domingo, 15 de febrero de 2015

HUMPHREY BOGART COMO EXCUSA

Humphrey Bogart es como un Camus, pero imperfecto. Humphrey Bogart es como un Camus que baja desde el mundo de las ideas al mundo de la realidad más inmediata, a tratar con maleantes, hembras bellas y gentes grises. Pero, no nos engañemos, carga sobre sus cansadas espaldas todo eso que la vida le enseñó hasta ayer por la tarde. Por eso nos mira con esa cara de estar de vuelta, de saber a ciencia cierta que esto es un infierno, como pensando "no te queda nada por ver todavía, amigo". Lúcido. Aunque la lucidez desgasta a la larga.
Consciente de que una copa y un cigarro nunca te fallarán en tu camino por esta leonera, a diferencia de todo lo demás: no te reprocharán nada, no te traicionarán ni te afearán conducta alguna, siempre estarán incondicionalmente a tu lado... Yo añadiría un libro a estos amigos incondicionales, pero yo soy yo. ¿Que matan poco a poco, estos amigos de Bogart? Bueno, supongo que no hay prisa... Y tampoco es la única manera de suicidarse, la gente se suicida de muy diversas maneras: casándose, triunfando, fracasando, teniendo hijos, frustrándose por no tenerlos, marchando a vivir al campo, quedándose en la gran ciudad, qué sé yo. Cada uno se mata como quiere, puede o le dejan.
Bogart siempre va un paso por delante en esta farsa de la vida, y puede que por eso muera pronto: nos enseñó el gran Umbral que todo lo que no sirve para nada dura cien años, como decía él de Pepín Bello, y Bogart, cansado de todo, se dejará morir de muerte natural cuando encarte. Mi admirado Sabina aseguraba que debíamos condenar toda muerte, incluso la muerte natural, y es posible (Sabina es uno de esos personajes lúcidos que luego generan polémica: la lucidez unida a la falta de diplomacia conduce al conflicto casi inevitablemente, sobre todo en este país). Por otra parte, hay quien alaba el buen gusto de no llegar a viejo: Gabriel Ferrater, por ejemplo, siempre aseguró que no cumpliría cincuenta años y, efectivamente, se fue antes por su propia mano; no sé si traducir "El proceso" al catalán pudo influir. Seguramente, no.
En fin, que hoy vengo con Bogart debajo del brazo, lúcido y en blanco y negro (que es como venir dos veces lúcido). Por cierto... Bogart nunca me ha fallado.
Feliz domingo o lo que sea hoy.



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