jueves, 29 de diciembre de 2016

"Orden de Rompimiento de Amistad" de Reinaldo Arenas

Reinaldo Arenas, en su autobiografía "Antes que anochezca", hace pública lo que él denominó "Orden de Rompimiento de Amistad". En el capítulo "En la calle" lo explica así:

"Hastiado de toda aquella gente que no sabían ser amigos, en los momentos en que había que serlo realmente, redacté un modelo de carta un poco irónico que se llamaba Orden de Rompimiento de Amistad. El modelo decía así:

Señor:
De acuerdo con el balance de liquidación de amistades que cada fin de año realizo, basado en rigurosas constataciones, paso a comunicarle que usted ha pasado a engrosar la lista del mismo.
Atentamente,
Reinaldo Arenas
".

Y lo enviaba a quien correspondiese.
Un texto, quizá, muy propio de las fechas que corren.
Feliz entrada de año, amigos.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

"MI ÚLTIMO ADIÓS" (JOSÉ RIZAL)

¡Adiós, Patria adorada, región del sol querida,
Perla del mar de oriente, nuestro perdido Edén!
A darte voy alegre la triste mustia vida,
Y fuera más brillante, más fresca, más Florida,
También por ti la diera, la diera por tu bien.

En campos de batalla, luchando con delirio,
Otros te dan sus vidas sin dudas, sin pesar;
El sitio nada importa, ciprés, laurel o lirio,
Cadalso o campo abierto, combate o cruel martirio,
Lo mismo es si lo piden la patria y el hogar.

Yo muero cuando veo que el cielo se colora
Y al fin anuncia el día tras lóbrego capuz;
si grana necesitas para teñir tu aurora,
Vierte la sangre mía, derrámala en buen hora
Y dórela un reflejo de su naciente luz.

Mis sueños cuando apenas muchacho adolescente,
Mis sueños cuando joven ya lleno de vigor,
Fueron el verte un día, joya del mar de oriente,
Secos los negros ojos, alta la tersa frente,
Sin ceño, sin arrugas, sin manchas de rubor

Ensueño de mi vida, mi ardiente vivo anhelo,
¡Salud te grita el alma que pronto va a partir!
¡Salud! Ah, que es hermoso caer por darte vuelo,
Morir por darte vida, morir bajo tu cielo,
Y en tu encantada tierra la eternidad dormir.

Si sobre mi sepulcro vieres brotar un día
Entre la espesa yerba sencilla, humilde flor,
Acércala a tus labios y besa al alma mía,
Y sienta yo en mi frente bajo la tumba fría,
De tu ternura el soplo, de tu hálito el calor.

Deja a la luna verme con luz tranquila y suave,
Deja que el alba envíe su resplandor fugaz,
Deja gemir al viento con su murmullo grave,
Y si desciende y posa sobre mi cruz un ave,
Deja que el ave entone su cántico de paz.

Deja que el sol, ardiendo, las lluvias evapore
Y al cielo tornen puras, con mi clamor en pos;
Deja que un ser amigo mi fin temprano llore
Y en las serenas tardes cuando por mí alguien ore,
¡Ora también, oh Patria, por mi descanso a Dios!

Ora por todos cuantos murieron sin ventura,
Por cuantos padecieron tormentos sin igual,
Por nuestras pobres madres que gimen su amargura;
Por huérfanos y viudas, por presos en tortura
Y ora por ti que veas tu redención final.

Y cuando en noche oscura se envuelva el cementerio
Y solos sólo muertos queden velando allí,
No turbes su reposo, no turbes el misterio,
Tal vez accordes oigas de cítara o salterio,
Soy yo, querida Patria, yo que te canto a ti.

Y cuando ya mi tumba de todos olvidada
No tenga cruz ni piedra que marquen su lugar,
Deja que la are el hombre, la esparza con la azada,
Y mis cenizas, antes que vuelvan a la nada,
El polvo de tu alfombra que vayan a formar.

Entonces nada importa me pongas en olvido.
Tu atmósfera, tu espacio, tus valles cruzaré.
Vibrante y limpia nota seré para tu oído,
Aroma, luz, colores, rumor, canto, gemido,
Constante repitiendo la esencia de mi fe.

Mi patria idolatrada, dolor de mis dolores,
Querida Filipinas, oye el postrer adiós.
Ahí te dejo todo, mis padres, mis amores.
Voy donde no hay esclavos, verdugos ni opresores,
Donde la fe no mata, donde el que reina es Dios.

Adiós, padres y hermanos, trozos del alma mía,
Amigos de la infancia en el perdido hogar,
Dad gracias que descanso del fatigoso día;
Adiós, dulce extranjera, mi amiga, mi alegría,
Adiós, queridos seres, morir es descansar.

EL JUEVES, LA REVISTA DE ANÁLISIS MÁS SERIA

Soy lector de "El jueves" desde hace bastantes años, y sigo pensando que es de las revistas que, de modo más completo, repasa mejor la actualidad. Por eso me agrada decir que es la revista de análisis de la actualidad más seria que conozco.
Prensa rigurosamente seria (local y estatal) y revistas también sesudas suelen contar incluso más mentiras, pero sin gracia. Y cuando no hay gracia... para mí pierde mucho interés. Será cosa de la edad.
Siempre nos quedará El Jueves. Y siempre nos quedarán las caricaturas de Pedro Vera, como en la portada del último número de este año 2016, año que muere matando (por morir ha muerto incluso la Mona Chita). Un año muy a tono con los tiempos...





lunes, 26 de diciembre de 2016

I VITELLONI

Robar horas al sueño puede estar justificado: disfrutar de buen cine puede ser una excelente razón.
El otro día la causa fue "I vitelloni", capolavoro (otro capolavoro) de Fellini. En castellano se tradujo por "Los inútiles", pero siempre pensé que esta palabra dejaba fuera algunos matices del término italiano (¿quizá "Los tarambana" hubiese sido más exacto?).
En ella los amantes de Fellini podemos disfrutar de parte del pesebre que pronto pondrá en marcha el genial Federico (y en otros casos no, de detalles que irán quedando por el camino): el no hacer nada, la agobiante famlia mediterránea, los agobiantes vecinos mediterráneos, lo que llega de Roma siempre como especial o con futuro, la Todopoderosa Iglesia, la frustrante provincia, la inevitable marcha a Roma, los principios, los finales... Incluso algunas inquietudes personales, que vuelven a florecer con cada visionado: por ejemplo, ¿por qué Alberto Sordi, tan romano, no será tan universalmente reconocido como Anna Magnani, tan romana? Creo conocer la respuesta, pero no viene al caso (no soy el primero que se hace la pregunta, tengo ilustres predecesores). O el inevitable aroma que llega hasta "Calle Mayor" de Juan Antonio Bardem.
"I vitelloni": sueño perdido, tiempo ganado.

domingo, 25 de diciembre de 2016

MUDANZA


Mudanza

Mis papeles desordenados.

Mis libros doctrinales (tediosos).

Mis textos incompletos, tachados en rojo por la mano sabia.

Todo eso. Debo partir.

Embalar años de trabajo y tomar nuevo rumbo.

Nadie me echará en falta.

Alguna vez

alguien se preguntará

“¿cómo se llamaba aquel chico que hace mucho tiempo

fue becario aquí,

aquél que escribía?”.

Y nadie acertará con mi nombre:

a lo mejor

alguien

es capaz de recordar

a un tipo curioso

que

siempre andaba

con alguna novela debajo del brazo.

Perdiendo el tiempo.

                             (Antonio J. Quesada: "Desde el otro lado del espejo")

lunes, 19 de diciembre de 2016

FELICES FIESTAS PARA TODOS

Se acercan las fiestas de Navidad y empiezan a llover felicitaciones navideñas. Y se agradecen, que el que se acuerden de uno con cariño siempre se agradece, en los tiempos que corren. Pero aunque lo agradezco de corazón, reconozco que todo esto de la Navidad no va conmigo.
Mas tampoco me gustan esas felicitaciones canónicamente contrarias a la Navidad y que hacen mofa de cada detalle: que cada uno celebre (o no) lo que quiera siempre que no se meta con el de al lado. Mi reino no es de ese mundo, pero... que quien quiera lo celebre y disfrute mucho. Y deje vivir, claro.
Es la clave: que cada uno desarrolle su personalidad sin meterse con el de al lado. Y a convivir. Por eso, con la misma firmeza con la que critico tanto a este país ("este país de todos los demonios", que decía Gil de Biedma en un mítico poema), también estoy muy satisfecho de poder ser objetor de conciencia a todo esto de luces, belenes, adornos, misas de gallo y no sé qué y que ello no implique nada, pues como bien sabemos, en otros sitios hay que seguir la religión mayoritaria por narices (como aquí, hasta no hace mucho). Al César lo que es del César.
En fin, que no me va esto de la Navidad, pero que de corazón deseo a todo el mundo lo mejor para estos días. Quien crea, que pida a su Dios mucho y bueno; quien sea tibio que disfrute tibiamente y quien no crea, pues que sobreviva a su manera. Y lo hago con una bella fotografía de la meva amiga Salut Grifell, fotografía de la meva estimada Ciutat de Vic, la Plaça Major, aquesta plaça molt italiana i que m'agrada moltissim. Gran artista, Salut: gràcies!
Felices fiestas, amigos; belli giorni di Natale; molt bon Nadal a tothom.




sábado, 17 de diciembre de 2016

MEDITANDO EN ASTORGA

Dicen que cuando uno se encuentra a un gallego en una escalera no se sabe si sube o baja. No sé; aunque a lo mejor es verdad, tampoco lo discuto.
Sí sé que en la Casa Panero, en Astorga, este verano pasado, me senté en la mítica escalera (que tantas veces hemos visto en "El desencanto") y una mano piadosa sacó una foto (no soy muy dado a verme en fotos: me conformo con mirarme en los espejos amaestrados que tengo en casa, pues ellos me entienden).
Fue después de la conferencia, y estaba muy satisfecho por cómo salió todo y por el inolvidable clima de cariño y creatividad que encontré desde que llegué a tan bella ciudad. A lo mejor ese clima tan entrañable influyó para que me dejara fotografiar casi sin oponer resistencia.



viernes, 16 de diciembre de 2016

EL AIRE DE PARÍS

No hace mucho escribí sobre el boxeo como metáfora de la vida y no sé qué más. Citaba, así como de repente, algunas películas sobre boxeo, pero dejaba otras atrás (aquel texto estaba escrito en un hueco entre dos obligaciones importantísimas de mi día a día). Mi admirado y querido Luis Martínez de Merlo completaba mis palabras apuntando un par de películas fantásticas: "Rocco y sus hermanos", del Genio Visconti, y "El aire de París", de Marcel Carné.
La obra de Visconti la tengo bastante mirada, remirada y controlada. Es de las que reveo periódicamente (esta y otras: San Luchino Visconti es San Luchino Visconti), escrutando cada frase o gesto fetiche, e incluso la he usado como arma literaria en cierta ocasión: una vez, cuando escribía columna en prensa (hace ya mucho de eso), y criticando no sé qué de Rouco Varela, titulé a mi columna "Rouco y sus hermanos" (hubo quién se escandalizó y todo: ya lo decía Terenci Moix, que la gente es muy escandalizable).
Pero la segunda no la conocía, y agradezco a Luis que me abriera esta ventanita. ¿Boxeo y París, todo en uno? Había que buscarla inmediatamente. Dicho y hecho: fantástica. Realismo pero poesía con la cámara, perfectamente unidos. Dirigida por Carné en 1954 y protagonizada por el gran Jean Gabin, otra vez comprobamos cómo la vida es dura y hay que defenderse a puñetazo limpio en ella. Y con París de fondo, aunque quien está empeñado en sobrevivir se fija menos en eso de que vive en París, pues tiene que dedicar su tiempo a dar puñetazos, descargar cajas en tiendas de medio pelo, espantar las chinches de la cama en pensiones inmundas y a otras operaciones por el estilo. Con los inevitables inmigrantes italianos que intentan abrirse paso en París, con el mundo de la moda y la bohemia, que se mueve en otros parámetros, con el inevitable desencanto, con...
En fin, "El aire de París". Imprescindible. Gracias, Luis.





lunes, 12 de diciembre de 2016

CALENTANDO MOTORES POR LA "PATRIA"

Por lo que conozco del autor y por los comentarios que leo aquí y allá, de personas que merecen mi credibilidad, creo que "Patria", de Fernando Aramburu, me va a interesar y mucho.
Todavía no la he leído, pues tengo mis tempos (que no siempre coinciden con los del resto del mundo, me consta). Pero estoy calentando motores: ya tengo cerca "Los peces de la amargura" y "Años lentos" (e, incluso, "Bruma y conciencia / Lanbroa eta Kontzientzia",... porque a un poeta se le sigue en todos sus textos y quiero "aramburizarme").
El tema vasco me ha interesado desde siempre, he leído bastantes cosas por aquí y por allá y con diversas sensibilidades (memorias, ensayos, ciencia política, poesía, etc.) y en el ámbito narrativo soy gran seguidor de las obras de Atxaga, de Guerra Garrido o de Onaindia, y algo tengo leído de Saizarbitoria (bastante menos).
En mi "aramburización" he comenzado con los relatos de "Los peces de la amargura" y estoy muy satisfecho de la lectura, por cómo Aramburu recrea en su texto narrativo el clima (no siempre confesado) que se podía vivir en Euskadi por aquí o por allá en aquellas fechas. Soy de la opinión de que un buen texto narrativo suele reflejar climas históricos mejor que un texto con pretensiones científicas (pero como me da tanto miedo eso que llaman "novela histórica", no suelo expresarla demasiado).
Y llega uno a la conclusión de que debajo de ideas, dioses, patrias, banderas, fronteras y toda esa cacharrería más o menos respetable, hay personas, y que son lo fundamental (y cuando dejen de serlo, malo). El resto vendrá después. Aunque todo esté tan enredado y no sea fácil dibujar ángulos rectos o andar derecho en un mundo redondo (y achatado por los polos, según aseguran los que saben).
Imprescindible, "Patria".
Imprescindible, Aramburu.

domingo, 11 de diciembre de 2016

CELA, EL HOMBRE QUE SUPO GANAR


Releo en estos días "Cela, el hombre que quiso ganar", de Ian Gibson (me gustaría conocer a Gibson...), y vuelvo a pasar muy buenos momentos. Me interesa Cela, con sus luces y sus sombras, y me interesa este libro de Gibson. Libro tan honesto que no pretende dar lecciones, sino exponer temas y apuntar ideas y posibles líneas de investigación, y eso se agradece (en otros libros Gibson da lecciones, y lo agradezco menos; será que me hago viejo, y cada día valoro más el tono de un libro). "Ahí les dejo eso, ustedes saquen sus conclusiones". Sí: es lo mejor.
Alguna vez dejé por escrito que, conociendo a Cela, el título debería ser "Cela, el hombre que ganó", pero hoy lo titularía "Cela, el hombre que supo ganar". Soy como el río de Heráclito, supongo que como nos pasa a todos.
Partiendo siempre de la base de que tenemos que determinar qué es la victoria y qué es la derrota, claro. Cuando empecé con esto de escribir quería que todo el mundo supiera de mis cosas, que la prensa escrita de Málaga sacara unas líneas cuando intervenía en algún evento, que el Ateneo me llamara para no sé qué, que se hablara de este o de aquel sarao en que intervenía, quería publicar otro libro... En fin... Hoy casi todo eso me parece gloria de provincias (aunque conozco incluso a quien ha muerto por no lograr eso) y me importa un pimiento de Padrón-Iria Flavia toda esa catetada (sobre todo desde que sé con más detalle como funciona la prensa escrita, al menos la que me toca de cerca). Cuando sucede algo de eso que cito suele ser a pesar de mí mismo (menos lo de publicar libros, donde al inestimable desinterés de los editores uno mi rampante misantropía convicta y confesa). Triunfar, hoy, es para mí dejar un texto narrativo o poético como quiero que quede, después de dura pelea: así, en ocasiones puedo triunfar un par de veces durante una tarde (no suele ser el caso: los textos se paren con dolor). Sin que nadie se entere: no tiene nada que ver.
Pero si algo me apasiona es atender al andamiaje creativo de autores a los que admiro, y eso lo tengo en este libro que cito. Siempre he pensado que Cela preparó las oposiciones para Nobel de Literatura durante toda su vida, y al final sacó la plaza, aunque el ejercicio es muy duro y hay que estar dispuesto a todo lo que implica. Hizo oposiciones a Académico de la Lengua y también sacó plaza, a Premio Cervantes (y también la sacó, aunque con más polémica)... Opositó a todo lo opositable, con éxito y, por tanto, cumplió sus objetivos. Ganó, conforme a sus objetivos. Supo ganar.
Cela, el hombre que supo ganar. Muy interesante trabajo, el de Gibson.








martes, 6 de diciembre de 2016

EL BOXEO COMO METÁFORA

No soy seguidor de Sylvester Stallone, precisamente, pero hay una película suya que remiro con periodicidad: "Rocky Balboa". Creo que hicieron más películas de Rocky, pero no estoy seguro, pues nunca me interesé por lo que vino después. Pero la primera de la serie es muy interesante.
Ahora cumple cuarenta años, "Rocky Balboa", porque de casi todo va haciendo cada vez más años. Y me pregunto por qué me interesa el cine de boxeo ("Toro salvaje", "Más dura será la caída", etc.) y, tibiamente, por qué creo que me puede interesar, de alguna manera, el boxeo (cuando soy la persona más pacífica del mundo).
No tenía respuestas para este extraño interés, más allá de algunas intuiciones más o menos bien construidas. Pero leo por alguna parte la razón de que el boxeo interesara a Julio Cortázar y, sin querer compararme yo con el Maestro, lo que leo, que no sé si será cierto en su caso, me sirve para mí. El boxeo no porque uno esté interesado en golpear a nadie, sino el boxeo como metáfora de lo que es la vida y de cómo hay que defenderse para evitar que te tumben a golpes.
Sí, eso sí: en la vida no quiero golpear a nadie, faltaría más, pero tampoco quiero acabar en la lona, así que habrá que tener buen juego de piernas, cubrirse adecuadamente, saber golpear cuando conviene y, al menos, ganar a los puntos para seguir vivo y llegar a la noche. Sí. Por desgracia la vida se suele parecer bastante a un combate de boxeo, con la diferencia de que no siempre el árbitro se ajusta al reglamento.
Alguna vez dediqué un texto a Rocky Balboa. Y como sé que a mi querido Manu le gustó bastante, pues lo recuerdo y le mando un abrazo muy fuerte, con el ánimo para seguir aguantando de pie en el cuadrilátero. No nos queda otra, Manu.

 https://antoniojetaquesada.blogspot.com.es/2015/04/rocky-balboa.html

sábado, 3 de diciembre de 2016

MICHI PANERO: VIVIR PARA CONTARLA


MICHI PANERO: VIVIR PARA CONTARLA

 

 

 

Antonio J. Quesada

 

Escribir sobre Michi Panero es fácil pero es difícil. Para los aficionados a los datos, bibliografías y modos canónicos de ser y de estar en la vida, a la hora de recrear a personajes, puede ser fácil: de eso hay relativamente poco. Pero recrear el imaginario de Michi es razonablemente complejo, aunque por el autor de estas líneas no quedará.

No es fácil nacer de Leopoldo Panero y de Felicidad Blanc, y todavía más complejo resulta nacer después de Juan Luis y de Leopoldo María. No era fácil ser Michi Panero, por tanto. Michi, que nacerá en 1951, tendrá que sostener a un buen personaje ya desde temprano, por la mañana, cuando abre el negocio al público, hasta que echa el cierre cuando se va el sol. Le sucedió durante toda la vida.

Michi: el creador sin obra. Michi, el seductor y sugerente contertulio, entre tanto creador lletraferit. Michi, el escritor sin libro, como le llamará Utrera (aunque se va a publicar por estas fechas un volumen que recopila sus heterogéneos textos; no sé si todos, pero en cualquier caso, acertada decisión). Michi, el atractivo diletante: “Me dan muchísima pereza los libros. He empezado mis memorias cuarenta veces pero cuando llegaba a la página 70 y las releía, comenzaba a tachar porque veía que la mitad era mentira: era literatura”. Para Juan Luis eso exactamente era un libro de memorias, también es cierto. Se dice que Planeta quiso comprar las presuntas memorias, pero que deseaban sensacionalismo sentimental, sangre, higadillos y casquería, y la cosa no salió bien. Se dice que Soledad Puértolas le sugirió incluso un título para ese nasciturus editorial: Instantes de felicidad. Se dicen muchas cosas por las esquinas. También se recuerda que escribía Michi buenos cuentos, que agradaron mucho a Francisco Brines, por ejemplo.

Michi, el Sastrecillo valiente, como le llamaba Juan Luis, pues desde muy joven se metía con todo el mundo, y con una gracia para la queja y el cotilleo y una agilidad mental que nunca le abandonarán. Michi debía pelear un hueco entre dos hermanos excesivamente literarios, y se quejaba de eso (él, un personaje tan literario). Fiel a sí mismo, por ejemplo, se identificó ante Umbral como “la menor de las hermanas Brontë”, y aunque era el menos conocido al rodarse El desencanto, junto con su madre, pues no poseían obra creativa, gracias a la película descubrimos a dos personajes espectaculares (antes solamente al alcance de su círculo más próximo).

Con el tiempo (¡la de cosas que suceden con el tiempo!) Michi se convertirá en un conocido personaje de la noche, durante los años ochenta. Con el tiempo tendrá diversas parejas (incluso se casará fugazmente con una hija de Antonio Molina, alumna de mi querido amigo José María Prieto, poeta, pintor, dibujante y creador renacentista). Con el tiempo comenzará a hacer frente a enfermedades diversas y se irá desmejorando (lo que posiblemente aumente su halo): golpes y más golpes de la vida, varias veces al borde de la catástrofe y cada vez estará más desmejorado. Así se le verá en Después de tantos años, con la lucidez, dura ironía y brillantez habitual, prisionero en un cuerpo anciano (Luis Antonio de Villena apunta que esta película “es una suerte de acta notarial sobre el fracaso y la desolación”; en realidad, cada hermano saca a pasear en procesión a su soledad respectiva). Poeta sin obra, pero con mirada poética, o de prosista poético, cuando menos, sus monólogos en la película atraen como atrae el abismo y la lucidez terminal. Michi fue siempre el gran promotor de las películas sobre la familia, y escribía crítica sobre televisión en prensa: la pantalla (grande o pequeña) como modo de subsistencia. Era lógico: sabía cómo ganaba en el regate corto, ante la cámara y ante la vida.

Volvió a Astorga, quizá para no tener que terminar vendiendo cerillas en la Gran Vía (como comentaba en Después de tantos años; se cuenta mucho sobre la venta de la biblioteca paterna). Volvía a casa, al pueblo, y allí fallecerá (será el primero de los tres hermanos en hacerlo, en marzo de 2004). En Astorga se le recuerda, solitario y lúcido, arrastrando sus males y a su personaje hasta que todo terminó un día que, sin duda, no estaba muy lejos. Marta Moriarty escribió incisivas palabras ante esta muerte, recordemos algunas: “Michi era un niño listo y mal criado que actuaba sin pensar jamás en las consecuencias de sus actos, y cuando digo actos sólo quiero decir palabras, pues Michi actuaba poco y hablaba mucho. Tenía el don de la palabra y fue una pena que por tanto pudor se negara a escribir como hacían ya todos en su familia y quizás, o al menos eso decía él, precisamente por eso. (…) Poseía un ingenio rapidísimo y unos rizos espléndidos en su pelo prematuramente blanco, un raro sentido de la elegancia y una fragilidad que le hacía peligroso como a todo animal asustado. Es muy triste la muerte de Michi Panero, pero esta muerte ya había ocurrido hace mucho tiempo cuando él supo que nunca llegaría a nada, ni siquiera a escritor maldito. Si tuviera que escribirle un epitafio diría: Aunque lo intentó, nunca hizo mal a nadie”. Luis Antonio de Villena apuntará sobre él que “era como el actor de un drama que no tiene papel o que se equivocó de obra y recita en la que no debiera. (…) Michi es un existencialista sin causa”. Nacho Vegas compondrá una bella canción en la que juega con ese mito del atractivo derrotado que, en el fondo, nos resulta un vencedor, aunque nadie lo reconocerá (no le nombrarán Hijo Predilecto de donde sea, ni recibirá premios o le llevarán a dar conferencias y esas cosas que hacen los presuntos ganadores, en Ateneos y en cursis salones de provincia).

Las personas que se acercan a los Panero a través del cine suelen quedar enamorados de Michi, es inevitable, y luego, si profundizan, acaban ubicando todo. Pero no extraña que interese tanto Michi, tras su intervención espectacular en el film de Chávarri. Michi es el gran interesado en la película, además, y es lógico: la cámara le quiere y él lo sabe.

Michi se quejará siempre de que sus hermanos son personajes creativos que viven de cara a la Literatura, y él desea estar al margen de esa guerra (se queja maravillosamente bien en Después de tantos años), pero la potencia creativa de su personaje es altísima, aunque su obra fuese escasa. Su problema es, posiblemente, el nacer y vivir emparedado entre dos potentes poetas (cada uno con su soledad a cuestas, pero inevitablemente unidos), y así es más complejo hacer tu propio camino. Creo que, posiblemente, siempre necesitó narrar a los Panero para ubicarse (en la familia, en la vida y en el mundo). E hizo de sí mismo su mejor obra. Su obra más lograda. Vivir para contarla, a lo mejor.

martes, 29 de noviembre de 2016

ENTRE GENIOS...


LAS AVENTURAS DE LA LIBERTAD

"Las aventuras de la libertad" fue una adquisición reciente, pero que me ha acompañado durante una semana y me ha regalado mucha felicidad intelectual (siempre nos quedarán algunos libros para esta tarea: no se lleva mucho esta temporada, pero hay que ir al gimnasio mental, también, a hacer pesas mentales, para que no se atrofie lo que sea que llevemos dentro de la cabeza). Por cierto, el tema del libro está siempre de moda: es esencial todo lo que rodea a la libertad. Nos va la vida (digna) en ello.
Este libro de Bernard-Henri Lévy recorre mi pesebre cultural francés al completo. Bernard-Henri Lévy, el eterno filósofo joven o el filósofo eternamente joven, no recuerdo ahora, con melena y jerseys inigualables: esencial para hablar de ideas. Es público y notorio, esto último: te harán más caso así, con un flequillo bien puesto o con un cuello vuelto parisino bien en su sitio.
Luego se pasó a la camisa blanca excesivamente abierta, pero siguió teniendo auditorio(s). 
No es un mérito ser afrancesado, si valoramos los nombres que por aquí pas(e)an: entre otros, Sartre, Beauvoir, Camus, Malraux, Foucault, Althusser, Gide, Drieu La Rochelle, Aragon, Cocteau... y un no menos interesante etcétera. Echo en falta a algún creador (como a Duras, por ejemplo), pero... en fin, lo comido por lo servido (y se trata de ideas, más que de creatividad).
Merci, Bernard-Henri.

SOSPECHOSO


 

Sospechoso

Soy sospechoso:

no me cabe duda.

No tengo hijos recién nacidos a los que pasear

y con los que martirizar a las visitas.

Soy sospechoso.

No tengo coche del que presumir,

ínfulas para lucir ante nadie

o viaje a mano para agobiar con fotografías a tristes reos del momento.

Soy sospechoso.

No tengo fiesta de cumpleaños

para colocarme un sombrero ridículo,

soplar velas en público, entre aplausos,

y subir felices imágenes a Facebook.

Soy sospechoso.

No miro tiendas de ropa,

no tomo el aperitivo en la calle principal,

no frecuento los sitios de moda.

Soy sospechoso.

No me cabe duda:

soy sospechoso.

(Antonio J. Quesada. Poema del pliego "La autoridad del fracaso")

domingo, 27 de noviembre de 2016

LEOPOLDO MARÍA PANERO: EL POETA MALDITO CANÓNICO


LEOPOLDO MARÍA PANERO: EL POETA MALDITO CANÓNICO

 

 

 

Antonio J. Quesada

 

“En España no hay rata que no me conozca, y ello por culpa de mis escándalos callejeros, más que por la mucha o poca valía de mi poesía”. Son palabras de Leopoldo María Panero, y sintetizan bastante de lo que implica Leopoldo María Panero. Un sugerente creador que, como consecuencia de su espectacular personaje (más o menos soportable, dependiendo de una serie de factores, algunos clínicos, valórese bien esto antes de juzgar), es más conocido que leído. Al común de los mortales ha interesado más el personaje que la obra.

Leopoldo María será el segundo hijo de Leopoldo Panero y Felicidad Blanc, y nacerá en 1948. Será un poeta muy precoz, como podemos deducir de El desencanto y de Espejo de sombras, y pronto demostrará que, también, era alguien muy especial. Al igual que sucedía con sus hermanos, desde muy temprano tendrá trato con grandes creadores: deslumbrará, siendo niño, a Dámaso Alonso, y ya algo más maduro, al siempre impenetrable Pere Gimferrer (en aquel tiempo, seguramente todavía Pedro Gimferrer): “He conocido a un poeta genial. Es el único de nosotros que puede ser un Byron o un Shelley”, aseguran que comentó. Se enamorará de Ana María Moix y conocerá, era inevitable, a Vicente Aleixandre, aunque no haya excesiva sintonía entre ambos.

Vivirá varios intentos de suicidio, unos más cinematográficos que otros (sobre esta parte de su vida, y sobre el suicidio y los Panero, en general, vid. el libro de Federico Utrera Después de tantos desencantos. Vida y obra Poéticas de los Panero, 2008, páginas 107-131), y entre unas y otras cuestiones (intentos de suicidio, viajes, desastrosas aventuras políticas y de otro tipo), en 1968 sacará la plaquette Por el camino de Swann, publicada en Málaga, en Cuadernos de María José, de Publicaciones de la Librería Anticuaria El Guadalhorce, a cargo de Ángel Caffarena.

Su carrera como poeta y personaje se consolida: será uno de los nueve novísimos de la Antología de Castellet publicada por Barral en 1970, inagura Infame turba. Entrevistas a pensadores, poetas y novelistas en la España de 1970, de Federico Campbell y su culturalismo (ya algo caótico), es capaz de abrumar a conversadores tan experimentados y brillantes como Carlos Barral o Jaime Gil de Biedma. Además, será uno de los primeros lectores de Lacan en España.

En 1970 publicará su primer libro de versos, cuyo título me parece redondo: Así se fundó Carnaby Street (alguien dijo que Leopoldo María tenía un ojo maravilloso para los títulos). Libro que contendrá míticos poemas como “Deseo de ser piel roja” y que provocará que yo, que tiendo a estos gestos, no pueda pasar por Londres sin darme una escapadita por esta calle. Su personaje irá creciendo, pese a no haber obtenido jamás premio literario alguno (bueno, mejor no recordar aquel Gabriel Miró…), como le sucedería a Jaime Gil de Biedma. Octavio Paz se interesará mucho por él, por el “poeta-mago”, y su aura irá creciendo, como se irán haciendo más frecuentes sus internamientos en centro psiquiátricos (“la locura de Panero no es más que una terrible lucidez llevada al límite”, apuntará Marín Albalate por alguna parte).

Leopoldo María va creciendo, como decimos, y escribirá no solamente poesía, sino relatos (Papá, dame la mano que tengo miedo logró que no pudiese cerrarlo hasta terminarlo, de una sentada) y unas peculiares traducciones (dignas de reflexión en los estudios de Traducción). Y en eso llega El desencanto. Película en la que será el gran protagonista, con su culturalismo desordenado, su brillantez, su control de los tempos y su descarnado discurso. Benito Fernández, por ejemplo, se apasionará tanto con su figura que escribirá su biografía canónica con el paso del tiempo. Aunque es cierto que la película también significó el comienzo de su gran trivialización, a la que sin duda ayudará él mismo (con sus apariciones en Tele 5, en tertulias radiofónicas, en eventos o en polémicos debates en televisión). Consciente de ello, en un arrebato de no sé qué, apunta  la frase con la que comenzamos este trabajo: “en España no hay rata que no me conozca, y ello por culpa de mis escándalos callejeros, más que por la mucha o poca valía de mi poesía”. Sí.

A partir de los años ochenta del Siglo XX su situación mental empeorará, y su obra y su vida se van llenando de sanatorios, anécdotas cada vez más encendidas, gente que huye y obsesiones familiares. Su relación de amor-odio con su madre alcanzará situaciones inimaginables, y ello se reflejará en algunos poemas inolvidables. Llegarán libros de la talla de “Poemas del manicomio de Mondragón” (1987) o “Locos” (1992, ampliado en 1995). Incluso se convertirá en auténtico personaje literario, en textos creativos de Luis Antonio de Villena, Manuel Vázquez Montalbán o Vila-Matas, entre otros. Leopoldo María Panero será el maldito canónico de la Literatura española del Siglo XX. Muy en la línea de Artaud,  por cierto.

Afortunadamente, como el gran creador que fue, empezó a recibir también cierto reconocimiento (que no premios, como hemos apuntado): en 1992 Cátedra publica “Agujero llamado Nevermore”, con todo lo que eso implica de reconocimiento (es el primer poeta nacido tras la guerra civil en aparecer en la colección de Letras Hispánicas). Fuera de nuestras fronteras, la Anthologie bilingüe de la poésie espagnole, de La Pléiade, Gallimard, recoge su poema “El lamento del vampiro”.

Leopoldo María desarrollará su personaje plenamente de un modo espectacular, con el paso del tiempo, y en su obra jugará con los temas ya esbozados y tratados en el cine (pero no con detalle en su entonces escueta obra): la locura, el culturalismo desordenado, la familia y sus problemas, la psiquiatría y el psicoanálisis, la muerte, la sexualidad, etc. Visor y Huerga y Fierro nos tendrán al tanto de sus textos y en Después de tantos años aparecerá más enseñoreado en lo que es (así como en otros trabajos cinematográficos de menor envergadura, ampliamente difundidos en la red). Las anécdotas sobre sus apariciones por aquí y por allá son frecuentes en libros que recopilan memorias más o menos desmemoriadas (que suelen recordar bastante bien a Leopoldo María), y en conversaciones con personas que le conocieron y, a ratos, sufrieron.

Estaba destinado a morir pronto, pero será el último de los hermanos que fallezca, pues morirá en marzo de 2014 en el sanatorio de Las Palmas en que estaba internado. “Leopoldo María nos enterrará a todos”, aseguraban algunos, ante su envidiable mala salud de hierro.

Escucha uno mil y una anécdotas de Leopoldo María y concluye que era un grandísimo creador que, llegado un momento, se convirtió en alguien muy difícil de sobrellevar. Pero alguien capaz de escribir este poema (De "Esquizofrénicas o La balada de la lámpara azul") tiene un lugar privilegiado en mi pesebre: “Aquí estoy yo, Leopoldo María Panero / hijo de padre borracho / y hermano de un suicida  / perseguido por los pájaros y los recuerdos  / que me acechan cada mañana / escondidos entre los matorrales / gritando por que termine la memoria / y el recuerdo se vuelva azul, y gima  / rezándole a la nada porque muera”.

Aunque mi modo de ser y de estar se acerca más a Juan Luis, seguiré gozando con los textos de Leopoldo María.

jueves, 24 de noviembre de 2016

"LA MAZA" (SILVIO RODRÍGUEZ)

Si no creyera en la locura
de la garganta del sinsonte
si no creyera que en el monte
se esconde el trino y la pavura.
Si no creyera en la balanza
en la razón del equilibrio
si no creyera en el delirio
si no creyera en la esperanza.
Si no creyera en lo que agencio
si no creyera en mi camino
si no creyera en mi sonido
si no creyera en mi silencio.

que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
un amasijo hecho de cuerdas y tendones
un revoltijo de carne con madera
un instrumento sin mejores resplandores
que lucecitas montadas para escena
que cosa fuera -corazon- que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
un testaferro del traidor de los aplausos
un servidor de pasado en copa nueva
un eternizador de dioses del ocaso
jubilo hervido con trapo y lentejuela
que cosa fuera -corazon- que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
que cosa fuera -corazon- que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera.
Si no creyera en lo mas duro
si no creyera en el deseo
si no creyera en lo que creo
si no ceyera en algo puro.
Si no creyera en cada herida
si no creyera en la que ronde
si no creyera en lo que esconde
hacerse hermano de la vida.
Si no creyera en quien me escucha
si no creeyera en lo que duele
si no creyera en lo que queda
si no creyera en lo que lucha.
Que cosa fuera...

LA SOPORTABLE LEVEDAD DE MI SER (UNA COLABORACIÓN NONATA)


LA SOPORTABLE LEVEDAD DE MI SER

  

Antonio J. Quesada
 

“Todos los fuegos el fuego”, apuntaba el Maestro Cortázar en aquel mítico libro de relatos. ¿Todas las soledades la soledad? No. Sin duda, no. No se puede generalizar tanto.

Soy un gran defensor de la soledad: bueno, para ser exactos, soy un gran defensor de mi soledad. Mi misantropía aumenta cada segundo que marca el reloj de mi escritorio (reloj-clepsidra-depende) pero… no puedo faltar a la verdad. No. Todas las soledades la soledad no. La mía es un privilegio para mí, pero no siempre se entiende de ese modo.

Empezaba Tolstoi su magistral “Ana Karenina” apuntando algo así como que todas las familias felices se parecen, pero que cada familia infeliz lo era a su manera. Posiblemente todas las personas acompañadas se terminan pareciendo bastante, pero cada persona solitaria lo es a su manera. Hay diversos tipos de soledad: la soledad impuesta debe de ser horrible. La soledad pretendida es un privilegio.

Hay quien necesita tener a muchas personas alrededor para no sentirse solo, y es muy legítimo (con el tiempo me voy haciendo más comprensivo con casi todo: que cada cual gestione sus miserias como sepa, pueda y le dejen). Pero también hay quien no entiende esa necesidad de soledad que muchos sentimos y buscamos, y eso tampoco es correcto. Exijo respeto.

Si lo medito, en realidad mi soledad, mi deseada soledad, está muy acompañada: por mis referentes literarios, a los que leo y con los que dialogo, con mis cineastas favoritos, con mis músicos predilectos… No cambio nada de eso, en general, por las compañías que me suelen caer del Cielo en mis caminos diarios. Seguramente, a esto llamo soledad.

Hay quien, a falta de personas físicamente presentes, se busca una compañía virtual: busca ciber-amigos, ciber-parejas, practica ciber-sexo o se convierte en asiduo de mil y una redes sociales en las que crearte un personaje y que la gente te ponga “me gusta”, “guapo”, “poeta” o no sé qué. No los juzgo: cada cual huye de la soledad impuesta como buenamente puede.

Pero yo también tengo derecho a la vida: voy por este Valle de Lágrimas de perfil y no necesito compañía, la llevo puesta. A lo mejor puedo repetir aquellos conocidos versos de Lope de Vega, en “La Dorotea”: “A mis soledades voy, / de mis soledades vengo, / porque para andar conmigo / me bastan los pensamientos”. Sí, exactamente.

Para gustos, colores. Y todos tenemos derecho a formar parte del arco iris. Reivindico mi derecho a esta soledad sonora.

 

“Libertad, ¿para qué?”, se planteaba algún líder político alguna vez, en frase que me aterra. “Soledad, ¿para qué?”; podríamos plantearnos nosotros aquí y ahora. Buena pregunta. Personalmente (soy el caso que tengo más cercano, permitan que cometa la falta de gentileza de hablar de mí), como he dejado caer, busco la soledad para estar en compañía. Soledad para gozar de una compañía muy especial: la compañía de ese muchacho extrañado que me mira desde el fondo de los espejos. Soledad para encerrarme en mí mismo con mis fantasmas y demonios familiares, algo que quizá parece un extraño gesto agustiniano para un ateo que vive como agnóstico.

Soledad para buscar la compañía de mi sombra, de mis libros, de mis músicas, de mis películas. Si lo pienso, tampoco estoy solo, en realidad, ya lo he dicho. Mi soledad es una soledad sonora, estoy con todos estos amigos. Soy como el Director de una orquesta imaginaria que se siente cómodo con esta labor. Generalmente (salvo honrosas excepciones) son escasas las personas que me inducen el deseo de estar con ellas antes que ensimismarme (o enmimismarme). Muy pocas.  Cada vez, menos.

Por eso, soy feliz así, respétenme. Me siento muy ligero: hay quien necesita movilizar a una legión de personas para cualquier cosa, y si no lo logra, es un fracaso (ya no puede subir foto a Facebook o algo así). Yo no. Yo soy feliz con mi ligereza machadiana. Con mi levedad. Con tanta levedad. Yo soy feliz en la UNED, no necesito matricularme en la Universidad presencial.
Yo soy feliz con la soportable levedad de mi ser.

lunes, 21 de noviembre de 2016

CUARENTA AÑOS SIN ANDRÉ MALRAUX

Mañana es día 23 de noviembre, y como andaré enredado sobreviviendo con temas de trabajo (el día a día aprieta, y para sobrevivir tienes que mover papeles con la nariz y desatender eso que nos disloca, que es la actividad creativa, propia y ajena), recordaré hoy que mañana se cumplen cuarenta años de la muerte de André Malraux.
Un referente. Un gran creador. Un farsante genial. Un personaje.
Tengo muy leído a André Malraux y no dejo de descubrirle facetas nuevas por aquí y por allá. No sé si su mejor obra era él mismo, pero me sirve la frase, al menos de entrada. De genio creativo a Ministro de Charles De Gaulle.
En la rive gauche de París compré alguna vez, por simples razones estéticas, "La Tête d'obsidienne", aún a sabiendas de que era complejo que, con mi nivel de francés, pudiese leerlo. Pero... ¿iba a dejar allí un libro de Malraux que hablaba de Picasso y publicado por Gallimard? Sin duda, no: por ahí está, y cuando lo veo me regala placer estético (por cierto, también me llevé una edición barata de "La Tentation de l'Occident", con la que visité su tumba en el Panteón; hasta entonces solamente tenía una extraña edición en italiano, que Dios sabe dónde andará). Y la vendedora me dedicó unas palabras que me encantaron: al ver el libro que compraba me comentó, con expresión melancólica, "joven, tiene usted un gusto exquisito. Por desgracia, los jóvenes franceses ya no leen a Malraux". Yo creo que lo que más me gustó es que me llamara joven. A según qué edades, eso agrada mucho.
Malraux. Adoro a Sartre (pese a sus errores, siempre de Genio), adoro a Camus (Camus, siempre Camus), adoro a Beauvoir (imprescindible, Beauvoir), pero... Malraux tiene su hueco insustituible.
Por el gran creador que fue: su última gran broma creativa fueron sus "Antimemorias" (las tengo en castellano en casa, pero... en la biblioteca de la Facultad de Derecho las tenemos en francés): se entrevista con Mao y, como la realidad no estuvo a la altura de sus expectativas, se la inventa. Y tenemos, en el libro, a un Mao que habla como un personaje de "La condición humana" o de "Los conquistadores" y que está como encantado de conocer personalmente a Malraux. ¡Oh, casualidades de la vida! Fantástico.
Cuarenta años sin André Malraux.





sábado, 19 de noviembre de 2016

AMOR DE VERANO


AMOR DE VERANO

 

 

Antonio J. Quesada

 

Siempre he tenido los pies en la tierra, o al menos eso creo. Tampoco puedo asegurar que nunca haya hecho nada que se saliera de lo normal: uno, a veces, comete locuras, realiza actos poco racionales o agarra una buena borrachera que no estaba en el guión, pero en líneas generales me tengo por un bonus paterfamilias, como dice el Código civil. Aunque ni me considero bueno ni soy padre de familia (¡vade retro, Satana!: lejos de mí la funesta manía de procrear).

Pero aquel verano hice cosas extrañas. No era tan joven, ya, aunque las cosas salen como salen. Y, con toda mi seriedad profesoral a cuestas, viví un amor de verano en toda regla. Un amor de verano de manual: Benicàssim, turista danesa, charlas en la playa (en inglés macarrónico no siempre compartido), besos furtivos a la orilla del mar, vuelta al hotel abrazados (compartíamos hotel: nada menos que el Hotel Montreal; esto facilitó todo), noche inolvidable, amanecer en pareja, desayuno compartido, días de playa, pasión y cenas con velas, adiós doloroso con promesa de reencuentro (en mi caso, con la banda sonora del Dúo Dinámico sonando en la cabeza: yo crecí –respetadme- con “Verano azul”), etc. Todo eso que se hace en un amor de verano.

Terminaron las vacaciones y la llamé alguna vez, al principio. Luego intercambiamos algunos correos electrónicos y, a día de hoy, pongo “me gusta” en sus entradas de Facebook. Algo que ella no hace con las mías, por cierto.


 (Relato escogido para su publicación como Finalista en la publicación colectiva I Concurso de Microrrelatos Hotel Montreal, 2015).

lunes, 14 de noviembre de 2016

JUAN LUIS PANERO: EL VICTORIOSO DERROTADO


JUAN LUIS PANERO: EL VICTORIOSO DERROTADO

 

 

 

Antonio J. Quesada

 

“El drama de Juan Luis fue un éxito literario tardío, una soterrada competencia con su hermano Leopoldo y un afán rebelde y destructor (incluso autodestructor) que no siempre halló cauce. (…) Fue un alto poeta de mundo reducido, elegíaco. Y un hombre inteligente que no culminó en sus modelos, que no llegó: ni Lowry, ni Montherlant, ni Drieu, ni Pavese, ni Borges, conservador en tantas cosas. (…) Necesitaba un peldaño más e ignoro por qué no lo subió o lo bajó. Algo faltó. Y ese es su drama”. Pese a que no creo que Luis Antonio de Villena sea del todo exacto en este ilustrado comentario sobre Juan Luis Panero, no se puede negar que bastante de cierto puede haber: es interesante comenzar la firme casa de Juan Luis por este inquietante tejado de Villena, e intentar saber qué puede haber de cierto en tan sugerente idea.

El mundo creativo marcará a Juan Luis desde que nace, en 1942, y todo ello se reflejará en su poesía, una poesía bastante autobiográfica (o, cuando menos, muy fiel al personaje que construyó). Así, el trato con T. S. Eliot y Luis Cernuda es capital (basta leer el poema que da título a su libro “Galería de fantasmas”), y desde muy joven es frecuente su relación con múltiples creadores (excelente balance de sus amistades en “Los mitos y las máscaras”, Tusquets, 1994, pp. 155-158).

La muerte de su padre provoca en él un confesado efecto: “Me quedé sin esa opresión y sin un símbolo personal del franquismo y, por tanto, mucho más ligero de equipaje”. Aunque su carrera creativa había comenzado antes de la muerte de su padre fue tras la muerte de éste cuando empezó a escribir poemas, influido por Quasimodo, Pavese y Cernuda. Visitó a Vicente Aleixandre, en un encuentro que él calificó como decisivo, pues le leyó sus poemas (como hará también con Dámaso Alonso y Rosales), y Aleixandre le dedicó aquella mítica frase, “Tú eres poeta”, que recogerá en el poema “Velintonia, 3”, de “Antes que llegue la noche”.

Publicó algunos poemas en Cuadernos Hispanoamericanos (1966), Ínsula y Papeles de Son Armadans, entre otras revistas, y hará una concurrida lectura en el Instituto de Cultura Hispánica en noviembre de 1966. En 1968 llega “A través del tiempo”, su primer libro, y “Los trucos de la muerte” saldrá el 21 de noviembre de 1975 (fecha señalada donde las haya, en la que muerte también hacía trucos por otras partes, jefaturas de estado incluidas). Son los libros publicados por Juan Luis antes del rodaje de El desencanto, a lo que hay que añadir diversas andanzas profesionales vinculadas con el mundo de la cultura. No era un desconocido, cuando se rueda la película, pero hay un antes y un después. Es inevitable: para todos habrá un antes y un después de un bombazo creativo de ese estilo.

En la película de Chávarri Juan Luis aparece sobreactuado, y tiene una explicación: asegura que intentó hacer cine y no fue entendido por nadie, porque allí cada uno hacía su película (desde Chávarri hasta Querejeta, pasando por Felicidad o cualquiera de los hermanos). Y a todo eso, junto y montado, se le llamó El desencanto. Sus constantes guiños creativos, en la película, no fueron entendidos, y apareció en la pantalla como una especie de cow-boy más del cercano este que del lejano oeste, sobreactuado e histriónico, y pertrechado de fotografías, libros y fetiches varios. Muy poco celebrado, por tanto. Y lo sabía: nunca estuvo muy satisfecho de su paso por el cine, y hablaba de que había rodado dos películas “testimoniales, que testimonian poco, bastante menos que algunos poemas” (en la película de Ricardo Franco, Después de tantos años, aparece también excesivamente sobreactuado, pero ya en su papel de solitario sin remedio, ese traje que construyó durante toda su vida y que tan bien le sentaba).

Tras El desencanto continuará con su carrera creativa, aunque saldrá bastante impulsado como personaje y seguirá creciendo como poeta. En 1984 se publicará su poesía completa bajo el título “Juegos para aplazar a la muerte”, algo que supuso su redescubrimiento, el éxito y gran cantidad de actividades culturales.

Recibirá el Premio Ciutat de Barcelona por “Antes que llegue la noche” en 1985, y en 1988 el Premio Loewe por “Galería de fantasmas”. “Los viajes sin fin” será su sexto libro de poesía, y sus “Poesías completas” se publicarán en enero de 1997. Unidas a  “Enigmas y despedidas” (1999) compondrán toda la poesía de Juan Luis (hay que añadir a su obra otro tipo de textos, como artículos en prensa, prólogos diversos, la edición de las Obras completas de su padre, unas memorias conversadas, etc.).

La poesía de Juan Luis tiene un tono que sintoniza perfectamente con esa imagen que ya ofrecía en El desencanto, a pesar de lo sobreactuado de la misma: culturalismo bien digerido, paso del tiempo, muerte, melancolía, soledad, fracaso, alcohol, suicidio, etc.: para entenderle basta con leer poemas como “A la mañana siguiente Cesare Pavese no pidió el desayuno”, “Un étranger”, “Frente a la estatua del poeta Leopoldo Panero”, “La gloria póstuma”, “En una estación de madrugada” o “Autobiografía”.

Con el tiempo compruebo que la poesía de Juan Luis es la que más me llega, de la obra de todos los creadores de la familia. La que releo con más pasión e interés, la que resulta más afín a mi modo de ser y de estar (Leopoldo María es más personaje y un gran poeta, pero su poética me resulta más lejana, y Michi es un genial diletante más dado a la prosa poética oral, brillante pero bellamente efímero, como lo es lo oral). Juan Luis es de mi familia creativa, y considero que, aunque va de derrotado, como creador es victorioso.

Juan Luis morirá en septiembre de 2013, bastante más reconocido de lo que lo estaba siendo hasta mediados de los años ochenta, y durante toda su vida continuará con la ceremoniosa ignorancia hacia su hermano Leopoldo María, lo que no deja de influir en su elaborado personaje.

Con el tiempo, al menos para mí, su estatura aumenta. No es nada infrecuente que me acompañe en mis viajes (voy rotando a Cavafis, Antonio Machado, Gil de Biedma, Juan Luis Panero o Vázquez Montalbán, generalmente). Juan Luis va de derrotado por la vida y por la Historia pero… estoy convencido de que es un victorioso derrotado.