jueves, 25 de diciembre de 2014

LA SERIEDAD DEL BOLCHEVIQUE

Lo digo a todo aquel que me escucha durante tres minutos seguidos, y tampoco son tantos, pues no tengo tanto éxito como predicador (nunca pretendí ser predicador, pero ahora tengo incluso ocho seguidores en Facebook: la familia crece): al margen de la creación, en sus más diversas facetas, cada día me interesan menos cuestiones. Intento no dedicar excesiva atención (más allá de lo estrictamente necesario) a esas personas que andan siempre a vueltas con la política, la religión, la filosofía, los negocios o los contactos, o con cualquier otro de esos pasatiempos más o menos dogmáticos. Así me luce el pelo, también es cierto, pero esto es otro tema. Prefiero dedicar mi tiempo a leer poesía, a disfrutar de una buena película, de un paisaje o a escuchar esa música que me hace volar. Prefiero dedicar el tiempo a buscar belleza, en suma.
En "Poesía a instancia de parte", una de mis imprudencias poéticas, escribí un texto en el que sintetizaba este sentimiento. No sé, lo lanzo por si acaso. Como hacemos o no hacemos tantas cosas en la vida: por si acaso.


La seriedad del bolchevique

Siempre con el fusil al hombro,
en la trinchera,
vigilando a los heterodoxos
y
a los enemigos,
no me había dado cuenta de que
por las calles también hay bellas mujeres
(y no sólo soldados del Ejército enemigo).
¡Sigue habiendo chicas
después del triunfo de la Revolución!

martes, 23 de diciembre de 2014

L'ESTACA

 Homenatge a Lluís Llach. Por todo lo que nos ha dado amb aquesta cançó.


L'avi Siset em parlava
de bon matí al portal
mentre el sol esperàvem
i els carros vèiem passar.

Siset, que no veus l'estaca
on estem tots lligats?
Si no podem desfer-nos-en
mai no podrem caminar!

Si estirem tots, ella caurà
i molt de temps no pot durar,
segur que tomba, tomba, tomba
ben corcada deu ser ja.

Si jo l'estiro fort per aquí
i tu l'estires fort per allà,
segur que tomba, tomba, tomba,
i ens podrem alliberar.

Però, Siset, fa molt temps ja,
les mans se'm van escorxant,
i quan la força se me'n va
ella és més ampla i més gran.

Ben cert sé que està podrida
però és que, Siset, pesa tant,
que a cops la força m'oblida.
Torna'm a dir el teu cant:

Si estirem tots, ella caurà...

Si jo l'estiro fort per aquí...

L'avi Siset ja no diu res,
mal vent que se l'emportà,
ell qui sap cap a quin indret
i jo a sota el portal.

I mentre passen els nous vailets
estiro el coll per cantar
el darrer cant d'en Siset,
el darrer que em va ensenyar.

Si estirem tots, ella caurà...

Si jo l'estiro fort per aquí...

lunes, 22 de diciembre de 2014

BOMARZO

Me van las sensaciones fuertes, al menos en según qué parcelas del día a día (de ese mismo día a día del que intento escapar con la creación, todo sea dicho). Por eso, quizás, en estos días de luces, gentes por las calles y "que-pases-unos-días-muy-felices-felices-fiestas-para-ti-y-los-tuyos" y todo eso que se dice (y, en ocasiones, incluso se siente), me acompaña "Bomarzo". No es poca cosa. Con Mujica Lainez (aquel escritor cuyos apellidos siempre me sonaron como a mal acentuados) me sucede como con Umberto Eco: me siento tratado como lector inteligente (como el lector inteligente que posiblemente no soy, también es cierto, pero siempre da gusto que te traten bien, somos humanos). Por enésima vez vuelvo a "Bomarzo", pues releo más que leo, quiero pensar que es indicio de lucidez (de la lucidez que tanto me falta, posiblemente, en tantas otras facetas de mi vida).
Y "Bomarzo" es muy especial para mí: la historia de Pier Francesco Orsini, ese aparente monstruo que debe ganarse su derecho a ser considerado persona humana a fuerza de lucha (un jorobado en tiempos de búsqueda de la belleza: peccato!), pero que tiene tan interiorizada su condición de engendro que le cuesta mirarse al espejo. Inevitable sentirse junto al despreciado, grande Vicino Orsini. Con esa prosa señorial de Mujica Lainez (cuando todavía resuenan en mis oídos los ecos de la poesía y del saber estar de Antonio Parra, un gentiluomo molto italiano), es un placer para los sentidos adentrarse en la vida del creador del Sacro Bosco di Bomarzo (por cierto, no lejano de mi amada Roma, in provincia di Viterbo, la città dei Papi, donde aquel cónclave mítico).
Renacimiento, tiempos ensangrentados en los que el Tevere se tintaba en demasiadas ocasiones, pero también tiempos de búsqueda desesperada de la belleza, de Leonardo, de Michelangelo, de discípulos, de Caravaggios, de mecenas, de Cellini, de Vasari, de Firenze, de Roma... (Welles lo dejó caer en "El tercer hombre", en mítica injusticia de su cosecha, que no de Greene: cuatrocientos años de paz en Suiza habían dado el reloj de cuco, por cierto, de origen austríaco).
"Bomarzo". Maravillosa obra. Inmejorable compañía.

domingo, 14 de diciembre de 2014

DEMOCRACIA FORMAL

"En estos días inciertos", como cantaba Celtas Cortos, en esta triste piel de toro triste todos nos presentamos como los más sabios y diligentes del lugar. El resto del mundo es negligente, pero la suerte que tienen de contar con la proximidad de un servidor, ¡ay, amigo!, eso no lo valoran ustedes. "Yo -¿sabe usté?- es que estoy mu desaprovechao" Sabemos de todo, y sobre todo tenemos opinión: pasamos sin solución de continuidad de la Macroeconomía a la física nuclear arrasando por el camino la medicina deportiva, todo tipo de herencias con sus flecos tributarios correspondientes y la repostería andina o vietnamita, si se ponen a tiro. De todo sabemos y, básicamente, de todo opinamos. "Todo español lleva dentro un seleccionador nacional", dicen los que entienden más y mejor de fútbol, esa religión en busca de dioses (el único fanatismo que, a mis años, me permito sin Omeprazol). Voy más allá: llevamos dentro al más sabio ingeniero de caminos y, en su caso, de canales e, incluso, de puertos, al más experto politólogo, al mejor conocedor del aparato digestivo al este del Gualdamedina y al albañil más experimentado en poner cocinas de gres porcelánico, entre otros. Llevamos pegada al codo la barra de un bar imaginario donde poder pronunciar las palabras mágicas: "¿sabes lo que hacía yo con eso?". Por eso este país tiene tanta tertulia con tanto sabio: somos un país de tertulia y de sabio de barra de bar que entiende más que nadie de cada tema. Alfonso Guerra, por ejemplo, corregía a filólogos estudiosos de Machado en congresos internacionales, en aquellos tiempos "de amor y Mahler" que, sin duda, nunca volverán, porque la vida iba en serio y no tiene vuelta de reconocimiento, como la Fórmula 1.
Lo que no se cuenta es que llevamos dentro, también, al Lazarillo, al Guzmán de Alfarache, al Buscón, al Diablo Cojuelo, a la Celestina... Tenemos fondo de armario en el alma, pero somos un pueblo de "refazedores de virgos" conceptuales, algo muy autóctono en entornos mediterráneos.
Y yo aporto mi granito de arena, en estos días inciertos. En mi primera imprudencia poética, la gran imprudencia, incluí este poemilla que a veces releo, todavía. Porque oigo por esas tertulias de Dios a mucho sabio hablando de "democracia formal" y quiero unirme a la fiesta. Qué le voy a hacer si yo... nací en el Mediterráneo.



Democracia formal

Habla con Miguel:
pide limosna
en la esquina de nuestra calle.
Ve y dile que no se atreva a estropear
las cuentas del gobierno con sus quejas.
Que para que yo coma tres veces al día
es necesario que él ayune.
Que para que no se dispare la inflación,
es necesario que él esté sin trabajo.
Que se sacrifique por la Patria.
Que no sea tan pesimista,
que es libre: no come,
pero puede quejarse,
y votar libremente
para elegir con qué gobierno pasará hambre.

lunes, 8 de diciembre de 2014

ACTO SOLEMNE

Todo colectivo tiene sus ritos y folklores ("folkolores", había escrito... ¿por error?). El mío también, claro está. Igual que los militares usan todo aquello de las espadas en las bodas o no sé qué, por ejemplo, en la Universidad tenemos estas cosas de las togas, las mucetas, los colores y demás cachivaches tirando a formales.
Y nuestros actos solemnes. Después de alguno de esos actos, seguramente hace mucho tiempo (“de casi todo hace ya veinte años”, nos enseñó mi admirado Jaime Gil de Biedma; serían menos, aunque tampoco muchos menos), escribí esta cosita que se publicó por no sé dónde (por algún lado estará). Homenaje también a mis amigos opositores a todas esas plazas tan importantes a las que optamos los que salimos de Derecho, y que obtuvieron brillantemente dichas plazas hace ya tiempo.
Abrazos,


Acto solemne

No puedo negar mi inquietud en todo momento.
Pero al final se desarrolló adecuadamente:
me disfracé de decente, para la ocasión,
recité los textos imprescindibles con mi mejor dicción
y solicité las venias oportunas de costumbre
en los momentos acostumbrados.
Ellos se ajustaron sus dentaduras postizas
y decidieron que,
pese a los excesos propios de mi juventud,
pasaba la prueba.
Como otros antes que yo,
y
como los que me sucederán cuando les corresponda.
Levantaron la sesión y pasé a ser otro más del grupo. Uno de tantos.

viernes, 5 de diciembre de 2014

LA GRANDE BELLEZZA DI PAOLO SORRENTINO

El otro día vi (y remiré) "La grande bellezza", de Paolo Sorrentino. Era una de mis múltiples lagunas cinematográficas, aunque ésta muy consciente (tenía que resolverla, pero en su momento). Múltiples razones me inducían a pensar que la película me iba a encantar: el director me parece muy grande (alguien capaz de montar un espectáculo de música, fotografía, amor a Roma, ritmo cinematográfico y color con la vida de Giulio Andreotti es capaz de todo); el tema me interesaba (un creador que se replantea todo: el proceso creativo, la actividad laboral gastronómica, la propia existencia...); el escenario es para mí incomparable (Roma, la città più bella del mondo, secondo me), y personas de la mayor fiabilidad para mí en cuestiones creativas avalaban la bondad de la película.
Dicho y hecho. Apabullante. Para un creador, sugerente. Para un amante de Roma, imprescindible. Para un bon vivant, interesante y ejemplar. El archi-citado homenaje a Fellini, muy presente (enfoques con la cámara, lugares, personajes, temas, incluso), pero, como hablaba con mi cómplice Carlos (colega pero amigo: milagroso), es un homenaje a Fellini con una profundidad más bien "antonioniana" (pese a "Otto e mezzo", pese a "La dolce vita", pese a "Las tentaciones del Doctor Antonio", pese a "Ginger y Fred", pese a todo eso, bajo los fuegos artificiales y la capa de cinismo y frivolidad se vislumbra un espíritu más profundo, más atormentado, más de Antonioni que de Fellini).
En cualquier caso... magistral.
Sé de gente que querría conocer a no sé qué político, a no sé cuál empresario, a aquella modelo, a aquel presentador de televisión... Yo confieso que quiero conocer a ese director genial llamado Paolo Sorrentino. Lo que me ha dado es impagable, y está vivo y coleando, no como mis habituales vacas sagradas (mi pesebre de personajes admirados es el Monte de las Ánimas). Si algún espíritu caritativo me puede ayudar en esta tarea ("pequeño Nicolás" incluido: pongo toda la carne en el asador, merece la pena...), le agradeceré que me eche una mano. Y si no es al cuello, mejor.
Feliz jueves. Ya queda menos para el viernes.