Agradecidísimo.
JUNTO A LA TUMBA DE LEOPOLDO MARÍA
PANERO
Antonio J. Quesada
Profesor Titular Universidad de
Málaga
La fecha del 22 de agosto de 2019
pasará a la Historia de la Literatura en España. Este día será siempre
recordado como el día en que fue enterrado, en el cementerio de Astorga, el
Poeta Leopoldo María Panero. Por la tarde, tras los oficios, se tributó un
homenaje a Leopoldo María en Casa Panero (inmejorable ubicación). Homenaje en
el que tuve el honor de participar, compartiendo con la familia, querida
familia Panero, tan inolvidable jornada.
En dicho homenaje recordamos a
Leopoldo María como persona y como creador, y Javier de la Rosa presentó su
sugerente trabajo “Cenizas al viento”, bello homenaje poético que ha dedicado a
Leopoldo María y que ha sido publicado por Huerga y Fierro Editores. Una
jornada muy emotiva, dirigida a cumplir con una obligación natural (que, en el
seno de la familia, se dé sepultura a un familiar querido) y a homenajear a
uno de los grandes poetas españoles contemporáneos. En todo este proceso queremos
destacar el inmenso esfuerzo realizado por Charo Alonso Panero, prima de
Leopoldo María y heredera, bellísima persona y auténtica fuerza de la
naturaleza que ha debido superar todo tipo de obstáculos para que el día 22
fuese un día completo. Los obstáculos han sido de todo tipo, desde jurídicos
hasta humanos, y entre ellos duelen los ataques e incomprensiones que ha tenido
que soportar por parte de ciertas personas de aquí o de allá. Por desgracia, en
este país de chismosos sigue saliendo muy barato invadir la intimidad de los
miembros de la familia Panero, así como lesionar su honor. Se abrió la veda
hace bastantes años y, “después de tantos años”, sigue abierta. “El
desencanto”, esa obra maestra del cine de la que se podrían discutir tantos
detalles a la hora de valorar su veracidad (nunca olvidemos que estamos ante
una obra creativa), inauguró esta pasión malsana por hurgar en la vida de unos
creadores brillantes y dedicarles atención más por sus presuntas andanzas que
por sus sólidos textos creativos. Leopoldo María se quejaba, en una mítica
columna publicada en ABC (“Amontillado task”, 7-1-1989): “en España no hay rata
que no me conozca, y ello por culpa de mis escándalos callejeros, más que por
la mucha o poca valía de mi poesía”. Por desgracia parece ser así: Huerta Calvo
apuntó en alguna ocasión que “no son pocos los que, sin haber hojeado un solo
libro de estos escritores, pueden dar cuenta a la perfección de su vida y
milagros. Y es que los Panero (…) han tenido siempre más espectadores que
lectores…”. Qué grave injusticia, a la vista de la inmensa calidad de las obras
de Leopoldo Panero, de Leopoldo María y de Juan Luis, cada uno con su estilo
propio, así como de los sugerentes flashes creativos que hemos conocido de Felicidad
Blanc y de Michi.
Pero sigamos con
Leopoldo María, nuestro protagonista de hoy. Leopoldo María el Poeta. Leopoldo María, el poliédrico
poeta que también escribió narrativa, ensayo, columna periodística y originales
traducciones de autores afines a los que intentaba, con un enfoque claramente “benjaminiano”,
desarrollar o superar (por lo que sus traducciones eran versiones bastante
libres con respecto al original). Leopoldo María, el poeta que intervino con el
buen hacer de un sólido actor en películas que ocupan un lugar esencial en la historia
del cine español, como “El desencanto” o “Después de tantos años”, así como también
participó en otro tipo de obras creativas y programas de radio y televisión. Leopoldo
María: inolvidable Leopoldo María.
Como “Un poeta inmortal” le describí
en mi intervención en Casa Panero, el inolvidable 22 de agosto, y sigo
convencido de ello. Un poeta al que leímos, leemos y releeremos siempre. Porque
su obra se defiende sola. Solicitaba Leopoldo María, en “Los abanicos de la
muerte”, “que no me juzguen por mi torpe biografía, que me juzguen por mis
libros”. Sí, debe ser así. Pese a que la biografía de Leopoldo María no tiene
nada de torpe, a un escritor se le debe juzgar por sus libros, del mismo modo
que no se juzga a un Concejal por su buen hacer a la hora de escribir sonetos o
a un profesor de Derecho civil por la calidad de sus interpretaciones al piano.
A un Poeta se le debe juzgar por la calidad de sus textos, sí.
Estas y otras reflexiones me
vinieron a la mente junto a la tumba de Leopoldo María Panero, en Astorga. Descansa
en Paz, admirado Leopoldo María. Aquí seguiremos el camino que hace tiempo
escogimos, en nuestra eterna búsqueda de la belleza, la armonía y la Poesía de
calidad: leyéndote y celebrándote.
Emocionantes y bellas palabras, Antonio. Sentí mucho no haber podido acompañaros el pasado 22 en mi ciudad natal. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarGRACIAS, estimado Juan José, hubiese sido un gran honor compartir este día inolvidable. Un fuerte abrazo desde Málaga.
ResponderEliminarNo se van solamente se hacen invisibles
ResponderEliminarY nos acompañarán siempre...
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