viernes, 21 de julio de 2017

LA LLAMADA (UN BREVE RELATO SOBRE BOXEO)

Alguna vez escribí este breve relato sobre un boxeador. Un ganador-perdedor, como creo que somos casi todos en la vida, aunque lo que cambia es la proporción (bueno, no: hay quien siempre gana).
Y hoy, cuando se cumplen veinticinco años de la muerte de Urtain, creo que puede ser un buen momento para recordarle y homenajearle con este relato sobre ese deporte tan duro llamado boxeo.









La llamada


 


Antonio J. Quesada


- ¿Sí, dígame? –voz femenina al teléfono.


- ¿Cariño? –voz masculina, grave y dura. Se entiende mal: no habla de modo claro.


- ¡Hombre! –tono de tranquilidad-. ¿Qué tal ha ido todo?


- Muy bien: he ganado por K. O. Me llevo una buena bolsa.


- Te entiendo muy mal…


- ¡Que he ganado, hija! ¡Que llevo una buena bolsa! –grita, e intenta aclarar la voz, que se entiende regular.


- ¡Qué bien nos va a venir para el colegio de las niñas!


- Sí: si no es por eso, no me embarco.


- ¿Cómo estás? Veo que hablas mal… –tono de preocupación.


- Bien… Bueno, castigado. No puedo hablar del todo bien. Me ha dado duro: aunque he ganado, estoy hecho un cromo.


- ¿Qué tienes? –preocupada.


- Bueno, la cara hinchada, los labios más todavía, un ojo cerrado, la ceja rota…


- ¡Ah! –alarmada.


- No te preocupes, cariño, estoy bien. Es más escandaloso que grave. Me ha zumbado bien el cabrón, y he tenido que ganar por K. O.: si no lo llego a tirar, a los puntos me ganaba él, fijo. Pero ha ido todo bien, tranquila.


- Cariño… ¿volverás ya o…?


- No, esperaré a que todo esto baje. Las niñas no pueden verme así. Mañana te hago el ingreso, para que pagues lo que debemos, y cuando tenga otra vez cara de persona, volveré, ¿vale?


- Cariño, me preocupas –voz de inquietud-, ¿tanto te ha dado?


- No imaginas, era una bestia… Por eso estoy que no puedo ni con mi alma. Tal y como se puso la cosa, o lo tumbaba o perdía. Y nuestro bolsillo no podía permitirse una derrota.


- Cariño, pero tampoco era necesario –dulce-, podíamos haber tirado para adelante de otra manera.


- Vosotras sois lo primero. Yo me pondré bien –suena el pitido que anuncia que a la llamada le quedan veinte segundos-. Cariño, esto se va a cortar, te llamo mañana, ¿vale?


- Vale, cuídate mucho, cariño. Te amo.


- Te amo. Da un beso a las niñas.


 


Se corta la llamada.


 

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