Todo un HONOR y un placer.
El nombre de la rosa
De la rosa únicamente
quedará el nombre.
Los malos momentos
vividos
no serán más que
traducciones a palabras
y alguna sensación
descolorida
(es decir,
casi nada).
Las personas malvadas
no serán más que nombres
que no querremos recordar
de una agenda inservible,
y algún desvaído rostro
que recortaremos de las
fotografías.
Aquellos desagradables
recuerdos,
hoy,
cuando cometemos la
descortesía de convocarlos,
simplemente
sirven para revivir
miserias
(que es como vivirlas,
pero menos).
Y de todo aquello tan
prescindible
solamente quedará algún
vocablo que merece la preterición.
De la rosa, sí,
únicamente nos quedará el nombre.
(Antonio J. Quesada)
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