viernes, 9 de enero de 2015

SOBRE LA FRAGILIDAD DE LA BELLEZA

El atentado de Francia de hace unos días me volvió a hacer reflexionar sobre la fragilidad de la belleza y de la creación. Dos criminales que no han hecho en su vida nada digno de mención más que fanatizarse con diez gramitos de ideología (religiosa, en este caso, y sesgada), son capaces de terminar con los mejores dibujantes franceses de muchos años. Me recuerda (ya sé que hay distancias) a la muerte de Federico García Lorca: como expusiera Félix Grande con sumo acierto, los delirios de un don nadie, de un absoluto mediocre como Ruiz Alonso, fueron capaces de acabar con el mayor creador español del momento. ¡Qué frágil es la belleza! Pocos sirven para construir, y casi todos sirven para destruir: una catedral no la hace cualquiera, pero puestos a minar la piedra, cualquiera sirve. ¡Qué canalla hay que ser, además, para intentar acabar con la creatividad!

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