sábado, 22 de noviembre de 2014

DENTRO DE MÍ

"Podemos" sigue dando trabajo a casi todos los que comen de la cosa esa de opinar por escrito, de viva voz o en la barra de los bares de aquí y de allá. A favor y en contra, burla burlando, sale el trabajo casi solo: cinco gramitos de ciencia política, cinco gramitos de mejor o peor hacer literario, toneladas de mala leche y prejuicio, sean del tipo que sean, y a la thermomix. Sírvase mejor frío, que la venganza sabe mejor así, según aseguran los vengativos.
Incluso los escépticos hacia todo tipo de ideas e intuiciones, sean religiosas, políticas o gastronómicas (las más serias que conozco), nos vemos arrastrados a decir, dejar de decir, sugerir, dejar de sugerir, justificar(nos) o no con la cosa de estos profes de la Complu. Un lio, cuando lo que quisiera uno es releer una y mil veces "Donde habite el olvido", aquel memorable poema con el que el gran Luis Cernuda abría el poemario del mismo título. Por cierto, allí tendríamos que ir más de uno, "donde habite el olvido", y haríamos un gran favor a la sociedad en su conjunto.
Esto viene a cuento de que releía mis cosillas en verso, y recuerdo haber incluido en "Poesía a instancia de parte" (2005) un poema que, releido ahora, me hace gracia, pues si tuviese el ego especialmente inflamado podría pensar que es como entrever lo que podía llegar con el tiempo. Pero como no me gusta presentarme ni como adivino del pasado ni como vocero del futuro, pues no soy tan importante (yo soy simplemente un tipo que está de paso y que lee y escribe cosillas, mejores o peores), pues no lo digo. Tampoco sería verdad. Además, intento preocuparme más por el presente, que es donde paso mi tiempo.
En cualquier caso incluyo el poema, por si alguien puede pasar un buen rato con él.
Feliz sábado.

“Soy mi huésped / a qué negarlo / pero
a veces también soy / un extraño de mí”
(Mario Benedetti, “Soy mi huésped”, de “La vida ese paréntesis”)


Dentro de mí

¡Qué gran complejidad!
Habita dentro de mí un Parlamento entero,
con su izquierda combativa,
su derecha reaccionaria
e, incluso,
su centro,
que viene o que va, pero siempre poquito y con timidez.
Incluso hay algún extraño
que mira con cara de estar de vuelta de todo.
Y me observa atentamente,
dándose cuenta del gran engaño.

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