El camino recto
Sigue el camino recto,
como Dios manda.
Tu título universitario en la
pared. Que lo vean sin esfuerzo.
Tu trabajo en horario de oficina, e
incluso, algún día, de tarde.
Tu esposa, ex-novia de toda la
vida,
a la que cuidarás en la salud y en
la enfermedad
hasta que la muerte separe lo que
quede.
¿Leer?
Es tarea de desocupados y ociosos
(las personas formales nunca tienen
tiempo para leer)
Además, abre un abanico demasiado
profundo
de inquietudes,
y eso nunca fue bueno para vivir
tranquila y honradamente.
La misa del domingo, eso siempre.
Y en caso de duda, lo que digan
nuestros mayores,
que nunca fallan.
(Antonio J. Quesada, de "Poesía a instancia de parte")
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