Leo por alguna parte que "Fresa y chocolate" cumple veinte años. Bravo: una de esas películas a las que hay que volver reiteradamente. El gran Tomás Gutiérrez Alea (el mismo que nos asombrara con aquella película tan camusiana como fue "Memoria del subdesarrollo", que antes ya nos había hecho reflexionar sobre nosotros mismos con la cuasi-berlanguiana "Muerte de un burócrata" o que con el tiempo nos volvería a dar que pensar con "Hasta cierto punto", entre otras obras), adapta al cine el relato de Senel Paz "El lobo, el bosque y el hombre nuevo" y le sale esta obra genial, con un Perugorría increíble (insuperable), un Vladimir Cruz in crescendo o una Mirtha Ibarra un poco cabra loca.
Lindísima obra. Diálogos geniales, y homenajes a Lezama Lima, a Lecuona o a María Callas, entre otros, así como inagotables guiños para disfrutar (Donne, Vargas Llosa, Carpentier...).
De casi todo comienza a hacer veinte años, venía a escribir el gran Gil de Biedma por algún sitio. A veces, mereció la pena estar ya por aquí.