sábado, 31 de diciembre de 2022

LA TARDE EN QUE DI LA MANO A BENEDICTO XVI

Ha muerto el Papa Benedicto XVI, y recuerdo que en su día (15 de marzo de 2006) publiqué una columna de opinión en prensa escrita (ejercía como columnista de prensa, en aquellos tiempos) en la que recordaba una inolvidable anécdota que viví con él

D.E.P.

LA TARDE EN QUE DI LA MANO A BENEDICTO XVI

 

Antonio J. Quesada Sánchez

 

El pasado sábado fue 11 de marzo, fecha terrible donde las haya en la historia reciente de España (con perdón por lo de España, claro). Sin embargo, en este 11 de marzo romano que me tocó en suerte, la fecha ha sido para mí muy importante: fue la tarde en que di la mano a Benedicto XVI.

Gracias a mi buen amigo y colega de la Universidad Arturo Calvo (esto es tan raro como suena: colega de trabajo y amigo o viceversa), formé parte de la delegación oficial española en las Jornadas Europeas de los Universitarios, y viví momentos impactantes como atravesar el Aula Pablo VI detrás del abanderado nacional o poder dar la mano al Papa (también algún otro suceso menos espiritual, como una carrera vaticana para encontrar un baño en un determinado momento; así se lo expliqué a un Guardia Suizo, que ante mi descarnado planteamiento no tuvo más remedio que echarme una mano: “comprendo que esto no es muy espiritual, pero… ¿dónde queda el baño, por favor?”; en italiano sonó mejor, lo prometo). El rito vaticano me dio que pensar: acostumbrado a tantos papas laicos y a tantos ritos con pretensiones, esto fue como visitar una bodega riojana cuando no sólo has bebido siempre vino de cartón, sino que te lo han intentado vender como gran reserva. Enseña a verlo todo con otros ojos y a relativizar las cosas.

Ver a un Papa de cerca siempre impresiona, se crea en lo que se crea, y el “Papa tedesco” no es excepción: es un pensador metido en tareas gestoras, como tanto deseara Platón. El genial Malraux conoció a Mao-Tse-Tung y, como no le convenció demasiado el curso de la entrevista real, la reinventó en sus “Antimemorias”. Yo no soy Malraux (desgraciadamente), Benedicto no es Mao (afortunadamente), pero… “Entonces, Antonio, me hablas de la existencia de abundantes papas laicos”, “Efectivamente, Santidad, más de los que pueda imaginar, con clarines, oropeles y laicos obispos adulando”, “Que critican ritos milenarios pero organizan los suyos propios”, “Pues sí, Santidad, más o menos así. Apresurados y hasta con mal gusto, a ratos”. “Déjalos que hablen y que Dios ayude a todos”, “Supongo que es lo mejor, Santidad”. “¡Cómo está la vida, Antonio!” ¡No imagina, Santidad, lo que hay por esos mundos de Dios!”. Vale.


lunes, 10 de octubre de 2022

UN RELATO: "EL FIN DE TODO"

Se publica en la Revista Refugios mi relato "El fin de todo".

Es un gran honor.

https://refugiosrevistacul.wixsite.com/refugios/single-post/el-fin-de-todo?fbclid=IwAR3nFA7240mq_69x-VF10yWD5Q194HAqX-Nez6j9WrbMofbQzfpg0O9lq44 

 


EL FIN DE TODO

 

 

 

Antonio J. Quesada

 

 

Todo esto que cuento sucedió. Sé que sucedió, pues lo vi con mis propios ojos. Pero nadie me cree, pues no apareció en la prensa, en la radio ni en la televisión, y parece que los vecinos no se enteraron de nada. Lo que no sale en los medios de comunicación no existe.

Pero esto sucedió, créanme. Sé que sucedió, pues lo vi con mis propios ojos.

 

Bajé a la calle dispuesto para ese largo paseo con que me homenajeo, al alba, cada domingo. Desde que abandoné la práctica del fútbol, para evitar lesiones mayores (ya no tengo edad para lo que podía venir…), este paseo dominical es mi gran actividad deportiva. Ya sé que no es gran cosa, que nunca tendré los músculos de esos jóvenes que frecuentan los gimnasios y que, por tanto, jamás ligaré mujeres (u hombres, si tal fuera el gusto) con la diligencia que ellos exhiben. Lo asumo. No pasa nada: a problemas más graves hago frente cada día y no me vengo abajo.

Tiro la basura, que parece que fabrico cada sábado, a eso de las siete de la mañana y me dispongo a cruzar la calle para dirigirme al mar (“que es el morir”, como nos enseñara Jorge Manrique). Sin embargo, algo anormal sucede hoy: una parte de la calle está precintada. En concreto, la parte próxima a la entrada del garaje de mi comunidad de vecinos. Es el tramo en que hay una cafetería de calidad más que dudosa, tanto en sus productos como en su servicio. Algunas personas (algún policía, incluso) ocupan la calle, y todos miran hacia el bloque. No es normal este ambiente, en pleno domingo y a estas horas tan tempranas e indecorosas. He pensado que a lo mejor hay peligro de derrumbamiento: he vivido esa situación en otras ocasiones, y se parece mucho a esto.

No soy curioso, pero esa mañana me pudo la curiosidad y decido acercarme. Al fin y al cabo salgo para pasear: puedo cruzar en el paso de cebra próximo al lugar y, además, enterarme del problema. Al aproximarme veo a varias personas tomando fotografías de un concreto balcón con el teléfono móvil, y a bastantes más policías de los que imaginaba, todos mirando para el mismo balcón. Esto parece más importante de lo que pensaba.

Miro para el balcón: un joven parece intentar acceder al balcón desde la fachada, frente a la atenta mirada del público concentrado allí. El balcón está abierto y dentro hay una luz encendida.

Inmediatamente soy consciente de todo. Dios de mi vida.

 

El joven no intenta acceder a ningún sitio, ahora todo es evidente para mí: su inmovilidad, la extraña postura y la cuerda que une su cuello a algo que está dentro del balcón lo dejan todo claro.

Es la primera vez en mi vida que asisto, de modo tan descarnado, al espectáculo que ofrece una criatura que, vayan a saber por qué horrible razón, se lanza al vacío con el cuello abrigado por una soga.

 

En el balcón hay luz. Se percibe detrás de las cortinas. Es siniestro. Desde entonces me obsesionará ese escenario, cargado de la más horrible soledad: esas luces que un suicida deja encendidas antes de proceder a ejecutar su plan. Ya las había visto en otra ocasión, que ahora no viene al caso, pero a partir de ahora me perseguirá esa luz durante bastante tiempo.

 

Un espectador que no reparara en la cuerda que une el cuello con algo dentro del balcón podría pensar que el muchacho, vestido con ropa deportiva, pretende acceder al inmueble. Me sucedió a mí, incluso. El hecho de que la pierna derecha repose en un saliente de la fachada y el raro gesto de la pierna izquierda, flexionada, ayudan a pensar que en este preciso momento está en dicha tarea.

Sin embargo, no hay duda: la inmovilidad del joven y, ante todo, esa cuerda siniestra, maldita, no dejan lugar a dudas.

Esto no es el comienzo de nada. Esto es el fin de todo.

martes, 27 de septiembre de 2022

PRESENTACIÓN COLECCIÓN CULTURA Y DERECHO (EDITORIAL COLEX9

 

https://www.iberley.es/noticias/editorial-colex-presentara-jueves-coleccion-cultura-derecho-colegio-abogados-malaga-31902?utm_campaign=%5BColex%5D%20Eventos%20-%20Presentaci%C3%B3n%20Colecci%C3%B3n%20Cultura%20y%20Derecho%20de%20Colex&utm_content=222345338&utm_medium=social&utm_source=linkedin&hss_channel=lcp-14798867



viernes, 2 de septiembre de 2022

ENLACE CASO PADILLA

 No quiero perder este enlace, y me lo traigo aquí, para verlo cuando pueda.


https://diariodecuba.com/cultura/1662065008_41972.html 

miércoles, 24 de agosto de 2022

SESENTA AÑOS DE LA MUERTE DE LEOPOLDO PANERO (PUBLICADO EN EL FARO ASTORGANO)

 

LX AÑOS SIN LEOPOLDO PANERO

  

Antonio J. Quesada

Profesor Titular Universidad de Málaga

 

El 27 de agosto es una fecha marcada en el calendario por todos los amantes de la obra de los grandes poetas de la Familia Panero y/o de Astorga: el 27 de agosto de 1962 fallecía Leopoldo Panero. Estamos en 2022: este año, por tanto, se cumplen sesenta años de su muerte. Las cifras redondas siempre resultan sugerentes (no lo conectaré con redondeces corporales porque no están los tiempos para líos), y puede uno sentarse en el camino y meditar sobre la causa de la efeméride, en actitud arrebatadoramente machadiana.

Me da la impresión de que Leopoldo Panero es uno de los escritores más maltratados de la Literatura española (también lo fue su buen amigo Luis Rosales, por otras razones más que conocidas). “Demasiado castigo”, repetía Javier Huerta Calvo en un excelente trabajo sobre su poesía, y llevaba razón. A Leopoldo le han pasado muchas facturas, y sin embargo en el “haber” no se le computan tantos otros méritos también existentes. La simplificación que se hace de la imagen de Leopoldo Panero es irritante, y si eso sucede en la calle, algo que podría ser incluso razonable (pues en la calle se consumen los menús precocinados preparados y servidos por editoriales, periódicos, canales de televisión y todo eso, y la imagen de Leopoldo que difunden es la que es), resulta menos comprensible que también se divulgue desde bastantes Universidades y centros de investigación (aunque, cuando uno conoce cómo funcionan los Departamentos Universitarios y las Universidades, ya no se escandaliza de nada). Y aunque seamos algunos los que reivindiquemos que a un Poeta hay que valorarle por sus versos, y no por sus ideas políticas (del mismo modo en que a un Alcalde se le valora por sus actividades políticas, no por sus sonetos), la batalla está prácticamente perdida. Duele: a los que amamos las palabras como fin nos fastidia aquella frase de que “una imagen vale más que mil palabras”, pero… por desgracia la vida nos enseña que es dolorosamente cierta. Y Leopoldo Panero siempre será ese ausente de “El desencanto” (obra maestra del cine español, pero de la que hay mucha tela que cortar, por eso luzco buenas tijeras en conferencias y capítulos científicos de sesudos libros), esa figura empaquetada y atada que es aludida y criticada en la película y que no puede defenderse, como aquellos personajes de Sartre que nos enseñaron que el infierno eran los otros.

Si quieres triunfar en Literatura no te pelees con la izquierda, aseguran que afirmaba Alejo Carpentier, y por desgracia es otro mantra que tiene mucho de real. Si quisiéramos que Leopoldo Panero pasara un examen de progresismo, pues hay que estar del lado bueno de la Historia o vas mal, podríamos alegar datos como los que siguen. Siéntense y lean, que todo esto que enumero es real: a) el Continental de Vicente Aleixandre invitándole a celebrar con él y con Cernuda la llegada de la II República, el 14 de abril de 1931; b) su romance publicado en el “Faro Astorgano” en homenaje a los héroes de la sublevación de Jaca (4-5-1931); c) su estancia matritense durante el periodo republicano y su labor cultural de aquellos años; d) su relación con Luis Cernuda (antes de la guerra y en Londres, después de la guerra); e) su colaboración poética en el primer número de “Caballo verde para la poesía”, revista de su entonces amigo Pablo Neruda; f) su pasión por César Vallejo, a quien lleva a Astorga durante unas Navidades; g) su insignia de plata con la hoz y el martillo en la solapa; h) su anglofilia durante la Segunda Guerra Mundial (tal y como pudo comprobar el Agregado Cultural alemán Sifauer en Madrid); i) su cercanía con el Socorro Rojo Internacional; j) su casi fusilamiento por el bando nacional durante la guerra; k) su reivindicación de poetas como Miguel Hernández, García Lorca, Antonio Machado, Miguel de Unamuno, Jorge Guillén, en tiempos en los que el “Centinela de Occidente” ejercía también de crítico literario, con lo que ello conllevaba. Etcétera. Datos biográficos, todo los citados, que no suelen ser valorados por quienes entienden que Leopoldo Panero era el poeta oficial del franquismo, autor del “Canto Personal” y figura criticada por tierra, mar y aire en “El desencanto”: Se acabó el debate.

“No es esto, no es esto”. No. No puede ser esto. Ya lo he dejado por escrito, en libros científicos y trabajos en prensa: mucha culpa de esta situación que vive Leopoldo después de muerto la tiene “El desencanto”, la magistral película de Chávarri que tanto daño provocó, dicho sea de paso. Creo que “El desencanto” era, en realidad, “Los desencantos”: el de Chávarri, el de Querejeta, el de Felicidad Blanc, el de Leopoldo María, el de Juan Luis y el de Michi. Cada uno hacía su guerra: unas guerras que, adecuadamente ensambladas, y gracias a la brillantez, atractivo y encanto de los protagonistas (y al buen hacer técnico de los hacedores de la película), dio a luz a un producto audiovisual de gran potencia e impacto. Y si para hablar de Leopoldo Panero tomamos solamente una parte y asumimos como verdad oficial el juego de espejos (algunos trucados) puesto en marcha magistralmente en una película brillante, mal vamos. Sin ser conscientes (o siéndolo, ¡ay!) de que una obra creativa como puede ser una película debe interpretarse como lo que es, como corresponde a una obra creativa, y no como un Acta Notarial en el que un serio señor vestido de gris certifica esto y lo otro.

Hay que resituar a Leopoldo Panero. Hay que leer a Leopoldo Panero: sus versos son su mejor tarjeta de presentación. Los versos de un poeta nunca suficientemente valorado. En estas fechas, cuando recordamos este aniversario, es buen momento para releer sus textos poéticos. Disfrutemos de sus versos. El resto… es prosa.

viernes, 29 de julio de 2022

REPENSAR LA UNIVERSIDAD

Está bien repensar sobre nuestro trabajo.

https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2020-09-10/tienen-sentido-aun-las-universidades/


martes, 26 de julio de 2022

"ESTRANY": UN POEMA DESCARTADO

Es todo un HONOR ser parte de la "Antología del descarte" (Jákara Editores, 2022), junto a tan queridos y admirados poetas. ( https://jakaraeditores.es/libro/antologia-del-descarte_142306/ )

Mi poema, "Estrany", descartado por razones extra-literarias, me trae bellos recuerdos de un tiempo y de un lugar que, sin duda, ya no existen.


Estrany

La Biblioteca Joan Triadú,

ya,

no me regala más asilo

por hoy.

Bancos, fuera. Junto al jardín.

Leo

algo sobre Vázquez Montalbán

mientras los niños musulmanes,

en el césped,

sueñan con ser Iniesta o Xavi,

y sus madres,

tocadas con pañuelos de colores diversos,

hablan en otra lengua también extraña para mí.

Cae la tarde

y

el estrany,

jo,

inventaría sus pasos

y reflexiona

sobre todo aquello que aparcó en su tierra

(¿su tierra? ¿Existe algo de su propiedad en alguna parte?).

Antonio J. Quesada (poema inédito rescatado para la Antología)

 

viernes, 22 de julio de 2022

DEL OTRO LADO DE LA VIDA

  

Del otro lado de la vida

La irreversible soledad del que asumió

la firme decisión de suicidarse

y está, ya,

del otro lado de la vida.

La tranquilidad de espíritu que aporta

la certeza de que nada sirve, ya, para nada.

Todos esos fardos del alma

que tanto dificultaron, siempre,

y que amargaron el camino

(miedos, mentiras, reproches, verdades...),

ya,

no son nada.

Polvo. Residuos. Nada.

Aspirar a ese estado espiritual

del que, por desgracia

(tampoco se puede negar esto)

está ya

del otro lado de la vida.

(Antonio J. Quesada: de "Un hombre que espera quién sabe qué")

https://jakaraeditores.es/libro/un-hombre-que-espera-quien-sabe-que_132582/ 

martes, 10 de mayo de 2022

APLAUSOS

  

Aplausos

No estoy habituado al aplauso.

No.

Quizás

por eso

los aplausos

me suenan como a comedia,

a adulación casi siempre impuesta.

A algo que,

definitivamente,

no va conmigo.

Será,

claro,
porque

no estoy habituado al aplauso.

(Antonio J. Quesada, poema extraído del pliego "La autoridad del fracaso")

sábado, 7 de mayo de 2022

TRIUNFOS, DERROTAS... QUIÉN SABE

  

Triunfador

Escribir,

pintar,

esculpir,

hacer cine

o

cualquier actividad que te eleve a la dignidad de Dios.

No te engañes:

jamás

gozarás de gloria de provincias

en ninguno de esos campos.
El periódico de la ciudad no sacará tu fotografía,

el Ateneo no te dedicará homenajes

y los canales locales de televisión regalarán su tiempo a otros

(políticos municipales, cofrades, empresarios, artistas canónicos).

Nadie te mirará como a un triunfador en tu barrio,

por tanto.

No pasa nada:

éxitos, fracasos, impostores todos

(hace mucho tiempo que nos lo enseñó Kipling).

Gozarás con la creación y serás, por tanto,

afortunado.

Mientras sigas siendo ese adolescente

que frecuenta bibliotecas públicas y librerías de lance 

para no dejar de soñar jamás.

Ese bohemio que, en horario de oficina,

se disfraza de respetable funcionario

que cobra sexenios, quinquenios y otros complementos

y que, de vez en cuando,

disfruta de un día de asuntos propios

para perderse por bibliotecas y librerías

(su Tiffany).

Esos sitios en los que, realmente, eres la mejor versión de ti mismo.

Y,

aunque nadie lo sepa,

te sentirás un triunfador.


(Antonio J. Quesada: extraído de "Un hombre que espera quién sabe qué")

martes, 12 de abril de 2022

ELEGÍA HETERODOXA

 

 

Elegía heterodoxa[1]

 “(…) y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,

y sin calor de nadie y sin consuelo

voy de mi corazón a mis asuntos”

(Miguel Hernández, “Elegía”, “El rayo que no cesa”)

 

A mi padre, el hombre más bueno que conocí. Con todo mi amor de hijo.

 

Siempre llega la muerte antes de tiempo.

Nunca nos acostumbramos al adiós.

Acabamos en viento: siendo viento.

 

PADRE: gracias por todo. Tú me hiciste,

generosamente, como soy. Mas

marchaste, prematuro, y quedé triste.

 

Temprano levantó la muerte el vuelo,

temprano madrugó la madrugada,

temprano estás rodando por el suelo.

 

Me faltan las palabras, expresivas,

para hablar de tu bondad, inabarcable,

y de mi alma, repleta de evasivas.

 

PADRE: nunca te dije que te amo.

Que fuiste lo mejor que viví nunca.

Te perdí y en mis versos te reclamo.

 

Llegamos tarde a lo vital, a lo importante:

faltan palabras, roces y caricias,

abrazos…: demostrar amor a nuestro amante.

 

Temprano levantó la muerte el vuelo,

temprano madrugó la madrugada,

temprano estás rodando por el suelo.

 

Concluyo estos versos ya sin calma,

para mostrarte, PADRE, para siempre,

los números rojos de mi alma.

 

Siempre llega la muerte antes de tiempo.

Nunca nos acostumbramos al adiós.

Acabamos en viento y siendo viento.


                                            (ANTONIO J. QUESADA)



[1] Accésit del “Concurso de Poesía Universidad de Málaga 2010”.

domingo, 6 de marzo de 2022

AQUÍ, CON PIERRE MENARD. UN AMIGO

Incluí este poema, "Hoy", en "Poesía a instancia de parte", una de mis imprudencias poéticas pasadas. Cuando seleccioné versos para "Un hombre que espera quién sabe qué", mi imprudencia poética más reciente (una plaquette en la que está lo que fui, soy y seré, lo tengo claro), comprobé que seguía siendo válido. Que no debía mover una coma, pero... que aquello había cambiado. Ni el poema ni yo éramos los mismos, pero seguía siendo válido.

Comprobé que Pierre Menard tenía razón. También comprobé que yo sigo siendo un poeta de domingo con conciencia de lunes. Como corresponde a una persona seria, claro está.

 

 

“Antes / qué cosa / éramos valientes

en cambio ahora el miedo no se esconde

ayer vibrábamos con la esperanza

hoy nos agobian las preocupaciones”

(Mario Benedetti: “Antes y ahora”, de “Existir todavía”)

 

 

Hoy

Acumulé años,

kilos en la cintura,

ideas

y

dudas.

No sé

si me convertí

en sabio,

en prudente

o,

para qué engañarnos,

en cobarde.

                (Antonio J. Quesada)