Ha muerto el boxeador Emile Griffith, aquel púgil que pasó a la historia por llegar a matar en un combate a un rival, en 1962 (además de por su homosexualidad, condición que tuvo que ocultar para seguir siendo un macho químicamente puro sobre el ring).
"Sigo preguntándome lo extraño que es todo esto. Mato a un hombre y la mayoría lo entiende y me perdona. Sin embargo, amo a un hombre y esa misma gente lo considera un pecado imperdonable. Aunque nunca fui a la cárcel, he estado en prisión casi toda mi vida", declaró Griffith alguna vez. Parafraseando a Daniel García Marco (http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2013/07/23/masdeporte/1374613437.html), existen ocasiones en las que matar a un hombre es más fácil que amarlo.
Supongo que da que pensar. Si es que todavía hacemos algo parecido a eso en algún momento del día o de la noche, claro...
Releyendo la entrada soy consciente de que me hubiese gustado hablar de este caso con Paco, un maravilloso cómplice a quien perdí hace no demasiado tiempo.
ResponderEliminarViene bien aquí el enlace que incluyes en otra entrada.
ResponderEliminarhttp://www.lavanguardia.com/sucesos/20130807/54379256240/muere-torturado-joven-homosexual-rusia.html
Excelente matiz...
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