domingo, 25 de junio de 2017

EGOS REVUELTOS

"Egos revueltos" es el título de un sugerente trabajo de Juan Cruz, en el que cuenta anécdotas de escritores, etc. Lo releo con frecuencia.
Egos revueltos es lo que uno suele percibir, en tantas ocasiones, cuando revolotea por el mundillo de los creadores. Y agota.
Jamás me faltará mi libro debajo del brazo y una reflexión en la cabeza, intento crear lo mejor que sé y puedo, y para mí (que no soy nadie, también es cierto, por lo que puedo estar equivocado) la actividad creativa es mi modo de desarrollar mi personalidad y, ante todo, mi manera de defenderme ante el mundo, que ni me gusta ni puedo controlar (y como no me gusta este mundo creo otro en el que yo soy Dios, no está mal).
La creación es una actividad masturbatoria que practico en soledad, pues no soy exhibicionista, y en ella lucho conmigo mismo, contra mí mismo, para escribir mejor que yo mismo en cada texto. Es la única lucha legítima.
Lo otro: las peleas, los maestros que van de Maestros por la Vida y por la Historia (me consta que cuando tocan un periódico éste se abre automáticamente por el suplemento cultural), las indirectas, las directas de los ex-combatientes que juegan a haber dejado la guerra pero también a travestirse de "Sargento de Hierro" (te pasan el brazo por los hombros, te miran con cara de redentores y te dicen "mira, muchacho, no imaginas las putas que yo follaba en Saigón tras terminar los combates con los amarillos" y cosas así, pero como más literarias), las lecturas, las enemistades... Todo eso es otra cosa. No digo que sea peor, a lo mejor es muy entretenido, pero... a mí personalmente no me interesa. No tengo ni tiempo ni ganas.
Intento orientarme en mis laberintos personales y profesionales y no tengo tiempo para perderlo con todo eso. En los ratitos libres que tengo prefiero frecuentar a amigos (algunos son poetas y creadores; ellos saben quiénes son), "enmimismarme" con mis textos y mis libros de lectura, disfrutar del cine y, en la medida de lo posible, sobrevivir a mi manera.
Siento en el alma si no aparezco por más eventos, como oyente o como participante (espero cada vez participar menos, que intervengan otros), pero estoy con mis labores (fundamentalmente profesionales: este año es duro para mí).
Y confío en que nadie se moleste: no voy por ahí invadiendo terrenos ajenos, solamente intento que no se invada el mío. He descubierto, qué cosas, que también tengo derecho a la vida.

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