ejercicio excelente para la sanidad mental, pero a veces uno encuentra en sus textos argumentos que chocan, posiblemente porque no aguantan con total dignidad el paso del tiempo, y al leerlos te suenan las tripas del intelecto. No hablo de los comunismos platónicos, del mundo de las ideas, de la caverna mítica y de demás elucubraciones más o menos profundas. No. Quiero referirme a algo aparentemente menor en su obra, anecdótico (o no, ¡ay!) como es la consideración de las bellas artes en el pensamiento platónico. ¿Las apreciaba realmente? ¿No? ¿A ratos? ¿Cómo iba aquello?
Mal empezamos cuando ya expulsaba de su República ideal a la gran mayoría de poetas por razones metafísicas y morales: si “los himnos a los dioses y las alabanzas del bien son la única poesía que ha de admitirse en nuestro Estado” (“La República”, 607 a 2-5), la cosa se pone cruda, de entrada, para los creadores. Me clava la puntilla poco después: “nos encantaría recibirlas (a la poesía y demás artes), sabiendo como sabemos que nosotros mismos somos sensibles a sus atractivos; mas no por esto debemos traicionar a la verdad” (“La República”, 607 c 3-8). Ni Stalin lo hubiese hecho mejor con toda aquella tontería del realismo socialista, vamos, poco nuevo hay bajo el sol. Precedente clásico de aquello que, con el paso de los siglos, diría Fidel, de que “con la Revolución, todo; contra la Revolución, nada”. Pero claro, viniendo de alguien que nos dejó “El banquete” o “Fedón”, la cosa es más peliaguda. No se puede despachar en dos líneas.
En otros sitios habla Platón de que todo lo útil es bello (“Hipias Mayor”, 295 c 1 y siguientes), y esto me produce escalofríos metafísicos. La música bella, por tanto, es aquella que consiste en una imitación del bien (“Leyes”, 668, a 9 – b 2), y los que quieran la mejor clase de sones no deben buscar lo agradable sino lo verdadero. Hablamos distintos idiomas…
En lo que toca al arte (“La República”, 597 c 1 en adelante), los pensamientos de Platón están contaminados por su mundo de las ideas, como cabía esperar: si el arte es imitación, y se imita las cosas que se ven, estamos ante copias de segunda generación, pues las cosas visibles son representaciones de las cosas ideales que están en otro lugar. Por tanto, el menosprecio del arte en Platón parece evidente: el pintor es un mero imitador de apariencias, no de lo real, y por tanto su trabajo no es más que un modo más cómodo que otros de ganarse la vida.
No me gusta e, incluso, me inquieta este conjunto de textos, pese a venir de Platón: Platón desprecia el desinterés artístico, y a mí me gusta el arte en sí mismo. El arte porque sí. Si además tiene alguna misión educativa, mejor, pero yo quiero el arte por el arte. El arte por placer: no quiero dejar de gozar con el arte, lo necesito para sentirme ser racional. Si además Giotto me enseña las Sagradas Escrituras o Diego Rivera, Siquieros y los otros me forman en Historia, fenomenal. Pero las artes subordinadas a la correcta educación de la sociedad no me interesan: suena eso regular, nada más.
¿Funciones morales y educativas en las artes? Puede ser, pero no primordialmente. Platón, que te veo venir…
martes, 15 de noviembre de 2011
FEDERICO GARCÍA LORCA EN LA GRUPA DE SU CABALLO AZUL
Este artículo ha sido publicado en “Hachetetepe. Revista Científica de Educación y Comunicación”, Universidad de Cádiz, número 3, noviembre de 2011, pp. 105-110.
FEDERICO GARCÍA LORCA EN LA GRUPA DE SU CABALLO AZUL
De Federico García Lorca (FGL) se ha dicho y escrito, ya, casi todo. Mejor dicho; también casi de todo. Nada parece poder sorprendernos, a estas alturas de la película, sobre su vida y milagros, aunque todavía encontremos algunos puntos dudosos en su biografía y obra. Puntos que no estaría de más aclarar para recuperar la figura del gran poeta en su totalidad. No cabe duda, además, de que su criminal ejecución contribuyó a rodear de misterio algunos aspectos de su existencia (a FGL, como apuntara alguna vez Pacumbral, en último término le mata la envidia, como casi siempre sucede en España, pero los motivos son bastante concretos, como veremos).
Durante el reinado del Centinela de Occidente el tratamiento de la obra de FGL no era precisamente del agrado de la España oficial, vencedora de una guerra para evitar recordar a estos autores, aunque ya por las grietas del tardofranquismo se iba colando su sombra, así como la de algún otro francotirador de la creación. Incluso Francisco Umbral, Pacumbral, empezaba ya a hablar de un poeta maldito allá por 1968, aquel año en que sucedieron tantas cosas en tantas partes del mundo (en unas más que en otras, también es cierto). Pero tratar según qué temas levantaba ciertas ampollas.
La condición homosexual de FGL, hoy, no plantearía excesivos problemas sociales, pero no podemos olvidar que en aquella época, incluso para muchas de las mentes más avanzadas del lugar, la homosexualidad era una desviación, una perversión, una anomalía o algo que resultaba, a lo sumo, un mal tolerable. Y en ese escenario social se vio obligado a moverse nuestro poeta, un hombre tan sensual al que las derechas llamaban, en sus diarios, “Federica García Loca”. El choque, por tanto, entre FGL y su entorno social era inevitable cada mañana. Como genio y como homosexual no podía más que chocar con la dura realidad diaria. El mundo es de las personas normales, no de los genios, pues a lo mejor sería insoportable un mundo hecho para genios. Pero eso provoca que la vida sea de color gris-ceniza, en general, hemos de asumirlo. Y, encima, un genio con gustos “contra natura”, como decían éstos. Casi nada…
En el círculo de FGL era conocida su condición sexual, lo que no le libró de ciertas incomprensiones por parte, incluso, de personas de dicho círculo más íntimo (basta con leer “Mi último suspiro”, del genio Buñuel, para comprobar que la disposición del gran cineasta no parecía la mejor para convivir armónicamente con FGL). Y el genio Lorca volcó muchas de las incomprensiones y problemas de su vida en su obra, como suele hacer todo creador. Resultaría, por tanto, unilateral y, seguramente, incorrecto, intentar entender plenamente al autor y a su obra sin valorar su orientación sexual y los problemas que le produjo. Sobre todo si admitimos que pueda ser cierto aquello que el genio renacentista Pier Paolo Pasolini escribiera alguna vez a su amiga Silvana Mauri en una carta personal: “Los que como yo están destinados a no amar según la norma acaban por sobrevalorar la cuestión del amor”.
No es nuevo este enfoque a la hora de interpretar a FGL, aunque estuvo siempre al margen de la familia y del círculo lorquiano (incluso de España, hasta fechas recientes): en 1956, ya Jean-Louis Schonberg se detuvo en esta faceta de la personalidad de FGL en su trabajo “Federico García Lorca. L`homme, l’oeuvre”, París, 1956. Pero tendremos que esperar ya a los años ochenta para que los estudiosos se ocupen con más detalle de esta sensibilidad tan especial. Así, por ejemplo, Paul Binding (“Lorca: The Gay Imagination”, Londres, 1985), Ángel Sahuquillo (“Federico García Lorca y la cultura de la homosexualidad masculina”, 1991; original, 1986, Universidad de Estocolmo) o, el gran libro que se ocupa de este tema en España, el trabajo de Ian Gibson “Caballo azul de mi locura. Lorca y el mundo gay”, Planeta, Barcelona, 2009.
En 1984 se publican en ABC los allí llamados “Sonetos de amor”, apuntándose el diario conservador un gran tanto (basta leer la expectación que despertó en las Cartas al Director del Diario en días como el 21 de marzo de 1984). Estos poemas no son otros que los míticos e inéditos “Sonetos del amor oscuro”, que se publicaron sin esa original “oscuridad” por deseo del hermano del poeta, que parece que no quería resaltar ninguna sombra del “vicio nefando” en FGL. Esa oscuridad, según algún académico de la casa conservadora y algún crítico de reconocido prestigio, no aludía a condición sexual alguna, sino al “ímpetu indomable, a los martirios ciegos del amor, a su poder para encender cuerpos y almas, y abrasarlos como hogueras que se queman”. Todavía podía escocer el tratamiento de según qué temas en aquella España que se estaba acostumbrando a volver a vivir en democracia. Y más en ABC, hasta ahí podíamos llegar, y se travistió todo un poco. La familia no quería ofrecer según qué visiones, etc. Pero… la obra de FGL está necesitada de una relectura, y Gibson nos aporta bastante luz en este sentido. Aquí pretendemos ofrecer alguna breve pincelada sobre algunos de estos temas necesitados de tratamiento.
Hoy estamos convencidos de dicha necesidad: no se puede entender adecuadamente a FGL sin tener en cuenta su tendencia sexual, pues suele ser aclaratorio, para entender una obra, atender a las circunstancias personales del creador.
Tuvo que salir FGL de su Granada natal y de su ambiente local para poder comenzar a respirar un aire un tanto menos pueblerino y viciado por el incienso de las sacristías y por el perfume de las casas de gente de orden. Gibson nos demuestra en el capítulo primero de su libro citado cómo se pueden espigar en sus primeros textos inquietudes de un aspirante a literato (antes, aspirante a músico), que comienza a descubrir sus gustos, su sexualidad y lo desviado de la misma, conforme a los cánones vigentes en su tierra. Masturbaciones, Verlaine, lo uraniano, el macho cabrío, Afrodita, Wilde… todo eso no cabía en la Granada de principios de Siglo XX (o cabía sólo en sitios proscritos). Era necesario marchar a Madrid para respirar. Aire fresco. Pero llegará un momento en que también el clima de este país se le queda pequeño a FGL (¿Dalí?, ¿Aladrén Perojo?, ¿el homófobo Buñuel?; tanto desengaño…), y es la ancha América la que puede venir a salvarle (y lo hace: el desenfreno personal y literario de Nueva York y Cuba le hicieron mucho bien, de cara a afrontar la II República).
Tantas y tantas aventuras que, en algunos casos, pasarán a su obra y, en otros, sólo serán conocidas por sus implicados (para afrontar esta tarea, el trabajo de Gibson es esencial: las cartas de amor efusivas a Eduardo Rodríguez Valdivieso y a algún otro, “la masonería epéntica”, las intensas relaciones con Cernuda y Aleixandre, etc.). Existen otras especialmente conocidas: por ejemplo, se ha destacado la “naturaleza no germinativa de la relación homosexual”, que escribiera José Ángel Valente, muy presente en la obra de FGL y que alcanza su máxima expresión en obras como “Yerma”, o en la “Elegía”, de “Libro de poemas”, por ejemplo.
Por otra parte, también debemos destacar, con Pacumbral, cómo FGL mitifica sexualmente en su obra tanto a hombres como a mujeres (recordemos cómo ese Camborio del Romancero es “viva moneda que nunca / se volverá a repetir”). Pacumbral es un ferviente defensor del pansexualismo de Lorca (“creemos que pansexualismo, y no homosexualismo, es la palabra necesaria para entender la libido lorquiana”), aunque apunta (con solidez) enmascaramientos sexuales en sus escritos, alusiones equívocas de ambivalencia erótica: las mujeres, por ejemplo, no tienen rostro, posiblemente porque no sean más que hombres enmascarados bajo formas femeninas.
Pretendemos con el presente trabajo, apuntar algunas pinceladitas sobre ese reflejo de la tensión erótica personal en algunas obras de FGL, convencidos de que también ésta influyó no sólo en su vida y en su obra, sino incluso en su muerte (el odio que las derechas sentían por Lorca se cebaba también con su condición sexual, y no cabe duda de que, usando palabras de algunos de sus enemigos, fue también perseguido con saña, torturado y ejecutado “por maricón”).
- No es necesario comenzar con su obra poética para encontrar otro tipo de obras de temática homosexual. En este sentido es destacable un dibujo realizado en Nueva York en el que se ve a un hombre fornido con barba y abundante vello en el pecho que tiene sobre sus rodillas a un joven marinero, guapo y afeminado, a quien agarra por la cintura (en gesto inequívoco). En un balcón, detrás, una mujer protesta gritando y moviendo los brazos (posiblemente indignada ante ese espectáculo tan poco conforme a natura, según la mentalidad del común de la sociedad), y está presente también el alcohol (casa en la que está escrito “vino”). Diversos vicios, todos juntos y revueltos. Bien. Valiente dibujo. Inequívoco dibujo. Destacable dibujo.
- “El público” es una obra de teatro de “tema francamente homosexual”, en palabras del propio FGL. Resulta razonablemente explícita, pues conforme avanza la comedia se acentúa el equívoco sexual: “Romeo era un hombre de treinta años y Julieta un muchacho de quince”, “… se amaban con un amor incalculable, aunque yo no lo justifique”, “… no me queda tiempo para pensar si es hombre o mujer o niño, sino para ver que me gusta con un alegrísimo deseo”.
- Poema “Tu infancia en Menton”, extraído de “Poeta en Nueva York” (véase el comentario que se realiza en el libro de Gibson, páginas 219-226). Parece evidente que el protagonista de estos versos, el oscuro objeto de deseo, es Emilio Aladrén. En este completo poema se aprecia desde la rivalidad de las mujeres hasta la soledad propia de los hoteles (“Sí, tu niñez ya fábula de fuentes. / El tren y la mujer que llena el cielo. / Tu soledad esquiva en los hoteles / y tu máscara pura de otro signo”), pasando por los defectos del amado (“Es la niñez del mar y tu silencio / donde los sabios vidrios se quebraban. / Es tu yerta ignorancia donde estuvo / mi torso limitado por el fuego / Norma de amor te di, hombre de Apolo, / llanto con ruiseñor enajenado, / pero, pasto de ruina, te afilabas / para los breves sueños indecisos. / Pensamiento de enfrente, luz de ayer, / índices y señales del acaso. / Tu cintura de arena sin sosiego / atiende sólo rastros que no escalan”), o el interés en seguir con el empeño amoroso, a pesar de todos los pesares (“Pero yo he de buscar por los rincones / tu alma tibia sin ti que no te entiende, / con el dolor de Apolo detenido / con que he roto la máscara que llevas. / Allí, león, allí, furia del cielo, / te dejaré pacer en mis mejillas; / allí, caballo azul de mi locura, / pulso de nebulosa y minutero, / he de buscar las piedras de alacranes / y los vestidos de tu madre niña, / llanto de medianoche y paño roto / que quitó luna de la sien del muerto”).
No es poco lo que se ha escrito sobre este poema, pero también es bastante lo que debe reescribirse, todavía. Con detenimiento. Sabiendo de dónde venimos y hacia dónde vamos, por qué no.
- “Oda a Walt Whitman”, también de “Poeta en Nueva York”, es otro poema emblemático, algo más estudiado y sobre el que se ha dicho y escrito bastante. En él son diversos los temas relevantes que se entrecruzan: por ejemplo, FGL comienza presentando al hombre como una máquina productiva, no cabe duda de ello: “Por el East River y el Bronx / los muchachos cantaban enseñando sus cinturas, / con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo. / Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas / y los niños dibujaban escaleras y perspectivas”.
Pero si algo se destaca, en versos archiconocidos y archicitados, es la hermosura del poeta Walt Whitman, que tanto dio que hablar en aquellos tiempos: “Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman, / he dejado de ver tu barba llena de mariposas, / ni tus hombros de pana gastados por la luna, / ni tus muslos de Apolo virginal, / ni tu voz como una columna de ceniza; / anciano hermoso como la niebla / que gemías igual que un pájaro / con el sexo atravesado por una aguja, / enemigo del sátiro, / enemigo de la vid / y amante de los cuerpos bajo la burda tela. / Ni un solo momento, hermosura viril / que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles, / soñabas ser un río y dormir como un río / con aquel camarada que pondría en tu pecho / un pequeño dolor de ignorante leopardo. / Ni un sólo momento, Adán de sangre, macho, / hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt Whitman, / porque por las azoteas, / agrupados en los bares, / saliendo en racimos de las alcantarillas, / temblando entre las piernas de los chauffeurs / o girando en las plataformas del ajenjo, / los maricas, Walt Whitman, te soñaban. / ¡También ese! ¡También! Y se despeñan / sobre tu barba luminosa y casta, / rubios del norte, negros de la arena, / muchedumbres de gritos y ademanes, / como gatos y como las serpientes, / los maricas, Walt Whitman, los maricas / turbios de lágrimas, carne para fusta, / bota o mordisco de los domadores. / ¡También ése! ¡También! Dedos teñidos / apuntan a la orilla de tu sueño / cuando el amigo come tu manzana / con un leve sabor de gasolina / y el sol canta por los ombligos / de los muchachos que juegan bajo los puentes”.
Apunta en su poema la critica a esos maricas de ciudad en la que incidirá a continuación, dejando claro tanto lo que Whitman no quería (“Pero tú no buscabas los ojos arañados, / ni el pantano oscurísimo donde sumergen a los niños, / ni la saliva helada, / ni las curvas heridas como panza de sapo / que llevan los maricas en coches y terrazas / mientras la luna los azota por las esquinas del terror”) como lo que sí buscaba (“Tú buscabas un desnudo que fuera como un río, / toro y sueño que junte la rueda con el alga, / padre de tu agonía, camelia de tu muerte, / y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto”).
En el poema deja entrever, además, sus propias preferencias: “Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whitman, / contra el niño que escribe / nombre de niña en su almohada, / ni contra el muchacho que se viste de novia / en la oscuridad del ropero, / ni contra los solitarios de los casinos / que beben con asco el agua de la prostitución, / ni contra los hombres de mirada verde / que aman al hombre y queman sus labios en silencio”.
Por último, sí levantará la voz contra los otros, dejando patente que no parece vivir cómodamente su homosexualidad (y teniendo en cuenta su entorno, cuando se conocen aspectos de su biografía, es comprensible que no sea posible esa comodidad en ese asfixiante clima): “Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades, / de carne tumefacta y pensamiento inmundo, / madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño / del Amor que reparte coronas de alegría. / Contra vosotros siempre, que dais a los muchachos / gotas de sucia muerte con amargo veneno. / Contra vosotros siempre, / Faeries de Norteamérica, / Pájaros de la Habana, / Jotos de Méjico, / Sarasas de Cádiz, / Ápios de Sevilla, / Cancos de Madrid, / Floras de Alicante, / Adelaidas de Portugal. / ¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!”. Es clara la condena a los homosexuales de ciudad y alcoba, esa degeneración que nada tiene que ver con esa homosexualidad de raíz griega que defiende.
- Quizás los versos que más inquietud despertaron, para el tema que tratamos, sean los famosos “Sonetos del amor oscuro”, cuya puesta en circulación ya citamos anteriormente. Todo en ellos levantaba polémica: baste recordar cómo el destinatario de los “Sonetos del amor oscuro” parece ser Rafael Rodríguez Rapún, último amor del poeta, o cómo esa oscuridad sobre la que tanto se ha divagado, para desprenderla de connotaciones homosexuales, está inevitablemente unida a la condición sexual de FGL (Gibson lo demuestra con textos en el prólogo de su sugerente trabajo citado: otros textos lorquianos en los que también expone esta visión erótica homosexual también rezuman oscuridad, como “La bola negra”, también rebautizado como “La piedra oscura”, drama incompleto).
No podemos extendernos, ya, con ellos, pero merecen un estudio sosegado y desprejuiciado. FGL y la Literatura lo agradecerían.
FEDERICO GARCÍA LORCA EN LA GRUPA DE SU CABALLO AZUL
De Federico García Lorca (FGL) se ha dicho y escrito, ya, casi todo. Mejor dicho; también casi de todo. Nada parece poder sorprendernos, a estas alturas de la película, sobre su vida y milagros, aunque todavía encontremos algunos puntos dudosos en su biografía y obra. Puntos que no estaría de más aclarar para recuperar la figura del gran poeta en su totalidad. No cabe duda, además, de que su criminal ejecución contribuyó a rodear de misterio algunos aspectos de su existencia (a FGL, como apuntara alguna vez Pacumbral, en último término le mata la envidia, como casi siempre sucede en España, pero los motivos son bastante concretos, como veremos).
Durante el reinado del Centinela de Occidente el tratamiento de la obra de FGL no era precisamente del agrado de la España oficial, vencedora de una guerra para evitar recordar a estos autores, aunque ya por las grietas del tardofranquismo se iba colando su sombra, así como la de algún otro francotirador de la creación. Incluso Francisco Umbral, Pacumbral, empezaba ya a hablar de un poeta maldito allá por 1968, aquel año en que sucedieron tantas cosas en tantas partes del mundo (en unas más que en otras, también es cierto). Pero tratar según qué temas levantaba ciertas ampollas.
La condición homosexual de FGL, hoy, no plantearía excesivos problemas sociales, pero no podemos olvidar que en aquella época, incluso para muchas de las mentes más avanzadas del lugar, la homosexualidad era una desviación, una perversión, una anomalía o algo que resultaba, a lo sumo, un mal tolerable. Y en ese escenario social se vio obligado a moverse nuestro poeta, un hombre tan sensual al que las derechas llamaban, en sus diarios, “Federica García Loca”. El choque, por tanto, entre FGL y su entorno social era inevitable cada mañana. Como genio y como homosexual no podía más que chocar con la dura realidad diaria. El mundo es de las personas normales, no de los genios, pues a lo mejor sería insoportable un mundo hecho para genios. Pero eso provoca que la vida sea de color gris-ceniza, en general, hemos de asumirlo. Y, encima, un genio con gustos “contra natura”, como decían éstos. Casi nada…
En el círculo de FGL era conocida su condición sexual, lo que no le libró de ciertas incomprensiones por parte, incluso, de personas de dicho círculo más íntimo (basta con leer “Mi último suspiro”, del genio Buñuel, para comprobar que la disposición del gran cineasta no parecía la mejor para convivir armónicamente con FGL). Y el genio Lorca volcó muchas de las incomprensiones y problemas de su vida en su obra, como suele hacer todo creador. Resultaría, por tanto, unilateral y, seguramente, incorrecto, intentar entender plenamente al autor y a su obra sin valorar su orientación sexual y los problemas que le produjo. Sobre todo si admitimos que pueda ser cierto aquello que el genio renacentista Pier Paolo Pasolini escribiera alguna vez a su amiga Silvana Mauri en una carta personal: “Los que como yo están destinados a no amar según la norma acaban por sobrevalorar la cuestión del amor”.
No es nuevo este enfoque a la hora de interpretar a FGL, aunque estuvo siempre al margen de la familia y del círculo lorquiano (incluso de España, hasta fechas recientes): en 1956, ya Jean-Louis Schonberg se detuvo en esta faceta de la personalidad de FGL en su trabajo “Federico García Lorca. L`homme, l’oeuvre”, París, 1956. Pero tendremos que esperar ya a los años ochenta para que los estudiosos se ocupen con más detalle de esta sensibilidad tan especial. Así, por ejemplo, Paul Binding (“Lorca: The Gay Imagination”, Londres, 1985), Ángel Sahuquillo (“Federico García Lorca y la cultura de la homosexualidad masculina”, 1991; original, 1986, Universidad de Estocolmo) o, el gran libro que se ocupa de este tema en España, el trabajo de Ian Gibson “Caballo azul de mi locura. Lorca y el mundo gay”, Planeta, Barcelona, 2009.
En 1984 se publican en ABC los allí llamados “Sonetos de amor”, apuntándose el diario conservador un gran tanto (basta leer la expectación que despertó en las Cartas al Director del Diario en días como el 21 de marzo de 1984). Estos poemas no son otros que los míticos e inéditos “Sonetos del amor oscuro”, que se publicaron sin esa original “oscuridad” por deseo del hermano del poeta, que parece que no quería resaltar ninguna sombra del “vicio nefando” en FGL. Esa oscuridad, según algún académico de la casa conservadora y algún crítico de reconocido prestigio, no aludía a condición sexual alguna, sino al “ímpetu indomable, a los martirios ciegos del amor, a su poder para encender cuerpos y almas, y abrasarlos como hogueras que se queman”. Todavía podía escocer el tratamiento de según qué temas en aquella España que se estaba acostumbrando a volver a vivir en democracia. Y más en ABC, hasta ahí podíamos llegar, y se travistió todo un poco. La familia no quería ofrecer según qué visiones, etc. Pero… la obra de FGL está necesitada de una relectura, y Gibson nos aporta bastante luz en este sentido. Aquí pretendemos ofrecer alguna breve pincelada sobre algunos de estos temas necesitados de tratamiento.
Hoy estamos convencidos de dicha necesidad: no se puede entender adecuadamente a FGL sin tener en cuenta su tendencia sexual, pues suele ser aclaratorio, para entender una obra, atender a las circunstancias personales del creador.
Tuvo que salir FGL de su Granada natal y de su ambiente local para poder comenzar a respirar un aire un tanto menos pueblerino y viciado por el incienso de las sacristías y por el perfume de las casas de gente de orden. Gibson nos demuestra en el capítulo primero de su libro citado cómo se pueden espigar en sus primeros textos inquietudes de un aspirante a literato (antes, aspirante a músico), que comienza a descubrir sus gustos, su sexualidad y lo desviado de la misma, conforme a los cánones vigentes en su tierra. Masturbaciones, Verlaine, lo uraniano, el macho cabrío, Afrodita, Wilde… todo eso no cabía en la Granada de principios de Siglo XX (o cabía sólo en sitios proscritos). Era necesario marchar a Madrid para respirar. Aire fresco. Pero llegará un momento en que también el clima de este país se le queda pequeño a FGL (¿Dalí?, ¿Aladrén Perojo?, ¿el homófobo Buñuel?; tanto desengaño…), y es la ancha América la que puede venir a salvarle (y lo hace: el desenfreno personal y literario de Nueva York y Cuba le hicieron mucho bien, de cara a afrontar la II República).
Tantas y tantas aventuras que, en algunos casos, pasarán a su obra y, en otros, sólo serán conocidas por sus implicados (para afrontar esta tarea, el trabajo de Gibson es esencial: las cartas de amor efusivas a Eduardo Rodríguez Valdivieso y a algún otro, “la masonería epéntica”, las intensas relaciones con Cernuda y Aleixandre, etc.). Existen otras especialmente conocidas: por ejemplo, se ha destacado la “naturaleza no germinativa de la relación homosexual”, que escribiera José Ángel Valente, muy presente en la obra de FGL y que alcanza su máxima expresión en obras como “Yerma”, o en la “Elegía”, de “Libro de poemas”, por ejemplo.
Por otra parte, también debemos destacar, con Pacumbral, cómo FGL mitifica sexualmente en su obra tanto a hombres como a mujeres (recordemos cómo ese Camborio del Romancero es “viva moneda que nunca / se volverá a repetir”). Pacumbral es un ferviente defensor del pansexualismo de Lorca (“creemos que pansexualismo, y no homosexualismo, es la palabra necesaria para entender la libido lorquiana”), aunque apunta (con solidez) enmascaramientos sexuales en sus escritos, alusiones equívocas de ambivalencia erótica: las mujeres, por ejemplo, no tienen rostro, posiblemente porque no sean más que hombres enmascarados bajo formas femeninas.
Pretendemos con el presente trabajo, apuntar algunas pinceladitas sobre ese reflejo de la tensión erótica personal en algunas obras de FGL, convencidos de que también ésta influyó no sólo en su vida y en su obra, sino incluso en su muerte (el odio que las derechas sentían por Lorca se cebaba también con su condición sexual, y no cabe duda de que, usando palabras de algunos de sus enemigos, fue también perseguido con saña, torturado y ejecutado “por maricón”).
- No es necesario comenzar con su obra poética para encontrar otro tipo de obras de temática homosexual. En este sentido es destacable un dibujo realizado en Nueva York en el que se ve a un hombre fornido con barba y abundante vello en el pecho que tiene sobre sus rodillas a un joven marinero, guapo y afeminado, a quien agarra por la cintura (en gesto inequívoco). En un balcón, detrás, una mujer protesta gritando y moviendo los brazos (posiblemente indignada ante ese espectáculo tan poco conforme a natura, según la mentalidad del común de la sociedad), y está presente también el alcohol (casa en la que está escrito “vino”). Diversos vicios, todos juntos y revueltos. Bien. Valiente dibujo. Inequívoco dibujo. Destacable dibujo.
- “El público” es una obra de teatro de “tema francamente homosexual”, en palabras del propio FGL. Resulta razonablemente explícita, pues conforme avanza la comedia se acentúa el equívoco sexual: “Romeo era un hombre de treinta años y Julieta un muchacho de quince”, “… se amaban con un amor incalculable, aunque yo no lo justifique”, “… no me queda tiempo para pensar si es hombre o mujer o niño, sino para ver que me gusta con un alegrísimo deseo”.
- Poema “Tu infancia en Menton”, extraído de “Poeta en Nueva York” (véase el comentario que se realiza en el libro de Gibson, páginas 219-226). Parece evidente que el protagonista de estos versos, el oscuro objeto de deseo, es Emilio Aladrén. En este completo poema se aprecia desde la rivalidad de las mujeres hasta la soledad propia de los hoteles (“Sí, tu niñez ya fábula de fuentes. / El tren y la mujer que llena el cielo. / Tu soledad esquiva en los hoteles / y tu máscara pura de otro signo”), pasando por los defectos del amado (“Es la niñez del mar y tu silencio / donde los sabios vidrios se quebraban. / Es tu yerta ignorancia donde estuvo / mi torso limitado por el fuego / Norma de amor te di, hombre de Apolo, / llanto con ruiseñor enajenado, / pero, pasto de ruina, te afilabas / para los breves sueños indecisos. / Pensamiento de enfrente, luz de ayer, / índices y señales del acaso. / Tu cintura de arena sin sosiego / atiende sólo rastros que no escalan”), o el interés en seguir con el empeño amoroso, a pesar de todos los pesares (“Pero yo he de buscar por los rincones / tu alma tibia sin ti que no te entiende, / con el dolor de Apolo detenido / con que he roto la máscara que llevas. / Allí, león, allí, furia del cielo, / te dejaré pacer en mis mejillas; / allí, caballo azul de mi locura, / pulso de nebulosa y minutero, / he de buscar las piedras de alacranes / y los vestidos de tu madre niña, / llanto de medianoche y paño roto / que quitó luna de la sien del muerto”).
No es poco lo que se ha escrito sobre este poema, pero también es bastante lo que debe reescribirse, todavía. Con detenimiento. Sabiendo de dónde venimos y hacia dónde vamos, por qué no.
- “Oda a Walt Whitman”, también de “Poeta en Nueva York”, es otro poema emblemático, algo más estudiado y sobre el que se ha dicho y escrito bastante. En él son diversos los temas relevantes que se entrecruzan: por ejemplo, FGL comienza presentando al hombre como una máquina productiva, no cabe duda de ello: “Por el East River y el Bronx / los muchachos cantaban enseñando sus cinturas, / con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo. / Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas / y los niños dibujaban escaleras y perspectivas”.
Pero si algo se destaca, en versos archiconocidos y archicitados, es la hermosura del poeta Walt Whitman, que tanto dio que hablar en aquellos tiempos: “Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman, / he dejado de ver tu barba llena de mariposas, / ni tus hombros de pana gastados por la luna, / ni tus muslos de Apolo virginal, / ni tu voz como una columna de ceniza; / anciano hermoso como la niebla / que gemías igual que un pájaro / con el sexo atravesado por una aguja, / enemigo del sátiro, / enemigo de la vid / y amante de los cuerpos bajo la burda tela. / Ni un solo momento, hermosura viril / que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles, / soñabas ser un río y dormir como un río / con aquel camarada que pondría en tu pecho / un pequeño dolor de ignorante leopardo. / Ni un sólo momento, Adán de sangre, macho, / hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt Whitman, / porque por las azoteas, / agrupados en los bares, / saliendo en racimos de las alcantarillas, / temblando entre las piernas de los chauffeurs / o girando en las plataformas del ajenjo, / los maricas, Walt Whitman, te soñaban. / ¡También ese! ¡También! Y se despeñan / sobre tu barba luminosa y casta, / rubios del norte, negros de la arena, / muchedumbres de gritos y ademanes, / como gatos y como las serpientes, / los maricas, Walt Whitman, los maricas / turbios de lágrimas, carne para fusta, / bota o mordisco de los domadores. / ¡También ése! ¡También! Dedos teñidos / apuntan a la orilla de tu sueño / cuando el amigo come tu manzana / con un leve sabor de gasolina / y el sol canta por los ombligos / de los muchachos que juegan bajo los puentes”.
Apunta en su poema la critica a esos maricas de ciudad en la que incidirá a continuación, dejando claro tanto lo que Whitman no quería (“Pero tú no buscabas los ojos arañados, / ni el pantano oscurísimo donde sumergen a los niños, / ni la saliva helada, / ni las curvas heridas como panza de sapo / que llevan los maricas en coches y terrazas / mientras la luna los azota por las esquinas del terror”) como lo que sí buscaba (“Tú buscabas un desnudo que fuera como un río, / toro y sueño que junte la rueda con el alga, / padre de tu agonía, camelia de tu muerte, / y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto”).
En el poema deja entrever, además, sus propias preferencias: “Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whitman, / contra el niño que escribe / nombre de niña en su almohada, / ni contra el muchacho que se viste de novia / en la oscuridad del ropero, / ni contra los solitarios de los casinos / que beben con asco el agua de la prostitución, / ni contra los hombres de mirada verde / que aman al hombre y queman sus labios en silencio”.
Por último, sí levantará la voz contra los otros, dejando patente que no parece vivir cómodamente su homosexualidad (y teniendo en cuenta su entorno, cuando se conocen aspectos de su biografía, es comprensible que no sea posible esa comodidad en ese asfixiante clima): “Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades, / de carne tumefacta y pensamiento inmundo, / madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño / del Amor que reparte coronas de alegría. / Contra vosotros siempre, que dais a los muchachos / gotas de sucia muerte con amargo veneno. / Contra vosotros siempre, / Faeries de Norteamérica, / Pájaros de la Habana, / Jotos de Méjico, / Sarasas de Cádiz, / Ápios de Sevilla, / Cancos de Madrid, / Floras de Alicante, / Adelaidas de Portugal. / ¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!”. Es clara la condena a los homosexuales de ciudad y alcoba, esa degeneración que nada tiene que ver con esa homosexualidad de raíz griega que defiende.
- Quizás los versos que más inquietud despertaron, para el tema que tratamos, sean los famosos “Sonetos del amor oscuro”, cuya puesta en circulación ya citamos anteriormente. Todo en ellos levantaba polémica: baste recordar cómo el destinatario de los “Sonetos del amor oscuro” parece ser Rafael Rodríguez Rapún, último amor del poeta, o cómo esa oscuridad sobre la que tanto se ha divagado, para desprenderla de connotaciones homosexuales, está inevitablemente unida a la condición sexual de FGL (Gibson lo demuestra con textos en el prólogo de su sugerente trabajo citado: otros textos lorquianos en los que también expone esta visión erótica homosexual también rezuman oscuridad, como “La bola negra”, también rebautizado como “La piedra oscura”, drama incompleto).
No podemos extendernos, ya, con ellos, pero merecen un estudio sosegado y desprejuiciado. FGL y la Literatura lo agradecerían.
jueves, 10 de noviembre de 2011
¿EL ARTE ES MORIRTE DE FRÍO?
TRANSCRIBO LITERAL...
Una empleada de limpieza de una galería de arte alemana causó un daño irreparable en una valiosa pieza de arte al tratar de limpiar lo que creyó era una mancha.
La mujer tomó por suciedad una parte de la obra de Martin Kippenberger “Cuando empieza a gotear el techo”.
La limpiadora la emprendió contra la pintura, hasta consiguió que desapareciera lo que pensó era una suciedad.
Una portavoz de la galería, situada en Dortmund, comentó que considera que la obra no podrá ser devuelta a su estado original.
La obra, valorada en más de US$1 millón, estaba en la galería en calidad de préstamo.
http://noticiasquecuriosas.blogspot.com/2011/11/noticias-limpiadora-estropea-obra-de.html
Una empleada de limpieza de una galería de arte alemana causó un daño irreparable en una valiosa pieza de arte al tratar de limpiar lo que creyó era una mancha.
La mujer tomó por suciedad una parte de la obra de Martin Kippenberger “Cuando empieza a gotear el techo”.
La limpiadora la emprendió contra la pintura, hasta consiguió que desapareciera lo que pensó era una suciedad.
Una portavoz de la galería, situada en Dortmund, comentó que considera que la obra no podrá ser devuelta a su estado original.
La obra, valorada en más de US$1 millón, estaba en la galería en calidad de préstamo.
http://noticiasquecuriosas.blogspot.com/2011/11/noticias-limpiadora-estropea-obra-de.html
sábado, 5 de noviembre de 2011
NO SÓLO DE CAMUS O DE SARTRE VIVE EL HOMBRE
El otro día, en una biblioteca pública, me encuentro con un libro de gazapos. "Lo de siempre", pensé. Pero cuando leo, como banderín de enganche, que una folklórica muy conocida aseguró que era mayor, "pero no tanto como para ser del Parque Jurídico", miré para los lados y me dije... "se viene conmigo".
También estos libros son hijos de Dios... y he descubierto que hay quien espera un parque médico, quien sufre un cólico frenético, quien toma cláusulas para la tos, que existen aspirinas fluorescentes, personas que son desechos de virtudes, otras que reciben clases de adicción o algunos tan cariñosos que mandan un vaso fuerte para todos. Alguno presume de árbol ginecológico, otro esquiva garrafas de viento, hay quien se rasca las vestiduras o quien tiene tanto dinero que nada en la ambulancia (también su opuesto: la hormiga negra de la familia), la que se hace una redundancia magnética por si acaso o a quien un accidente no le deja espuelas, así como quien se queda fumigado del susto (a lo mejor por el accidente, o pensando en la redundancia magnética posterior, que intimida). Si no fuera porque los cerebros que las pronuncian van de divos por la vida, evidentemente, no me reiría.
Pero en fin, pasé un buen rato, bastante entretenido y, después, me puse a cazar moscas. Pero con una sonrisa en la boca. Eso sí.
Feliz fin de semana
También estos libros son hijos de Dios... y he descubierto que hay quien espera un parque médico, quien sufre un cólico frenético, quien toma cláusulas para la tos, que existen aspirinas fluorescentes, personas que son desechos de virtudes, otras que reciben clases de adicción o algunos tan cariñosos que mandan un vaso fuerte para todos. Alguno presume de árbol ginecológico, otro esquiva garrafas de viento, hay quien se rasca las vestiduras o quien tiene tanto dinero que nada en la ambulancia (también su opuesto: la hormiga negra de la familia), la que se hace una redundancia magnética por si acaso o a quien un accidente no le deja espuelas, así como quien se queda fumigado del susto (a lo mejor por el accidente, o pensando en la redundancia magnética posterior, que intimida). Si no fuera porque los cerebros que las pronuncian van de divos por la vida, evidentemente, no me reiría.
Pero en fin, pasé un buen rato, bastante entretenido y, después, me puse a cazar moscas. Pero con una sonrisa en la boca. Eso sí.
Feliz fin de semana
domingo, 30 de octubre de 2011
POETIZANDO, QUE ES DOMINGO
Una vez publiqué este poemilla, en una obra colectiva de la Diputación de Málaga. Lo leo y, mejor o peor, siento que sigo siendo yo el que late (no siempre sucede...). Formaba parte de un conjunto de cinco a los que titulé "Cinco poemas corsarios", en claro homenaje a mi siempre admirado Pier Paolo Pasolini. Como ambos fuimos vecinos de Ponte Mammolo, ya se sabe: eso de vivir cerca termina uniendo.
Un abrazo,
No
No quiero ser ejemplo para nadie, a estas alturas.
No quiero ser estandarte de nada.
No quiero ser paradigma
ni quiero
ser el elegido.
No.
Ya, no.
Me pilla todo eso demasiado maduro.
A lo mejor, si hubiese sido más joven
me hubiera hecho ilusión
figurar.
Un abrazo,
No
No quiero ser ejemplo para nadie, a estas alturas.
No quiero ser estandarte de nada.
No quiero ser paradigma
ni quiero
ser el elegido.
No.
Ya, no.
Me pilla todo eso demasiado maduro.
A lo mejor, si hubiese sido más joven
me hubiera hecho ilusión
figurar.
jueves, 27 de octubre de 2011
UNA ENTREVISTA QUE ME HICIERON (CON UNA FORTA ABRAÇADA AL AMIC XAVIER BORRELL)
Hoy incluyo un enlace con una entrevista que me hizo el escritor y crítico literario Xavier Borrell (http://relatan.blogspot.com/), la primera entrevista a la que he contestado (al hilo de mi trabajo "Se hace camino al andar"). Fue un placer que alguien se interesara por mis cosillas, sobre todo allá en Catalunya, terra a la qual tinc un gran afecte (tinc encara l'assignatura pendent d'aprendre català: de mica en mica s'omple la pica...).
Una forta abraçada, amic Xavier
Profesor de Derecho y escritor de varios géneros, el autor de "Se hace camino al andar" deja viajar con él a Xavier Borrell para completar una entrevista en plena travesía. Abordan tantos temas como el autor desmenuza en su libro, un original viaje a distintos lugares en los que aparece para debatir de tú a tú con los protagonistas de cada momento...
¿Cómo surgió la idea de escribir una novela en esa época y en esos lugares?
Surgió de una serie de inquietudes que me rondaban por la cabeza, reflexiones sobre el éxito, la libertad, las ideas políticas, los cambios de rumbo (Malraux es uno de mis referentes constantes), así como de mis tendencias más o menos existencialistas (y hablo de existencialismo no como filósofo o aficionado a la filosofía, sino como creador, mejor o peor, me reservo el derecho a ser inexacto). Una serie de cuestiones que me preocupaban y que debía escribir, quizás porque es un buen modo de pensar, pensar con los dedos.
¿Ha querido disfrutar al ponerse en la piel de un escritor consagrado que puede publicar lo que quiera?
Es una broma que me parecía sugerente. Conozco la otra parte de la película, la de los que tropiezan una y otra vez con los muros de aquí y de allá, con la ignorancia, con lo establecido, con el desprecio incluso, y me planteé el reto de saber qué podría pasar si se triunfaba. ¿Se puede triunfar? Bien, y… ahora, ¿qué hacemos? me planteo a mí mismo. No sé la respuesta, habría que preguntarle a Dan Brown, o como se escriba.
En el conjunto de su novela defiende el derecho a la independencia de los pueblos oprimidos. ¿Era su intención?
Reconozco que cada vez me atraen menos los derechos de los colectivos, vaya eso por delante, pero es algo innegable que cada uno debe poder decidir su destino como considere oportuno, eso es otra gran verdad. Luego hay que articularlo jurídicamente (soy jurista “de-formación”), pero es importante que se puedan hablar las cosas y que se respeten las decisiones de los demás. Ahora bien, cuidado también con el peligro de que los árboles no nos permitan ver el bosque: este tipo de cuestiones pueden reducir mucho la cultura e intereses de los implicados, y uno puede acabar colgado todo el día de una bandera (cuando lo bonito es disfrutar de paisajes o de la playa en verano), escuchando una y otra vez un himno patriótico (cuando lo mejor es escuchar a Silvio, a Serrat o a Ismael Serrano) y fabricando fronteras de alambre (cuando lo bueno es mezclarnos y hacernos menos puros). Cuidado con esos peligros. Nuestros montes son bellos, pero más allá puede haber vida inteligente. ¿Se imagina lo ridículo que sería reivindicar mi condición de malagueño en el aeropuerto de Nueva York o en la Stazione Termini, de Roma? Hay que relativizar esas cosas.
El protagonista toma dos decisiones muy radicales en su vida. ¿Buscaba un final distinto o no le gustaba el que le venía?
El personaje practica el método de ensayo y error. Se da cuenta de que le fallan salidas que consideraba correctas y busca otras. Yo empecé a escribir la historia y el protagonista se apropió de su destino, también es verdad. Al menos me hizo caso en una cosa (aparezco en un determinado momento, travestido de profesor de historia del arte, perdonen la coquetería): conocer Roma.
¿Teme que le critiquen porque el protagonista diga que la familia es una privación de libertad?
Bueno, eso lo dice el protagonista, pero muchas veces es así, así lo veo. Es una opción individual, optar por la familia o no. Cada cual, que se organice su existencia como quiera. Al fin y al cabo, todos tenemos nuestras servidumbres, ¿verdad? Pero lo bueno no es dar una respuesta, sino plantearnos la pregunta, que estamos hartos de escuchar que la familia para arriba y la familia para abajo. Que cada uno dé la respuesta que libremente prefiera.
¿Si vendiera tantos libros como el protagonista, haría lo mismo que hace él con sus posteriores obras?
(Risas) Estoy tan acostumbrado al barro que sería difícil que se me subiera algo a la cabeza. Pero creo que, en ese caso, mejor no tener lejos este libro, para saber lo que nunca quiero ser. Me dedico a la docencia en Derecho (aunque creo no ser el típico profesor de Derecho), y cuando empecé no tenía ni idea de pedagogía (a lo mejor ahora tampoco, jeje): no sé si tenía claro lo que debía hacer, pero lo que sí tenía muy claro era lo que jamás debería hacer (todos esos anti-ejemplos que hemos sufrido como alumnos). Pero estamos hablando de algo tan improbable…
¿Qué le parece el hecho de ser un abogado que edita en una editorial de libros de derecho? ¿No es un poco endogámico?
Es una editorial jurídica un tanto especial, pues no sólo publica trabajos de Derecho, pero es lógico que la gente de Derecho conozca más estas editoriales. Yo, por ejemplo, me puse en contacto con ella para publicar un trabajo científico jurídico (aquí habría tema de debate también, muy literario: alguien contrario a las corridas de toros trabajando sobre responsabilidad civil en festejos taurinos…), y al ver que publicaban también trabajos literarios, les remití el mío. Tengo escritas muchas cosas de Derecho, cosas que no le recomiendo leer (son aburridísimas), pero la sal de la vida está en la literatura. Que no nos falte. Yo me ahogaría.
¿Le gusta la idea de que el lector pueda abrir el libro por cualquier página y encontrar siempre diálogos interesantes que no se relacionan entre sí?
Sí, el diálogo hace amena la lectura, y eso también es bueno. Hace poco, releyendo entrevistas a Benet, leía que Benet abominaba de los diálogos. Seguí leyendo en busca de comentarios más acertados, pues no puedo estar de acuerdo. Mi concepción de la literatura es otra, el trabajo literario debe ser como la vida: una sucesión de cosas banales por la que entrecruzan los temas clave de la vida. Es lo que intento, no sé si lo logro. Y en la vida se dialoga, salvo los de siempre, que hablan “ex catedra”, pero eso no tiene remedio. A esos les sucede lo que a Eugenio Montes, que se ensimisma tanto con su verbo florido que le cambias el interlocutor y no se entera. Horror.
A tenor de los poemas que ha escrito hay un buen poeta en usted. ¿Disfruta con este género?
Muchas gracias por el piropo. Tengo publicados varios poemarios, algunos con momentos que me gusta releer, y a veces necesito la poesía para expresarme. Es otro registro: mi poesía es sencilla de leer, un chispazo, pues en poesía todo lo que no es necesario, sobra, y me gusta que un poema se lea fácilmente; por eso son trabajosamente sencillos. Una vez le comenté a un amigo bibliotecario que acababa de publicar un poemario (en este caso, “Cuaderno de Roma”), y me dijo que él de poesía no entendía, a lo que respondí “yo tampoco”. Yo soy como esa mujer embarazada que no es ginecóloga, pero que espera dar a luz un niño sano. A veces se puede… En cualquier caso, yo soy un curioso, un tipo que viene de otro mundo huyendo y recaló aquí (yo siempre huyo: uno de mis temas fetiche: los mares del sur, influencia quizás de mi admiradísimo Manuel Vázquez Montalbán).
http://www.elcampdeturia.com/entrevistas/489-entrevista-con-antonio-j-quesada.html
Una forta abraçada, amic Xavier
Profesor de Derecho y escritor de varios géneros, el autor de "Se hace camino al andar" deja viajar con él a Xavier Borrell para completar una entrevista en plena travesía. Abordan tantos temas como el autor desmenuza en su libro, un original viaje a distintos lugares en los que aparece para debatir de tú a tú con los protagonistas de cada momento...
¿Cómo surgió la idea de escribir una novela en esa época y en esos lugares?
Surgió de una serie de inquietudes que me rondaban por la cabeza, reflexiones sobre el éxito, la libertad, las ideas políticas, los cambios de rumbo (Malraux es uno de mis referentes constantes), así como de mis tendencias más o menos existencialistas (y hablo de existencialismo no como filósofo o aficionado a la filosofía, sino como creador, mejor o peor, me reservo el derecho a ser inexacto). Una serie de cuestiones que me preocupaban y que debía escribir, quizás porque es un buen modo de pensar, pensar con los dedos.
¿Ha querido disfrutar al ponerse en la piel de un escritor consagrado que puede publicar lo que quiera?
Es una broma que me parecía sugerente. Conozco la otra parte de la película, la de los que tropiezan una y otra vez con los muros de aquí y de allá, con la ignorancia, con lo establecido, con el desprecio incluso, y me planteé el reto de saber qué podría pasar si se triunfaba. ¿Se puede triunfar? Bien, y… ahora, ¿qué hacemos? me planteo a mí mismo. No sé la respuesta, habría que preguntarle a Dan Brown, o como se escriba.
En el conjunto de su novela defiende el derecho a la independencia de los pueblos oprimidos. ¿Era su intención?
Reconozco que cada vez me atraen menos los derechos de los colectivos, vaya eso por delante, pero es algo innegable que cada uno debe poder decidir su destino como considere oportuno, eso es otra gran verdad. Luego hay que articularlo jurídicamente (soy jurista “de-formación”), pero es importante que se puedan hablar las cosas y que se respeten las decisiones de los demás. Ahora bien, cuidado también con el peligro de que los árboles no nos permitan ver el bosque: este tipo de cuestiones pueden reducir mucho la cultura e intereses de los implicados, y uno puede acabar colgado todo el día de una bandera (cuando lo bonito es disfrutar de paisajes o de la playa en verano), escuchando una y otra vez un himno patriótico (cuando lo mejor es escuchar a Silvio, a Serrat o a Ismael Serrano) y fabricando fronteras de alambre (cuando lo bueno es mezclarnos y hacernos menos puros). Cuidado con esos peligros. Nuestros montes son bellos, pero más allá puede haber vida inteligente. ¿Se imagina lo ridículo que sería reivindicar mi condición de malagueño en el aeropuerto de Nueva York o en la Stazione Termini, de Roma? Hay que relativizar esas cosas.
El protagonista toma dos decisiones muy radicales en su vida. ¿Buscaba un final distinto o no le gustaba el que le venía?
El personaje practica el método de ensayo y error. Se da cuenta de que le fallan salidas que consideraba correctas y busca otras. Yo empecé a escribir la historia y el protagonista se apropió de su destino, también es verdad. Al menos me hizo caso en una cosa (aparezco en un determinado momento, travestido de profesor de historia del arte, perdonen la coquetería): conocer Roma.
¿Teme que le critiquen porque el protagonista diga que la familia es una privación de libertad?
Bueno, eso lo dice el protagonista, pero muchas veces es así, así lo veo. Es una opción individual, optar por la familia o no. Cada cual, que se organice su existencia como quiera. Al fin y al cabo, todos tenemos nuestras servidumbres, ¿verdad? Pero lo bueno no es dar una respuesta, sino plantearnos la pregunta, que estamos hartos de escuchar que la familia para arriba y la familia para abajo. Que cada uno dé la respuesta que libremente prefiera.
¿Si vendiera tantos libros como el protagonista, haría lo mismo que hace él con sus posteriores obras?
(Risas) Estoy tan acostumbrado al barro que sería difícil que se me subiera algo a la cabeza. Pero creo que, en ese caso, mejor no tener lejos este libro, para saber lo que nunca quiero ser. Me dedico a la docencia en Derecho (aunque creo no ser el típico profesor de Derecho), y cuando empecé no tenía ni idea de pedagogía (a lo mejor ahora tampoco, jeje): no sé si tenía claro lo que debía hacer, pero lo que sí tenía muy claro era lo que jamás debería hacer (todos esos anti-ejemplos que hemos sufrido como alumnos). Pero estamos hablando de algo tan improbable…
¿Qué le parece el hecho de ser un abogado que edita en una editorial de libros de derecho? ¿No es un poco endogámico?
Es una editorial jurídica un tanto especial, pues no sólo publica trabajos de Derecho, pero es lógico que la gente de Derecho conozca más estas editoriales. Yo, por ejemplo, me puse en contacto con ella para publicar un trabajo científico jurídico (aquí habría tema de debate también, muy literario: alguien contrario a las corridas de toros trabajando sobre responsabilidad civil en festejos taurinos…), y al ver que publicaban también trabajos literarios, les remití el mío. Tengo escritas muchas cosas de Derecho, cosas que no le recomiendo leer (son aburridísimas), pero la sal de la vida está en la literatura. Que no nos falte. Yo me ahogaría.
¿Le gusta la idea de que el lector pueda abrir el libro por cualquier página y encontrar siempre diálogos interesantes que no se relacionan entre sí?
Sí, el diálogo hace amena la lectura, y eso también es bueno. Hace poco, releyendo entrevistas a Benet, leía que Benet abominaba de los diálogos. Seguí leyendo en busca de comentarios más acertados, pues no puedo estar de acuerdo. Mi concepción de la literatura es otra, el trabajo literario debe ser como la vida: una sucesión de cosas banales por la que entrecruzan los temas clave de la vida. Es lo que intento, no sé si lo logro. Y en la vida se dialoga, salvo los de siempre, que hablan “ex catedra”, pero eso no tiene remedio. A esos les sucede lo que a Eugenio Montes, que se ensimisma tanto con su verbo florido que le cambias el interlocutor y no se entera. Horror.
A tenor de los poemas que ha escrito hay un buen poeta en usted. ¿Disfruta con este género?
Muchas gracias por el piropo. Tengo publicados varios poemarios, algunos con momentos que me gusta releer, y a veces necesito la poesía para expresarme. Es otro registro: mi poesía es sencilla de leer, un chispazo, pues en poesía todo lo que no es necesario, sobra, y me gusta que un poema se lea fácilmente; por eso son trabajosamente sencillos. Una vez le comenté a un amigo bibliotecario que acababa de publicar un poemario (en este caso, “Cuaderno de Roma”), y me dijo que él de poesía no entendía, a lo que respondí “yo tampoco”. Yo soy como esa mujer embarazada que no es ginecóloga, pero que espera dar a luz un niño sano. A veces se puede… En cualquier caso, yo soy un curioso, un tipo que viene de otro mundo huyendo y recaló aquí (yo siempre huyo: uno de mis temas fetiche: los mares del sur, influencia quizás de mi admiradísimo Manuel Vázquez Montalbán).
http://www.elcampdeturia.com/entrevistas/489-entrevista-con-antonio-j-quesada.html
sábado, 22 de octubre de 2011
OGGI MI RICORDO PONTE MAMMOLO, IL MIO QUARTIERE DI ROMA
Hay días en los que va uno con el paso cambiado. Puede que sea la lluvia, puede que sea el desgaste diario o bien el hartazgo profundo: aun consciente de que la melancolía puede ser un error y la nostalgia un pretexto de la pereza, oggi è impossibile non ricordare il mio quartiere di Roma: Ponte Mammolo. So che non è un posto bellisimo per i turisti, ma... era il mio quartiere, con la sua fermata della Metro, con la carcere non lontana (a Rebibbia), con i monti di Tivoli in fondo, con l'Aniene...
Anche mio amato Pier Paolo Pasolini viveva non lontano di qui.
En fin, hay días rojos, ya lo hemos hablado en este blog, y uno siempre tiende a volver a lo que adora/añora. Feliz fin de semana.
http://it.wikipedia.org/wiki/Ponte_Mammolo
Anche mio amato Pier Paolo Pasolini viveva non lontano di qui.
En fin, hay días rojos, ya lo hemos hablado en este blog, y uno siempre tiende a volver a lo que adora/añora. Feliz fin de semana.
http://it.wikipedia.org/wiki/Ponte_Mammolo
martes, 18 de octubre de 2011
"LAS PALABRAS", BELLAS, DE SARTRE (un viejo texto repescado con caña)
"LAS PALABRAS", BELLAS, DE SARTRE (http://www.papel-literario.com)
Cada día se aprende algo nuevo: a veces se acaba sacando petróleo incluso de donde ya no se podía rascar nada (o eso parecía). Sartre, ese referente tan importante en mi vida, no dejará de sorprenderme nunca. Y eso que pensaba que lo tenía más o menos calado, qué imprudentes somos: como siempre, disfruto de su teatro de modo apasionado, sus novelas me tratan como ser inteligente, sus textos filosóficos (a excepción de su charla divulgativa “El existencialismo es un humanismo”) se me caen de las manos y sus opiniones políticas encierran errores descomunales, propios del genio que era. Vale, todo en orden. Pero, por ejemplo, no había leído “Las palabras” (peccato!), ese texto autobiográfico del que se decía que era su obra más bella. De alguna manera, como para quedar bien, yo solía repetir esos ilustrados comentarios cuando encartaba y quedaba todo lo bien que puedo quedar en la vida, que supongo que tampoco es demasiado. Perfecto. Como siempre, prefería equivocarme con Sartre antes que acertar con Camus, al que tanto admiro.
Pero no hace mucho compré “Las palabras”: encontré una versión razonablemente barata y me la llevé debajo del brazo (por cierto, versión de Losada, como en los viejos tiempos, aquellos días en los que “la espada más limpia de Occidente” ejercía la crítica literaria y pretendía velar por nuestra sanidad intelectual impidiéndonos leer los libros más interesantes). Comencé a leer esta obra y… Dios santo, es un texto tan bello y lírico que da gusto recrearse en cada línea. No se puede abandonar. Los franceses tienen quinquenios con el tema de la infancia, están muy proustituidos, pero a los latinos un libro así nos puede recordar a una especie de “Celestino antes del alba” con un lenguaje más pulido. Y más europeo, evidentemente.
Entonces era cierto: “Las palabras” era ese texto maravilloso del que algunos hablaban. El arte por el arte, algo genial. El ilustrado tópico que repetíamos todos, como papagayos, era finalmente cierto: “Las palabras” es un texto en el que Sartre recrea, se recrea y nos permite recrearnos en su intimidad, convertida en un auténtico fin. Conozco a un profesor (mentira: a más de uno) que a fuerza de repetir todos los años las mismas bobadas acabó por aprender su materia. Yo he acabado por metabolizar que “Les mots” es un texto único y esencial, como repetía, sartrecillo intrépido, desde hacia años.
El placer que me ha proporcionado “Les mots” ha sido inmenso. Mi reflexión, malévola, era previsible: ¿por qué no más “Les mots” y menos “Crítica de la razón dialéctica”? Personalmente no tengo duda acerca de hacia dónde encaminar mis pasos.
Cada día se aprende algo nuevo: a veces se acaba sacando petróleo incluso de donde ya no se podía rascar nada (o eso parecía). Sartre, ese referente tan importante en mi vida, no dejará de sorprenderme nunca. Y eso que pensaba que lo tenía más o menos calado, qué imprudentes somos: como siempre, disfruto de su teatro de modo apasionado, sus novelas me tratan como ser inteligente, sus textos filosóficos (a excepción de su charla divulgativa “El existencialismo es un humanismo”) se me caen de las manos y sus opiniones políticas encierran errores descomunales, propios del genio que era. Vale, todo en orden. Pero, por ejemplo, no había leído “Las palabras” (peccato!), ese texto autobiográfico del que se decía que era su obra más bella. De alguna manera, como para quedar bien, yo solía repetir esos ilustrados comentarios cuando encartaba y quedaba todo lo bien que puedo quedar en la vida, que supongo que tampoco es demasiado. Perfecto. Como siempre, prefería equivocarme con Sartre antes que acertar con Camus, al que tanto admiro.
Pero no hace mucho compré “Las palabras”: encontré una versión razonablemente barata y me la llevé debajo del brazo (por cierto, versión de Losada, como en los viejos tiempos, aquellos días en los que “la espada más limpia de Occidente” ejercía la crítica literaria y pretendía velar por nuestra sanidad intelectual impidiéndonos leer los libros más interesantes). Comencé a leer esta obra y… Dios santo, es un texto tan bello y lírico que da gusto recrearse en cada línea. No se puede abandonar. Los franceses tienen quinquenios con el tema de la infancia, están muy proustituidos, pero a los latinos un libro así nos puede recordar a una especie de “Celestino antes del alba” con un lenguaje más pulido. Y más europeo, evidentemente.
Entonces era cierto: “Las palabras” era ese texto maravilloso del que algunos hablaban. El arte por el arte, algo genial. El ilustrado tópico que repetíamos todos, como papagayos, era finalmente cierto: “Las palabras” es un texto en el que Sartre recrea, se recrea y nos permite recrearnos en su intimidad, convertida en un auténtico fin. Conozco a un profesor (mentira: a más de uno) que a fuerza de repetir todos los años las mismas bobadas acabó por aprender su materia. Yo he acabado por metabolizar que “Les mots” es un texto único y esencial, como repetía, sartrecillo intrépido, desde hacia años.
El placer que me ha proporcionado “Les mots” ha sido inmenso. Mi reflexión, malévola, era previsible: ¿por qué no más “Les mots” y menos “Crítica de la razón dialéctica”? Personalmente no tengo duda acerca de hacia dónde encaminar mis pasos.
jueves, 13 de octubre de 2011
"...se codeó con rameras y con poetas, y hasta con gente peor"
"A pesar de sus canas, se codeó con rameras y con poetas, y hasta con gente peor" (Jorge Luis Borges: "El incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké", en "Historia universal de la infamia").
domingo, 9 de octubre de 2011
SÁNCHEZ DRAGÓ, NUEVAMENTE DESDE SU NORIA
Hoy domingo me he dejado los cuartos comprando "El Mundo" (confío en que no tenga efectos secundarios de carácter ideológico; bueno, con los tiempos que corren, seguramente me iría mucho mejor en la vida si los sufriera). Resulta que la portada del Magazine era para Fernando Sánchez Dragó, que publica no sé qué libro de Memorias. El banderín de enganche estaba servido.
Reconozco que Dragó me empalaga e irrita cada vez que le leo algo, pero... sigue enganchándome lo suficiente como para interesarme por dónde anda (no en vano, su sombra hindú y esotérica es la guinda exótica del entramado cultural tradicional del PP: se sale de los manoloescobares, los arturofernándeces, las normaduvales, incluso de los luisalbertodecuencas o juanmanueldepradas).
Leo el reportaje y... lo de siempre. La culpa es mía. Dragó siempre se sube a su noria y... ¡a dar vueltas! Que es un niño de familia bien ("de buena familia", dicen estos siempre), que su padre era como "José Antonio-Presente!", que le gustan las señoritas de buena familia del Barrio de Salamanca, que ha follado mucho y bien, que fue progresista (bajo palabra de honor) y eso le sirve para escribir mil veces lo mismo (lo malos que son comunistas, socialistas, sindicalistas y demás gentes de mal vivir), que si un petardo por aquí, una montaña india por allí, una progre con las piernas abiertas por allá o algún rincón japonés algo más allá. Lo de siempre, me lo tengo merecido. Mientras PedroJetaRamírez (¿será familia mía?) y Esperanza Aguirre le den arilleo, y gente como yo siga prestándole atención... por ahí andará Dragó, girando en su noria.
Hoy me enganchó nuevamente. No escarmiento.
Reconozco que Dragó me empalaga e irrita cada vez que le leo algo, pero... sigue enganchándome lo suficiente como para interesarme por dónde anda (no en vano, su sombra hindú y esotérica es la guinda exótica del entramado cultural tradicional del PP: se sale de los manoloescobares, los arturofernándeces, las normaduvales, incluso de los luisalbertodecuencas o juanmanueldepradas).
Leo el reportaje y... lo de siempre. La culpa es mía. Dragó siempre se sube a su noria y... ¡a dar vueltas! Que es un niño de familia bien ("de buena familia", dicen estos siempre), que su padre era como "José Antonio-Presente!", que le gustan las señoritas de buena familia del Barrio de Salamanca, que ha follado mucho y bien, que fue progresista (bajo palabra de honor) y eso le sirve para escribir mil veces lo mismo (lo malos que son comunistas, socialistas, sindicalistas y demás gentes de mal vivir), que si un petardo por aquí, una montaña india por allí, una progre con las piernas abiertas por allá o algún rincón japonés algo más allá. Lo de siempre, me lo tengo merecido. Mientras PedroJetaRamírez (¿será familia mía?) y Esperanza Aguirre le den arilleo, y gente como yo siga prestándole atención... por ahí andará Dragó, girando en su noria.
Hoy me enganchó nuevamente. No escarmiento.
miércoles, 5 de octubre de 2011
YO, YO, YO Y... SI QUEDARA ALGO... PARA MÍ
En mi primer libro de poesía, mi primera gran imprudencia, incluí un poemilla sobre el egocentrismo que suele embargarnos, a unos más, a otros menos. Una vez leí, escuché a alguien decir (o, incluso, a lo mejor lo dije yo, no estoy seguro de casi nada), que lo que verdaderamente jode de la muerte no es que todo termine para uno, sino que la vida siga para los demás, y puede que no esté muy desacertado. Somos así, en líneas generales.
No sé: yo como creador, prefiero plantear preguntas, no aventurar respuestas (las respuestas las tienen, TODAS, los tertulianos de radios y televisiones, que en media hora reorganizan la galaxia).
Un abrazo, amig@s, GRACIAS por existir.
Egocentrismo infantil (y no tan infantil)
Cuando yo era colegial
siempre estaba inquieto pensando
en si mi ciudad seguiría viva durante
mi jornada escolar:
¿habría ancianos paseando?;
¿jóvenes que tomaran el autobús?;
¿los comercios estarían abiertos?;
¿habría personas en los cafés?
Por las tardes yo comprobaba que sí,
que todo eso ocurría.
Pero por la mañana no lo tenía claro.
¿Sería posible que la ciudad funcionara
sin mi participación?
pd. El sentimiento es real: la primera mañana en que, en día lectivo, no estuve en el cole, fue todo un descubrimiento: ¡había vida fuera del patio de recreo! Lo recuerdo como si fuera hoy...
No sé: yo como creador, prefiero plantear preguntas, no aventurar respuestas (las respuestas las tienen, TODAS, los tertulianos de radios y televisiones, que en media hora reorganizan la galaxia).
Un abrazo, amig@s, GRACIAS por existir.
Egocentrismo infantil (y no tan infantil)
Cuando yo era colegial
siempre estaba inquieto pensando
en si mi ciudad seguiría viva durante
mi jornada escolar:
¿habría ancianos paseando?;
¿jóvenes que tomaran el autobús?;
¿los comercios estarían abiertos?;
¿habría personas en los cafés?
Por las tardes yo comprobaba que sí,
que todo eso ocurría.
Pero por la mañana no lo tenía claro.
¿Sería posible que la ciudad funcionara
sin mi participación?
pd. El sentimiento es real: la primera mañana en que, en día lectivo, no estuve en el cole, fue todo un descubrimiento: ¡había vida fuera del patio de recreo! Lo recuerdo como si fuera hoy...
sábado, 1 de octubre de 2011
AQUÍ CON MI AMIGO JUAN PANADERO...
Alguna vez he comentado que el Alberti que más me llega a los pliegues del alma es el de "Roma, peligro para caminantes", pero eso no obstaculiza que disfrute de tantos de sus otros libros. Como, por ejemplo, de las "Coplas de Juan Panadero", donde encuentro coplas que me encantan. Ahí van algunas...
- "Que yo no vendo mi trigo. / Mi pan me lo como yo / o lo regalo al amigo".
- "Pero que nadie se engañe. / Aunque andaluz, yo soy copla, / soy viento de cualquier parte".
- "Quieren matarme y matarme / y para hacerlo mil veces / quisieran resucitarme".
- "Nadie de Juan Panadero / piense que es simple. Si soy / simple es porque así lo quiero".
- "Son mis universidades / una barca con un hombre / y una mar de tempestades".
Podríamos seguir... pero entonces no leeríamos sus libros (las "Coplas" y las "Nuevas Coplas"). Un abrazo, GRACIAS por seguir por aquí
- "Que yo no vendo mi trigo. / Mi pan me lo como yo / o lo regalo al amigo".
- "Pero que nadie se engañe. / Aunque andaluz, yo soy copla, / soy viento de cualquier parte".
- "Quieren matarme y matarme / y para hacerlo mil veces / quisieran resucitarme".
- "Nadie de Juan Panadero / piense que es simple. Si soy / simple es porque así lo quiero".
- "Son mis universidades / una barca con un hombre / y una mar de tempestades".
Podríamos seguir... pero entonces no leeríamos sus libros (las "Coplas" y las "Nuevas Coplas"). Un abrazo, GRACIAS por seguir por aquí
miércoles, 28 de septiembre de 2011
UN POEMA QUE ESCRIBÍ CUANDO TODAVÍA ME LLAMABAN JOVEN...
... Ahora los científicos dudan más, pues soy un joven-viejo o un viejo-joven, cualquiera sabe, y no me ponen el post-it por si se equivocan. De mi primer libro de poesías publicado, aquella primera gran imprudencia (¡era tan joven!), traigo este poemilla para empezar la tarde no sé si bien, mal o regular. En cualquier caso, todavía estamos a tiempo de encauzarla...
Balance
Todavía soy joven,
eso dicen los científicos
de las edades.
Sin embargo,
ya soy consciente
de por qué
esta vida,
la única que conozco,
merece la pena,
y qué lamentaré
cuando me toque
dar el terrible paso
hacia la Nada:
las mujeres que no amé,
los libros que no leí
y la música que no escuché.
Todo eso no me lo devolverá
ni la religión más verdadera.
Balance
Todavía soy joven,
eso dicen los científicos
de las edades.
Sin embargo,
ya soy consciente
de por qué
esta vida,
la única que conozco,
merece la pena,
y qué lamentaré
cuando me toque
dar el terrible paso
hacia la Nada:
las mujeres que no amé,
los libros que no leí
y la música que no escuché.
Todo eso no me lo devolverá
ni la religión más verdadera.
domingo, 25 de septiembre de 2011
BESARÉ TU CADÁVER, TERENCI
El gran Terenci Moix publicó, antes de ser Terenci Moix (1963-1964), varias novelas negras bajo pseudónimo. Planeta las reunió en 2010, "Besaré tu cadáver" y "Han matado a una rubia", con botafumeiro introductorio de Ana María Moix y Pere Gimferrer. Reconozco que a mí Moix sólo me ha interesado parcialmente, pero tenía un poderoso banderín de enganche para enfrascarme en estas obras: son tramas negras (perdonadme, todavía me van...) y la primera de ellas está ambientada en Roma. Su hermana incluso recuerda a Borges para justificar la posibilidad de recrearse en una ciudad sin conocerla personalmente. Pericolo!
La leí y... la novela se deja leer muy bien, Moix es grande, pero... reconozco que lo de que Roma estaba bien recreada se me hace un poco cuesta arriba. Roma es para mí pasión, en todos los sentidos, y por eso me duele que me engatusen con este tema (en otros temas me pillarán, en este algo menos). No espero que un escritor recree Roma como si fuera Alberto Moravia en sus "Racconti", pero... a veces parece que Moix tiene un mapa de Roma (no tan fácil en los años sesenta, sin Google), que ha visto y re-visto "La dolce vita" (algo destacable en la España gris ceniza del Centinela de Occidente) y que tiene gran oficio literario, indudable. Pero los amantes de Roma debemos aceptar a beneficio de inventario eso del profundo conocimiento del ambiente romano por parte de Moix en esta obra.
En fin, amici, que è stato bene leggere questo romanzo di Moix ma... mi pare che Roma è conosciuta e sconociuta, tutto insieme.
pd: Las "Crónicas italianas" de Moix dan más juego italiano, y creo que en "Venus Bonaparte" torna a Roma.
La leí y... la novela se deja leer muy bien, Moix es grande, pero... reconozco que lo de que Roma estaba bien recreada se me hace un poco cuesta arriba. Roma es para mí pasión, en todos los sentidos, y por eso me duele que me engatusen con este tema (en otros temas me pillarán, en este algo menos). No espero que un escritor recree Roma como si fuera Alberto Moravia en sus "Racconti", pero... a veces parece que Moix tiene un mapa de Roma (no tan fácil en los años sesenta, sin Google), que ha visto y re-visto "La dolce vita" (algo destacable en la España gris ceniza del Centinela de Occidente) y que tiene gran oficio literario, indudable. Pero los amantes de Roma debemos aceptar a beneficio de inventario eso del profundo conocimiento del ambiente romano por parte de Moix en esta obra.
En fin, amici, que è stato bene leggere questo romanzo di Moix ma... mi pare che Roma è conosciuta e sconociuta, tutto insieme.
pd: Las "Crónicas italianas" de Moix dan más juego italiano, y creo que en "Venus Bonaparte" torna a Roma.
domingo, 18 de septiembre de 2011
LUCIDEZ (UN POEMILLA LEVEMENTE INÉDITO)
Lucidez
“La lucidez lo ha arruinado todo”
(Amaya Zulueta: “El dios en el espejo”, de “El dios en el espejo”).
Ni Dios(es)
ni ideología(s)
ni paraíso(s)
ni esperanza(s).
Nada de nada.
La lucidez lo arruinó todo.
Y en eso andamos ahora,
tristemente lúcidos.
“La lucidez lo ha arruinado todo”
(Amaya Zulueta: “El dios en el espejo”, de “El dios en el espejo”).
Ni Dios(es)
ni ideología(s)
ni paraíso(s)
ni esperanza(s).
Nada de nada.
La lucidez lo arruinó todo.
Y en eso andamos ahora,
tristemente lúcidos.
viernes, 16 de septiembre de 2011
TANTO CORRER NO PUEDE SER BUENO
Hace unos días que no incluyo nada por aquí, seguramente porque ando con el agua al cuello por cuestiones laborales. A pesar de lo que opine DOña Esperanza Aguirre y Gil de Biedma (¡ay, lo que me duele este segundo apellido en alguien como ella!), los profesores tenemos mil historietas a las que atender.
Ahora toca lo de los exámenes, para mí la parte más aburrida y fea de mi labor. Pero hay quien gozaría auténticos orgasmos con esto, más placenteros que los eróticos, pues la clave aquí es de las que nos gustan, en general: JUZGAR. Y el orgasmo es múltiple, ya, si juzgamos y condenamos: bajamos el pulgar, jugamos con el desgraciado a quien la vida colocó delante de nosotros para que le valoremos Dios sabe por qué.
En fin, espero que acabe esto pronto (hoy hago el último), y el 26 empieza la movida que me va de verdad: la docencia.
En estos días uno se entretiene como puede: con Gil de Biedma (con el bueno), con Manuel Vázquez Montalbán, con textos sobre Fellini, con Antonioni, con todo mi pesebre al completo (y si puede ser algo de cine, mejor, para eso hizo Dios a Scola, a Fellini y a algunos otros...).
La droga, al completo. Sin ella... menudo mono; sólo de pensarlo me dan temblores.
Un abrazo, amig@s, gracias por haberme seguido hasta el punto y final de esta entrada.
Ahora toca lo de los exámenes, para mí la parte más aburrida y fea de mi labor. Pero hay quien gozaría auténticos orgasmos con esto, más placenteros que los eróticos, pues la clave aquí es de las que nos gustan, en general: JUZGAR. Y el orgasmo es múltiple, ya, si juzgamos y condenamos: bajamos el pulgar, jugamos con el desgraciado a quien la vida colocó delante de nosotros para que le valoremos Dios sabe por qué.
En fin, espero que acabe esto pronto (hoy hago el último), y el 26 empieza la movida que me va de verdad: la docencia.
En estos días uno se entretiene como puede: con Gil de Biedma (con el bueno), con Manuel Vázquez Montalbán, con textos sobre Fellini, con Antonioni, con todo mi pesebre al completo (y si puede ser algo de cine, mejor, para eso hizo Dios a Scola, a Fellini y a algunos otros...).
La droga, al completo. Sin ella... menudo mono; sólo de pensarlo me dan temblores.
Un abrazo, amig@s, gracias por haberme seguido hasta el punto y final de esta entrada.
domingo, 11 de septiembre de 2011
PERLAS CARVALHIANAS MIENTRAS BUSCÁBAMOS A LA MUJER QUE PUDO SER EMMANUELLE
Hay quien piensa que la novela negra es una novela con muerto y un lote de páginas para que el listo de turno descubra lo que pasó. Puro entretenimiento, vamos. Hoy sabemos que no necesariamente es así: que puede estar bien escrita y, además, haber mucho más. Las novelas de Carvalho son un fresco social tremendo, por ejemplo, (en las de Ágatha Christie cada vez que sacan un Oporto hay que ponerse a cubierto, pues alguien cae).
Soy fan de las cosas y poses de Carvalho, y para demostrar que encierran mucho más que una novela con muerto, incluyo algunas perlas filosóficas interesantes extraídas de su novela breve "La muchacha que pudo ser Emmanuelle". A pensar...
- "Carvalho quiso explicarse. A la hora de la verdad es preferible hacer caso a los boleros, a los tangos. Los libros no enseñan a vivir. Sólo te ayudan a enmascararte". Culta ignorancia, la de nuestro detective: ex-policía, ex-comunista y gourmet.
- "Te pasas la vida como un gusano recorriendo el haz de una hoja animado a descubrir qué hay al otro lado. ¿Qué hay? El envés. Y como un gusano te arrastras para ver qué hay más allá del envés. ¿Qué hay? El haz". Sin comentarios. Voy a dar la siguiente vuelta, a ver qué hay...
- "El pasado es el lugar donde están las causas, es decir, los culpables. Por eso los culpables insisten tanto en la inutilidad del pasado. Quieren un mundo sin culpables y cuando reulta imposible, cuando el pasado resucita la culpa, los culpables vuelven a matar, vuelven a ser lo que siempre fueron. Asesinos". Ahora mediten sobre la Ley de Memoria Histórica y todo eso...
Soy fan de las cosas y poses de Carvalho, y para demostrar que encierran mucho más que una novela con muerto, incluyo algunas perlas filosóficas interesantes extraídas de su novela breve "La muchacha que pudo ser Emmanuelle". A pensar...
- "Carvalho quiso explicarse. A la hora de la verdad es preferible hacer caso a los boleros, a los tangos. Los libros no enseñan a vivir. Sólo te ayudan a enmascararte". Culta ignorancia, la de nuestro detective: ex-policía, ex-comunista y gourmet.
- "Te pasas la vida como un gusano recorriendo el haz de una hoja animado a descubrir qué hay al otro lado. ¿Qué hay? El envés. Y como un gusano te arrastras para ver qué hay más allá del envés. ¿Qué hay? El haz". Sin comentarios. Voy a dar la siguiente vuelta, a ver qué hay...
- "El pasado es el lugar donde están las causas, es decir, los culpables. Por eso los culpables insisten tanto en la inutilidad del pasado. Quieren un mundo sin culpables y cuando reulta imposible, cuando el pasado resucita la culpa, los culpables vuelven a matar, vuelven a ser lo que siempre fueron. Asesinos". Ahora mediten sobre la Ley de Memoria Histórica y todo eso...
jueves, 8 de septiembre de 2011
UNA HOJILLA VOLANDERA
Mirando por aquí, por allá y por más allá (que no por el más allá, a tanto no llegué) me encuentro este versillo. Volando va, volando viene...
Reflexiones desde Grazalema
Paseando por el campo he encontrado
un árbol hueco precioso,
ideal para esconderse y jugar durante horas.
¿Quién me robó este árbol
cuando yo era pequeño?
Reflexiones desde Grazalema
Paseando por el campo he encontrado
un árbol hueco precioso,
ideal para esconderse y jugar durante horas.
¿Quién me robó este árbol
cuando yo era pequeño?
domingo, 4 de septiembre de 2011
HE NACIDO PARA REVOLUCIONAR EL INFIERNO
“He nacido para revolucionar el infierno”, llevaba tatuado el cadáver que aparece flotando en no sé qué aguas al comienzo de “Tatuaje”, la novela con la que se inicia de verdad el imaginario de Carvalho y su heterogénea tropa (“Yo maté a Kennedy” es una cosa experimental que nos sirvió para constatar que en España la CIA contrata gallegos, y para disfrutar de otro "escrito subnormal", que denominaba MVM a este tipo de trabajos).
En tiempos en los que sólo se tatuaban legionarios, marinos y demás gentes de mal vivir, lucir algo tan metafísico en la piel podía ser motivo para mandarte a la Casa del Padre, como fue el caso. No se puede uno pasar de intelectual...
Por cierto, es inevitable, ya que de “Tatuaje” hablamos, recordar a Doña Concha, que me perdonen Dani y demás amig@s con sensibilidad musical, pero me he metido en un jardín del que tendré que salir con relativa elegancia (http://www.youtube.com/watch?v=LpDmcArzk-A).
Pd: “Errante lo busco por todos los puertos; / a los marineros pregunto por él, / y nadie me dice si está vivo o muerto / y sigo en mi duda, buscándolo fiel”.
En tiempos en los que sólo se tatuaban legionarios, marinos y demás gentes de mal vivir, lucir algo tan metafísico en la piel podía ser motivo para mandarte a la Casa del Padre, como fue el caso. No se puede uno pasar de intelectual...
Por cierto, es inevitable, ya que de “Tatuaje” hablamos, recordar a Doña Concha, que me perdonen Dani y demás amig@s con sensibilidad musical, pero me he metido en un jardín del que tendré que salir con relativa elegancia (http://www.youtube.com/watch?v=LpDmcArzk-A).
Pd: “Errante lo busco por todos los puertos; / a los marineros pregunto por él, / y nadie me dice si está vivo o muerto / y sigo en mi duda, buscándolo fiel”.
jueves, 1 de septiembre de 2011
¿TODOS LOS ACTORES EL ACTOR? UN APUNTE CON MARCELLO MASTROIANNI DE FONDO
Marcello Mastroianni es uno de mis actores favoritos, me encanta. Un grande bugiardo, ma... bravissimo. Sin embargo, Marcello no creía en esos actores que se imbuían del personaje, que se preparaban hasta la saciedad, se formaban y enclaustraban para llegar a convertirse en quien tocara (¡ay, De Niro, qué mal parado sales aquí!). Él, igual que el también grande Gassman, solían decir que el actor era una caja vacía, y cuanto más vacía, mejor. Cuando interpretaba a un personaje, la caja se llenaba, y al terminar el personaje, se vaciaba. Gassman llegaba a comentar que "el actor no debe ser especialmente culto y ni siquiera especialmente inteligente; incluso debe ser -quizás- un poco idiota. Sí, si fuese completamente idiota sería un grandísimo actor".
No sé si llevaba razón, pues no entiendo de estas cosas, como no entiendo de casi nada, pero... cómo me gusta Mastroianni (eso sí que lo entiendo).
Para los fans de Marcellino (come era chiamato per il grande Fellini), recomiendo su cuaderno de notas "Sí, ya me acuerdo", el libro de conversaciones con Enzo Biagi, "La bella vita" o el diccionario "Todo sobre Marcelo Mastroianni" que publicó Miguel Ángel Barroso en Jaguar.
Bella giornata, cari amici!
No sé si llevaba razón, pues no entiendo de estas cosas, como no entiendo de casi nada, pero... cómo me gusta Mastroianni (eso sí que lo entiendo).
Para los fans de Marcellino (come era chiamato per il grande Fellini), recomiendo su cuaderno de notas "Sí, ya me acuerdo", el libro de conversaciones con Enzo Biagi, "La bella vita" o el diccionario "Todo sobre Marcelo Mastroianni" que publicó Miguel Ángel Barroso en Jaguar.
Bella giornata, cari amici!
miércoles, 31 de agosto de 2011
1 DE SEPTIEMBRE
Mañana es 1 de septiembre, y como hubiese dicho De Gaulle, "se acabó el recreo". Los domingos nos encantan, pero Jaime Gil de Biedma y Manuel Vázquez Montalbán ya nos enseñaron que la razón la llevan los días laborables. Desgraciadamente, es así, por lo que no queda más remedio que afrontar a porta gayola el nuevo mes, apretar los dientes e inventar el mundo cada mañana. Posiblemente, con música sea mejor, porque con música todo es mejor (ya nos explicó Nietzsche que sin música la vida sería un error).
En fin, que sea leve...
En fin, que sea leve...
martes, 30 de agosto de 2011
EL CAMINO RECTO (UN ARTÍCULO QUE SE PUBLICARÁ EN BREVE)
Escribí este artículo para una revista universitaria. Seguramente quería ser didáctico o provocador, aunque tampoco estoy muy seguro.
EL CAMINO RECTO
Antonio J. Quesada
En la vida uno suele cometer imprudencias, y, en mi caso, las más importantes (que no exactamente las más sugerentes) que he llevado a cabo han quedado por escrito. En una de dichas imprudencias, un poemario titulado “Poesía a instancia de parte” que publiqué por algún sitio, escribí estos versos, bajo el título genérico de “El camino recto”: “Sigue el camino recto, / como Dios manda. / Tu título universitario en la pared. Que lo vean sin esfuerzo. / Tu trabajo en horario de oficina, e incluso, algún día, de tarde. / Tu esposa, ex-novia de toda la vida, / a la que cuidarás en la salud y en la enfermedad / hasta que la muerte separe lo que quede. / ¿Leer? / Es tarea de desocupados y ociosos / (las personas formales nunca tienen tiempo para leer). / Además, abre un abanico demasiado profundo / de inquietudes, / y eso nunca fue bueno para vivir tranquila y honradamente. / La misa del domingo, eso siempre. / Y en caso de duda, lo que digan nuestros mayores, / que nunca fallan”. Un canto a lo que se debe hacer en la vida para triunfar, para ser celebrado y reconocido (¿recocido?) y para ser respetado. El problema que plantea, claro está, es si esa vida tan recta y celebrada merece realmente la pena.
“Antes injusticia que desorden”, aseguraba Goethe, maestro en tantas cosas, aunque odioso por algunas otras. En mi caso, que es el que verdaderamente conozco de primera mano, la pasión literaria provocó que me torciera de mi camino recto, tan predeterminado él. Para un Licenciado en Derecho, Doctor y no sé cuántas cosas más que dicen que soy, estaba claro el camino recto: códigos civiles e inciviles, rictus serio, traje gris y corbata de rayas, alopecia funcionarial, movimientos de columna apropiados para seguir cerca del jefe de turno y, en la medida de lo posible, aficiones bien consideradas socialmente (cofradías, toros, madridismo y esas cosas que hace la gente de bien). Si se separa uno del camino recto, vienen las críticas, las risitas, los codacitos, esas cosas que hace la gente normal para señalar al que se separa del rebaño.
Pero la literatura es algo que provoca que nos salgamos del camino recto. Leer, por ejemplo, es tarea de desocupados: las personas serias nunca tienen tiempo para leer, siempre están más ocupadas con cosas como las fluctuaciones de la bolsa, los casos del despacho, los informes que deben evacuar o con hacerse contactos aquí y allí, que eso también quita tiempo (“alternar”, les llaman algunos: comidas de trabajo, desayunos de trabajo, cenas de trabajo…; trabajamos y engullimos, todo en uno). La literatura es perder el tiempo, desde esta óptica. Perder el tiempo, para mí, es ganar el tiempo. Lo siento por el rebaño.
Dedico demasiado tiempo a cosas horriblemente aburridas (y eso que mi trabajo como docente me gusta y me permite sentirme creativo): necesito mis paréntesis o pereceré de aburrimiento vital absoluto. La literatura me ayuda a estos efectos No pido mucho: pido lo mío. Escribir un poema. Escuchar una buena canción. Disfrutar de un cuadro bello. Una calle de Roma que a lo mejor salía en algún cuento de Moravia o, de refilón, en alguna película de Pasolini o, incluso, de Fellini. Releer alguna novela de esas de las que te sabes párrafos enteros. Una charla sugerente con una cerveza delante. Mi DVD con jugadas de Maradona. En fin, perder el tiempo. Es decir, ganar el tiempo.
En condiciones normales uno debiera estar atento, ojo avizor, preparado para saber dónde puede conseguir una ayuda laboral para trepar hacia algún sitio, que la vida está muy mala. Sin embargo, a los que nos gusta perder/ganar el tiempo, esto se nos pone cuesta arriba. Somos quijotes sin sanchos, cheguevaras sin fidelcastros, Holmes sin Watsons, Adsos de Melk sin Guillermos de Barkerville, ya me entienden. Estamos “perdidos como un quinto en día de permiso, / como un santo sin paraíso, / como el ojo del maniquí”, ya lo cantaba Sabina. Qué razón llevaba: es cierto, habitualmente me siento “inútil como un sello por triplicado, / como el semen de los ahorcados, / como el libro del porvenir”. Sí. Lo grave es que no me pesa. Me encanta ser un jarroncito coreano, ese tipo raro que todavía puede ser mostrado a las visitas y que, a lo mejor, ejerce como profesor sin sentirse parte del colectivo, escribe poesía sin que le consideren poeta, narrativa sin estar cómodo entre narradores, juega fútbol sin ser futbolista, y siempre acaba en minoría, esté donde esté (incluso consigo mismo). Un nazareno sin capirote en una procesión laica.
No es fácil, pero… cada vez que me salgo del camino recto siento la vida palpitar dentro de mí. El camino recto es ese mal necesario que no nos debe fagocitar, porque si no esta cosa de vivir no tiene sentido alguno. Si vivir no es más que darle trabajo al Registro civil, para que certifiquen tu nacimiento y tu defunción, esto no tiene sentido (creo haber dejado esto en otro poema imprudente, en algún sitio: al auto-plagio le llaman estilo). El camino recto puede acabar convirtiéndose en poner crucecitas a las casillas que la vida te pone delante, para lograr que tus compañeros de promoción no te miren por encima del hombro, que tu madre y tu suegra estén tranquilas, o que tus vecinos te hablen con respeto (esto es, con temor), porque saben que eres importante, que te codeas con este y con aquel y no sé cuántas patochadas más que puede que ni sean ciertas.
El camino recto: qué pena. Qué pena, desperdiciar tanto tiempo en tontadas, en cosas prescindibles, en humo, en “comerme una manzana / dos veces por semana / sin ganas de comer” (gracias, Sabina, de nuevo). Para tres días que estamos aquí… (pues no hay religión que me haya demostrado la existencia de otras vidas). Y encima, de esos tres días, “uno está lloviendo”, como cantaban en Cádiz. Como para perder el tiempo…
El camino recto. Qué pena de camino recto.
viernes, 26 de agosto de 2011
LA PRAGA (¿SÓLO PRAGA?) DE MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN
Uno de los libros de poemas de MVM que más entrañables me resultan es "Praga". En él recoge versos tan desgarradamente autobiográficos como aquellos que decían "no escogí nacer entre vosotros / en la ciudad de vuestros terrores / en su sur vencido y fugitivo / (...) / nací en la cola del ejército huido / me quedé a la luz del centinela / y os pedí prestados aire y agua / en barrios que os sobraban".
Pero los que quiero traer a colación son otros que me parecen verdaderamente míticos:
"ser judío vivir en Praga escribir en alemán
significa no ser judío ni alemán
ni ser aceptado
por las mejores familias de la ciudad
que identifican
el alemán con Alemania y el ser judío con la alarma".
Praga es Praga, pero Praga es mucho más: es Barcelona (¿ser catalán, vivir en Barcelona escribir en castellano?), y puede ser cualquier otra ciudad ocupada. Al fin y al cabo, como el propio MVM confiesa, "ni siquiera Praga es Praga".
En fin, que ya no sé lo que me digo... afortunadamente.
Pero los que quiero traer a colación son otros que me parecen verdaderamente míticos:
"ser judío vivir en Praga escribir en alemán
significa no ser judío ni alemán
ni ser aceptado
por las mejores familias de la ciudad
que identifican
el alemán con Alemania y el ser judío con la alarma".
Praga es Praga, pero Praga es mucho más: es Barcelona (¿ser catalán, vivir en Barcelona escribir en castellano?), y puede ser cualquier otra ciudad ocupada. Al fin y al cabo, como el propio MVM confiesa, "ni siquiera Praga es Praga".
En fin, que ya no sé lo que me digo... afortunadamente.
jueves, 25 de agosto de 2011
POR FIN, PIER PAOLO PASOLINI
Estaba faltando en este blog el gran genio renacentista Pier Paolo Pasolini, uno de mis referentes.
Incluyo aquí un trabajo que publiqué allá por el 2006, pero que sigue siendo válido, creo yo (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=30223; http://www.pasolini.net/contr_apr_AntonioQuesada.htm), y luego recopilé como Apéndice en mi poemario "Cuaderno de Roma".
EL PASOLINI QUE YO ADMIRO
A Diego Medina. Por esta pasión compartida
Si para algo me está sirviendo la última estancia de trabajo que estoy disfrutando en Roma, además de para decir que estoy trabajando mucho (¡qué vas a decir!), es para haber profundizado en mi admiración por ese genio que fue Pier Paolo Pasolini, el último renacentista. El “desesperado intérprete de los cambios sociales de Italia”, por utilizar palabras de Luigi Martellini. Poco antes de que yo llegara a Roma se cumplieron treinta años de su asesinato en el Idroscalo di Ostia, y con motivo de tan señalada fecha, reeditaron la completa “Vita di Pasolini” de Enzo Siciliano, así como salieron múltiples libros de fotografías del genio y nuevas ediciones de sus libros a precios cuando menos razonables. Obras completas y todo lo que se pueda imaginar: llegué en el momento justo para quedarme con casi todo (veremos a ver cómo lo cargo de vuelta a España, los de las compañías aéreas no entienden de gaitas literarias). Se publicó de todo, claro. Ya se sabe cómo funciona esto: primero matamos al genio para que no dé guerra en persona y luego lo encerramos en un póster (como al Che) o lo convertimos en motivo para turistas (estoy seguro de que debe haber tangas con la cara del Che, o incluso condones con la cara de Pasolini).
A Pasolini lo han masacrado en más de un sentido, no sólo lo trituraron en el Idroscalo de Ostia, y no sólo “La rana” Pelosi (hubo más gente, es un secreto a voces). Muchos otros y en muchos sentidos le han triturado una y otra vez. Pero Pasolini es mucho más que esa imagen difundida de él con la intención de desacreditarlo: mucho más que el “frocio” (maricón, para los no iniciados en el italiano o en las artes eróticas) que buscaba “ragazzi di vita” en Termini o en el Forte di Pietralata (chicos que dibujará en sus novelas y de ese estilo que, en sus películas, plasmarán Ninetto Davoli o los hermanos Citti, por ejemplo). El “frocio” que los llevaba a comer un pedazo de pizza a taglio (con su cerveza, certo) a Ostia y después terminaban la cosa sexual en el desgraciado Idrostalo. Pasolini es mucho más que ese comunista fanático que pontificaba ardorosamente contra la Iglesia católica, contra el propio PCI y contra el que se le pusiera enfrente. También es mucho más que ese pecador con malas compañías que arruinó su vida con esa conducta “intrínsecamente desordenada”, que diría un cura. Ya lo confesó el jesuítico Andreotti cuando supo de su muerte: “él se la buscó”. Le salió del alma al Onorevole, no se puede negar.
Mucho más, no me cansaré de repetirlo (aunque posiblemente tú, lector, sí te cansarás de leérmelo). Y por eso quiero escribir estas líneas, lanzando al aire algunas ideas que considero sugerentes. No sé las que saldrán ni lo que saldrá, pero me da igual, hago camino al andar. Por otra parte, esto que hago no es crítica literaria ni pretende ser nada sistemático, no se llamen a engaño: por tanto, si quieren saber sobre Pasolini desde un punto de vista riguroso, como dice alguien que conozco, vayan a Salamanca. Busquen libros serios, o incluso páginas web quetelodigantodo.com. Esto que escribo “no es esto, no es esto” (gracias, Ortega, siempre a punto para el capotazo salvador). Esto no es más que un montón de pensamientos dispersos que he ido madurando durante mis paseos en autobús por la Piazza Venezia, o por el Corso Vittorio Emanuele, leyendo el libro de Siciliano, mirando por la ventana, entre empujones, o a ratos pensando. Alguna otra idea está madurada en el propio Forte di Pietralata, el mismo que describe Pasolini en más de un sitio, esperando un autobús que no llegaba jamás. Ideas que me surgen, y que pueden ser exactas o no, dejo a los sabios y entendidos que me juzguen y, evidentemente, me condenen. Yo a lo mío, a escribir lo que me da la gana. Como siempre.
De entrada, algo que me resulta curioso de Pasolini es cómo se puede ser tan avanzado en posiciones político-eróticas y, a la vez, tan increíblemente entroncado con la tradición en lo literario: primero friulano, después romanesco, siempre terminaba salvando los muebles gracias a los ancestros (representados, de algún modo, en los dialectos autóctonos de donde iba). A lo mejor esto es una contradicción, a lo mejor, no: ¿será que sólo el marxismo salva la tradición, como escribió en “Le belle bandiere”? No sé, puede ser. A lo mejor uno debe navegar a sus orígenes y desde ahí construir lo que sea, aunque construir signifique destruir. Pero hay que salir del puerto de origen. Puede ser también, no lo descarto. Y en política, ya, ni cuento: era el demonio para Andreotti y sus mariachis del incienso vaticano, pero pasaba de polemizar con el fascismo demócrata-cristiano, como él lo llamaba, a oponerse a la legalización de las drogas (“nos drogamos por falta de cultura”) o al aborto de modo no menos feroz, con lo que pasaba a ser un aliado fáctico de esas mismas derechas que no soportaba. Se hizo comunista (pese a que éstos tuvieron su buena culpa en la muerte de su hermano Guido), pero tuvo sus polémicas con el PCI: lo expulsaron a las primeras de cambio, con su primer proceso judicial, por “indignidad moral y política”. Ya lo explicaba Siciliano: incluso para un comunista era muy fuerte aplaudir a un “frocio”. Evidentemente, todo esto le convierte en un francotirador iconoclasta, crítico con todas las iglesias, religiosas y laicas, y defensor a ultranza de lo que denominó “mi provocadora independencia”. Tan provocadora como para salir, casi, a proceso por película o libro. Con todo lo que implicaba esto: proceso, secuestro judicial de algo, polémica periodística, fotos con su abogado, entrando o saliendo de algún tribunal, gritos, caos, absolución, ¿manchas en el expediente?
Pasolini era contradictorio y consciente de ello, y esto le atormentaba hasta cierto punto. Se quejaba de que le tomaran por frívolo, por ejemplo: si le sacaban en Via Veneto ya pensaban que estaba de fiesta, cuando “podía haber bajado a comprar un periódico extranjero”, según se quejaba en “Le belle bandiere”. Sin embargo, por otra parte ponía por escrito cosas como aquello de que “la inocencia está hecha para ser perdida”, sentando cátedra. Y para un cazador de “ragazzi di vita” del estilo de Ninetto Davoli, no es inocente esa reflexión. Siciliano es claro: “pasoliniano” pasa a ser adjetivo de uso normal en las crónicas periodísticas para describir todo aquello que se vinculaba al lumpenproletariado romano o, en general, a la vida pícara y homosexual. Casi nada. Durante el rodaje de “Salò o los 120 días de Gomorra”, le gustaba incitar a que los actores, heterosexuales y no profesionales, se besaran apasionadamente entre ellos, pese a sus reticencias (un viejo heterosexual besando con pasión a un niño que puede ser su nieto tiene su miga en la mente del anciano, vamos a ser serios). Al infierno vamos a ir todos por este camino.
Pensemos, por otra parte, que mucho en su obra no es sino un modo de matar literariamente a su padre, un modo de resolver un Edipo quizá mal digerido (a lo mejor intentó resolverlo dirigiendo “Edipo Re” en 1967, o llorando sobre el hombro de la Callas, cuando aquello de “Medea”). Su padre, ese militar fascista y apuesto que quería que su hijo fuese poeta, pues atribuía a la poesía un carácter oficial (pensaba en D’Annunzio y, claro, extraía las conclusiones que extraía). El hombre que siempre sintió como una traición personal las tendencias sexuales de su hijo: el hijo, al final, le salió poeta, pero no de los que a él le gustaban, sino de los que se sirven de la poesía para ubicarse en el mundo. Me suena eso, sin que quiera yo compararme con Pasolini, pues para mí la poesía es, por una parte, un modo de ser ciudadano y, por otra, un modo de disfrutar de la belleza del mundo. Si no fuera así, por ejemplo, yo no escribiría versos. Volviendo al maestro, puede que esa relación con su padre determinara su negativa a ser padre él mismo, para no desarrollar ese rol jamás (lo explica con atención en “El caos”). Sugerente idea, en cualquier caso.
Sus enemigos (enemigos procedentes de todas las trincheras, ya lo hemos comprobado) se recreaban en esa imagen suya de depravado sexual, de desviado que tenía sus contactos pecaminosos con los “ragazzi di vita” a cambio de unas liras y algo de pizza a taglio. Algo de eso fomentaba él también, claro, con sus visitas furtivas a Termini o al Forte di Pietralata (doy fe de lo que es el Forte, veramente un altra cosa), su modo de presumir con el cochazo por los suburbios o sus excentricidades. Son las cacerías nocturnas a las que aludía Enzo Siciliano, literalmente. Pero en el fondo era un hombre solo, y esa vida sexual tan intensa y furtiva no es sino otra faceta más de la soledad. Son relaciones gastronómicas, no lo olvidemos: desear es querer acostarte con alguien, amar es querer despertarte con alguien. En ningún sitio he leído que Pasolini quisiera despertar junto a alguien alguna vez. Lo otro es otra película diferente, claro.
Siciliano tiene razón en un tema muy importante, y es que su fama de director de cine eclipsó su fama como literato, y es una pena. A mí me duele, y eso ha sido lo que me ha llevado a emborronar estas hojas. El Pasolini que yo admiro es tanto el polemista como el literato, sobre todo, aunque reconozca que su genio también se desparramó en el cine. Pero a mí me llega menos detrás de la cámara que delante del tavolo di lavoro, con la pluma en la mano.
En cualquier caso, no es poco lo que acumuló como novelista o como poeta, además de como periodista o crítico, ya quisieran/quisiéramos los saltimbanquis del tres al cuarto que ruedan/rodamos por las estanterías de las librerías de pueblo. Por poner tres ejemplos paradigmáticos: además de socavar los cimientos de la sociedad que le tocó en suerte (la necesidad cívica de intervenir), por ejemplo, con “Ragazzi di vita” logró en 1955 el Premio Colombi-Guidotti, con “Una vita violenta”, en 1959, el Premio Crotone, y con el poemario “Le ceneri di Gramsci” el Premio Viareggio en 1957. Y tantas otras cosas literarias de primera línea que podría citar, claro: desde su poemarios “Poesia a Casarsa” o “Poesia in forma di rosa” (o su no menos poético homenaje a la tos del obrero, en “Il caos”) hasta su experimental “Teorema” o la bomba de relojería póstuma que fue “Petrolio”, con sus escandalosas escenas homosexuales, pasando por sus polémicas “Le belle bandiere”, “Il caos” y “Lettere luterane”. Por no hablar de sus amistades, filias y fobias con gentes del mundo literario italiano como Gadda, Moravia, Morante, Sciascia, y otros, sus revistas literarias, etc.
Aunque me interese menos, no puedo negar el peso del cine en su imagen mítica: como regista pasará a la historia como el Notario de los suburbios romanos y de los “accattone” (“Accatone” se llama una de sus películas más polémicas, la primera, a la que seguirán cintas tan escandalosas como “Mamma Roma”, “La ricotta”, “Il Vangelo secondo Matteo”, “Uccellacci e uccellaccini”, o la “Trilogía della Vita”, compuesta por “Il Decameron”, “I racconti di Canterbury” e “Il Fiore delle Mille e una Notte”). Él mismo sufrió los suburbios en sus propias carnes, viviendo a su llegada a Roma primero cerca del Portico D’Ottavia y después en Ponte Mammolo (Via Tagliere, 3). Cuando yo viví en este último barrio ya había perdido esa condición, para convertirse en un simple barrio de la periferia romana.
Pasolini. Un genio que tira con fuego propio, también: se considera ateo, pero no por ello reniega de la cultura cristiana en que está imbuido. “Pecar no significa hacer el mal; / no hacer el bien, eso significa pecar”, escribe en “A un Papa”, poema a la muerte de Pío XII. Salía a pleito por novela o película, o porque sí, como le sucedió más de una vez (gente que buscaba notoriedad, gente que se sentía tocada, etc.). Su amiga Laura Betti recogió en un libro su Via Crucis ante los tribunales, pero no lo he logrado encontrar. Italia es ese país que se puede permitir tener un genio como Pasolini y sentarlo a cada momento ante los tribunales por cuestiones morales o religiosas. De Gaulle se negó a detener a Sartre durante el mayo del 68 alegando que “no se puede encerrar en la cárcel a Voltaire, ni los monarcas absolutos se atrevieron a tanto”. Aquí pensaron de otro modo, e hicieron lo que pudieron. Pero no fue posible, aunque le amargaran la existencia un poco más.
“Amo la vida ferozmente, desesperadamente. Y creo que esta ferocidad, esta desesperación, me conducirán hacia el fin”, declaró en una entrevista a una revista francesa. A toro pasado, no se puede negar el carácter premonitorio de sus palabras.
Pero Pasolini, guste o no, es el último genio que ha dado Italia. Más completo, valorándolo en su conjunto, incluso que Mario Benedetti, mi gran mito, el todoterreno de las letras hispanas. Otro genio capaz de nadar en bastantes aguas y en todas con estilo. Pasolini. Alguien que es, entre otras cosas, narrador, poeta, cineasta, polemista y articulista, y todo de modo genial, no puede ser sino un genio. Y encima le gustaba jugar al fútbol, ¡qué coño! Para que luego digan que el fútbol es cosa de bobos(1).
Pasolini. El último renacentista: cineasta y, ante todo, literato. El Pasolini que yo admiro.
No sé si aclaré o enredé más, aunque eché fuera ideas que me quemaban en el cerebro, eso sí. Pero si logro que te acerques a una estantería a ver qué tienen de un autor que aparecerá previsiblemente como “PAS”, me doy por satisfecho.
(1)Soy aficionado al fútbol porque entiendo que puede haber gran belleza en este deporte, y a veces se encuentra y todo esa belleza. Soy aficionado de ese modo en que lo era mi admiradísimo Manuel Vázquez Montalbán, que en algún sitio explicaba la cuestión como el poeta que fue: venía a decir que somos de esos seguidores que dependemos de los instantes mágicos de jugadores como Maradona para continuar confiando en que el fútbol no ha acabado convirtiéndose definitiva y únicamente en un entramado de pactos entre mafiosos. Amén. Ni una coma que añadir.
PD. Añado otros enlaces de interés, líneas de circunstancias.
- "Pasolini y sus Ragazzi di vita"
(http://www.pasolini.net/saggistica_AntonioQuesado_es.htm)
- "El Evangelio según San Mateo"
(http://www.pasolini.net/cinema_vangelo_quesada.htm)
- "Pasolini y su... ¿cine menor?"
(http://www.pasolini.net/saggistica_pasolini-minore.htm)
Incluyo aquí un trabajo que publiqué allá por el 2006, pero que sigue siendo válido, creo yo (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=30223; http://www.pasolini.net/contr_apr_AntonioQuesada.htm), y luego recopilé como Apéndice en mi poemario "Cuaderno de Roma".
EL PASOLINI QUE YO ADMIRO
A Diego Medina. Por esta pasión compartida
Si para algo me está sirviendo la última estancia de trabajo que estoy disfrutando en Roma, además de para decir que estoy trabajando mucho (¡qué vas a decir!), es para haber profundizado en mi admiración por ese genio que fue Pier Paolo Pasolini, el último renacentista. El “desesperado intérprete de los cambios sociales de Italia”, por utilizar palabras de Luigi Martellini. Poco antes de que yo llegara a Roma se cumplieron treinta años de su asesinato en el Idroscalo di Ostia, y con motivo de tan señalada fecha, reeditaron la completa “Vita di Pasolini” de Enzo Siciliano, así como salieron múltiples libros de fotografías del genio y nuevas ediciones de sus libros a precios cuando menos razonables. Obras completas y todo lo que se pueda imaginar: llegué en el momento justo para quedarme con casi todo (veremos a ver cómo lo cargo de vuelta a España, los de las compañías aéreas no entienden de gaitas literarias). Se publicó de todo, claro. Ya se sabe cómo funciona esto: primero matamos al genio para que no dé guerra en persona y luego lo encerramos en un póster (como al Che) o lo convertimos en motivo para turistas (estoy seguro de que debe haber tangas con la cara del Che, o incluso condones con la cara de Pasolini).
A Pasolini lo han masacrado en más de un sentido, no sólo lo trituraron en el Idroscalo de Ostia, y no sólo “La rana” Pelosi (hubo más gente, es un secreto a voces). Muchos otros y en muchos sentidos le han triturado una y otra vez. Pero Pasolini es mucho más que esa imagen difundida de él con la intención de desacreditarlo: mucho más que el “frocio” (maricón, para los no iniciados en el italiano o en las artes eróticas) que buscaba “ragazzi di vita” en Termini o en el Forte di Pietralata (chicos que dibujará en sus novelas y de ese estilo que, en sus películas, plasmarán Ninetto Davoli o los hermanos Citti, por ejemplo). El “frocio” que los llevaba a comer un pedazo de pizza a taglio (con su cerveza, certo) a Ostia y después terminaban la cosa sexual en el desgraciado Idrostalo. Pasolini es mucho más que ese comunista fanático que pontificaba ardorosamente contra la Iglesia católica, contra el propio PCI y contra el que se le pusiera enfrente. También es mucho más que ese pecador con malas compañías que arruinó su vida con esa conducta “intrínsecamente desordenada”, que diría un cura. Ya lo confesó el jesuítico Andreotti cuando supo de su muerte: “él se la buscó”. Le salió del alma al Onorevole, no se puede negar.
Mucho más, no me cansaré de repetirlo (aunque posiblemente tú, lector, sí te cansarás de leérmelo). Y por eso quiero escribir estas líneas, lanzando al aire algunas ideas que considero sugerentes. No sé las que saldrán ni lo que saldrá, pero me da igual, hago camino al andar. Por otra parte, esto que hago no es crítica literaria ni pretende ser nada sistemático, no se llamen a engaño: por tanto, si quieren saber sobre Pasolini desde un punto de vista riguroso, como dice alguien que conozco, vayan a Salamanca. Busquen libros serios, o incluso páginas web quetelodigantodo.com. Esto que escribo “no es esto, no es esto” (gracias, Ortega, siempre a punto para el capotazo salvador). Esto no es más que un montón de pensamientos dispersos que he ido madurando durante mis paseos en autobús por la Piazza Venezia, o por el Corso Vittorio Emanuele, leyendo el libro de Siciliano, mirando por la ventana, entre empujones, o a ratos pensando. Alguna otra idea está madurada en el propio Forte di Pietralata, el mismo que describe Pasolini en más de un sitio, esperando un autobús que no llegaba jamás. Ideas que me surgen, y que pueden ser exactas o no, dejo a los sabios y entendidos que me juzguen y, evidentemente, me condenen. Yo a lo mío, a escribir lo que me da la gana. Como siempre.
De entrada, algo que me resulta curioso de Pasolini es cómo se puede ser tan avanzado en posiciones político-eróticas y, a la vez, tan increíblemente entroncado con la tradición en lo literario: primero friulano, después romanesco, siempre terminaba salvando los muebles gracias a los ancestros (representados, de algún modo, en los dialectos autóctonos de donde iba). A lo mejor esto es una contradicción, a lo mejor, no: ¿será que sólo el marxismo salva la tradición, como escribió en “Le belle bandiere”? No sé, puede ser. A lo mejor uno debe navegar a sus orígenes y desde ahí construir lo que sea, aunque construir signifique destruir. Pero hay que salir del puerto de origen. Puede ser también, no lo descarto. Y en política, ya, ni cuento: era el demonio para Andreotti y sus mariachis del incienso vaticano, pero pasaba de polemizar con el fascismo demócrata-cristiano, como él lo llamaba, a oponerse a la legalización de las drogas (“nos drogamos por falta de cultura”) o al aborto de modo no menos feroz, con lo que pasaba a ser un aliado fáctico de esas mismas derechas que no soportaba. Se hizo comunista (pese a que éstos tuvieron su buena culpa en la muerte de su hermano Guido), pero tuvo sus polémicas con el PCI: lo expulsaron a las primeras de cambio, con su primer proceso judicial, por “indignidad moral y política”. Ya lo explicaba Siciliano: incluso para un comunista era muy fuerte aplaudir a un “frocio”. Evidentemente, todo esto le convierte en un francotirador iconoclasta, crítico con todas las iglesias, religiosas y laicas, y defensor a ultranza de lo que denominó “mi provocadora independencia”. Tan provocadora como para salir, casi, a proceso por película o libro. Con todo lo que implicaba esto: proceso, secuestro judicial de algo, polémica periodística, fotos con su abogado, entrando o saliendo de algún tribunal, gritos, caos, absolución, ¿manchas en el expediente?
Pasolini era contradictorio y consciente de ello, y esto le atormentaba hasta cierto punto. Se quejaba de que le tomaran por frívolo, por ejemplo: si le sacaban en Via Veneto ya pensaban que estaba de fiesta, cuando “podía haber bajado a comprar un periódico extranjero”, según se quejaba en “Le belle bandiere”. Sin embargo, por otra parte ponía por escrito cosas como aquello de que “la inocencia está hecha para ser perdida”, sentando cátedra. Y para un cazador de “ragazzi di vita” del estilo de Ninetto Davoli, no es inocente esa reflexión. Siciliano es claro: “pasoliniano” pasa a ser adjetivo de uso normal en las crónicas periodísticas para describir todo aquello que se vinculaba al lumpenproletariado romano o, en general, a la vida pícara y homosexual. Casi nada. Durante el rodaje de “Salò o los 120 días de Gomorra”, le gustaba incitar a que los actores, heterosexuales y no profesionales, se besaran apasionadamente entre ellos, pese a sus reticencias (un viejo heterosexual besando con pasión a un niño que puede ser su nieto tiene su miga en la mente del anciano, vamos a ser serios). Al infierno vamos a ir todos por este camino.
Pensemos, por otra parte, que mucho en su obra no es sino un modo de matar literariamente a su padre, un modo de resolver un Edipo quizá mal digerido (a lo mejor intentó resolverlo dirigiendo “Edipo Re” en 1967, o llorando sobre el hombro de la Callas, cuando aquello de “Medea”). Su padre, ese militar fascista y apuesto que quería que su hijo fuese poeta, pues atribuía a la poesía un carácter oficial (pensaba en D’Annunzio y, claro, extraía las conclusiones que extraía). El hombre que siempre sintió como una traición personal las tendencias sexuales de su hijo: el hijo, al final, le salió poeta, pero no de los que a él le gustaban, sino de los que se sirven de la poesía para ubicarse en el mundo. Me suena eso, sin que quiera yo compararme con Pasolini, pues para mí la poesía es, por una parte, un modo de ser ciudadano y, por otra, un modo de disfrutar de la belleza del mundo. Si no fuera así, por ejemplo, yo no escribiría versos. Volviendo al maestro, puede que esa relación con su padre determinara su negativa a ser padre él mismo, para no desarrollar ese rol jamás (lo explica con atención en “El caos”). Sugerente idea, en cualquier caso.
Sus enemigos (enemigos procedentes de todas las trincheras, ya lo hemos comprobado) se recreaban en esa imagen suya de depravado sexual, de desviado que tenía sus contactos pecaminosos con los “ragazzi di vita” a cambio de unas liras y algo de pizza a taglio. Algo de eso fomentaba él también, claro, con sus visitas furtivas a Termini o al Forte di Pietralata (doy fe de lo que es el Forte, veramente un altra cosa), su modo de presumir con el cochazo por los suburbios o sus excentricidades. Son las cacerías nocturnas a las que aludía Enzo Siciliano, literalmente. Pero en el fondo era un hombre solo, y esa vida sexual tan intensa y furtiva no es sino otra faceta más de la soledad. Son relaciones gastronómicas, no lo olvidemos: desear es querer acostarte con alguien, amar es querer despertarte con alguien. En ningún sitio he leído que Pasolini quisiera despertar junto a alguien alguna vez. Lo otro es otra película diferente, claro.
Siciliano tiene razón en un tema muy importante, y es que su fama de director de cine eclipsó su fama como literato, y es una pena. A mí me duele, y eso ha sido lo que me ha llevado a emborronar estas hojas. El Pasolini que yo admiro es tanto el polemista como el literato, sobre todo, aunque reconozca que su genio también se desparramó en el cine. Pero a mí me llega menos detrás de la cámara que delante del tavolo di lavoro, con la pluma en la mano.
En cualquier caso, no es poco lo que acumuló como novelista o como poeta, además de como periodista o crítico, ya quisieran/quisiéramos los saltimbanquis del tres al cuarto que ruedan/rodamos por las estanterías de las librerías de pueblo. Por poner tres ejemplos paradigmáticos: además de socavar los cimientos de la sociedad que le tocó en suerte (la necesidad cívica de intervenir), por ejemplo, con “Ragazzi di vita” logró en 1955 el Premio Colombi-Guidotti, con “Una vita violenta”, en 1959, el Premio Crotone, y con el poemario “Le ceneri di Gramsci” el Premio Viareggio en 1957. Y tantas otras cosas literarias de primera línea que podría citar, claro: desde su poemarios “Poesia a Casarsa” o “Poesia in forma di rosa” (o su no menos poético homenaje a la tos del obrero, en “Il caos”) hasta su experimental “Teorema” o la bomba de relojería póstuma que fue “Petrolio”, con sus escandalosas escenas homosexuales, pasando por sus polémicas “Le belle bandiere”, “Il caos” y “Lettere luterane”. Por no hablar de sus amistades, filias y fobias con gentes del mundo literario italiano como Gadda, Moravia, Morante, Sciascia, y otros, sus revistas literarias, etc.
Aunque me interese menos, no puedo negar el peso del cine en su imagen mítica: como regista pasará a la historia como el Notario de los suburbios romanos y de los “accattone” (“Accatone” se llama una de sus películas más polémicas, la primera, a la que seguirán cintas tan escandalosas como “Mamma Roma”, “La ricotta”, “Il Vangelo secondo Matteo”, “Uccellacci e uccellaccini”, o la “Trilogía della Vita”, compuesta por “Il Decameron”, “I racconti di Canterbury” e “Il Fiore delle Mille e una Notte”). Él mismo sufrió los suburbios en sus propias carnes, viviendo a su llegada a Roma primero cerca del Portico D’Ottavia y después en Ponte Mammolo (Via Tagliere, 3). Cuando yo viví en este último barrio ya había perdido esa condición, para convertirse en un simple barrio de la periferia romana.
Pasolini. Un genio que tira con fuego propio, también: se considera ateo, pero no por ello reniega de la cultura cristiana en que está imbuido. “Pecar no significa hacer el mal; / no hacer el bien, eso significa pecar”, escribe en “A un Papa”, poema a la muerte de Pío XII. Salía a pleito por novela o película, o porque sí, como le sucedió más de una vez (gente que buscaba notoriedad, gente que se sentía tocada, etc.). Su amiga Laura Betti recogió en un libro su Via Crucis ante los tribunales, pero no lo he logrado encontrar. Italia es ese país que se puede permitir tener un genio como Pasolini y sentarlo a cada momento ante los tribunales por cuestiones morales o religiosas. De Gaulle se negó a detener a Sartre durante el mayo del 68 alegando que “no se puede encerrar en la cárcel a Voltaire, ni los monarcas absolutos se atrevieron a tanto”. Aquí pensaron de otro modo, e hicieron lo que pudieron. Pero no fue posible, aunque le amargaran la existencia un poco más.
“Amo la vida ferozmente, desesperadamente. Y creo que esta ferocidad, esta desesperación, me conducirán hacia el fin”, declaró en una entrevista a una revista francesa. A toro pasado, no se puede negar el carácter premonitorio de sus palabras.
Pero Pasolini, guste o no, es el último genio que ha dado Italia. Más completo, valorándolo en su conjunto, incluso que Mario Benedetti, mi gran mito, el todoterreno de las letras hispanas. Otro genio capaz de nadar en bastantes aguas y en todas con estilo. Pasolini. Alguien que es, entre otras cosas, narrador, poeta, cineasta, polemista y articulista, y todo de modo genial, no puede ser sino un genio. Y encima le gustaba jugar al fútbol, ¡qué coño! Para que luego digan que el fútbol es cosa de bobos(1).
Pasolini. El último renacentista: cineasta y, ante todo, literato. El Pasolini que yo admiro.
No sé si aclaré o enredé más, aunque eché fuera ideas que me quemaban en el cerebro, eso sí. Pero si logro que te acerques a una estantería a ver qué tienen de un autor que aparecerá previsiblemente como “PAS”, me doy por satisfecho.
(1)Soy aficionado al fútbol porque entiendo que puede haber gran belleza en este deporte, y a veces se encuentra y todo esa belleza. Soy aficionado de ese modo en que lo era mi admiradísimo Manuel Vázquez Montalbán, que en algún sitio explicaba la cuestión como el poeta que fue: venía a decir que somos de esos seguidores que dependemos de los instantes mágicos de jugadores como Maradona para continuar confiando en que el fútbol no ha acabado convirtiéndose definitiva y únicamente en un entramado de pactos entre mafiosos. Amén. Ni una coma que añadir.
PD. Añado otros enlaces de interés, líneas de circunstancias.
- "Pasolini y sus Ragazzi di vita"
(http://www.pasolini.net/saggistica_AntonioQuesado_es.htm)
- "El Evangelio según San Mateo"
(http://www.pasolini.net/cinema_vangelo_quesada.htm)
- "Pasolini y su... ¿cine menor?"
(http://www.pasolini.net/saggistica_pasolini-minore.htm)
martes, 23 de agosto de 2011
BREVE RELATO, CON DIOS DE FONDO
ROGUEMOS A DIOS
Antonio J. Quesada
Un buen cristiano siempre se acuerda de Dios en los malos momentos, como los ateos, pero también en los buenos momentos. Eso diferencia a un ateo de un creyente.
Él era un buen cristiano. De los que asisten a misa cada día y saben repetir las letanías que hay que repetir en cada momento. De los que, en misa, saben sentarse y levantarse sin tener que esperar a que las ancianas lo hagan para saber cuándo hay que hacerlo. De los que siempre tienen algo para el cepillo y una monedita para su mendigo particular. Es justo y necesario todo ello. También el rito es necesario: te aporta seguridad y te hace sentirte miembro del grupo. Regala tranquilidad.
Ahora estaba inquieto, porque se acercaba el día del examen que podía convertirle definitivamente en Juez, tras haber superado el primer examen. Ya tenía el billete para Madrid y los temas en orden en la cabeza. Pero el corazón era de su Dios. Se acercó a su iglesia y se arrodilló delante de Jesucristo a rezar y a pedirle que le ayudara, como así iba a ser (entre ayudas, divinas y terrenas, todo llega en la vida). Se sentó y comenzó a rezar en soledad, concentrado. Con mil fórmulas demandaba la ayuda para aprobar su examen y, ya Juez, llenar de cristianismo su trabajo diario en este mundo descarriado.
Estaba tan concentrado que no se dio cuenta de que llevaba más de dos horas charlando con Dios y pidiéndole fortuna en su trabajo, en postura tan incómoda. Cuando terminó de rezar, se santiguó e intentó levantarse, pero las piernas no le respondieron. No volvió a saber ponerse de pie.
Unos enfermeros le sacaron de la iglesia en olor de santidad, entre bendiciones del sacerdote. Directo a un esplendoroso futuro dentro de la Magistratura, pues no me cabe duda de que, pese a la incómoda postura, finalmente aprobó el examen.
Antonio J. Quesada
Un buen cristiano siempre se acuerda de Dios en los malos momentos, como los ateos, pero también en los buenos momentos. Eso diferencia a un ateo de un creyente.
Él era un buen cristiano. De los que asisten a misa cada día y saben repetir las letanías que hay que repetir en cada momento. De los que, en misa, saben sentarse y levantarse sin tener que esperar a que las ancianas lo hagan para saber cuándo hay que hacerlo. De los que siempre tienen algo para el cepillo y una monedita para su mendigo particular. Es justo y necesario todo ello. También el rito es necesario: te aporta seguridad y te hace sentirte miembro del grupo. Regala tranquilidad.
Ahora estaba inquieto, porque se acercaba el día del examen que podía convertirle definitivamente en Juez, tras haber superado el primer examen. Ya tenía el billete para Madrid y los temas en orden en la cabeza. Pero el corazón era de su Dios. Se acercó a su iglesia y se arrodilló delante de Jesucristo a rezar y a pedirle que le ayudara, como así iba a ser (entre ayudas, divinas y terrenas, todo llega en la vida). Se sentó y comenzó a rezar en soledad, concentrado. Con mil fórmulas demandaba la ayuda para aprobar su examen y, ya Juez, llenar de cristianismo su trabajo diario en este mundo descarriado.
Estaba tan concentrado que no se dio cuenta de que llevaba más de dos horas charlando con Dios y pidiéndole fortuna en su trabajo, en postura tan incómoda. Cuando terminó de rezar, se santiguó e intentó levantarse, pero las piernas no le respondieron. No volvió a saber ponerse de pie.
Unos enfermeros le sacaron de la iglesia en olor de santidad, entre bendiciones del sacerdote. Directo a un esplendoroso futuro dentro de la Magistratura, pues no me cabe duda de que, pese a la incómoda postura, finalmente aprobó el examen.
lunes, 22 de agosto de 2011
"SOY UN MENTIROSO, PERO SINCERO"
"Me reprochan no contar siempre de la misma manera la misma historia. Pero todo sucede porque me invento desde el principio toda la historia, y encuentro que repetirme es aburrido para mí y poco amable para los demás" (Federico Fellini: "Fellini por Fellini", Editorial Fundamentos).
Me encanta Fellini, también en esto: miente pero no engaña. Le adoro. Como a la tierna Holly Golightly de "Desayuno con diamantes" (horrible traducción, la de este título), como al gran Malraux (el escritor que llevaba las ideas para un lado y el flequillo para el lado contrario), o como a tantos y tantos creadores que nos han hecho este mundo más agradable con sus... ¿mentiras?
Por cierto... ¿a quién le importa la verdad, si es que existe? Bastantes verdades grises soporta uno al cabo del día.
Me encanta Fellini, también en esto: miente pero no engaña. Le adoro. Como a la tierna Holly Golightly de "Desayuno con diamantes" (horrible traducción, la de este título), como al gran Malraux (el escritor que llevaba las ideas para un lado y el flequillo para el lado contrario), o como a tantos y tantos creadores que nos han hecho este mundo más agradable con sus... ¿mentiras?
Por cierto... ¿a quién le importa la verdad, si es que existe? Bastantes verdades grises soporta uno al cabo del día.
sábado, 20 de agosto de 2011
PENSANDO CON JAIME GIL DE BIEDMA
"Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender más tarde / -como todos los jóvenes, yo vine / a llevarme la vida por delante" (Jaime Gil de Biedma, "No volveré a ser joven", de "Poemas póstumos").
"De todo comienza a hacer bastante tiempo (...) / Comienza a hacer de todo muchos años" (Felipe Benítez Reyes, "El equipaje abierto").
En "Poesía a instancia de parte" escribí un poema infinitamente más imperfecto que los bellos textos citados, llamado "Años", texto que por pudor no incluyo aquí. Pero me da la sensación de que hoy tengo uno de esos inquietantes días rojos y necesito volver a Tiffany.
"De todo comienza a hacer bastante tiempo (...) / Comienza a hacer de todo muchos años" (Felipe Benítez Reyes, "El equipaje abierto").
En "Poesía a instancia de parte" escribí un poema infinitamente más imperfecto que los bellos textos citados, llamado "Años", texto que por pudor no incluyo aquí. Pero me da la sensación de que hoy tengo uno de esos inquietantes días rojos y necesito volver a Tiffany.
jueves, 18 de agosto de 2011
CAMBIO DE RUMBO (¿UN VIEJO RELATO?)
Buceando por mi disco duro, con mis gafas, el tubo y las aletas, he encontrado este microrrelato que escribí alguna vez para algún concurso (el formato canta, no me acuerdo pero debe ser así). Hastío, soledad, incomprensión, mis temas predilectos, condensados en unas líneas. Respecto del concurso, como sucede con la protagonista de la película, se lo acabó llevando otro, pues de lo contrario me acordaría (siempre me sentí Rick en "Casablanca"; es más real de lo que pueda parecer). Seguramente, era lo mejor.
CAMBIO DE RUMBO
Era necesario moverse: no podía seguir así por más tiempo. Por todo, el cambio de rumbo se convirtió en imprescindible. Mi trabajo iba a acabar matándome de aburrimiento y mi falta de motivación era ya demasiado evidente. Los odios de mis compañeros también me estaban minando, y aquello tampoco era justo. Debo reconocerlo, y no me resulta fácil: equivoqué mi camino profesional. Hoy lo veo claro, por primera vez, aunque jamás quise admitirlo: cuando acepté este trabajo, en vez de valorar con más detenimiento las otras posibilidades que se abrían ante mí, erré. No sé por qué acepté la seguridad tristona que se me venía encima, sacrificando ofertas menos seguras pero más sugerentes. Hasta aquí llegué: acabo de abandonar mi empleo. No sé a dónde voy, pero sí sé a dónde no vuelvo. En fin, hoy comienza el resto de mi vida.
CAMBIO DE RUMBO
Era necesario moverse: no podía seguir así por más tiempo. Por todo, el cambio de rumbo se convirtió en imprescindible. Mi trabajo iba a acabar matándome de aburrimiento y mi falta de motivación era ya demasiado evidente. Los odios de mis compañeros también me estaban minando, y aquello tampoco era justo. Debo reconocerlo, y no me resulta fácil: equivoqué mi camino profesional. Hoy lo veo claro, por primera vez, aunque jamás quise admitirlo: cuando acepté este trabajo, en vez de valorar con más detenimiento las otras posibilidades que se abrían ante mí, erré. No sé por qué acepté la seguridad tristona que se me venía encima, sacrificando ofertas menos seguras pero más sugerentes. Hasta aquí llegué: acabo de abandonar mi empleo. No sé a dónde voy, pero sí sé a dónde no vuelvo. En fin, hoy comienza el resto de mi vida.
martes, 16 de agosto de 2011
BORGES, SCIASCIA Y LAS PERSPECTIVAS
Borges, Sciascia... ¡qué lujo de entrada comienza aquí! Cuentan que se encontraron ambos y Sciascia, volteriano y siciliano, no sé si por ese orden, entró al trapo casi al momento: "Jorge Luis, ¿Waterloo fue una victoria o una derrota?". "Una victoria, por supuesto". "Anda, que empezamos bien", debió pensar el maestro siciliano.
Desde luego, conociéndoles, un debate entre ambos era como pagar entrada. Nunca olvidaré la mítica frase del maestro Sciascia en la que proponía la auténtica solución para Sicilia: el aeropuerto (se ve que no asumía aquella vieja cosa orteguiana de redimir a las provoncias), o el placer de releerle textos como "Todo modo", "El contexto" o "El archivo/Consejo de Egipto".
Sciascia siempre es un referente personal, un fetiche maravilloso. También Borges, aunque a mí no me sucede lo que a el ex-presidente argentino Menem, pues las novelas de Borges no han influido en mi vida tanto como en la suya, según declaró alguna vez. Seguramente tomé otros derroteros vitales...
Desde luego, conociéndoles, un debate entre ambos era como pagar entrada. Nunca olvidaré la mítica frase del maestro Sciascia en la que proponía la auténtica solución para Sicilia: el aeropuerto (se ve que no asumía aquella vieja cosa orteguiana de redimir a las provoncias), o el placer de releerle textos como "Todo modo", "El contexto" o "El archivo/Consejo de Egipto".
Sciascia siempre es un referente personal, un fetiche maravilloso. También Borges, aunque a mí no me sucede lo que a el ex-presidente argentino Menem, pues las novelas de Borges no han influido en mi vida tanto como en la suya, según declaró alguna vez. Seguramente tomé otros derroteros vitales...
domingo, 14 de agosto de 2011
ENCERRADO CON UN SOLO JUGUETE
"Un día en el que llovía ligeramente recogí algunos de mis trastos y, sin avisar a nadie, me fui como una vez llegué: solo, serio y sin organizar escándalo. Como si nada de lo que ocurriera fuese realmente conmigo".
Así comencé mi libro "Se hace camino al andar" (mis libros: mis imprudencias; hace tiempo que corregí esto y ahora soy más prudente). Hoy, encerrado con este juguete reflexivo, me doy cuenta de que lo he puesto en práctica alguna vez, pero menos de lo que debiera. ¿Escribimos lo que no vivimos? ¿Escribimos para no tener que vivir? ¿Escribimos porque no somos capaces de vivir?
Así comencé mi libro "Se hace camino al andar" (mis libros: mis imprudencias; hace tiempo que corregí esto y ahora soy más prudente). Hoy, encerrado con este juguete reflexivo, me doy cuenta de que lo he puesto en práctica alguna vez, pero menos de lo que debiera. ¿Escribimos lo que no vivimos? ¿Escribimos para no tener que vivir? ¿Escribimos porque no somos capaces de vivir?
viernes, 12 de agosto de 2011
EL FUTBOLISTA QUE LEÍA A MARX EN LAS CONCENTRACIONES
Los que somos aficionados al fútbol pero también a las cosillas culturales somos un poco centauros: nos suelen mirar de reojo en ambos campos y parece como que traicionásemos a la Reina al pasar de una orilla a la otra (si es que existen orillas, pero es tema largo).
Ahora hay polémica con un chico llamado Javi Poves, futbolista del Sporting de Gijón que abandona el fútbol, presuntamente hasta las canicas del capitalismo y no sé cuántas cosas más de esas que tienen que ver con las ideas (http://es.wikipedia.org/wiki/Javi_Poves). Ya lo están presentando como un perro-flauta con botas de fútbol, un futbolista con ideas (peccato!), y se cuentan anécdotas pintorescas sobre él (http://www.kaosenlared.net/noticia/javi-poves-jugador-sporting-gijon-retira-futbol-capitalismo-muerte). Los opinadores profesionales pontifican y se quedan tan anchos, sabios ellos.
Pero la que me ha llegado al alma es una noticia comentada en alguna tertulia de TV, en la que se decía que era un tipo bastante raro, pues se le vio leyendo a Marx en una concentración del equipo. No sé qué alarmó realmente, si lo de que leyera o que fuera a Marx, con la que está cayendo (otros intelectuales hubo por estos lares: Sorín llegó a España con fama de intelectual por citar a Cortázar, Valdano es el intelectual futbolero de cabecera y el Madrid tuvo incluso a un trotskista bajo palabra de honor, mientras yo estaba en eso de nacer). Desde luego la de Marx no es una lectura que yo tomara por propia voluntad, quizás por lo ladrillo del asunto o, en parte, porque tengo muy asimilado "Muerte accidental de un anarquista", del gran Fo, y sé que uno debe ser coherente con la máscara que escoja (y a mí la barba no me queda bien, sobre todo si es blanca). Pero que el chico correteara con un libro en las manos no me parece como para llamar a los bomberos, hay males peores en esta vida. También es verdad que hay mucha gente que piensa que los libros son redondos, de lo familiarizados que están con ellos. En fin, que Javi parece que también busca esa coherencia, y se ha pitado el minuto noventa. O ha pasado página, que también puede ser.
¿Mi opinión? Él sabrá lo que hace, todos buscamos nuestro camino. Pero, por favor, dejen al chico que se cultive/envenene con lo que quiera, como hacemos todos (aunque esperemos que después de "Marx", venga "abril"...).
Ahora hay polémica con un chico llamado Javi Poves, futbolista del Sporting de Gijón que abandona el fútbol, presuntamente hasta las canicas del capitalismo y no sé cuántas cosas más de esas que tienen que ver con las ideas (http://es.wikipedia.org/wiki/Javi_Poves). Ya lo están presentando como un perro-flauta con botas de fútbol, un futbolista con ideas (peccato!), y se cuentan anécdotas pintorescas sobre él (http://www.kaosenlared.net/noticia/javi-poves-jugador-sporting-gijon-retira-futbol-capitalismo-muerte). Los opinadores profesionales pontifican y se quedan tan anchos, sabios ellos.
Pero la que me ha llegado al alma es una noticia comentada en alguna tertulia de TV, en la que se decía que era un tipo bastante raro, pues se le vio leyendo a Marx en una concentración del equipo. No sé qué alarmó realmente, si lo de que leyera o que fuera a Marx, con la que está cayendo (otros intelectuales hubo por estos lares: Sorín llegó a España con fama de intelectual por citar a Cortázar, Valdano es el intelectual futbolero de cabecera y el Madrid tuvo incluso a un trotskista bajo palabra de honor, mientras yo estaba en eso de nacer). Desde luego la de Marx no es una lectura que yo tomara por propia voluntad, quizás por lo ladrillo del asunto o, en parte, porque tengo muy asimilado "Muerte accidental de un anarquista", del gran Fo, y sé que uno debe ser coherente con la máscara que escoja (y a mí la barba no me queda bien, sobre todo si es blanca). Pero que el chico correteara con un libro en las manos no me parece como para llamar a los bomberos, hay males peores en esta vida. También es verdad que hay mucha gente que piensa que los libros son redondos, de lo familiarizados que están con ellos. En fin, que Javi parece que también busca esa coherencia, y se ha pitado el minuto noventa. O ha pasado página, que también puede ser.
¿Mi opinión? Él sabrá lo que hace, todos buscamos nuestro camino. Pero, por favor, dejen al chico que se cultive/envenene con lo que quiera, como hacemos todos (aunque esperemos que después de "Marx", venga "abril"...).
jueves, 11 de agosto de 2011
viernes, 5 de agosto de 2011
Desengaño anunciado del bolchevique sentimental
Alguna vez escribí una serie de poemas titulada "Cuaderno poético del bolchevique sentimental", en el que me planteaba poéticamente acerca de esa pretensión de cambiar el mundo que todos hemos tenido alguna vez o tenemos, depende de si se ha superado la gripe o no, y acerca de si eso es posible (aquello fue publicado por la Diputación Provincial de Málaga en un libro colectivo titulado "Paradojas poco ortodoxas", en el año 2004).
El último de dichos poemas es el que sigue, no sé si metafísico, pesimista o, por qué no, cobarde.
“Se me han cansado los ojos
de mirar y los oídos
de escuchar, y el alma toda
se me cansa en los sentidos.
El corazón se me cansa
de latir siempre lo mismo.
Se me cansa de soñar
el pensamiento dormido”
(José Bergamín, “Apartada orilla”)
Desengaño anunciado del bolchevique sentimental
¿Hasta cuándo seguiré
apoyando apasionadamente revoluciones
para después disentir, porque aquello que vino
no era
eso que yo pretendía?
(no se modificó nunca la mentalidad de los hombres,
nada bueno podíamos construir).
¿Hasta cuándo levantando banderas rojas
para que otros administren la Victoria?
¿Cuándo asimilaré que el hombre
no tiene remedio?
El último de dichos poemas es el que sigue, no sé si metafísico, pesimista o, por qué no, cobarde.
“Se me han cansado los ojos
de mirar y los oídos
de escuchar, y el alma toda
se me cansa en los sentidos.
El corazón se me cansa
de latir siempre lo mismo.
Se me cansa de soñar
el pensamiento dormido”
(José Bergamín, “Apartada orilla”)
Desengaño anunciado del bolchevique sentimental
¿Hasta cuándo seguiré
apoyando apasionadamente revoluciones
para después disentir, porque aquello que vino
no era
eso que yo pretendía?
(no se modificó nunca la mentalidad de los hombres,
nada bueno podíamos construir).
¿Hasta cuándo levantando banderas rojas
para que otros administren la Victoria?
¿Cuándo asimilaré que el hombre
no tiene remedio?
jueves, 4 de agosto de 2011
ELOGIO DE LA REVISTA EL JUEVES
Buenas tardes, hoy quiero incluir simplemente un pequeño mensaje para comentar que la revista "El jueves" me parece la que analiza con mayor seriedad, rigor y sistematicidad nuestras virtudes y defectos. Sus personajes me acompañan desde hace años, y son inmejorables para disfrutar de un vuelo de avión o para desmenuzar sin prejuicios la actualidad siempre que uno quiera.
Larga vida al jueves, la revista que sale los miércoles...
...Y yo que la lea, como hasta ahora.
http://www.eljueves.es/
Larga vida al jueves, la revista que sale los miércoles...
...Y yo que la lea, como hasta ahora.
http://www.eljueves.es/
martes, 2 de agosto de 2011
LA INSOPORTABLE SOLEDAD DE ELSA MORANTE
Cuenta Alberto Moravia ("Vita di Moravia": imprescindible, Bompiani ha fatto edizione nel 2007) que cuando conoció a Elsa Morante "vivía sola y moría literalmente de hambre. Y también de soledad: para escuchar una voz humana marcaba el número de teléfono que daba la hora".
Me recuerda algo que escuché en algún sitio, sobre alguien que preguntaba a otro si no tenía reloj de pared. "Con lo que acompaña", añadía.
Hay muchos tipos de soledad, posiblemente la más travestida es la que existe en compañía.
¿Todas las soledades la soledad?
Me recuerda algo que escuché en algún sitio, sobre alguien que preguntaba a otro si no tenía reloj de pared. "Con lo que acompaña", añadía.
Hay muchos tipos de soledad, posiblemente la más travestida es la que existe en compañía.
¿Todas las soledades la soledad?
domingo, 31 de julio de 2011
"Paisà", un film di Rossellini
Hoy remiraba "Paisà", la segunda gran obra neorrealista de Rossellini, que narra la "reconquista" de la península italiana por las tropas aliadas en la segunda guerra mundial. No es la única (también de Sica hizo alguna cosita al respecto), pero tiene su valor añadido. Con todos sus problemas técnicos (cuando uno se informa sobre las condiciones de rodaje se perdonan algunas cosas, pues no son modos de actuar más que orientados por la necesidad), se deja ver con deleite. Especialmente me resultan excelentes el segundo de los episodios (el del soldado negro en Nápoles) y el capítulo romano, fresco social brevísimo pero no menos impactante (también algunos momentos del último capítulo, sobre todo aquella vieja idea de Rossellini de los partisanos flotando en el río con el cartel).
Interesante, "Paisà", no dejen de verla.
http://www.blogdecine.com/cine-clasico/paisa-rossellini-y-la-cruda-realidad
Interesante, "Paisà", no dejen de verla.
http://www.blogdecine.com/cine-clasico/paisa-rossellini-y-la-cruda-realidad
viernes, 29 de julio de 2011
ELEGÍA HETERODOXA
La muerte de mi padre ha sido el suceso más terrible que he tenido que afrontar de momento en la vida. Escribí algunos textos para exorcizar lo exorcizable, para sobrellevar lo no sobrellevable. Entre ellos, esta "Elegía heterodoxa", como homenaje a mi padre y a Miguel Hernández, paisano de Orihuela, que fue premiada con un Accésit en el Concurso de Poesía de la UMA 2010.
Elegía heterodoxa
“(…) y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos”
(Miguel Hernández, “Elegía”, “El rayo que no cesa”)
A mi padre, el hombre más bueno que conocí. Con todo mi amor de hijo.
Siempre llega la muerte antes de tiempo.
Nunca nos acostumbramos al adiós.
Acabamos en viento: siendo viento.
PADRE: gracias por todo. Tú me hiciste,
generosamente, como soy. Mas
marchaste, prematuro, y quedé triste.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
Me faltan las palabras, expresivas,
para hablar de tu bondad, inabarcable,
y de mi alma, repleta de evasivas.
PADRE: nunca te dije que te amo.
Que fuiste lo mejor que viví nunca.
Te perdí y en mis versos te reclamo.
Llegamos tarde a lo vital, a lo importante:
faltan palabras, roces y caricias,
abrazos…: demostrar amor a nuestro amante.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
Concluyo estos versos ya sin calma,
para mostrarte, PADRE, para siempre,
los números rojos de mi alma.
Siempre llega la muerte antes de tiempo.
Nunca nos acostumbramos al adiós.
Acabamos en viento y siendo viento.
Elegía heterodoxa
“(…) y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos”
(Miguel Hernández, “Elegía”, “El rayo que no cesa”)
A mi padre, el hombre más bueno que conocí. Con todo mi amor de hijo.
Siempre llega la muerte antes de tiempo.
Nunca nos acostumbramos al adiós.
Acabamos en viento: siendo viento.
PADRE: gracias por todo. Tú me hiciste,
generosamente, como soy. Mas
marchaste, prematuro, y quedé triste.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
Me faltan las palabras, expresivas,
para hablar de tu bondad, inabarcable,
y de mi alma, repleta de evasivas.
PADRE: nunca te dije que te amo.
Que fuiste lo mejor que viví nunca.
Te perdí y en mis versos te reclamo.
Llegamos tarde a lo vital, a lo importante:
faltan palabras, roces y caricias,
abrazos…: demostrar amor a nuestro amante.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
Concluyo estos versos ya sin calma,
para mostrarte, PADRE, para siempre,
los números rojos de mi alma.
Siempre llega la muerte antes de tiempo.
Nunca nos acostumbramos al adiós.
Acabamos en viento y siendo viento.
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