Tal día como hoy, hace trece años, fallecía en el aeropuerto de Bangkok, Manuel Vázquez Montalbán (nadie debería fallecer en sitios tan asépticos, pero bueno, a lo mejor es signo de los tiempos).
Sus lectores nos quedamos huérfanos: aunque ante todo era un poeta (quizá una faceta no suficientemente reconocida por el gran público), nos dejó escritas grandes novelas (sobre lo que somos y la memoria, espectaculares) y novelas negras que eran, en el fondo, un ejercicio bastante galdosiano conectado con la transición española. También me interesaron siempre sus columnas, ensayos y crónicas políticas, escrito todo con la mano de un buen poeta. La clave de que era un referente está en que, tras su muerte, muchos nos hemos preguntado aquí o allí: "¿Qué pensaría de esto MVM?". Maruja Torres nos lo trajo, junto al gran Terenci, en aquel bello texto al que vuelvo periódicamente, "Esperadme en el cielo".
En estos días ando en mil cosas, pero también quise revisitar a MVM de la mano de José V. Saval. Para revisitar mis santos lugares, igual que hacen los católicos con las peregrinaciones a Tierra Santa o los musulmanes con La Meca. Mis santos lugares, obviamente, solamente pueden ser creativos, no me atraen otros.
MVM: trece años ya sin ti. Pero siempre presente. Igual de fresca y atractiva tu obra.
Sus lectores nos quedamos huérfanos: aunque ante todo era un poeta (quizá una faceta no suficientemente reconocida por el gran público), nos dejó escritas grandes novelas (sobre lo que somos y la memoria, espectaculares) y novelas negras que eran, en el fondo, un ejercicio bastante galdosiano conectado con la transición española. También me interesaron siempre sus columnas, ensayos y crónicas políticas, escrito todo con la mano de un buen poeta. La clave de que era un referente está en que, tras su muerte, muchos nos hemos preguntado aquí o allí: "¿Qué pensaría de esto MVM?". Maruja Torres nos lo trajo, junto al gran Terenci, en aquel bello texto al que vuelvo periódicamente, "Esperadme en el cielo".
En estos días ando en mil cosas, pero también quise revisitar a MVM de la mano de José V. Saval. Para revisitar mis santos lugares, igual que hacen los católicos con las peregrinaciones a Tierra Santa o los musulmanes con La Meca. Mis santos lugares, obviamente, solamente pueden ser creativos, no me atraen otros.
MVM: trece años ya sin ti. Pero siempre presente. Igual de fresca y atractiva tu obra.
pd: hace unos años (ya hará tiempo, pues salió en "Diario Sur", imaginen...) publiqué un texto que sirvió para vertebrar una conferencia sobre MVM (abrazos, queridas Lola y Brénea). Por aquí lo dejo, que estará en mejor compañía que en "Sur": tenía yo tanto caché en la prensa escrita malagueña (estas cosas hay que trabajarlas...) que mis textos quitaban hueco a las esquelas. En aquella época me consolaba pensando que mis escritos tenían una misión social: a más texto, menos fallecidos en Málaga, claro...
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