EL EXTRAÑO
Desde que pasé a la reserva, miro la poesía como quien va a un Museo: durante un ratito uno admira esos cuadros bellos, goza de toda aquella armonía, pero sabe que volverá a la calle, a lo de siempre, al día a día, y la regla general no es vivir entre cuadros. Iba a escribir que es como quien va a un zoológico, pero no sería cierto: entre animales se vive, no hay que ir a un zoológico, en general, para encontrarlos.
En ocasiones me topo con textos por aquí y por allá, y me ayudan a soportar el día a día (prefiero dialogar con obras de arte, antes que con personas). En ocasiones, incluso retorno a algún texto que he escrito yo (no tienen por qué gustarle a nadie más, es evidente, pero a mí me sirven para revisitar los pliegues de mi interior, a ver qué queda de lo que había).
Como el texto que incluyo aquí, el dedicado a ese extraño viajero que, seguramente, en el fondo soy yo (o alguien que se parece a mí).
Ese desconocido señor que firma en recepción.
En ocasiones me topo con textos por aquí y por allá, y me ayudan a soportar el día a día (prefiero dialogar con obras de arte, antes que con personas). En ocasiones, incluso retorno a algún texto que he escrito yo (no tienen por qué gustarle a nadie más, es evidente, pero a mí me sirven para revisitar los pliegues de mi interior, a ver qué queda de lo que había).
Como el texto que incluyo aquí, el dedicado a ese extraño viajero que, seguramente, en el fondo soy yo (o alguien que se parece a mí).
Ese desconocido señor que firma en recepción.
https://antoniojetaquesada.blogspot.com/2018/06/que-gran-honor-ser-incluido-en-inter.html?fbclid=IwAR23dpwVq1STggT2Z1zqjlaqF25YGAu__7-G1wFVIpDTUfTIXKfzxqUPnUc
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