"Pero cuando estoy en la cama, al amanecer, sin más ruido que el
tráfico de París, a veces me traiciona la memoria: vuelve el verano con
todos sus recuerdos. (...) Repito ese nombre muy quedo y durante mucho
rato en la oscuridad. Entonces algo sube por mi interior y lo recibo
llamándolo por su nombre, con los ojos cerrados:
Buenos días, Tristeza".
Buenos días, Tristeza".
(Françoise Sagan, "Bonjour tristesse", traducción de Javier Albiñana)
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