Perder a mi padre fue el momento más duro que he tenido que afrontar. Porque era mi padre y porque era un hombre único. Una pérdida irreparable. Escribí "Elegía heterodoxa" como homenaje a él y a Miguel Hernández (en la entrada no se distingue, pero en el poema original los versos de Miguel Hernández van en cursiva: "temprano levantó la muerte el vuelo...").
Siempre llega la muerte antes de tiempo. Nunca nos acostumbramos al adiós. Acabamos en viento: siendo viento.
PADRE: gracias por todo. Tú me hiciste, generosamente, como soy. Mas marchaste, prematuro, y quedé triste.
Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo.
Me faltan las palabras, expresivas, para hablar de tu bondad, inabarcable, y de mi alma, repleta de evasivas.
PADRE: nunca te dije que te amo. Que fuiste lo mejor que viví nunca. Te perdí y en mis versos te reclamo.
Llegamos tarde a lo vital, a lo importante: faltan palabras, roces y caricias, abrazos…: demostrar amor a nuestro amante.
Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo.
Concluyo estos versos ya sin calma, para mostrarte, PADRE, para siempre, los números rojos de mi alma.
Siempre llega la muerte antes de tiempo. Nunca nos acostumbramos al adiós. Acabamos en viento y siendo viento.
Hermoso poema,cierto,nunca nos acostumbramos al adiós de un ser querido. Por otro lado, espero que te hayas recuperado totalmente del brazo, un fuerte abrazo, María
Gracias, querida María, por seguir por aquí leyendo estas cositas (ésta muy sentida, las cosas como son). El brazo está casi al 100 %, dispuesto para volver el lunes a la facultad, jeje un abrazo fuerte,
Perder a mi padre fue el momento más duro que he tenido que afrontar. Porque era mi padre y porque era un hombre único. Una pérdida irreparable.
ResponderEliminarEscribí "Elegía heterodoxa" como homenaje a él y a Miguel Hernández (en la entrada no se distingue, pero en el poema original los versos de Miguel Hernández van en cursiva: "temprano levantó la muerte el vuelo...").
Siempre llega la muerte antes de tiempo.
Nunca nos acostumbramos al adiós.
Acabamos en viento: siendo viento.
PADRE: gracias por todo. Tú me hiciste,
generosamente, como soy. Mas
marchaste, prematuro, y quedé triste.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
Me faltan las palabras, expresivas,
para hablar de tu bondad, inabarcable,
y de mi alma, repleta de evasivas.
PADRE: nunca te dije que te amo.
Que fuiste lo mejor que viví nunca.
Te perdí y en mis versos te reclamo.
Llegamos tarde a lo vital, a lo importante:
faltan palabras, roces y caricias,
abrazos…: demostrar amor a nuestro amante.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
Concluyo estos versos ya sin calma,
para mostrarte, PADRE, para siempre,
los números rojos de mi alma.
Siempre llega la muerte antes de tiempo.
Nunca nos acostumbramos al adiós.
Acabamos en viento y siendo viento.
No suelo rimar, en mis textos, pero tengo un cariño especial a este poema.
ResponderEliminarPor cuestiones obvias.
Hermoso poema,cierto,nunca nos acostumbramos al adiós de un ser querido.
ResponderEliminarPor otro lado, espero que te hayas recuperado totalmente del brazo, un fuerte abrazo, María
Gracias, querida María, por seguir por aquí leyendo estas cositas (ésta muy sentida, las cosas como son).
ResponderEliminarEl brazo está casi al 100 %, dispuesto para volver el lunes a la facultad, jeje
un abrazo fuerte,