Con este poema participo en el número especial de la Revista "Ánfora Nova", conmemorativo de su XXX Aniversario.
Todo un honor y un placer.
Funcionario de mí mismo
Soy un personaje de Camus
en domingo por la mañana.
Quizá tome el tranvía
hacia la playa,
a ver qué encuentro
(sol, calor, absurdo:
deseable ataraxia),
y huya de la sordidez consuetudinaria:
del horario laboral,
del vecino y su perro
enfermo,
de las comidas poco
saludables,
de mi domicilio; de mí
mismo.
Como en las obras de
Sciascia,
el contexto oprime y
deseca.
El infierno son los
demás,
lo aprendimos de Sartre,
e intuyo que la vida está
en otra parte
pues, a la vista de lo
que observo,
Kundera tenía razón.
Funcionario de mí mismo:
mientras mis
prescindibles constantes vitales sigan en su sitio
vegetaré por este mundo
sorteando a mis moscas
sartreanas,
intentando engañarme del
modo más eficaz
y simulando que esto
tiene sentido.
Me falta arrojo para
saltar por una ventana
y, por tanto, aquí sigo:
entreteniéndome
y
fingiendo que todo es,
cuando menos,
soportable.
(Antonio J. Quesada)
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