Leo en el ilustrado artículo de un amigo una frase de Tzvetan Todorov
que quiero compartir, pues creo que es muy sugerente: aseguraba Todorov
que "cada uno de nosotros es un extranjero en potencia". Apuntaba tan
brillante idea argumentando que a veces no se puede prever acerca de las
vueltas que da la vida, y nunca se sabe si tocará hacer las maletas y
salir a ganarse el pan por algún sitio. Y, seguramente, sobrevivir a
nacionalismos, fanatismos, xenofobias y demás enfermedades del alma,
claro.
No quiero ponerme bien puesto, pero... con todo el respeto, yo me adelanté a Todorov. Yo soy un extranjero ya. Allí donde esté: siempre integrado pero siempre extranjero. Étranger: extranjero y extraño.
Es sanísimo para el alma, aunque no todo el mundo está preparado.
No quiero ponerme bien puesto, pero... con todo el respeto, yo me adelanté a Todorov. Yo soy un extranjero ya. Allí donde esté: siempre integrado pero siempre extranjero. Étranger: extranjero y extraño.
Es sanísimo para el alma, aunque no todo el mundo está preparado.
Somos, sí, extranjeros en nuestra propia conciencia.
ResponderEliminarExtranjeros de nosotros mismos, sí... Abrazos,
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