Estoy harto de este país mediocre de mediocres personas de todos los colores. Firmado: un mediocre más.
Estoy harto de los hacedores de Patrias, de todas. ¿No es mejor escuchar a un cantautor, con una cerveza en la mano, antes que a un himno, que exige estar firme y con la mirada al frente?
Estoy harto de los que se envuelven en banderas, que no son más que trapos de colores (y generalmente chillones). ¡Viva la bandera pirata, la más respetable!
Estoy harto de las naciones: no sé exactamente lo que son y, como persona con formación jurídica, no me gustan los conceptos románticos que exceden de la persona física. Y lo que es más grave: me importan un pimiento.
Estoy harto de abrir un periódico y leer sólo a los belloteros de todos los bandos alimentando sus guerras respectivas para ser imprescindibles. Y encima, con nulo interés literario. Ya no abro periódicos: no hay ni ética ni estética. Traen pocas fotos, además.
Estoy harto del nacionalismo español: vuestra idea de España es pobre y empobrecedora, mezquina, de vuelo gallináceo e insoportable. "Media España ocupaba España entera / con la vulgaridad, con el desprecio / total de que es capaz, frente al vencido / un intratable pueblo de cabreros", escribió mi admirado Jaime Gil de Biedma alguna vez. Sois una máquina frenética de independentistas. ... Y en lo alto, las estrellas.
Estoy harto de los nacionalismos periféricos: hay vida (aunque no sé si inteligente) más allá de Irún y de Girona. Lo intuyo. Disfrutad de Atxaga y de Espriù antes que de los Urkullus y los Mases y Menos. Cansa ya toda esta copla. ¡Qué español es huir hacia adelante en tiempos malos, para tapar las miserias! ¡Qué españolazo, Mas, qué actitud tan española la suya! Una duda: ¿tocaremos a cien vírgenes por cabeza después de la Independencia, o a ciento quince?
Estoy harto de que la situación de este triste país no tenga salida, qué triste es todo visto desde fuera. "De todas las historias de la Historia / sin duda la más triste es la de España, / porque termina mal", escribió mi admirado Jaime Gil de Biedma.
Estoy harto de casi todo. Cada día la Literatura es más mi modo de escapar: de tanto mediocre y de mi propia mediocridad (leer a Borges me eleva por encima de mi propia grisura, ¡bien!).
Estoy harto, no sé si lo he dicho ya (creo que sí). Y doy un paso más: os maldigo a todos, por este pesebre horrible en que habéis convertido esto. Me maldigo a mí mismo, pues soy parte en la construcción de este pesebre. Además, soy un escapista. Y eso se paga.
Hoy, un pequeño precio: tener que dedicar tiempo a escribir esta entrada.
Hay quienes buscamos y ganamos tiempo para leerte Antonio, de verdad creéte que es un consuelo para éstos lectores también pobres sufridores de tanta mediocridad.
ResponderEliminarGracias, Victor, por tu mensaje... Hay que intentar colarse por la grieta, disfrutar de nuestros maravillosos mundos paralelos, pero... cuando uno vuelve a la Tierra y se encuentra a uno pontificando que si los sindicatos no sé qué, al otro que si la huelga va a hacer cambiar al gobierno, al otro con que si la independencia, al otro con que no... entran ganas de quedarse sordo, como Goya o Buñuel (por cierto, aragoneses y cabezones como ellos solos),
ResponderEliminarun abrazo fuerte
Hola querido Antonio, creo que la letra de esta canción se ajusta a tu pensamiento, no sé si has tenido oportunidad de escucharla, creo que te agradará y espero que a tus lectores también.
ResponderEliminarJoan Manuel Serrat Vagabundear letra
Harto ya de estar harto, ya me cansé
de preguntarle al mundo por qué y por qué.
La Rosa de los Vientos me ha de ayudar
y desde ahora vais a verme vagabundear,
entre el cielo y el mar.
Vagabundear.
Como un cometa de caña y de papel,
me iré tras una nube, pa' serle fiel
a los montes, los ríos, el sol y el mar.
A ellos que me enseñaron el verbo amar.
Soy palomo torcaz,
dejadme en paz.
No me siento extranjero en ningún lugar,
donde haya lumbre y vino tengo mi hogar.
Y para no olvidarme de lo que fui
mi patria y mi guitarra las llevo en mí,
Una es fuerte y es fiel,
la otra un papel.
No llores porque no me voy a quedar,
me diste todo lo que tú sabes dar.
La sombra que en la tarde da una pared
y el vino que me ayuda a olvidar mi sed.
Que más puede ofrecer
una mujer...
Es hermoso partir sin decir adiós,
serena la mirada, firme la voz.
Si de veras me buscas, me encontrarás,
es muy largo el camino para mirar atrás.
Qué más da, qué más da,
aquí o allá...
Un fuerte abrazo.
Sí, estimado Ángel, Serrat es siempre un referente, es excelente,
ResponderEliminarGracias por dejar tu comentario, y sobre todo, por lo poético del mismo, más de agradecer, encara!!
Querido Antonio, como siempre acertado y fresco. Me gustaría publicar tu escrito como columna de opinión en nuestro diariolatorre.es, donde te añoramos y recordamos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Javier de Molina
Gracias por tu comentario, querido amigo Javier, por supuesto, inclúyela, que será un placer.
ResponderEliminarHa sido un desfogarse en varios minutos...
un abrazo fuerte