Cuando anduve por Haití llevé una especie de diario. Un texto que titulé "Diario de Haití", en el que apuntaba ideas, sensaciones, pensamientos, idioteces, comentarios... Diario que está inédito y, como dicen los catalanes, per molts anys, por muy diversas razones que no vienen al caso.
Hoy recuerdo un texto de dicho diario que se refiere a los tap-tap, esa metáfora plástica del país, y en el que se palpa tanto mi diletantismo como mi discreta lucidez, al no estar dispuesto a emborronar mucho papel (ni con esto ni con nada) y no calentar la cabeza al personal.
El lunes escribí sobre los "tap-tap", y sobre cómo debía ilustrarme acerca de ellos. He tenido tiempo y tengo ya opiniones. Pero... me da tanta pereza, escribir ahora sobre esto. Casi a punto de volver al Aeropuerto de Port-au-Prince...
Pues eso: que me dio pereza. Como tantas otras cuestiones de la vida. Estaba a punto de volver para Europa, y eso redobló la pereza.
Pero, no se engañen, lo llevo todo dentro. En el sucedáneo de cerebro.
Pero, no se engañen, lo llevo todo dentro. En el sucedáneo de cerebro.
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