Cuentan que, mientras Foxá escribía su "Madrid, de corte a cheka" nunca quiso cambiar el alcohol que se metía en vena periódicamente, y pasar de uno a otro, por si la infidelidad etílica le cambiaba también el estilo del texto que se traía entre manos.
Escribo, durante esta mañana de domingo en la que hace como sol y la gente va a la playa y tal, un texto dedicado a un queridísimo amigo y cómplice ya fallecido ("Siempre llega la muerte antes de tiempo", escribí alguna vez; a veces incluso tengo razón en lo que escribo). Y deseo que mi texto quede todo lo redondo que pueda estar, pues él lo merecía con creces. Me partiré la cara por ello, que es la verdadera guerra que tiene que librar todo creador: no con el de al lado, sino con uno mismo, para escribir mejor que uno mismo. El resto es... El resto no es creación.
No he leído a Stanislavski, aunque ejerzo como actor todas las semanas durante muchas horas, pero... confieso que retoco el citado texto escuchando compulsivamente "With a little help from my friends", en versión del gran Joe Cocker, el blanco de la voz negra.
Sé lo que hago.
Escribo, durante esta mañana de domingo en la que hace como sol y la gente va a la playa y tal, un texto dedicado a un queridísimo amigo y cómplice ya fallecido ("Siempre llega la muerte antes de tiempo", escribí alguna vez; a veces incluso tengo razón en lo que escribo). Y deseo que mi texto quede todo lo redondo que pueda estar, pues él lo merecía con creces. Me partiré la cara por ello, que es la verdadera guerra que tiene que librar todo creador: no con el de al lado, sino con uno mismo, para escribir mejor que uno mismo. El resto es... El resto no es creación.
No he leído a Stanislavski, aunque ejerzo como actor todas las semanas durante muchas horas, pero... confieso que retoco el citado texto escuchando compulsivamente "With a little help from my friends", en versión del gran Joe Cocker, el blanco de la voz negra.
Sé lo que hago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario