martes, 6 de octubre de 2020

SUBLIME SIN INTERRUPCIÓN

Hoy, por exigencias del guión (exigencias laborales), tuve que comer fuera.
Comí solo, además, pero esto es algo que no me pesa: con el tiempo he descubierto que soy el contertulio con el que mejor sintonizo. Y, en tiempos en los que cada día suelo desconectar con más facilidad de las conversaciones (dejo mi cara, como rehén del momento, pero mi espíritu se aleja inevitablemente), comer con ese "lletraferit" que se llama como yo, se parece a mí y me da conversación interesante es un privilegio.
En ello estaba cuando llegó el momento de pedir el postre.  Tenía calor: hoy me apetecía helado. Cuando conocí los sabores posibles, también supe que ahí terminaba mi libertad de elección: el helado sería de "fresa y chocolate". Inevitable.
"Lletraferit" hasta tus últimas consecuencias, pensé. Y me respondí a mí mismo: Baudelaire estaría encantado, pues en lo tuyo eres sublime sin interrupción. Y entre estas y otras cosas, tuve una sobremesa entretenidísima conmigo mismo. Qué buen ratito.
Casi se me hace tarde. Pagué mis deudas y volví al trabajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario