LA BATALLA DE ARGEL O... LA BATALLA NUESTRA DE CADA DÍA
No hace mucho organicé un evento en el seno del MaF-Málaga de Festival, un honor que tengo que agradecer a mi querida Cristina Consuegra
(y a mi otra gran cómplice de tantas andanzas, Ana María Prieto), con
una mesa y un público de verdadero lujo, y proyectamos "La batalla de
Argel", de Pontecorvo. La calidad del evento fue muy alta: como
organizador estoy encantado de que fuese así, gracias, como digo, al
nivel de los intervinientes. Después de
la proyección reflexionamos sobre la película y sobre la inserción del
cine en nuestro día a día profesional en la Facultad de Derecho.
Pero como es lunes, y no tengo el alma para farolillos conceptuales, simplemente quería compartir una inquietud de esas que te ayudan a cambiar de tema de trabajo cuando estás en el despacho: en sus tiempos (1966) el impacto de la película fue espectacular, pues no sólo era una gran obra desde el punto de vista técnico y artístico, sino que podía abrir mil y un debates políticos, militares, filosóficos, etc. Pero, vista con los ojos de hoy, ha vuelto a cobrar una actualidad incuestionable por tantas razones (nunca dejó de tenerla, pero se ha acentuado con el paso del tiempo y los acontecimientos).
En fin, es una película que ha soportado el paso del tiempo con gran dignidad, pues es muy buena, pero que nos ayuda a meditar sobre nuestro día a día actual, pues posiblemente en cada momento la veamos con diferentes ojos. No es poco. Esa permanencia caracteriza a los mejores trabajos creativos.
Con su permiso, hecho este paréntesis, vuelvo al trabajo, pues no me queda otra opción. Abrazos.
Pero como es lunes, y no tengo el alma para farolillos conceptuales, simplemente quería compartir una inquietud de esas que te ayudan a cambiar de tema de trabajo cuando estás en el despacho: en sus tiempos (1966) el impacto de la película fue espectacular, pues no sólo era una gran obra desde el punto de vista técnico y artístico, sino que podía abrir mil y un debates políticos, militares, filosóficos, etc. Pero, vista con los ojos de hoy, ha vuelto a cobrar una actualidad incuestionable por tantas razones (nunca dejó de tenerla, pero se ha acentuado con el paso del tiempo y los acontecimientos).
En fin, es una película que ha soportado el paso del tiempo con gran dignidad, pues es muy buena, pero que nos ayuda a meditar sobre nuestro día a día actual, pues posiblemente en cada momento la veamos con diferentes ojos. No es poco. Esa permanencia caracteriza a los mejores trabajos creativos.
Con su permiso, hecho este paréntesis, vuelvo al trabajo, pues no me queda otra opción. Abrazos.
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