EL ESCRITOR
Antonio J. Quesada
- O sea, me estás diciendo que ese tipo viene a
Benicàssim a encerrarse en el hotel a escribir, ¿no es eso? –comenta Ernesto, y
da un trago de su bebida.
- Más o menos, sí –contesto, aunque tampoco sea del todo
exacto.
- Pues no lo entiendo, chico. El Hotel Montreal es
paradisíaco, pero… ¿venir desde tan lejos para no salir de la habitación?
–Ernesto sigue sin entender.
- Hombre, tampoco es eso –matizo y doy un trago de mi
bebida-. Tampoco es que no salga de la habitación: simplemente digo que viene, sobre
todo, a trabajar. Se deja ver por el restaurante, por la piscina (la piscina la
frecuenta mucho; no me extraña), y también sale por ahí, claro. Pero,
básicamente, viene a trabajar.
- Pues chico, sigo sin entenderlo. Con este paraíso que
tenemos aquí –en ese momento pasan junto a nosotros dos chicas espectaculares,
camino de la piscina, que interrumpen las reflexiones de Ernesto. Me ofrece su
vaso-. ¡Por el Hotel Montreal y por los placeres terrenales!
- ¡Por el Hotel
Montreal, por los placeres terrenales y… por nosotros, que no somos escritores!
–brindamos.
- Efectivamente: que el escritor siga trabajando, que
nosotros viviremos por él.
- Es curioso: tengo entendido que sus textos están
plagados de espectaculares mujeres, aventuras inimaginables, piscinas de
hoteles, playas…
- … Y lo inventa todo desde su habitación.
- Más o menos –aclaro.
- Estos escritores están locos –comenta Ernesto, y apura
su bebida.
(Relato escogido para su publicación como
Finalista en la publicación colectiva I Concurso de Microrrelatos Hotel
Montreal, 2015).
Pues si querido Antonio, la imaginación crea vida y nos da vida, es la forma de luchar contra la parca, escribir, escribir y escribir, como dice nuestro querido García Márquez.
ResponderEliminarEs el modo de seguir adelante, de disfrutar, de quejarse, de corregir, de vencer...
ResponderEliminarEn ninguna faceta de mi vida soy más libre, con diferencia, que cuando tengo delante el folio en blanco mítico.
Todo depende de mí. En esos términos no puedo pronunciar esta frase en ninguna otra faceta de mi vida.