Primera reflexión: basta leer la solapa del libro de Sade para ser conscientes de que el genio Pier Paolo Pasolini le iba a clavar el diente a esto, de alguna manera, antes o después. Conociendo a P.P.P., podía ser incluso posible unir esto con Salò o con el fascismo, aunque es fácil adivinar el pasado (no quiero colgarme medallas con esto). Pero se presta a ello: tanta prepotencia podía venir teñida, en P.P.P., de fascismo, clericalismo, empresariado y/o burguesía de escasas miras.
Segunda reflexión: las gentes leen una cosa que se llama no sé qué de Grey para algo así como erotizarse, e incluso leo por algún sitio que han aumentado en Gran Bretaña los heridos por utilizar juguetes eróticos, inspirados por la cosa esta de Gray (o como sea). Existiendo el Kamasutra, el Ananga Ranga o este texto de Sodoma, entre otros, supongo que acudir al Gray en plan voyeur es como meterse en el cuerpo (nunca mejor dicho) algo así como un Reader's Digest de la literatura erótica. En fin, que cada cual se consuele como pueda o quiera. Por otra parte, no deja de ser un signo de los tiempos. Y todavía es capaz de venir Pablo Coelho (o como se escriba) con las rebajas y con sus cien gramitos de filosofía para tomar tres veces al día (después de las comidas, por si acaso).
Tercera reflexión: ¡vaya introducción explicativa que gasta nuestro amigo Sade! Incluso para alguien con formación jurídica... abruma tanta letra pequeña en estas "cosas del querer", que hubiese cantado Miguel de Molina (aquel a quien apaleamos en esa España victoriosa, porque no cabía, expulsamos del país y luego reivindicamos con estatuas y esas cosas).
Cuarta reflexión: sigue la lectura, pero adquiere unos tintes muy claustrofóbicos. Comienza a cansar, no todo aguanta el ritmo. ¿Posiblemente, no hay cuerpo que aguante el ritmo? Seguiremos informando. Cambio y corto.
Inventariar estas cosas me cansó. Necesito que un texto literario me dé más cosas que ser un breviario o manualete, incluso en las "cosas del querer". Ahora, a por Vázquez Montalbán, un seguro en todo caso. "Será que tengo alma de bolero...".
Primera reflexión: basta leer la solapa del libro de Sade para ser conscientes de que el genio Pier Paolo Pasolini le iba a clavar el diente a esto, de alguna manera, antes o después.
ResponderEliminarConociendo a P.P.P., podía ser incluso posible unir esto con Salò o con el fascismo, aunque es fácil adivinar el pasado (no quiero colgarme medallas con esto).
Pero se presta a ello: tanta prepotencia podía venir teñida, en P.P.P., de fascismo, clericalismo, empresariado y/o burguesía de escasas miras.
Segunda reflexión: las gentes leen una cosa que se llama no sé qué de Grey para algo así como erotizarse, e incluso leo por algún sitio que han aumentado en Gran Bretaña los heridos por utilizar juguetes eróticos, inspirados por la cosa esta de Gray (o como sea).
ResponderEliminarExistiendo el Kamasutra, el Ananga Ranga o este texto de Sodoma, entre otros, supongo que acudir al Gray en plan voyeur es como meterse en el cuerpo (nunca mejor dicho) algo así como un Reader's Digest de la literatura erótica.
En fin, que cada cual se consuele como pueda o quiera. Por otra parte, no deja de ser un signo de los tiempos. Y todavía es capaz de venir Pablo Coelho (o como se escriba) con las rebajas y con sus cien gramitos de filosofía para tomar tres veces al día (después de las comidas, por si acaso).
Tercera reflexión: ¡vaya introducción explicativa que gasta nuestro amigo Sade! Incluso para alguien con formación jurídica... abruma tanta letra pequeña en estas "cosas del querer", que hubiese cantado Miguel de Molina (aquel a quien apaleamos en esa España victoriosa, porque no cabía, expulsamos del país y luego reivindicamos con estatuas y esas cosas).
ResponderEliminarCuarta reflexión: sigue la lectura, pero adquiere unos tintes muy claustrofóbicos. Comienza a cansar, no todo aguanta el ritmo. ¿Posiblemente, no hay cuerpo que aguante el ritmo?
ResponderEliminarSeguiremos informando. Cambio y corto.
Inventariar estas cosas me cansó. Necesito que un texto literario me dé más cosas que ser un breviario o manualete, incluso en las "cosas del querer".
ResponderEliminarAhora, a por Vázquez Montalbán, un seguro en todo caso. "Será que tengo alma de bolero...".