Bonita noticia, amig@s. He participado con un relato titulado "Porque si" en un concurso literario de Facebook (https://www.facebook.com/ACVF.laviejafactoria/photos/a.139093849587027.30865.138390332990712/341060792723664/?type=1&comment_id=354311498065260&reply_comment_id=359728780856865&offset=0&total_comments=591) y, pese a los escasos votos recibidos, pues no he querido comprometer a nadie para que votara nada, ha sido seleccionado como finalista por decisión del Jurado. ...Es bonito... El microrrelato es el que sigue.
PORQUE SÍ. No contaba, ya, con volver a encontrarse con él pero, contra todo pronóstico, allí estaba. Serio, con actitud casi hostil, apoyado en aquella desconchada pared a la vuelta de la esquina de la calle. Nadie hubiese imaginado que, a estas horas, podía estar allí, mirándole fijamente. Le generó cargo de conciencia, incluso: ¿cómo podía estar sucediendo esto?
La mirada no dejaba lugar a dudas: ¿por qué todo esto? No tenía respuesta para esta pregunta, y el cargo de conciencia revoloteaba como aquellas moscas de Sartre sobre su atormentado cerebro. No. No tenía respuesta para contestar. ¿Por qué suceden las cosas, en la vida? A veces hay una razón, pero en otras ocasiones las cosas pasan porque sí.
Así sucedió en este caso: hundió el cuchillo en su pecho hasta en quince ocasiones porque sí. Por eso se extrañó tanto al encontrarle a la vuelta de la esquina.
PORQUE SÍ. No contaba, ya, con volver a encontrarse con él pero, contra todo pronóstico, allí estaba. Serio, con actitud casi hostil, apoyado en aquella desconchada pared a la vuelta de la esquina de la calle. Nadie hubiese imaginado que, a estas horas, podía estar allí, mirándole fijamente. Le generó cargo de conciencia, incluso: ¿cómo podía estar sucediendo esto?
La mirada no dejaba lugar a dudas: ¿por qué todo esto? No tenía respuesta para esta pregunta, y el cargo de conciencia revoloteaba como aquellas moscas de Sartre sobre su atormentado cerebro. No. No tenía respuesta para contestar. ¿Por qué suceden las cosas, en la vida? A veces hay una razón, pero en otras ocasiones las cosas pasan porque sí.
Así sucedió en este caso: hundió el cuchillo en su pecho hasta en quince ocasiones porque sí. Por eso se extrañó tanto al encontrarle a la vuelta de la esquina.
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