JUAN LUIS PANERO: EL
VICTORIOSO DERROTADO
Antonio J. Quesada
“El drama de Juan Luis fue
un éxito literario tardío, una soterrada competencia con su hermano Leopoldo y
un afán rebelde y destructor (incluso autodestructor) que no siempre halló
cauce. (…) Fue un alto poeta de mundo reducido, elegíaco. Y un hombre
inteligente que no culminó en sus modelos, que no llegó: ni Lowry, ni
Montherlant, ni Drieu, ni Pavese, ni Borges, conservador en tantas cosas. (…)
Necesitaba un peldaño más e ignoro por qué no lo subió o lo bajó. Algo faltó. Y
ese es su drama”. Pese a que no creo que Luis Antonio de Villena sea del todo exacto
en este ilustrado comentario sobre Juan Luis Panero, no se puede negar que
bastante de cierto puede haber: es interesante comenzar la firme casa de Juan
Luis por este inquietante tejado de Villena, e intentar saber qué puede haber
de cierto en tan sugerente idea.
El mundo creativo marcará
a Juan Luis desde que nace, en 1942, y todo ello se reflejará en su poesía, una
poesía bastante autobiográfica (o, cuando menos, muy fiel al personaje que
construyó). Así, el trato con T. S. Eliot y Luis Cernuda es capital (basta leer
el poema que da título a su libro “Galería de fantasmas”), y desde muy joven es
frecuente su relación con múltiples creadores (excelente balance de sus
amistades en “Los mitos y las máscaras”, Tusquets, 1994, pp. 155-158).
La muerte de su padre
provoca en él un confesado efecto: “Me quedé sin esa opresión y sin un símbolo personal
del franquismo y, por tanto, mucho más ligero de equipaje”. Aunque su carrera
creativa había comenzado antes de la muerte de su padre fue tras la muerte de
éste cuando empezó a escribir poemas, influido por Quasimodo, Pavese y Cernuda.
Visitó a Vicente Aleixandre, en un encuentro que él calificó como decisivo,
pues le leyó sus poemas (como hará también con Dámaso Alonso y Rosales), y
Aleixandre le dedicó aquella mítica frase, “Tú eres poeta”, que recogerá en el
poema “Velintonia, 3”, de “Antes que llegue la noche”.
Publicó algunos poemas en
Cuadernos Hispanoamericanos (1966), Ínsula y Papeles de Son Armadans, entre otras revistas, y hará una concurrida
lectura en el Instituto de Cultura Hispánica en noviembre de 1966. En 1968 llega
“A través del tiempo”, su primer libro, y “Los trucos de la muerte” saldrá el
21 de noviembre de 1975 (fecha señalada donde las haya, en la que muerte
también hacía trucos por otras partes, jefaturas de estado incluidas). Son los
libros publicados por Juan Luis antes del rodaje de El desencanto, a lo que hay que añadir diversas andanzas
profesionales vinculadas con el mundo de la cultura. No era un desconocido,
cuando se rueda la película, pero hay un antes y un después. Es inevitable:
para todos habrá un antes y un después de un bombazo creativo de ese estilo.
En la película de
Chávarri Juan Luis aparece sobreactuado, y tiene una explicación: asegura que
intentó hacer cine y no fue entendido por nadie, porque allí cada uno hacía su
película (desde Chávarri hasta Querejeta, pasando por Felicidad o cualquiera de
los hermanos). Y a todo eso, junto y montado, se le llamó El desencanto. Sus constantes guiños creativos, en la película, no
fueron entendidos, y apareció en la pantalla como una especie de cow-boy más
del cercano este que del lejano oeste, sobreactuado e histriónico, y
pertrechado de fotografías, libros y fetiches varios. Muy poco celebrado, por
tanto. Y lo sabía: nunca estuvo muy satisfecho de su paso por el cine, y
hablaba de que había rodado dos películas “testimoniales, que testimonian poco,
bastante menos que algunos poemas” (en la película de Ricardo Franco, Después de tantos años, aparece también excesivamente
sobreactuado, pero ya en su papel de solitario sin remedio, ese traje que
construyó durante toda su vida y que tan bien le sentaba).
Tras El desencanto continuará con su carrera creativa, aunque saldrá
bastante impulsado como personaje y seguirá creciendo como poeta. En 1984 se
publicará su poesía completa bajo el título “Juegos para aplazar a la muerte”,
algo que supuso su redescubrimiento, el éxito y gran cantidad de actividades
culturales.
Recibirá el Premio Ciutat
de Barcelona por “Antes que llegue la noche” en 1985, y en 1988 el Premio Loewe
por “Galería de fantasmas”. “Los viajes sin fin” será su sexto libro de poesía,
y sus “Poesías completas” se publicarán en enero de 1997. Unidas a “Enigmas y despedidas” (1999) compondrán toda
la poesía de Juan Luis (hay que añadir a su obra otro tipo de textos, como artículos en
prensa, prólogos diversos, la edición de las Obras completas de su padre, unas
memorias conversadas, etc.).
La poesía de Juan Luis
tiene un tono que sintoniza perfectamente con esa imagen que ya ofrecía en El desencanto, a pesar de lo
sobreactuado de la misma: culturalismo bien digerido, paso del tiempo, muerte,
melancolía, soledad, fracaso, alcohol, suicidio, etc.: para entenderle basta
con leer poemas como “A la mañana siguiente Cesare Pavese no pidió el desayuno”,
“Un étranger”, “Frente a la estatua del
poeta Leopoldo Panero”, “La gloria póstuma”, “En una estación de madrugada” o “Autobiografía”.
Con el tiempo compruebo
que la poesía de Juan Luis es la que más me llega, de la obra de todos los
creadores de la familia. La que releo con más pasión e interés, la que resulta
más afín a mi modo de ser y de estar (Leopoldo María es más personaje y un gran
poeta, pero su poética me resulta más lejana, y Michi es un genial diletante
más dado a la prosa poética oral, brillante pero bellamente efímero, como lo es
lo oral). Juan Luis es de mi familia creativa, y considero que, aunque va de derrotado,
como creador es victorioso.
Juan Luis morirá en
septiembre de 2013, bastante más reconocido de lo que lo estaba siendo hasta
mediados de los años ochenta, y durante toda su vida continuará con la
ceremoniosa ignorancia hacia su hermano Leopoldo María, lo que no deja de
influir en su elaborado personaje.
Con el tiempo, al menos
para mí, su estatura aumenta. No es nada infrecuente que me acompañe en mis
viajes (voy rotando a Cavafis, Antonio Machado, Gil de Biedma, Juan Luis Panero
o Vázquez Montalbán, generalmente). Juan Luis va de derrotado por la vida y por
la Historia pero… estoy convencido de que es un victorioso derrotado.
Permanente desengañado con su voz cavernosa creo que siempre trató de decirnos algo sin decirlo , lo cual inquieta a quien lo lee.
ResponderEliminarBuen trabajo , buena defensa.Muchas Gracias.Lo comparto
Siempre de vuelta de no se sabe dónde... Pero me inquieta, pues posiblemente también vuelvo de ese dónde, que no sé en qué parte se ubica... Abrazos, amiga, gracias,
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