Hoy creo que vengo excesivamente filosófico: será el agobio del día a día, o las magdalenas alucinógenas y proustituidas con las que desayuno algunas mañanas, que hacen su efecto.
El caso es que por algún sitio ("Desde el otro lado del espejo") colé este poemilla, sencillo de forma y complejo de fondo, con frase del gran Panero en su frontispicio.
Feliz sábado... vividores.
“He fumado mi vida y del incendio
sorpresivo quedan
en mi memoria las ridículas colillas”
(Leopoldo María Panero: “The End”, en “El que no ve”)
Vida
A lo mejor
esto
(vivir/morir)
no era más que
eso
(dejar un posible rastro).
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